— Es tan linda... — Suelta al aire el chico pelirosado mientras apoyaba su mentón sobre su palma y miraba a un punto fuera de la amplia ventana.

— ¿Quién?— Pregunta la muchacha frente a él un poco interesada y al ver que no contesta, decide seguir la brillante mirada de su compañero, lo cual la hace soltar un risita al dar en el blanco.— Shoko-senpai está fuera de tu alcance, cara de papa.

Al oír el nombre de la chica que lo hace suspirar, voltea rápidamente con un notable sonrojo hacia Nobara, haciéndola reír más por el reaccionar exasperado de Yuuji.

— ¡Eso no lo sabes!— dice Yuuji levantándose de su asiento y ocasionando que su silla cayese.

— ¿Qué te hace pensar que sí podría ser?— de manera burlona deja caer su pregunta.— Las únicas veces que han intercambiado palabras es porque apoya en la enfermería cuando la has liado en una misión, no sé que pudo haber ahí para que pensarás que hubo algo más allá de una simple ayuda.

Lo que dice Nobara no es más que la verdad, lo sabe, ella es así y, aunque sabe que no lo dice con mala intención, lo hace sentir un poco decaído. Sin embargo, ella no podría culparlo, sólo pasó, de esas veces que Ieri-senpai lo auxilió, pudo notar un lado un poco más gentil de el que suele mostrar, habla con él y trata de hacerlo sentir cómodo mientras trabaja en curarlo, simplemente quedó flechado aún si no se pareciese un poco a Jennifer Lawrence. Ieri-senpai le gustaba, punto.

— Podría hacer que se fije en mí... — Comenta Yuuji volviendo su vista hacia la ventana, dónde seguía Ieri-senpai sentada fumando su típico cigarrillo y riendo de alguna tontería que alguno de sus otros dos Senpais decían... ¡Espera...! ¡Estaba riendo!— ¡Eso es!

Yuuji grita de la nada y chasca los dedos victorioso, le ha llegado una idea.

— ¡¿Qué demonios?!— Dice Nobara asustada por el repentino grito.

— ¡Gojo-senpai!— Grita Yuuji mientras toma los hombros de Kugisaki y le muestra una amplia sonrisa junto a sus brillantes ojos ámbar resaltar la felicidad en su rostro.

— ¡¿Eh?! ¿Qué tiene que ver ese lunático aquí?— Dice Kugisaki totalmente confundida.

— Gojo-senpai es el único que la hace reír de esa manera tan linda... ¡El podría ayudarme!— Después de expresar su grandiosa idea, Yuuji se voltea, se asoma desde la ventana, coge aire y grita con todas sus fuerzas.— ¡¡GOJO SENPAI!!— Yuuji sonríe de nuevo, porque si bien no tardo en gritar, aquella poderosa mirada celeste recayó en la suya.—¡¡¡AYÚDAME, SENPAI!!!

Nos leemos luego.
Drakonk.