Un peliplata caminaba tranquilamente por los pasillos de la mansión Vongola, había estado fuera un par de días por orden de su querido décimo , pero ya era tiempo de volver a sus labores, estaba tan contento por eso...

Aunque algo arruino su bello momento, estaba en la mansión Vongola...pasado el medio día casi la tarde.. No había ruido...¡NO HABIA RUIDO!.

con todas sus fuerzas , Gokudera Hayato corrió por él largo pasillo en dirección a la oficina de Sawada Tsunayoshi.

-¡DECIMO, DECIMO DECI...!-

Abrió de golpe la puerta del despacho con la esperanza de ver una mata castaña sepultada entre las pilas y pilas de papeleo pero no había nadie...no era momento de gritar, era momento de mover piezas ¿Donde estaba él décimo?.

Solo una llamada telefónica al aliado correcto y la información estaria lista en menos de una hora .

-Decimo no se preocupe...lo traeremos de regreso-

¿Y en que se basaba Gokudera con su episodio de histeria busca Donceles castaños conocido como el cielo mas puro de vongola, Sawada Tsunayoshi?
Primero él doncelito hubiera notificado su paradero.
Segunda jamás dejaría su despacho solo.
Tercera y mas importante habia una caja de chocolate suizo y una imagen de hibird que ni loco dejaría sin protección.

Su deber sagrado como mano derecha del décimo Vongola, entiéndase él décimo guardián de la tormenta no podía permitir que nada malo le pasara a su adorable jefe.

Los refuerzos no tardarían en llegar, por mientras le preguntaría todo él maldito personal, en lo que Cavallone investigaba y él resto de guardianes llegaba.

El friki del béisbol ya había confirmado su presencia, iba en camino para ayudar en la búsqueda de El décimo.

Al menos debía admitir que ese tonto sonriente podía ser muy bueno a su manera...Una sonrisa escapo de sus labios, y luego se reprimió a si mismo, había cosas mas importantes.

Mientras tanto en la mansión varia Lussuria lanzo un grito lleno de un jubilo que aterro a todos los presentes incluso al tiburón que estabs apunto de filetear al padre de sus hijos.

-Mi instinto de mamma grita que pronto seré requerido en otros lugar kyaaaa~.

Squalo apunto a su espada a él colorido hombre.
Tsunayoshi seguía reflexionando.
Gokudera gritaba a la servidumbre casi escupiendo un pulmón.

Ahora sabia donde debía buscar...y también era momento de llamarlo a él..definitivamente pronto sería muy necesario y requerido.