Capítulo 2: Ansiedad
El autobús se desliza hacia la parada de la escuela, y mi impaciencia crece con cada segundo. El murmullo de voces y risas parece más intenso, y yo me encuentro inquieta, incapaz de evitar buscar con la mirada a la chica misteriosa y su acompañante entre la multitud que se prepara para descender. El corazón bombea un poco más rápido, y una sensación de intranquilidad se apodera de mí, como si estuviera a punto de descubrir algo que aún no puedo entender.
Las conversaciones a mi alrededor son solo un murmullo de fondo mientras intento descifrar por qué me siento atraída hacia esa chica que apenas conozco. ¿Es su mirada intrigante o el aire de misterio que la envuelve? Las preguntas revolotean en mi mente, y mi desasosiego crece a medida que el autobús se detiene y todos comienzan a bajar.
La brisa fresca de la mañana apenas calma mi nerviosismo mientras avanzo hacia la entrada de la escuela. El edificio parece más imponente de lo normal, y las risas y saludos entre amigos se desvanecen en el fondo mientras sigo enredada en mis propios pensamientos, preguntándome por qué algo tan fugaz puede generar una inquietud tan palpable en mí.
Busco entre la multitud que ingresa al edificio la presencia de las chicas misteriosas, pero la corriente de estudiantes me envuelve nuevamente, y las pierdo de vista en el tumulto matutino.
El temor a ser el centro de atención me abraza mientras me acerco a la puerta de mi clase.
Espero fuera, desafiando la gravedad con mi mochila mientras el tic-tac de los minutos resuena en mi cabeza. Mi corazón decide participar en una carrera de velocidad sin mi consentimiento, me mantengo con las rodillas temblorosas, esperando que el cronómetro interno alcance los mágicos 10 minutos, sin importar que ya haya llegado tarde, como es el caso, para encontrar esa seguridad en mi mundo interior. Me genera ansiedad tener a tantas personas viéndome, soy del tipo que le gusta pasar desapercibido.
Se podría decir que soy una chica introvertida atrapada en el cuerpo de una chica extrovertida.
*flashback*
Mis zapatos blancos se hunden en la arena mientras observo curiosa a los niños riendo, sus risas como melodías que no entiendo del todo, captan mi atención. Yo estoy al margen, ansiosa por entrar en ese mundo de juegos compartidos. Con valentía, me acerco, mi corazón late con la esperanza de ser aceptada. Extiendo tímidamente mi mano con un juguete en ella, y una sonrisa de oreja a oreja, en lugar de una cálida bienvenida, recibo miradas desafiantes y risas burlonas. Uno a uno, mis juguetes son arrojados al suelo, como si fueran meros despojos. Me quedo allí, en el centro de ese pequeño drama, sintiendo cómo mis mejillas arden y mi espíritu infantil se resquebraja. Las lágrimas amenazaban con empañar mis ojos, pero las contengo con fuerza, vuelvo la mirada hacia mis muñecas. Ellas, con sus ojos inalterables y cuerpos inmóviles, me brindan consuelo silencioso...
*End of flashback*
El bullicio de las conversaciones y risas fluye a mi alrededor, pero yo me quedo en la periferia, evitando las miradas intensas que me hacen sentir como un objeto bajo un microscopio. Odio sentirme observada, pero aquí estoy, la chica que parece atraer miradas sin esfuerzo.
Finalmente, con un suspiro que intenta ahogar la ansiedad, decido que es hora de enfrentar la mirada de mis compañeros. Camino rápidamente hacia el último lugar disponible con el rostro gacho, aferrándome a mi maleta y me sumerjo en mi propio mundo, alejándome de las expectativas y los juicios que sé que me siguen.
Cierro los ojos por un momento, tratando de encontrar mi propio espacio en este teatro de inescrupulosos, pero la sensación persiste, convirtiéndose en una tormenta de emociones.
