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Capitulo 22 (Sentir El Amor)

Hola, hola, terrones de azúcar.

¿Se esperaban la actualización de este fanfic?

Ja, ja, ja, ja, imagino que algunos no y otros si lo esperaban con emoción.

Les advierto que en este capitulo el contenido +18 esta al tope... Pero igual, aquí tendremos un momento decisivo de la historia.

No diré mas, para que ustedes disfruten, pase y diviértanse, pero eso si... Yo no me hago responsable de traumas por contenido explicito, lemon. Menores de edad y personas sensibles a estos temas, absténganse de leer.

Sin mas, comencemos.

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-¿Estás seguro, que solo me veras a mí?- Estando inseguro, sus jades se entrecierran, mira fijo al León dorado con la boca entreabierta y con su corazón latiendo a mil por hora. Lentamente se acerca a ese rostro que despide una caliente sensualidad que le atrae mucho más que antes, mientras su respiración se vuelve pesada, aleja sus manos de las ajenas, para apoyarse sobre la cama.

Ver esta reacción, le confirma que el otro esta dispuestos a esto, y no es algo que le desagrade para nada, al contrario hace revolotear su corazón y piensa que esto solo será mejor que antes, incluso mil veces más hermoso –Si- El castaño asiente con la cabeza, sereno y decidido -Te veré a la cara... Y solo diré tu nombre mientras soy tuyo....- Susurra esto, al estar tan cerca del oído del peliverde.

Despacio se inclina hacia atrás, invitando con una caricia fugaz en la mejilla de capricornio a que lo siga, mientras sus manos se posicionan al nivel de su pecho de forma tímida, sintiendo como Shura de a poco sube a su lecho.

Ninguno despega su mirada de la contraria, sus mejillas sonrojadas, los alientos chocando por la lejanía que poco a poco se acorta, y el deseo destilando a cada segundo de su cuerpo...

-Serás solo mío de ahora en adelante ¿Cierto?- La posesión en Capricornio es evidente, mientras que sus rodillas antes puestas en el suelo, ahora se posicionan sobre la cama, su mano izquierda se apoya del mismo lado de la cabeza del castaño claro y su mano derecha sujeta suevamente la barbilla de este, elevándolo un poco más para que sus miradas no se aparten ni un solo segundo –No pensaras en nadie más, no dejare que lo hagas, como yo... Tampoco lo hare, solo te veré y me concentrare en ti, en amarte mi dulce gatito...- Erotismo y sensualidad se plasma en su voz, para sin mayor titubeos, volver a besar esos labios que se han estado preparando, pues han sido ligeramente mordidos en varias ocasiones por el león dorado para tentar al décimo dorado.

Los besos son aquello que necesitan sentir para saber que lo que harán está bien y es correcto en esta ocasión; El hacer que sus cuerpos se vuelvan uno, para experimentar el amor que despertó en sus corazones de forma sorprenden y única.

La lengua de Capricornio es intrusa en la ajena, haciendo que se abra lentamente para darle permiso de introducirse con sensualidad, explorando esa cavidad, tratando con cuidado el cuerpo que ha tenido algunas veces antes, pero que en esta ocasión será diferente su tacto, la manera en que lo siente, lo sostiene y ama.

Shura, siente una suavidad debajo de sus yemas, la cual jamás pensó posible en Aioria, la calidez del cuerpo que profano, la paciencia que tiene ahora en tomarlo con delicadeza, sin ser desesperado, ni sintiendo la crueldad de solo hacerlo suyo sin importar la lógica.

Se toma el tiempo necesario para prepararlo, cuidarlo, amarlo. Sus manos se introducen debajo de la playera del león, explorando el torso que poco a poco se va desnudando, sus dedos tocan lo que antes deseaba herir, lo trata con suavidad ahora, pues antes... Era solo una pieza de cristal que deseaba destrozar, pero ahora solo quiere proteger.

Aioria debajo de Capricornio, recostado sobre su ahora desarreglada cama, sintiendo el peso de Shura, que lo aprisiona. Las manos del Griego no pierden tiempo, tampoco es que sea un hombre muy tímido, demuestra el fuego que en su sangre posee, rodea el cuello del peliverde para atraerlo aún más a él, quiere intensificar el beso en donde el Español lo ha reclamado y ahora es el León dorado quien muerde los delgados labios de su compañero.

Es sexy a su ver, el cómo se tratan ahora, se vuelven pacientes, tranquilos, pero feroces.

El aire falta, pero solo se toman unos segundos para recuperar el aliento, tan cerca de la cara ajena, mirándose a los ojos, jadeando, para volver a besarse. Esas mejillas sonrojadas de ambos es un detalle que demuestra el amor que al fin parecen aceptar abiertamente.

Con cuidado, Shura levanta del lecho a Aioria, para rodear el torso parcialmente desnudo, y así poder seguir besándolo, no quieren dejar de amarse, no quieren dejar de tocarse, se necesitan tanto que no lo pueden entender ahora mismo.

Sus manos no descansan, Shura quita con tranquilidad la playera de Aioria, elevándola hacia arriba, para solo dejarlo de besar al momento que pasa por la cabeza, para ver la tersa piel de Aioria, que demuestra ese muy bien aprovechado entrenamiento, sin embargo, y a pesar de tener esos músculos marcados y definidos, no puede evitar verlo con deseo, posando su mano derecha directo en el pectoral del Griego para acarícialo.

Por primera vez, su mente ya no trae el recuerdo de Aioros, sino que solo puede ver a Aioria, solo puede escuchar sus jadeos y leves gemidos, los cuales logran avergonzar al León al notar como el peliverde lo aprecia.

-¿Shura?- El quinto lo llama, pues parece perdido en esa piel, que antes solo aprovechaba para vengarse, pero ahora... Solo quiere tomar con cuidado, tomándose el tiempo de admirarlo con todo el amor que ahora posee por el más joven.

Aioria confundido, quiere que lo vuelvan a besar, pero antes de hacer algún movimiento, Capricornio lanzan un fuerte suspiro, mientras muerde su labio inferior y las lágrimas de rabia e impotencia provocan que sus jades se cristalicen, para rápidamente mirar el rostro del León Dorado y abrazarlo con tal fuerza que provoca que ambos caigan de nuevo sobre la cama, pero esta vez, Shura sostiene tanto la cintura como la cabeza de su amado.

-Perdóname...- Su voz se ha quebrado, mientras su rostro se esconde en el hueco de entre el cuello y hombro del Griego -Lo siento tanto... Aioria... Aioria... Fui un estúpido por hacer todo esto... Por... Por...- Sus ojos se cierran con fuerza, dejad que sus lágrimas resbalen por la vergüenza que siente por sus terribles deseos -Aprovecharme también de ti... Yo...- Entre las lágrimas, su conciencia le reclama todo ese daño que quería hacerle a un inocente que nunca tuvo culpa alguna –Yo... Nunca debí proponerte algo así... Mmh... Yo... No tengo perdón por ello... Jamás lo tendré- Baja aún más su cabeza, hundiéndola en esa piel ligeramente bronceada, sintiendo los mechones de cabello jugueteando en su rostro, mientras en su corazón solo siente el remordimiento de querer apagar la sonrisa de este chiquillo que ama.

Aun veía en Aioria ese niño inocente que quería, apreciaba tanto, protegía y solo deseaba su bienestar, pero ahora también ve al hombre en que se ha convertido, a quien hirió tantas veces tanto en el pasado como en el presente que viven. Su arrepintiendo es grande... No se cree digno de hace con el León Dorado el amor.

Esa entrega de la que muchos presumen, pero solo pocos tienen el privilegio de hacerlo con la persona más especial por ellos.

Aquellas cálidas lágrimas caen en la piel del León, sorprendiéndolo y asustándolo, sin embargo, su mente le trae entendimiento casi de inmediato, y a pesar de no reaccionar al instante, sonríe y rodea la espalda de Español, para dedicarle un rostro de alegría a pesar de que no lo ve directamente –No digas eso...- Le susurra suavemente al oído -Shura, no me arrepiento de nada de lo que hice contigo ahora... Porque sin eso...- Enmudece unos segundos, pensando en esos momentos trágicos del pasado, para tragar saliva y aclarar su voz con suavidad -Sin tu ayuda, jamás hubiera olvidado ese dolor y no hubiera conocido esta enorme felicidad que tú me das...- Su rostro refleja una inmensa felicidad, siente en paz su corazón, ya que al fin es amado, y nadie le arrebatara este valioso sentimiento, porque le pertenece solo a él, es suyo y de nadie más.

En ese momento desea decirle de nuevo la verdad, revelarle esta carga de conciencia, pero... Es un cobarde... Y lo ha comprendido de la peor forma. Su mente jamás lo dejara tranquilo, pero no quiere perder a Aiora, no podría aceptar que se aleje de su lado. Sin embargo y si pasara, sería su culpa y el merecido que debe tener... -Y sin ti...- Sus manos se aferran a la piel y cabello del Griego, como si en cualquier momento se lo fueran a arrebatar y nunca lo volviera a ver, y ese es el peor miedo que ahora tiene Shura –Yo me hubiera seguido hundiendo en mi propia oscuridad... Aioria- Se aleja de él, para ver ese rostro que lo llena de una inmensa felicidad como paz –Eres mi sol- Los jades cristalizados admiran la belleza del joven León dorado, quien lo mira con paciencia –Tú eres... Quien me ayudó a salir de esta oscuridad... Por favor...- La cara de súplica de Capricornio se nota, desesperado, angustiado, pidiendo que de verdad el quinto dorado permanezca por siempre junto a él -Te lo ruego... No te vayas de mi lado, nunca...- Un pedido, que sabe perfectamente que si hablara con la verdad, no podría cumplir su amado.

Pocas habían sido las veces que alguna vez vio destruido a Shura, pero esta... Era la primera en que lo veía suplicante, rogando porque alguien lo mire con amor, como él lo ve ahora. Toma las mejillas del Capricornio, y no duda ni un segundo en besarlo, solo es un toque con sus labios, solo es una pequeña, tierna y corta muestra de lo que siente, y ante los jades sorprendidos y cristalizados, los bosques del León son invadidos de un brillo único y sonriente, es lo que proyecta su corazón y no puede ocultar –Jamás me iré de tu lado- Esas mejillas se sonrojan, los nervios invaden, pero no duda en sus palabras -Lo juro Shura, juro que sin importar lo que pase, yo te amare hasta el último día de mi vida- La palabra de Aioria es verdadera, fiel y sincera.

¿Qué tanto Shura podría creer ahora, si le han promedito lo que más desea?

El corazón que alguna vez estuvo contaminado, solo salta de felicidad, sintiendo que nunca merecería un amor sincero como el que Aioria le está entregando, pero ahora mismo... Ya no quiere perder la oportunidad de amarlo.

Un vez que las miradas seductoras volvieron, los labios cercas y ese amor entre ambos, los comienza a consumir de nuevo.

El desnudo torso de Aioria es atacado por besos que descienden desde los labios, pasando por el cuello que esta vez va dejando marcas rosadas en esa tersa piel, al igual que un camino de saliva, por delinearlo con la punta de la lengua, hasta llegar a la clavícula en donde deja una feroz mordida. Sus brazos rodean la delicada figura del felino, para atraerlo más a él y lentamente depositarlo sobre la cama, y así seguir haciendo su deseo realidad.

El castaño, deja escapar jadeos de excitación, su espalda se arquea, pues está recibiendo demasiadas sensaciones placenteras, repentinamente sus pezones son atacados con dulzura, una succión se presenta, al igual que una ligera mordida, que lo consume en un fragante estasis... Ninguno quiere perder más tiempo, y Shura solo quiere hacerlo sentir bien.

-Shu... Ra... Te amo...- Entre los jadeos, el León dorado lo llama, para decirle su profundo amor y el Capricornio reacciona a ser un tanto más intenso, por esa sexy voz.

En el momento en que ha llegado al vientre plano del Griego, y al ver lamido cada centímetro de la piel de su adorado gatito, admira las marcas que dejo, rosadas, sin herir la piel, sin provocarle ningún tipo de dolor, más que solo placer y eso le fascina aún más que herirlo. Entre los ojos levemente cerrados, un pequeño brillo de lujuria se deja ver, a la vez que este mismo desprende un inmenso amor.

Ambos quieren llegar hasta el final, pues los brazos estirados de Aioria le pedían toda su atención a Shura.

Ya siente tanto calor, que la camiseta es despojada de su cuerpo deprisa, quitándosela y dejándola en el suelo sin importar ensuciarla, el sudor provoca que sus cabellos aunque corto se peguen a la nuca y un tanto de a la frente. Ambos están desarreglado ahora, entregándose al deseo que se desprende de un amor que inicio conflictuado, pero ahora se volvió en algo mucho más diferente.

Aioria, muerde su labio inferior al ver la mirada afilada del décimo dorado, la forma en que pareciera desnudarlo ya con la mirada, como se acerca a él para volverlo a besar. Solo piensa en lo sexy que es Shura y que nadie se le comparara en su corazón.

Su pene seguía erigiéndose, apretándose entre sus pantalones de entrenamiento, provocándole una incomodad, que pronto olvido al sentir de nuevo esos labios del Capricornio presionar contra los suyos, y de esta forma pegar todo su cuerpo al del menor, en donde ambos miembros aun cubiertos se frotan, provocando el movimiento inconsciente de la pelvis de Aioria, para una fricción que rápidamente aumenta la excitación entre los dos. Aquellos jadeos que se dejan escapar al romper el beso que deja atrás un hilo de saliva uniéndolos, y que al romperse sus miradas chocan.

-Te amo- Shura lo pronuncio primero esta vez, admirando al Griego que al fin lo observa completamente con ese amor que solo puede pertenecerle a él.

Se lamentara internamente por el resto de su sida y se castigara en secreto para expiar sus pecados, por a ver querido dañar a quien nunca lo mereció. Sin embargo y a pesar de la culpa que carga en su corazón, no va a dejarlo, jamás lo hará, y aunque Aioria nunca conozca ese terrible secreto, siempre le pedirá disculpas entre los besos y cacaricas, su mente pedirá el perdón, aunque no entienda el felino a que se refiera el décimo.

El corazón del león golpea tan fuerte su pecho cada que escucha la profunda voz del peliverde y es feliz. Le pide que de nuevo formen un beso, y así sucede... Unos minutos que se sintieron como un segundo fugaz.

Capricornio lleva sus manos hacia el pantalón del Griego y lentamente, mientras controla su desespero lo desbrocha, para bajarlo con todo y la ropa interior, notando lo erguido y duro que se encuentra y a la vez que el líquido pre seminal ha humedecido su piel.

El pene del Aioria es casi del mismo tamaño que el suyo, pero aun así le parece lindo, para acariciarlo con la punta de sus dedos y depositar besos en el mismo. Actos que sorprenden al mejor y los quiere evitar –Shura... No, no lo hagas... Ahhh... Es...- Pero su protesta es callada, al ver esos jades que lo miran detenidamente, mientras aun dejan algunos besos en la punta y caricias en esas piernas –Aioria...- Lo llama con ese tono sensual y atrevido que solo tiene cuando están en la intimidad como ahora, lo quiere provocar que la piel del león se erice –De ahora en adelante, besaré cada parte de ti, amare todo de ti, solo a ti te mirare por toda la eternidad...- No puede evitar elevar su cara al mismo nivel que del castaño claro, para volverlo a besar, sin importar el sabor que tengan sus labios.

Y entre besos que Aioria no evita, puede escucharse la voz de Capricornio decir algo más –No existirá nadie más... Nunca jamás- Sujeta firmemente esa barbilla para profundizar el beso tanto como se pueda.

Sus cuerpos se han acoplado antes, y esta no será la excepción, pero si con una gran diferencia, una enorme, que ahora no existe rencor, deseo de vengarse, necesidad de olvidar, odio, dolor, tristeza, ni desesperación, sino solo amor, un genuino y puro amor que ninguno quiere perder.

El pantalón del peliverde se alejó de sus piernas en un solo instante, su miembro esta palpitante, con liquido pre seminal escapando de la punta, erguido y duro solo por el cuerpo del León que esta vez reacciona por los sentimientos puros que profesa.

Se acomoda en medio de esas fuertes piernas que previamente había besado, sin herirlas, sin dejar marcas profundas, solo caricias suaves, cuidando de no lastimarlas, preparándolas para darse paso a esa entrada que por primera vez tomaría por amor y no venganza.

Los recuerdos de esos instantes inundan su mente por un segundo, pero... Los gemidos suaves y lindos de Aioria lo despiertan de su trance, recordándole que esta vez su mente no traerá a nadie más que al joven hombre que tiene recostado sobre esa cama.

Las lágrimas de placer se han escapado del brillante verde que esta excitado, por tantas atenciones, y a pesar de que quiere darle satisfacción al peliverde, él no se lo permitirá... No quiere que de nuevo chupe su pene o que le de otro tipo de recompensa sexual que no sea el de verlo... Simple y sencillamente necesita verlo, besarlo, acariciarlo y sentir que ese cuerpo desprende un aroma que solo él puede sentir y le fascina.

No volverá a servirle de ningún tipo, Shura hará todo para satisfacerlo y hacerlo sentir pleno.

Se lo prometió para recompensarlo del daño causado.

-Mhh... ¿Estás listo?- Le pregunta a pesar de a ver introducido dos de sus dedos para dilatarlo y evitar lastimarlo, esa cavidad ya está bastante húmeda, dilatada y preparada para él.

La respiración acelerada del León es evidente, su pecho se eleva y baja con rapidez, mientras intenta tomar el aire necesario para responder, sus mejillas rojizas evidencia la felicidad que lleva en su ser, al igual que las perlas salinas que escapan de sus orbes verdes –Si, lo estoy para ti...- Le contesta pícaramente, sintiendo, mientras sus manos se aferran a las sabanas por la sensación tan agradable de a ver sido invadido solo por dos dedos de su Capricornio.

Podría Aioria ¿Verse mucho más lindo de lo que es ahora?

Shura se pregunta tantas cosas en un solo segundo, con una horrible opresión en su pecho por sus acciones pasadas.

Sin embargo, la solo imagen de Aioria, su delicado y sensual aspecto, lo hace olvidar por solo un instante su peor error, que lo llevo al momento más maravilloso de su mundo.

Con cuidado, su pene roza la rosada entrada del felino dorado, para con precaución y delicadeza, introduce de un empujón su miembro, adentrándose tanto como pude en esa estrecha y cálida cavidad que extrañaba, pues había pasado un tiempo desde que lo profano, pues debió detenerse antes de que su mente siguiera corrompiéndose.

Ambos sienten la satisfacción de conectarse una vez más.

Aioria gira su cabeza hacia la derecha, restregando su cabeza sobre la almohada, mordiendo sus labios, cerrando sus ojos mientras deja escapar unas lágrimas por aquella intrusión de placer, su espalda se arquea, pero eso dura poco, pues siente las manos de Capricornio sujetándolo firmemente de las caderas.

El peliverde, también había dejado escapar un jadeo sonoro y ronco, apreciando el vientre plano que se infla y desinfla por la respiración agitada de su León.

Hermoso paisaje encuentra en el hombre que ama.

Su pene crece en ese interior, a la vez que se adentra más profunda, intentando apreciar cada reacción que el quinto dorado hace por su causa.

Verlo avergonzado, expresando su anhelo, no lo puede resistir por mucho más tiempo, una de sus manos es llevada a la mejilla rojiza, para verse de frente, mientras el décimo se acerca aún más, denotando que se adentró por completo hasta la base del ano apretado del Griego.

Las piernas elevadas y dobladas por las rodillas, a cada lado de los costados de Capricornio.

Ambos se miran, sus alientos vuelven a chocar, sus corazones laten desesperados, sus pechos se tocan por la respiración, el sudor se mezcla con el éxtasis de sus cuerpos.

La boca abierta del menor, la mano que se atrevió a tocar ese caliente rostro, lleva el pulgar a esa cavidad, para delinearla, el León no dudo y comenzó a lamer ese dedo, para llenar de mayor excitación al peliverde.

Sus caderas se mueven para golpear ese punto dulce que Aioria posee.

Embestidas fuertes y arrítmicas, la mano izquierda sujeta con fuerza la cintura del castaño claro, para intensificar el vaiveneé cada vez más.

Había querido esperar a que Aioria se acostumbrará, pero no pudo hacerlo, se sentía demasiado bien el tomar de nueva cuenta ese cuerpo, sin embargo, no con el deseo de solo enamorarlo para herirlo y desahogarse de su rabia, sino para solo amarlo, brindarle su calor, su amor, todo lo que Shura había guardado, ocultado y maldecido, ahora lo quiere entregar enteramente al Griego.

-Shura... Más... Por favor... Aahhu... Gggrrh- Mientras chupa ese pulgar, ruega por más del peliverde, con esas perlas salinas cayendo por los costados de sus mejillas, ese sonrojado rostro, deja escapar gemidos ahogados, al igual que saliva de la comisura de sus labios.

Shura ahora está para complacer al León dorado, no para que él olvide un antiguo amor.

Intensifica sus embestidas, duras y parejas, elevando cada vez más esas caderas, apoyándolas con sus brazos en la espalda del contario. Dejando que gotas de sudor caigan en el cuerpo de abajo, con el cabello empapado y el calor inundando el lugar tanto que sus alientos se manifiestan ante cada jadeo que escapa de sus bocas.

-Lo que quieras, Aioria Mrrg... Lo haré realidad...- Cierra sus ojos, y aleja su pulgar de esa boca, para robar un feroz beso, mientras su mano derecha se aferra al hombro del León dorado, para tener su cuerpo sobre él y aprisionarlo, mientras los movimientos no ceden.

Cada estocada es más rápida y profunda que la anterior, los golpes en ese interior son certeros y delicioso, escuchando el golpe en las pieles de ambos, sonidos obscenos, sonoros, jadeos y gemidos que se ocultan en el beso apasionado que se dan.

Entre palabas que Shura ahora deja escapar, que de verdad siente y se permite decir -Te amo, te amo... Ggrrrh... Te amo, mi Aioria...- Eleva una pierna del felino doblándola por el nivel de la rodilla, para poder llegar aún más profundo, justo tocar la próstata del griego, para hacerlo gemir de completa excitación, sin perder la oportunidad de besarlo nuevamente.

El castaño claro tiembla levemente, sintiendo que su cuerpo está siendo explotado de tanta felicidad, rellenado de inmenso placer que no lo puede creer, tanto que siente que va a enloquecer, su mente se queda en blanco, solo escucha los "Te amo" que Capricornio le da, hasta el punto que se sentirse completamente perdido.

Es la primera vez que ambos hacen el amor así, es la primera vez que sienten de verdad amor, sintiéndose amados, completamente ajenos a su alrededor, olvidando todo aquello que alguna vez les hizo sentir dolor o frustración.

Y es así... Que la eyaculación de ambos comienza a llegar, Aioria comienza a sentir una suave descarga eléctrica que brota desde su nuca hasta la base de su espalda, que envuelve su pene y apaga su cerebro. Su semen se dispara, machando cálidamente los abdómenes bien marcados de ambos caballeros dorados y que escurre por sus costados para ensuciar las sabanas, eso poco les importa.

Shura puedo sentir como arquea la espalda el Griego y en un solo instante se le escapan esos duraznos labios, para escucharlos, conocer que realmente lo ha complacido, el verlo hecho sentir tan bien.

Capricornio se siente orgulloso y feliz, podría en este momento salir de Aioria y abrazarlo, acurrucarlo contra su pecho, pero no... No puede hacerlo, ya que el cuerpo del castaño claro lo hace enloquecer pues aprieta con fuerza su preciada y apretada entrada, cada vez parece contraerse más y el pene del Español se encuentra atrapado; Todo esto es un deleite, que debe seguir embistiendo hasta que su corrida se presente.

Así que simplemente rodea con firmeza ese cuerpo que queda debilitado, pero aun consciente, para seguir soportando cada embestida, hasta que Shura termine en su interior.

No lo pensó detenidamente, ahora mismo no le importa nada, más que su semilla impregne el interior cálido del León.

Ambos se abrazan, besándose nuevamente en donde el décimo dorado toma el control, mientras las palabras que no podían faltar salen.

-Aaah... Shura... Soy tan feliz... De estar a tu lado, de amarte...- Sonríe entre besos, dejando que sus lágrimas caigan al ver esos jades brillando por él –Te amo con todo mi corazón- Esa sonrisa y dulce confesión, contraen el corazón del delirante Capricornio que por primera vez se ha permitido sentir lo que el amor de verdad tiene para él, siendo uno que tiene adelante, pero que posiblemente ya no merece.

Lo abraza con fuerza, no pude ver esos hermosos ojos y tiernos que le dicen que lo aman, se oculta en el pecho del menor y sin salir de su interior, expresa más su sentir –Te amo Aioria, te amo tanto, más que a cualquiera. Solo a ti, lo juro, de verdad... Mmhh... Eres lo más especial para mí... Eres el único a quien amo...- Jadea contra esa cálida piel, sintiendo el calor chocar –Por siempre prometo que será así- Le ama de verdad, se lo dice, pero el pesar de sentir el dolor del pecado por a ver cometido un peor pensar no lo deja en paz.

Extrañado y sorprendido, sus brazos están a los laterales, pero sonriente, pues entiende a su ver a que se refiere, corresponde el abrazo, sintiendo el cabello de su amado debajo de su barbilla –Shura, lo sé, sé muy bien que me amas y eso no lo dudo- A pesar de sentir la debilidad de a verse corrido hace poco, aún tiene la fuerza para trasmitirle su amor al peliverde -Shura, amémonos esta vez de verdad y olvidemos todo lo que alguna vez nos lastimo- Lo consuela a su parece, acariciando su cabello, mimándolo levemente para que no sufra por el pasado.

Shura, jamás se sentirá digno de ese inocente y sincero amor que Aioria le profesa, de verdad nunca podrá sentirse merecedor de él, pero... No puede evitar aferrarse a ese verdadero amor que le dan, y él corresponde por primea vez.

-Gracias, por darme la oportunidad...- Limpia sus lágrimas antes de contemplar esos bosques iluminados por el sol y con un suspiró, y sonrojado, mira esos labios semi abiertos y antes de volverlo a tomar en cuerpo y alma una vez más le dedica su sentir –Te amo, Aioria... Prometo nunca lastimarte de ninguna forma...- Y rápido le otorga un beso, para lentamente salir de él, dejando escapar detrás un hilo de su cálida semilla que se quedó en el interior del León dorado.

Ahora mismo y por primera vez en esta vida, ambos se han permitido amarse, sintiendo que sus cuerpos han sido tomados por alguien que nunca les fallara, que jamás los cambiara, ni les hará daño.

Puede ser que en verdad solo Aioria lo sienta así, que su querido Shura, le es sincero, es bueno, es entendible por todo lo que pasaron, porque el amor de ambos es verdadero y no solo una falsedad de un momento para olvidar a alguien que ya no forma parte de su corazón.

El León ha aceptado ese amor, y sabe que su corazón merece una oportunidad más, y se la quiere dar con Shura, y si es para siempre su final, está más que anhelante que sea a lado de su querido Shura de Capricornio, que desde niño le demostró que lo quiere y le importa.

Pero... A pesar de sentir esa inmensa alegría que le proporciona el pequeño gatito... Puede jurar que su amor durara toda la vida, que es sincero y verdadero, pero en su propia mente tiene la enorme desgracia de saber que todo inicio por su venganza, que lamentablemente no lo dejara de atormentar a pesar de disfrutar de un bello amor, que teme... Que a futuro lo abandoné por sus estupideces. Sabe muy bien, que tal vez... Algún día... Descubra su mayor pecado causado por una ira antigua que debió morir.

Pero por mientras, por el momento en que nada ocurra y pueda permanecer a lado del Griego, lo tomara, lo aprovechara y vivirá lo más feliz posible a su lado, hasta que el mismo Aioria... Se canse de él y lo odie... Sin embargo, pude y cabe la posibilidad de que Capricornio no pueda aceptarlo.

No... Si Aioria lo depreciara y rechazara, en esa ocasión... Tal vez... Su corazón no lo soportaría, pues no es tan fuerte como lo es el quinto dorado.

Puede sentí esa tersa piel, esa calidez que los inunda, y los besos que no se pueden evitar, antes no se querían siquiera besar, pero ahora no quieren perderse ni un instante de esos labios que deben probarse mutuamente.

Al final, ambos terminan agotados, abrazándose, cubriéndose con las sabanas de la cama del León, intentan respirar correctamente y aunque sus temores aún siguen, esta vez no le quitaran el sueño, al tener entre sus brazos a su adorado Aioria, que plácidamente y con tranquilidad se entregó a él para ser feliz a su lado y Shura, quiere sentir ese amor y felicidad aunque sea una vez...

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Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? 

¿Como están mis terrones de azúcar?

Espero que super bien, los he extrañado tanto, kiaaaaa, como también tener el tiempo de darles mucho contenido, pero se me hace imposible hacerlo tan seguido como antes, así que tratare de traerles varias cositas cada cierto tiempo para su disfrute.

Los mega quiero a todos y agradezco de todo corazón que sigan aun aquí, apoyándose, créanme que eso hace que uno se anime tanto para seguir publicando cositas que les guste y disfruten.

No olviden dejar su lindo comentario, por fis.

Me paso a despedir, cuídense mucho por favor y manténganse a salvo.

Nos leeremos en la próxima.

Ammu se va.

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