Jimin

Vacío.  No hay nada más que eso.

Yoongi se fue. ¿Qué estoy haciendo yo aquí, contemplandolo en esa estúpida cama, tal como si fuese a abrir los ojos?

¿Porque sus padres no vienen?

¿Acaso los médicos no los llamaron?

No. Seguro que lo hicieron. Pero sus padres no van a venir. Yoongi les avergüenza demasiado como para preocuparse por él.

A fin de cuentas acabó por ser un desconocido.

Suelto un suspiro pesado y lanzo el pañuelo descartable a un cesto de basura. Me levanto de la silla con las piernas pesando como plomo.

Me acerco a la camilla en donde está Yoongi, inerte, sin hacer nada. Le retiro el cabello azabache de la frente y le doy un beso en la cabeza.

---Esta no era la solución, Min --- le digo con la garganta cerrada mientras le aprieto la mano en donde yacen los últimos cortes ---, pero supongo que ahora podrás estar mejor.

Me retiro a paso lento y cierro la puerta detrás de mi.

A lo largo del pasillo veo a Tae y a un chico que usa una muleta. Seguro es Jungkook.

Camino hacia ellos y dejo que Tae me de uno de sus abrazos de oso.

Pero no se cuántos abrazos de oso podrán bastar para devolverme la felicidad.

Lo perdí todo.