Maldito ascensor
- Perdón hija es que estoy un poco liado.
- Me había dicho mamá que querías que fuéramos a comer juntos o algo parecido.
- Sí, pero ya no puedo, me ha surgido una reunión por el nuevo proyecto de la empresa.
Si quieres la semana que viene podemos hacer algo. -Se escucha una voz femenina por detrás -Vale, lo que qui...-
- Perdona Raquel, luego hablamos estoy trabajando. - Y cuelga.
Como siempre, está ocupado para pensar en su hija, ni siquiera me ha felicitado. Pero tampoco me llevo una desilusión, hacía que no me felicitaba años, este no ha sido diferente. No se acuerda de comprarme algo por navidad o simplemente llamarme para felicitar el año.
Mi hermano era el favorito, siempre estuve a su sombra delante de mi padre, cosa que para variar tampoco me importaba. Pero cuando murió pasé de importarle poco a directamente no importarle y llamar más que nada por compromiso. Cada quince días una excusa barata para verme un rato y que no pudiera quedarme a dormir en su casa.
Pero bueno, que se le va a hacer.
Ignacio siempre intentó que mejorara nuestra relación, pero se quedó en el intento. Le echo demasiado de menos, era mi confidente, con quien podía reír y llorar sin que sintiera vergüenza ni nada similar, ojalá poder hablarle aunque fuera un minuto más.
Al volver a mi casa como rápidamente y me voy a mi cuarto, derrepente me empiezan a pesar los párpados y me quedo dormida.
- ¡Raquel eres un auténtico desastre! ¡Es que no das una! ¡Quieres darte prisa! - Esa es Carol, había llamado mucho al telefonillo, pero como ha visto que no he abierto ha utilizado una llave que le di por si acaso. Estoy mucho sola y así puede entrar cuando quiera y yo en su casa porque también tengo su llave.
- Voy, voy, tardo dos minutos.
- Pero que eso lo dijiste hace media hora, Lucas llega en siete minutos.
- Dos, siete, lo mismo. De todas maneras ya estoy, no tardo nada.
- ¡Pero te crees que no te conozco Raquel!
¡Mueve el culo y vístete rápido!
- Ya, ya, lista, cojo el bolso y vamos.
- Te queda genial. -Me dice con una sonrisa, Carol no es que sea políticamente correcta, dice lo que piensa. Si tiene que decirme que me queda mal, no tengo la menor duda de que me lo dirá.
- Gracias, tu también estás preciosa, como siempre.
- Bueno, después de tanto amor creo que es hora de irnos.
Salimos de casa y cuando estamos ya en el portal me doy cuenta de que no me he puesto el colgante de mi hermano.
- Carol, necesito subir, no llevo el colgante, tardo un minuto.
- ¡Cuando digo que eres un desastre es que eres un autentico desastre!
- Sí si, yo te quiero también.
- Mira, ya está ahí Luqui, ve con él y vais hablando o lo que tú quieras.
- Sabes que yo no quiero precisamente hablar con el. -Me dice con una mirada bastante pervertida, si no fuera mi amiga saldría corriendo.
- Vale, bueno, pues hasta donde llegues.
La veo salir con una sonrisa en la cara, veo que el ascensor está bajando y me espero, me pongo enfrente de la puerta y ¡Boom!
- Dios, no te había visto, perdón, madre mía, ¿estás bien?
- Tranquilo, estoy bien, no pasa nada. -Levantó la mirada y veo unos ojos azules que me resultan familiares. ¡No puede ser! El chico del cruce de cebra de esta mañana. Creo que de cerca es todavía más guapo.
Veo como sus ojos recorren mi cuerpo, no me había dado cuenta pero voy en ropa de fiesta. Un pequeño top de lentejuelas y unos pantalones de cuero negros no le quedan mal a nadie. Inevitablemente me sonrojo y bajo la cabeza, y veo como el va bastante elegante, camisa abierta azul cielo y pantalones negros.
- Quieres que vaya a por algo para curarte, es lo menos que puedo hacer, no ha sido un buen comienzo. Hola, soy Luis. - Dice con una sonrisa.
- Raquel, no gracias, tengo que subir a por una cosa que me he dejado, ya de paso me curo la herida. Además tengo prisa, me están esperando.
- Vale, pues encantado Raquel, me acabo de mudar con mi familia al tercero, ya nos veremos.
- Claro que sí, yo vivo en el segundo, ¿lleváis aquí poco tiempo?
- Vinimos hace tres días, todavía no conozco a nadie del edificio.
- Claro, estáis aquí desde hace poco, por eso no me sonabas, bueno, ya me conoces a mí.
- Bueno, te dejo que te está sangrando la herida, ¿de verdad no quieres que te ayude?
- No, no, gracias.
- Chao, nos vemos.
- Adiós.
Dios santisimo, que ojazos tiene ese chico, vecino nuevo, con razón no le había visto nunca.
Me miro en el espejo del ascensor y menudo golpe que me ha dado, me sangra un poco la frente y está bastante hinchado.
Subo a casa y cojo rápidamente el colgante, un neceser de maquillaje y agua oxigenada para limpiarme la herida.
Bajo con todo eso para poder arreglarme en el coche porque me van a matar, siempre llegan tarde por mi culpa.
- Hola chicos, perdón es que me han dado con la puerta en toda la cara.
- Pero que te han hecho, hoy ligas seguro con esas pintas. - Me dice Luqui con una sonrisa que se va a tragar.
- ¿Pero quien te ha dado? - Pregunta Carol.
- Un vecino nuevo.
Bueno, vámonos.
- Que prisas llevas si solo son las once, todavía hay tiempo.
- ¿En serio? Y por eso llevas metiéndome prisa un buen rato.
Me limpio la herida con mis dotes de enfermera, que son nulos. Y me la maquillo lo mejor que puedo, con unas copas y oscuridad nadie se enterará de que existe ese chichón.
- Bajaos vosotras, id entrando y yo aparco. -Dice Luqui.
- Vale, venga Carol.
- Luego te vemos, adiós.
Nos ponemos en la cola para entrar, cogieron entradas VIP y aunque está a reventar la fila normal la muestra es bastante pequeña.
No tardamos casi nada, en menos de lo que pensábamos estábamos dentro.
Capítulo sin demasiado salseo, pero el siguiente va a ser intenso. Espero que os guste, comentad que os parece y sugerencias.
Besos ❤️❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro