Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAP 29 - Creencias.

Martes, 03 de febrero.
17:10 hrs


Luego de la reunión, Deiler les hace saber a los líderes de escuadrón que se queden, que necesita hablar algo con ellos. Estos asienten, algunos se quedan de pie cruzados de brazos, mientras otros deciden quedarse en sus asientos. También le solicita a Karla que busque a Greg y que lo haga llegar hasta este lugar, pidiéndole a Karla que le haga saber al anciano que es necesaria su presencia. La joven asiente y se retira.

La espera se hace un poco tediosa, a lo que Deiler aprovecha para empezar a explicar por qué se le ha dado la idea de reunir a Greg con ellos, puesto que hay una persona que han traído de una expedición. Inmediatamente Micneya cae en cuenta de quién se trata.
Deiler continúa hablando ante la atención de todos, contándoles un poco sobre el padre Theodor, el hombre que trajeron, comentando que la vez que fue a visitarlo, la conversación entre ellos no resultó nada agradable puesto que el hombre decía muchos sin sentido.

Pasan los minutos, las opiniones vuelan por los aires, especialmente porque Greg no es alguien perteneciente a la resistencia, sólo es un hombre que quema hierba y que no hace mucho caso a los soldados de la resistencia, saliendo de vez en cuando de los límites marcados por las barricadas.

El intercambio de opiniones se extiende un poco más de lo normal siendo interrumpido repentinamente por Karla, quién ha llegado con el viejo "Weedsucker". Micneya lo saluda cordialmente, y el hombre corresponde y aprovecha para saludar a todos.

—Y bien, comandante, estoy dispuesto a ayudar en lo que necesiten —muy alegre, habla Greg con una sonrisa amplia dibujada en su rostro.

—Pues bien, vas a hablar con alguien con quién muy seguramente vas a tener una conversación interesante —se levanta Deiler de su silla, mientras habla sin apartarle la mirada—. Vamos todos.

Greg asiente, y todos siguen a Deiler fuera de la sala, caminando hacia otro lado. El pelinegro lo guía hacia lo que antes era una cárcel, puesto que es ahí donde tienen detenido al padre Theodor.
Al entrar, el aire se siente más pesado. El padre Theodor abre los ojos y se levanta de donde está acostado. Los soldados de turno hablan con Deiler un poco apartados de los demás, mientras tanto, Greg se acerca hacia la única celda ocupada: la del padre.

—El Juicio Final ha llegado—dice el padre Theodor apenas ve al viejo Weedsucker acercarse a su celda desde el otro lado de las rejas—. Puedo notarlo en tu mirada amigo mío, que lo sabes bien.

—¿A qué te refieres, padre? Ilumíname —responde Greg, mientras toma una silla de madera y la arrastra hasta ponerla frente a la celda.

—Esto es un acto divino, de la mano de nuestro creador —responde el Padre, arrodillándose y alzando la mirada y manos al cielo—. Un acto de nuestro señor.

Greg lo mira a los ojos sin parpadear mientras se sienta frente a él. No responde a sus palabras. Todos los demás, se percatan de la conversación que ya ha iniciado y cuándo deciden acercarse, Micneya los detiene, haciendo un gesto de negación. Ella más que nadie sabe que Greg no es de hablar mucho cuándo está con muchas personas a su alrededor, así que, haciendo un gesto de silencio, los demás escuchan desde dónde están.

—¿También lo viste? —continúa hablando el padre, mientras de forma temerosa se acerca a los barrotes de metal y los sujeta con ambas manos—. Las trompetas del apocalipsis han sonado, y los zombis se han levantado en ataque contra la humanidad. Es la purga divina, el fuego que purificará nuestras almas.

—¿Trompetas? No, no creo en esas trompetas que dices. Eso no es un acto de los cielos, es un acto del hombre. De gente con más poder del que tú piensas—responde Greg, con una sonrisa burlona dibujada en el rostro—, y han liberado una plaga para usarlos como peones en su juego macabro. Un juego en el que tú y yo, y toda la humanidad somos los juguetes.

El padre, al escuchar esa respuesta, golpea con la frente el barrote varias veces mientras repite una y otra vez "no es así", hasta que se deja la marca en la frente. Luego de ello, levanta la mirada y la fija en Greg.

— ¡¡Mentiraaaa!! —exclama con rabia, tirándose al suelo retorciéndose, luego se pone de pie y se recuesta contra la pared al final—. Los profetas lo advirtieron desde hace más de dos mil años. Las escrituras hablan de un tiempo en que los pecadores serán castigados, y los justos serán llevados al reino celestial. Estos zombis son el castigo por nuestra decadencia como criatura de Dios y es hora de pagar nuestros pecados.

—¡En eso coincidimos! En la decadencia —responde Greg, quitando la mirada del padre, mientras mete las manos en sus bolsillos. Busca algo, saca un encendedor y empieza a preparar un porro—. ¡Somos un maldito experimento! Esta es una manipulación genética llevada a cabo en laboratorios ocultos. Los grandes han jugado a ser dioses y sus creaciones han causado caos para exterminarnos.

—El fin de los tiempos está escrito —exclama el padre, golpeándose otra vez la cabeza, pero esta vez contra la pared—. No podemos escapar de nuestro destino. ¡Nada nos va a salvar! Dios no va a perdonarme que no pude hacer bien mi sacrificio. Iba a ofrecer a los cielos la sangre de una mujer impune en la piel, hermosa y... Me tenté por su belleza. ¡Tenía que ser virgen el sacrificio! Ahora... ahora debemos aceptar la voluntad divina y prepararnos para el juicio, porque ustedes también serán juzgados. Pocos sobrevivirán al castigo divino.

—¡Definitivamente todos los religiosos están locos! —exclama Greg con rabia, poniéndose de pie mientras avienta el porro que estaba preparando—. Los fanáticos de la religión metiendo a Dios en todo. ¡Dios no tiene la culpa de que ustedes sean tan detestables! Has deshonrado a una mujer, la has matado, y todo eso para nada, porque no iba a funcionar jamás. ¡Esta guerra es del hombre contra el hombre!

—¡Te equivocas, te equivocas! —exclama en medio del llanto el padre—. Estaba escrito, yo tenía que hacer el sacrificio. Yo era el elegido de Dios. Yo tenía que salvar a la humanidad. Pero fallé, así como fallaron todos. Dos mil años fallándole a Dios. El apocalipsis zombi es la prueba de que hemos fallado en seguir el camino correcto. Es el castigo por nuestros pecados. Esta es la ira de Dios, su plan divino.

—Yo sé muy bien que esto fue planificado por las personas más poderosas de este mundo. Esto es un plan desesperado para algo más grande —Greg baja la mirada—. ¿Reducir la humanidad por la economía? ¿El hambre mundial? ¿Un nuevo orden global? ¡No lo sé! Pero es algo más grande de lo que tú piensas.

—Yo sólo creo que estás loco —el padre esboza una pequeña sonrisa en medio del llanto—. Pero lo acabas de decir: se salvarán unos pocos, y morirán muchos. No importa como lo digas, es un castigo divino.

Greg no hace más que voltear hacia ambos lados mirando hacia el suelo en busca del porro que había aventado. Cuando lo consigue, dirige la mirada hacia el padre nuevamente. Enciende el porro y da una profunda calada.
El padre solo lo mira con cierto asco y miedo, para luego ponerse a rezar en inglés ignorando a todos. Greg exhala el humo y voltea a ver al comandante con cara de incomodidad, posteriormente se pone de pie y habla para todos.

—Este hombre ha abusado y asesinado a una joven, alegando de que fue por un sacrificio, pero la mató en manos de los jóvenes soldados. Micneya me comentó todo en su momento —dirige la mirada hacia el padre—. Este padre sacrificó a una joven inocente tras abusarla quién sabe cuántas veces. Si mi opinión importa, comandante, este hombre debería ser ejecutado.

—¿Ejecución? —pregunta Daniela—. Nunca se ha ejecutado a nadie antes, menos de esa forma.

—¡Ustedes no saben lo que hicieron al mandar a sus soldaditos a mi pueblo! —exclama—. ¡Yo debía sacrificar a esa muchacha en un altar y pedir a Dios que nos librara de todo este mal, de este infierno!

—¡Cállate! —exclama Deiler, golpeando la pared—. ¡Estoy demasiado consternado con todo esto! El cinismo con el que admites haberla asesinado así por así. ¡Eso no es un acto divino, ni ningún sacrificio, es una herejía! En ningún lado estuvo escrito nada, falso sacerdote.

—¡No, no es herejía, tenía que sacrificarla, pero me dejé llevar por el pecado! El apocalipsis no va a detenerse porque he fallado al creador.

—¡Mereces morir! —exclama Ramón, líder del escuadrón número 7.

—Deiler, no es necesario llegar tan lejos —opina Jesua—, con dejarlo pudrirse aquí en estas rejas tiene suficiente, morir sería una salida fácil para él...

—Entonces que muera sufriendo —opina Ramón—. Él piensa que está sacrificando personas en nombre de Dios, pues que su sangre corra en sacrificio por nosotros, a ver si con eso si salvamos nuestro mundo.

—¿Yo? ¿Ser el sacrificio? —el padre mira alrededor y luego se arrodilla en el suelo, cerrando los ojos—. Señor, si tu palabra dice que debo ser sacrificado, con gusto lo seré... A final de cuentas, tu creación ya está perdida. Escuchen, si me sacrifican, entonces es porque es parte del plan de Di...

—¡¡NO EXISTE NINGÚN PLAN DE DIOS!! —voltea repentinamente, gritándole para sorpresa de todos allí—. ¡¡Estoy cansado de escuchar la misma pendejada desde los años noventa!! ¡¡No existe ningún plan ni obra divina!! Existimos nosotros, éramos ocho mil millones de personas siendo dominados por las élites, quienes nos utilizaban como juguetes... ¡¡Y EN ESTE JUEGO, EL MUNDO SE HA MUERTO!! ¿¡ENTIÉNDES!? ¡¡EL MUNDO SE MURIÓ!!... El mundo se murió.

Las últimas palabras de Greg se pueden escuchar entrecortadas, quebradas por un llanto contenido. Después de un rato de silencio Deiler voltea a ver a todos.

—Vámonos de aquí, este miserable está loco —dice Deiler, siendo el primero en retirarse, seguido de los demás.

Greg se acerca al padre, se agacha y estira la mano hasta sujetarlo del cabello para luego jalarlo hacia la reja haciendo que se golpee fuertemente en la cara. El padre abre los ojos mirándolo con un poco de miedo en sus ojos. Greg en un tono de susurro le habla, jalando más su cabello ocasionando que su rostro se presione más contra los barrotes.

—Yo sé que no estás tan loco, y de estarlo, quiero que sepas que por lo que has hecho eres un maldito miserable, al igual que todos los de tu clase —se levanta y se retira—. Espero que si te sacrifiquen. No mereces vivir.




Martes, 03 de febrero.
17:10 hrs


Dylan sube hasta el tejado de la casa para ver el atardecer. El día ha sido largo y pesado, un torrente de imágenes y sonidos que no logra sacarse de la cabeza. Necesita despejar la mente, alejarse un poco de todo lo que ha visto y de lo que significa la resistencia en este momento.

Necesita estar solo.

Mientras sube, dirige la mirada hacia el oeste, dónde luz del sol casi desapareciéndose, se filtra a través de las nubes, creando un espectáculo de sombras danzantes en el suelo y el cielo. Sin embargo, la belleza del momento contrasta con la noticia compartida horas antes. Enterarse de que a nivel mundial están quedando pocas personas, que la humanidad se desmorona, es una carga que pesa más que cualquier arma que pueda empuñar. La humanidad está muriendo, y la guerra contra los no muertos, está más a favor de ellos.
Al llegar al tejado, se detiene un momento. Eleva la mirada por completo hacia el cielo, notando cómo las estrellas cada vez se notan más, y luego gira por completo el rostro hacia el otro lado, mirando la noche que se avecina y una luna en cuarto creciente que acompaña a las estrellas.

—El frío se está sintiendo —dice Mayreth, subiendo las escaleras.

Dylan voltea a verla. La joven se acerca y lo abraza, dirige la mano hasta el cabello del joven para jugar con él.

—Deberías entrar a la casa y descansar. Ha sido un día largo. Y tienes que mejorarte pronto por tu brazo ¿Sí?

—May, aún me tiene intrigado todo lo que han comentado referente a los zombis. Pero no puedo quedarme con los brazos cruzados y morirme sin pelear.

—Por eso te digo lo de tu brazo, te conozco perfectamente y sé muy bien lo obstinado que eres. Tienes que curarte, pronto —acaricia el brazo de Dylan, luego alza la vista encontrándose con la mirada de este.

Esa mirada de ambos no sólo denota complicidad, sino también el cariño y respeto mutuo que ambos se tienen. Mayreth toma a Dylan por el cuello y lo acerca a ella mientras se alza un poco para poder besarlo en los labios, beso que es correspondido por el joven que con su brazo libre la abraza.

—No quiero separarme de ti, Dylan. Realmente no quiero. Yo sería feliz si pudiéramos alejarnos de todo esto y solamente ser felices, pero...

—Lo haremos —sonríe y acaricia el cabello de su amada—. Vamos a terminar esto contra los zombis, sé que ganaremos.

—¿Me lo prometes?

—Lo prometo.

Ambos voltean hacia la calle ya que escuchan una motocicleta acercándose. Notan que se trata de Jesua quién lleva a Micneya. Tal vez apenas es que termina la reunión. Ambos bajan del techo a recibirlos.

Micneya baja de la moto y estrecha la mano con Jesua. Este se quita el casco y observa la casa donde viven entendiendo que, a diferencia de Liz, Deiler e incluso él mismo, estos jóvenes aún prefieren disfrutar de estar un poco alejados de los demás y llevar una vida más tranquila, a pesar de ser oficialmente militares, en vez de estar en la base y sus alrededores como los demás.

—Ustedes viven muy tranquilos, ¿Los tres?

—Si, por ahora sí, quién sabe cuándo esos dos terminen dejándome sola. Soy una de las que quiere que todo esto se termine para que ellos puedan estar tranquilos.

—Mayreth y Dylan, ¿no?

—Sí —responde Micneya—. Si tan sólo Deiler tuviera un poco más de confianza en él, seguramente tendríamos menos cosas de qué preocuparnos. ¿Acaso no viste cómo motivó a todos a seguir peleando?

—Sí, lo vi, pero no todo se trata de seguir peleando, tenemos que planificar cómo vamos a dar los siguientes pasos. Entiendo que Dylan es muy optimista y obstinado, pero no podemos ir a pelear contra los zombis así a lo loco.

—Deiler está tardando demasiado en dar el siguiente paso.

—Tal vez, o tal vez está planeando lo que debemos hacer. Lo que sí estoy consciente es que también necesita mantenerse un poco a la defensiva, no tiene en activo a sus mejores guerreros y no creo que vaya a arriesgar la vida de personas así por así.

—Entonces ¿Qué podemos hacer? ¿Sentarnos a esperar? —pregunta Micneya.

—Pues, lo más sensato. Sí —responde Jesua—. Ya veremos qué sucede los siguientes días, pero no será fácil.

—¡Jesua! —exclama Dylan, abriendo la puerta y saliendo de la casa.

—¿Qué hay herma? Definitivamente te luciste hoy haciendo que todos se pusieran de pie.

—Ni tanto, no me esperaba eso —Dylan sonríe un tanto apenado mientras se rasca el cabello—. ¿Crees que me sobrepasé un poquito?

—Para nada, tal vez eso era lo que necesitábamos, de esa actitud tuya tan... impulsiva y determinada.

El grupo ríe y entonces Jesua empieza a contarles junto con Micneya lo que sucedió después de la reunión. El semblante de Dylan cambia por completo y la impotencia vuelve a notarse en su rostro. El sólo hecho de recordar la muerte de la señorita Watford aún le carcome por dentro.

—Jesua, ese hombre no es más que un atraso para nosotros. Yo soy partidario de que debemos deshacernos de él, lo más pronto posible.

—Sí, ya estamos pensando qué hacer. También pienso lo mismo, es una escoria.

—Muchos hombres como él seguramente están haciendo lo mismo en otras partes o peor —acota Mayreth, algo acongojada.

—No puedes esperar un final feliz en una historia de terror, por eso tenemos, debemos terminar esto lo más pronto posible —dice Dylan.

—Y que todo el mundo vuelva a ser como antes.

—Dudo mucho que eso pase, Mayreth —opina Jesua, encendiendo la moto—. Dudo que alguien quiera que el mundo sea como antes. No lo será jamás. Ahora, los que estamos sobreviviendo a esto, tenemos el poder de crear un mundo, un poco mejor. Y descubrir si realmente hay una élite como la que tanto menciona Greg.

—De hecho, eso sí tiene muchísimo más sentido para mí —dice Micneya.
Martes, 03 de febrero.
23:05 hrs


Aquella noche de luna creciente en Los Santos es muy fría y silenciosa. Dentro de la base, Deiler, Greg, Liz, Karla y Jesua acompañados del coronel Harold debaten sobre qué harán con el padre. Finalmente, la decisión es tomada: el Padre Theodor, debe ser expulsado de las barricadas. Un hombre como él no es más que un estorbo para los planes de la resistencia que, cada vez se encuentra más cerca de la verdad.
Deiler decide dejar todo en mano de Greg y Jesua, quiénes son acompañados por Liz a realizar la misión. Visitan al padre en su celda, quién se encuentra recostado de espalda a los barrotes. El silencio de la noche es interrumpido por los pasos pesados de las botas y las voces de los que acaban de llegar. Lentamente voltea a verlos.

—Sabía que vendrían, pero no me esperé que sería tan pronto.

Jesua se ha tomado el atrevimiento de llamar a Ramón, el líder del escuadrón 7 y sus hombres, ya que, para Greg, Ramón tiene muchas ganas de eliminar al padre desde el momento en el que confesó sus pecados.
Cuando abren la reja, dos de sus hombres lo sujetan fuertemente y lo ponen de pie. Lo sacan del lugar, se suben todos a un jeep y se dirigen hacia la barricada norte. Nadie dice nada, el padre incluso se mantiene cabizbajo.

Al llegar a la barricada, bajan del auto y para sorpresa del padre, también están ahí Karla y Deiler, acompañados de algunos otros líderes de escuadrón. Traga saliva, mientras empieza a caminar. Por un momento entonces, siente algo en su pecho que cada vez más le impide respirar conforme sigue avanzando. No entiende nada, ¿Acaso tiene miedo?

Llegan a la cima de la barricada y entonces el padre observa todo a su alrededor. Desde lo alto en que se encuentran, puede ver la llanura.

—Así que aquí es dónde seré sacrificado ¿No? —pregunta el padre, apretando los puños.

—No, aquí no será... No vamos a atraer a los zombis hasta acá —responde Deiler, con voz seria—. Será allá. Te irás de aquí, y no regresarás jamás. Tampoco volverás a colocar tus sucias manos en nadie inocente.

—Esperen, esperen... ¿Realmente van a matarme?

—¿Acaso tienes miedo? Según tus palabras, tú debes ser sacrificado —dice Ramón—. Tu sacrificio, será nuestra salvación.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro