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CAP 39 - Reconocimiento.

Los días transcurren con mucha tranquilidad dentro de la base.

En un abrir y cerrar de ojos ya han transcurrido ocho meses desde que se establecieron en "Los Santos". A pesar de que han logrado avanzar mucho en cuanto a la remodelación estructural de la localidad como también en la instalación de los puestos militares, estar tanto tiempo encerrados allí sin salir más allá de unos cuántos kilómetros lejos de la barricada no evita que el grupo sienta esa sensación de estancamiento. Y sí, aunque por una parte también la comunicación se ha recuperado, por lo menos en lo que respecta dentro de los límites de la barricada, no es un avance significativo al no poder comunicarse más allá de unos treinta kilómetros.

A pesar de eso, Deiler menciona en varias ocasiones la idea de explorar la ciudad más cercana, ubicada a 8 km de la barricada, con el fin de recuperar artefactos tecnológicos y quién sabe, si también alguna que otra cosa que pueda ser útil. Aquella ciudad, cuyos rascacielos son fácilmente visibles desde el pueblo, es una de las más grandes del estado, según información del viejo Greg, quién vivió un tiempo allí.
Si bien, la misión suena muy bien, es muy arriesgado, se tiene la teoría de que los zombis tienden a buscar las ciudades o lugares con muchos edificios o casas, ya que prefieren mantenerse alejados de los campos abiertos por alguna extraña razón. Y al ser una ciudad muy grande, hay más terreno que cubrir y más peligros que enfrentar.




Sábado, 12 de octubre.
14:16 hrs


—¿Qué? ¿Qué es eso? —el joven soldado observa a lo lejos confundido, toma los binoculares y observa a través de ellos—. No puede ser, toma el radio, avisa a todos que hay siete jeeps militares de color negro que están entrando a la ciudad.

—¡Hay que avisar a los demás, rápido! —exclama el otro sujeto, tomando el radio—. Puesto de control número cuatro a todos los demás puestos. Hemos visualizado a la distancia un montón de vehículos con dirección a la ciudad. Son siete vehículos, repito, siete vehículos, todos jeeps militares de color negro.

"Enterados en el puesto de control tres".

"Lo mismo en el dos..."

"Y el cinco... Informaré a la base."

La información llega a Deiler, de pronto, Karla abre la puerta de la sala, se muestra agitada. Ambos se miran a la cara, entiendo que el otro también está enterado. Inmediatamente, convocan una reunión de emergencia con todos los líderes de escuadrón, dando a entender que el momento de salir ha llegado.
Los diez líderes hacen acto de presencia una hora después. Karla les expone el caso y de inmediato, todos expresan que sus escuadrones muestran ansias de salir afuera.

—Entiendo, los entiendo a todos, incluso yo quiero salir. No obstante, si hemos mantenido esta pausa, es por beneficio de nosotros mismos también, la última batalla redujo significativamente nuestras filas por lo que hemos tenido que reforzarnos poco a poco —expresa Deiler—. A parte, Karla es quién sigue asignando las misiones. Ella es quién escoge a los escuadrones capacitados para cada misión según sus especialidades.

—Comandante Deiler —habla Karla—. El equipo de Noel es el más apropiado para poder salir a esa misión. También me gusta el equipo de Kevin.

—Noel, Kevin—habla Deiler.

—Señor... —responden ambos.

—Realizarán una misión de reconocimiento, eviten por todos los medios un enfrentamiento contra zombis o contra los militares. No se acerquen a menos de que estén seguros de que podrán socializar con esas personas —habla Deiler.

—Mucho cuidado afuera. Preparen a sus equipos, salen en veinte minutos. Los demás escuadrones, también preparen a sus equipos, estén atentos para salir en cualquier momento —dice Karla.

Todos asienten, se levantan de las sillas y se retiran de la sala. Muchos comentan su descontento, puesto que también quieren salir afuera de misiones. Justo cuándo Micneya está a punto de salir, Deiler le habla. La joven voltea y se acerca a él.

—¿Por qué tu escuadrón es el único que tiene cuatro integrantes? —le pregunta Karla, con cierta actitud desafiante, acercándose a ella.

—Porque no considero necesario unir a nadie más. Supongo que es porque sabemos entendernos bien y somos un buen equipo —responde Micneya, mirándola fijamente.

—Necesito que ustedes también se activen —dice Deiler—. Puede que los mande afuera a buscar el laboratorio. Será su misión personal.

—Todos están esperando la orden para salir.

Deiler le sonríe, el pelinegro esperaba una respuesta así proveniente de ella. La joven le regresa una leve sonrisa, y se retira. Ambos jóvenes se tiene un gran respeto a pesar de todo, puesto que en varias ocasiones se ha mencionado que ambos son "Las dos personas más fuertes de la humanidad", y aunque ambos no prestan mucha atención a ello, si entienden que sobresalen un poco de la media al ser los más hábiles dentro de la resistencia.

Por su parte, Kevin y Noel deciden coordinarse con sus equipos para planificar cómo se van a coordinar allá. Reúnen a sus equipos, preparan armamentos, dos jeeps por escuadrón y luego del tiempo previsto, se dirigen hacia la barricada. Los soldados que custodian la salida, enterados de la misión, les permiten la salida, se muestran optimistas de que, por fin, probablemente se socialice con más personas, expandiendo así las alianzas y garantizando aún más la supervivencia de todos.
Así mismo, ambos grupos son los primeros cuerpos de la resistencia en salir de "Los Santos" tras ocho largos meses sin actividad. La incertidumbre está presente en cada uno de ellos en mayor o menor medida, emocionados de interactuar por fin con más personas.


Micneya regresa a casa, exhala pesadamente antes de abrir la puerta, y se encuentra con Mayreth quién baja las escaleras. Ambas se saludan con un gesto de manos. Micneya cierra la puerta tras de sí y se dirige hacia Shiro, que ahora está mucho más grande y robusto. Acaricia su cabeza, saludándolo.

—¿Y qué tal la reunión? —pregunta Mayreth, terminando de bajar las escaleras.

—Pues bueno, la verdad fue para asignar una misión a un equipo. Al parecer los guardias de los puestos, divisaron a lo lejos vehículos militares y decidieron enviar al equipo de Noel y el de Kevin.

—¿Y qué dijeron de nosotros?

—Que también debemos prepararnos, la misión de la cura es nuestra y tarde o temprano nos tocará salir. Probablemente sea después del resultado que traiga la gente que acaba de salir.

—Pues entonces hay que hablar con el señor Greg y conseguir más armamento, supongo.

—También. Por cierto... ¿Y Dylan, no ha regresado aún de hacerle mantenimiento al Camaro? —pregunta Mic.

—Ah... no, no ha vuelto—responde Mayreth, mirando hacia otro lado—. Es un tonto.

—A ver es que no entendí... ¿Te peleaste con mi estimado y no me enteré? —pregunta Micneya.

—No hemos peleado para nada. Simplemente que tiene cuatro días sin reportarse, ni siquiera a ti, que eres como su hermana te ha dicho algo. Y aunque sé que no le va a pasar nada, igual tiene que reportarse ¿No crees?

—May, respóndeme algo... ¿Ustedes tienen una relación o no? Porque ambos ya me confunden. De repente pienso que sí, y luego que no y eso ya es... estresante.

Mayreth se ruboriza, y justo cuándo va a hablar se escucha el motor de un auto afuera. Ambas se dirigen hacia la ventana para observar a través de la cortina. Ven un auto de color negro. Saraí baja, acompañada de Gabriel, quien está hecho un desastre de lo sucio que anda.

—¡Buenas, buenas! —exclama Saraí, acercándose a la puerta junto con Gabriel.

—Al menos sé que no anda con ella —dice Mayreth.

Micneya abre la puerta y saluda a Gabriel efusivamente. Mayreth desde atrás le saluda con amabilidad. Saraí al mirarlas les sonríe a ambas, saludando a Micneya con un abrazo, cosa que a la joven le incomoda, y luego se acerca a Mayreth y la abraza.

—Óigame —habla Micneya, mirándola seriamente—, no lo tomes a mal, pero... no vuelvas a abrazarme, no me gustan los abrazos.

—Oh, lo siento mucho de verdad, no lo sabía —dice Saraí, un tanto apenada por la situación.

—Discúlpenla, en nuestro país es muy común el dar un abrazo como saludo cuándo vamos de visita a casa de alguna amistad —explica Gabriel—. En fin, cómo están.

—Bien —responde Mayreth—. ¿Saben algo de Dylan? Hace cuatro días no viene.

—De hecho venía a buscarlo también, porque no lo he visto tampoco —dice Gabriel.

—Seguramente debe...

La conversación se interrumpe por el rugir del motor de otro auto. Mayreth esboza una leve sonrisa. Gabriel hace un gesto de afirmación, confirmándole a la joven lo que ella ya intuye. El joven entra por la puerta y saluda a todos con una sonrisa en el rostro.

—¿Y esa cara? —pregunta Gabriel.

—Pues, antes de venir para acá, me encontré con la sorpresa de que salieron dos escuadrones al exterior. No sé de qué se trate, intenté alcanzarlos antes de que se dirigieran a las barricadas, pero andaba en bici y bueno, iba a ser una pérdida de tiempo.

—De hecho, de eso quería hablarles —dice Micneya—. Pero tiene que ser en privado.

Saraí entiende, puesto que al no pertenecer al cuerpo militar, se sale de la casa, cerrando la puerta tras de sí. Posteriormente, Micneya procede a explicarles en voz baja y con detalles lo que sabe de la misión, Dylan se emociona un poco tras saber que ellos serán los que buscarán la posible cura.
No obstante, Mayreth vuelve a hacer énfasis en lo de tratar con otros militares, sintiendo cierta preocupación, la cual no hace más que aumentar cuándo Gabriel toma la palabra.

—Hay algo que me parece muy extraño. Un grupo de militares entrando a una ciudad posiblemente repleta de zombis. No lo sé, no me cuadra...

—Talvez también anden buscando lo mismo que nosotros —supone Mayreth.

—O quizá ellos tengan algún tipo de cura, y quieran probarla —dice Dylan.

—Sea lo que sea chicos —prosigue Micneya—. No quiero quedarme con los brazos cruzados y esperar a que Deiler nos asigne la misión. Realmente, quiero ir.




Sábado, 12 de octubre.
15:28 hrs


Tras ingresar en la ciudad, ambos equipos deciden dividirse y explorar lo más sigiloso posible. De hecho, el equipo de Kevin decide abandonar los jeeps ya bien adentrados en la ciudad, y desplazarse a pie. Mientras tanto, el equipo de Noel continúa avanzando en los vehículos.
Ocurre entonces que se encuentran con una calle dividida. Dudan de cual dirección tomar, si la Av. Norte o la Av. Sur. Proceden entonces, a tomarse una pausa y debatir las opciones que tienen. Pasa un buen rato cuándo de pronto, escuchan varios disparos provenientes desde la av. Norte, por lo que se dirigen hacia allá.

Cuándo llegan a una esquina, bajan de los vehículos y cuándo salen a la calle, ven el enfrentamiento del grupo de militares contra los zombis desde unos 20 metros del lugar de los hechos. Todo aquel grupo de militares utiliza armamento de alto calibre, llevan uniformes negros al igual que los jeeps en los que se desplazan.
El grupo observa que aquellos militares se muestran mucho más experimentados, utilizando granadas y balas de alto calibre, acabando con la horda de criaturas muy rápido. El grupo es testigo de cómo capturan varios zombis que se arrastran en el suelo sin piernas y otro cuerpo se acerca a ellos, inyectándoles algo en el cuello.

Pasado un buen rato, las criaturas gritan del dolor de manera horrible, jamás habían escuchado gritos así. Observan cómo se retuercen y expulsan espuma por la boca como si estuvieran convulsionando hasta que dejan de moverse.
Un militar baja de un vehículo, al parecer es quién los lidera. Dice algunas palabras y luego les dispara a los zombis en el cráneo, asegurándose así de que estén muertos.

—¿Saben cuándo tienen ese presentimiento de que algo no está bien? —susurra Ariangel—. Pues, creo que no está bien que estemos aquí. Algo me dice que no es buena idea.

—Mantengan la calma —habla Noel.

Siguen observando, entonces ven que los militares suben a sus vehículos. Noel y su escuadrón retroceden y se suben a los jeeps, ocultándose dentro de ellos. Posteriormente, el cuerpo militar pasa por el frente, ignorando los jeeps y continúan el camino. Esperan un poco, y luego proceden a seguirlos.

—¿Creen que sea buena idea seguirlos? —pregunta Kendall.

—Nuestra misión es de reconocimiento, así que sí. Haremos lo que sea necesario para obtener toda la información necesaria, si podemos socializar es mejor. Capaz tengan más conocimiento que nosotros con respecto a los zombis —responde Noel sin voltear, ya que va conduciendo.

—No lo sé, hay algo que no me gusta de ellos, no sabría cómo decirlo—habla Ariangel mientras observa por la ventanilla—, sólo no me inspiran confianza.

—Capitán, opino lo mismo, creo que con lo que tenemos es suficiente —habla un joven, el cual es nuevo miembro del escuadrón.

—Vamos a llegar al fondo de esto, señores. Somos la resistencia, nuestra misión es hacer todo lo posible por asegurar la supervivencia —responde Noel, sin dejar de mirar el camino.

Continúan viajando en completo silencio, siguiendo desde cierta distancia a los militares quienes luego se adentran en un túnel. El escuadrón no duda en seguirlos. Se dan cuenta que conforme avanzan dentro del mismo, no hay luz en el interior y que todo está oscuro. Noel enciende las luces del jeep para poder observar mejor el camino, acto seguido, el otro jeep también las enciende.

Cuándo van a mitad del camino, empiezan a disparar desde todas las direcciones a los jeeps de la resistencia, cosa que los toma por sorpresa.
Los jóvenes dentro de ambos jeeps se preparan para abrir fuego cuando de pronto, el segundo jeep recibe el impacto de un lanzagranadas, explotando al instante. Noel al ver esto se queda atónito, tarda en reaccionar y cuándo lo hace, choca contra la pared del tunel.

—¡Detengan el fuego, somos aliados, detengan el fuego, por favor! —exclama Noel a través del radio.

Los disparos se detienen.

Tanto Noel, como los demás dentro del jeep están agitados, mantienen las armas en sus manos en caso de que esa gente vuelva a abrir fuego. Noel les susurra que se mantengan en calma, y que estén listos para contraatacar. De pronto, las luces dentro del túnel son encendidas.
Lo que en un principio pudo ser un respiro para los jóvenes, termina siendo una preocupación más grande, ya que pueden ver que están rodeados por un ejército completo de soldados apuntándoles, los cuales llevan el mismo uniforme de los militares que estaban siguiendo momentos atrás, y no solo eso, sino que también se encuentran encapuchados.

La tensión aumenta mucho más cuándo Ariangel y Kendall son testigo de cómo desde el otro vehículo, se arrastran dos de sus compañeros moribundos, entonces, dos encapuchados se acercan a ellos apuntándoles, y les disparan varias veces acabando con sus vidas. Noel se percata de que hacia ellos se dirige el mismo militar que hace un buen rato acabó con la vida de los zombis allá en la ciudad. A su lado, caminan dos hombres, apuntando directo al vehículo.

—No... no... —susurra Ariangel, con lágrimas en los ojos.

—Malditos —susurra Kendall, mostrándose enojada.

—Manténganse en silencio, pase lo que pase. No hagan nada hasta que yo les diga ¿me escucharon? —dice Noel, tratando de mantenerse firme ante la situación.

Voltea a ver a sus compañeros, quienes asienten a pesar del miedo y la tensión que solo aumenta.Noel se percata que aquel hombre ya está cerca de ellos, acto seguido, observa que se detiene frente al jeep y estira el brazo izquierdo con total tranquilidad en dirección a la manilla. Cuándo aquel hombre abre la puerta, Noel le apunta. Sin embargo, lo que más le intimida es la reacción tan indiferente de aquel sujeto.

—¿¡Quiénes son ustedes!? —exclama el líder de escuadrón, agitado, tratando de no mostrar el miedo que siente.

—Las preguntas las hago yo, niño —dice el hombre, hablando con autoridad. Tiene un acento anglo muy marcado. 

—¿¡QUIÉNES SON USTEDES!? —grita Noel, soltando un disparo hacia el techo del auto.

—Un latino con rasgos afro. Tu estúpida reacción me ha demostrado que tu capacidad para comunicarte no es... adecuada.

El hombre lo observa indiferente, sus ojos azules no muestran más que serenidad. Una serenidad tan desesperante que incluso, intimida a los demás dentro del auto. Con un gesto, aquel hombre hace que los otros dos soldados lo bajen del auto. Cuándo Noel sale, uno de los soldados le golpea en el hombro, haciéndole soltar el arma. Luego el hombre frente a él le da una fuerte bofetada con la palma abierta. Ariangel observa la escena con impotencia, sin embargo, su compañero, le sujeta con fuerza para evitar que haga una estupidez.

Noel alza la mirada y le mira fijamente, desafiándolo.

—Acaben con él, y los que están ahí dentro —dice aquel hombre, dándole la espalda. Acto seguido, empieza a caminar hacia su vehículo.

Los jóvenes preparan sus armas para abrir fuego al momento en el que uno de ellos golpea en la rodilla a Noel, haciéndolo caer al suelo, para después apuntarle, mientras otros tres sujetos se acercan al vehículo. De pronto, Noel aún con dolor y arrodillado en el suelo, vuelve a hablar con firmeza.

—¡Espere! ¡Por favor! —exclama Noel—. No somos enemigos, se lo juro. También buscamos sobrevivir. ¡Soy Noel, capitán del tercer escuadrón de la resistencia! ¡Buscamos la alianza!

El hombre al escuchar esas palabras, detiene su paso. Voltea a verlo, esbozando una media sonrisa y hace una seña para que no ataquen, sino que, al contrario, les exigen bajarse del jeep. Noel al ver esto, sospecha lo peor. Sus compañeros son despojados de su armamento y arrodillados al lado de él.

—¡Maldita sea, que no somos enemigos! —exclama Noel.

—¡Piedad, por favor, sólo somos soldados enviados a investigar! —exclama Ariangel, con lágrimas en los ojos—. No nos maten.

—Espósenlos y súbanlos a los vehículos. Puede que digan la verdad. Ya veré qué haré con ellos.




Sábado, 12 de octubre.
20:35 hrs


El equipo de Kevin regresa, inmediatamente se presenta Kenny ante Karla y le da el informe de la misión. Explica con detalles todo lo que su equipo observó afuera. La pelinegra le interroga sobre el paradero del grupo de Noel, a lo que él niega saber de algo más sobre ellos. Karla exhala pesadamente y se levanta del asiento, caminando hacia la ventana. Observa la luz del pueblo.

—Si es así, hay que esperar entonces a que regresen. Ojalá no estén muertos— dice sin voltear.

—Dudo mucho eso. De haber tenido algún inconveniente, se habrían comunicado con nosotros. Tengo fe de que están bien, quizá encontraron algo más y están investigándolo —supone Kevin.   

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