Mis compañeros de clase me ven como alguien rara, una chica que se relaciona poco y es bastante cerrada con sus cosas personales, y sí lo soy pero no los culpo... Siempre trato de recordar una de las frases célebres de mi mamá: 'ellos no te dan de comer', y eso me tranquiliza un poco.
De repente, una mano toca suavemente mi hombro, sobresaltándome. Giro la cabeza y me encuentro con Irin, una de mis escasas amigas en este laberinto de desconocidos. Sus ojos perspicaces captan mi estado emocional, y su pregunta es simple pero llena de comprensión: "¿Todo bien, Rebecca?".
Mi inquietud sigue bailando en el caos, y no sé cómo articular lo que siento. Solo puedo asentir con la cabeza, sintiendo que las palabras se quedan atrapadas en mi garganta.
Irin me lanza una mirada silenciosa, y aunque la ansiedad y el misterio de las chicas de la parada de autobuses persevera, al menos tengo a alguien a mi lado en este vendaval de emociones.
Las clases avanzan sin incidentes, sin tropiezos ni caídas embarazosas, como si la rutina escolar intentara devolverme a la normalidad. Sin embargo, la intriga persiste, y durante el almuerzo, opto por retirarme al último piso, sintiéndome casi como una espectadora en un mundo donde parezco estar controlado todo a mi antojo.
Desde mi posición elevada, estudio los grupos que se forman en el patio, cada uno con su propia dinámica social. Normalmente, disfruto observando la vida de los demás desde la distancia, pero en esta ocasión, mi mirada está fija en la búsqueda de la chica de la parada de autobús.
El final de las clases llega, la rutina dicta que busque a mi hermano mayor Billy para irnos juntos a casa. Camino por los pasillos de los cursos avanzados a los que él pertenece, levantándome de puntillas, buscando por los ventanales altos de los salones, tratando de distinguir su característico cabello revuelto entre la multitud. Mi diminuto tamaño no me favorece para poder ubicarlo lo más pronto posible. Por la hora, solo me topo con salones vacíos.
Finalmente, lo encuentro. Mi corazón se agita por un momento, pero no es por el alivio de hallarlo. Veo a Billy, sentado en una silla, en un salón desolado pegado a la pared, como escondiéndose de la vista de todos, comparte besos húmedos con una chica que tiene las piernas abiertas encima de él, y a la cuál sostiene por la espalda firmemente. Un nudo se forma en mi estómago, alejándome rápidamente de la ventana, como si acabará de recibir una descarga eléctrica, como Tim en la película de Jurassic Park.
Mis ojos se abren con asombro, como si hubiera sido testigo de un truco de magia que desafiara todas las leyes de la realidad. La escena se despliega ante mí, surrealista y desconcertante, dejándome sin palabras.
"¿Billy tiene novia? No way, ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Quién carajos es esa chica?", me pregunto con la mente más desordenada que mi habitación en un día caótico. El pasillo parece estirarse eternamente, como si estuviera en una película de terror adolescente y la escena espeluznante no tuviera fin.
Decido no interrumpir su gran momento de besuqueo, definitivamente no planeo ganar el premio a la hermana del año. Salgo de ahí con la velocidad de alguien que está escapando de una asesino serial, como si pudiera dejar atrás la escena surrealista simplemente caminando más rápido.
Mis pasos son tan decididos como mi resolución de olvidar este espectáculo de telenovela que acabo de presenciar. ¿Qué sigue? ¿Otro episodio de "La Vida Surreal de Rebecca"?
La brisa vespertina intenta ser mi terapeuta, pero me temo que necesitaré algo más fuerte que aire fresco para borrar esas imágenes.
Decido irme a casa sin esperar a Billy. La incertidumbre y el desconcierto son mis nuevos compañeros de camino. Mientras dejo la escuela atrás, sé que la tarea más difícil será enfrentar a mi hermano y su escapada romántica, porque, claro, nada en mi vida podría ser tan normal. ¡Bravo, Billy, bravo, definitivamente eres un Don Juan!
Continuara...
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro