AU normal, segundo año
Mención kamijiro y shinkami

[...]

Sus dedos rozaban las cuerdas con calma, provocando una vibración que envolvió la habitación con una nota musical casi melancólica y dolida. Ella mantenía su vista en la guitarra entre sus manos, tocando notas al azar que no componían nada en realidad pero lo explicaban todo.

La noche era oscura y solitaria afuera, con nubes grises que tapaban las pocas estrellas que podían verse en la ciudad. No había más iluminación además de la pequeña lámpara sobre la cómoda junto a la cama, y la poca luz que destellaba apenas daba para desdibujar el contorno de una joven de cabellos oscuros.

Suspiró, dando tres toques en la puerta antes de adentrarse en la habitación y tomar asiento junto a la chica. Kyoka no se molestó en voltear a verlo.

-¿Todo bien? -preguntó Sero, sonriendo levemente.

Sus dedos volvieron a rozar las cuerdas de la guitarra, fingiendo que entonar notas sin sentido era más interesante. Tampoco se molesto en querer responder mientras su piernas estaban cruzadas sobre el colchón de su cama, apoyando la guitarra sobre ellas mientras toca.

Sero se preocupó al verla de este modo.

-Oye... -empezó a tantear, arrimándose en el colchón, aunque ella se negaba a verle -, ¿sucedió algo?

Jiro pasó los dedos por la cuerdas con un poco más de fuerza, entonando un acorde ruidoso y distorsionado.

-Nada realmente -terminó por responder al final, su voz lucia apagada y sin ánimos de hablar.

Siguió haciendo lo suyo, jugando con las cuerdas de aquella vieja guitarra. Aveces las notas salían sin ánimo, desentonadas o sin sentido, y Sero había aprendido que la música era una forma de expresarse. Se lo había enseñado ella, después de todo. Le había enseñado muchos estilos musicales de distintos cantantes, tanto en japonés como en inglés, y algunos en otros idiomas diferentes. Pero no importaba el idioma en el que lo cantaran, porque el sentimiento siempre era recibido con claridad.

El sentimiento de Jiro era melancólico y triste.

-Hey, no toques esas notas en esa guitarra -empezó a bromear Sero, sonriendo con algo de ánimo, pensando que así le haría sentir mejor -, que si Kamibro se entera se sentirá mal también y andará preocupado.

Kyoka no respondió mientras seguía pasando la punta de sus dedos por la guitarra, bajando su vista a las cuerdas del instrumento para no tener que cruzar sus miradas. Sero lo entendió al instante.

-¿Paso algo con Kaminari? -preguntó angustiado por su amiga.

Ella se encogió de hombros, tratando vagamente de restarle importancia.

-Terminamos... -murmuró.

La confesión le cerró la garganta al azabache, tratando de confirmar que había escuchado bien cuando habló.

Kyoka soltó una risa amarga -. Más bien... yo le terminé.

-¿Por qué? Creí... creí que ustedes se amaban mucho.

-Si... supongo que nada dura para siempre -le respondió, arrastrando las palabras en un murmullo casi dolido.

Hanta se sintió peor.

-Sabes, y-yo si lo amo, en serio lo hago pero, eso nunca iba a funcionar -continuó la chica, tratando de desahogarse un poco -. No lo iba a ser, Sero, porque nuestra relación solo fue un capricho nuestro, uno que preferí terminar antes de que se volviera insoportable.

-Jiro, ¿de qué estas...

-A Denki le gusta alguien más, ¿de acuerdo? -le espetó, pero la rabia y el dolor que teñia su voz no iba dirigida al azabache, o a Kaminari, y él lo sabía perfectamente -. Yo... lo vi en sus ojos. Lo vi cuando aquel idiota entró al salón y Aizawa lo presentó como nuestro nuevo compañero. Ese brillo especial... Denki nunca me había mirado así, entonces supe realmente que a quien ama era a él.

Su cuerpo había empezado a temblar ligeramente, mordiendo su labio inferior para evitar soltar algún sonido. La guitarra... aquella que Kaminari le había regalado en su cumpleaños, la abandonó sobre sus piernas, mirando el instrumento con un increíble dolor y rabia. Un par de sentimientos que chocaban en su interior con fuerza y le quemaban el pecho, le hacían recordar aquel día una y otra vez.

¿Recuerdas la guitarra que viste aquella vez en la vidriera? Pues... estuve ahorrando algo de dinero y la compré. ¡Es para ti, Kyoka! -le había dicho esa vez, estirando sus brazos para entregarle aquel instrumento por el que tanto tiempo había deseado poder tener. Sus ojos brillaban inseguros aquel día, y sus movimientos habían sido algo torpes al inicio -casi se le cae la guitarra cuando se la dio-, pero aquel gesto le había provocado tanto...

Recuerda claramente cuando su corazón empezó a latir con fuerza, retumbando en sus oídos y temiendo que el rubio lo escuche. Sus mejillas habían adquirido un tono rosa suave y sus ojos habían empezado a brillar con emoción, una emoción que casi nunca dejaba entrever en su vida.

Kyoka amaba a Kaminari, claro que lo hacía. Por eso aceptó salir con él cuando se lo propuso. Pero aquel día, cuando el chico nuevo entró al salón y se presentó, ese día Jiro supo que en realidad no era a ella a quien amaba realmente. Quizás al principio si, pero al final terminó siendo un capricho de parte de ambos seguir juntos, porque cada día que pasaba era más notorio el interés que el rubio estaba desarrollando por aquel chico. Un interés que Kaminari nunca había tenido con ella.

-Supongo que... hice lo correcto, ¿no es así? Porque seguir juntos solo lo habría hecho más doloroso para ambos y... -su voz se quebró -, y Kaminari realmente se merece ser feliz con Shinso si en verdad lo ama.

Inevitablemente las lágrimas comenzaron a bajar, nublando su vista con ellas y descendiendo por sus mejillas hasta caer como pequeñas gotas sobre la guitarra. Sero se preocupó todavía más, y fue casi automático cuando se acercó a la chica y la abrazó, tratando de que con aquel gesto pueda trasmitirle algo de apoyo y comprensión.

Una sonrisa suave se abrió paso sin permiso entre los labios del azabache, tomando el rostro contrario con suavidad antes de acomodar algunos mechones de cabello de la chica tras su oreja, después se dispuso a mirarla fijamente mientras sus pulgares se encargaban de quitar el rastro de lágrimas en sus mejillas.

-Kaminari se merece ser feliz, si -empezó con calma antes de que sus ojos destellaran un brillo preocupado -, pero... ¿y tú? Jiro, tu también mereces ser feliz.

-Yo... -Kyoka sorbió su nariz, apoyando sus manos en los hombros del azabache para apartarlo con suavidad, después trató de quitarse ella las lágrimas que aún le quedaban encima, apartando su vista al piso para no tener que mirarlo -, supongo que puedo ser feliz. Aún lo amo, no sé si pueda verlo sin sentir algo cuando esté con él pero... creo que con el tiempo puedo lograrlo.

-Déjame ayudarte -pidió con decisión Hanta. Kyoka le miró sin entender -. Déjame ayudarte a ser feliz -repitió, alzando una mano hasta su mejilla para acariciarla con cuidado -. Déjame hacerlo, Jiro...

Kyoka se sintió abrumada de pronto pero sonrió, una fugaz sonrisa que se abrió paso en sus labios y le dio un vuelco a su propio corazón. Sus mejillas se sintieron calientes, pero para no dejarse en evidencia con el azabache prefirió dejar caer su cabeza en el hombro del chico.

Aún amaba a Kaminari e iba a ser un largo proceso poder olvidarlo, pero quizás... quizás estaba bien darle una oportunidad a Sero.

Después de todo, el chico lleva enamorado de ella desde el primer año.

1244 palabras.

No sé si me habrá gustado lo que salió en su momento, pero era algo nuevo que quería probar y me dije ¿y por qué no? Soy muy neutra con los ships así que, aunque no me agraden del todo algunas parejas, puedo leer y escribir sobre ellas igualmente. Excepto por el Katsudeku, eso no lo puedo ni ver.

Pero bueno, fin en..

Si no actualice antes fue por pereza o falta de ganas que ahora le tengo a este pequeño libro, pero en realidad aún me quedan otro par de one shot (uno más terminado y otro par a medios hacer). Quizás solo termine los que tengo ya medios empezados y con eso le dé finalizar a esto.

Por ahora, espero que les haya gustado esta cosa, y sin mas, nos vemos hasta la próxima (en lo posible, espero que sea pronto) -Kirishi365