—Hola— Es escucho de inmediato la voz de Sarah.

Y colgué.

Quería jugar con Sarah, volví a llamar.

—Hola— Contestó de nuevo Sarah.
—Mmm— Respondí con un gato confundido.
—Amargado.
— ¿Quieres que te diga hola?
—Sí.
—Si es así, entonces hola.

LA voz de Sarah era suave y armónica.

—Hola Axel.

—Por favor.

— ¿Qué?

— ¿Seguiremos diciendo hola?

— Idiota.

Y colgué por segunda vez.

Sarah:
¿Porque colgaste?

Axel:
Bueno te seré sincero, la primera llamada me puse nervioso y la segunda el crédito de mi celular se acabó.

En realidad mi crédito no se acabo, solo no quería que se volviera loca Sarah con mi voz.

Sarah:
¿Nervioso?, ¿porque?

Axel:
Sabía que preguntarías eso.

Sarah:
Contesta, por favor.

Axel:
No lo sé, solo me dio nervios que escucharas mi voz.

Sarah:
Si tú lo dices.

Axel:
Por cierto.

Sarah:
¿Sí?

Axel:
¿Qué tal?

Sarah:
¿Qué tal qué?

Axel:
Mi voz.

Sarah:
Odiosamente sexi.

Axel:
Lo vez, en eso si tenía razón.

Sarah:
No quise decir eso.

Axel:
Admítelo mi voz te encanto.

Sarah:
No y ¿la mía?

Axel:
Yo sé que mi voz te encanto. Tu voz es regular como la de cualquier chica que no tiene amigas.

La voz de Sarah, su voz, es su voz.

Sarah:
Como usted diga.

Axel:
Admítelo, ¿cuando llegas al punto de decirnos usted?

Sarah:
No y no lo sé.

Axel:
Si.

Sarah:
No.

Axel:
Si.

Sarah:
Cambia de tema.

Axel:
Sabes.

Sarah:
Que.

Axel:
Nada.

Sarah:
Te odio.

Axel:
...

Sarah:
Axel!

Axel:
¿Sí?

Sarah:
Nada.

Axel:
Bueno.

Sarah:
Okay.

Axel:
Sarah.

Sarah:
¿Sí?

Axel:
Sabes.

Sarah:
¿Qué?

Axel:
Nada

Sarah:
Te odio.

Axel:
Me tengo que ir.

Sarah:
Vete.

Axel:
Yo sé.

Sarah:
¿Que sabes?

Axel:
Que deseas que me quede.

Sarah:
No, vete si quieres.

Axel:
Ahora me quedó.

Sarah:
Quédate.

Axel:
Me estoy aburriendo.

Sarah:
Pues habla algo, cuenta una historia, no se di algo.

Axel:
Y si mejor jugamos

Sarah:
¿A qué quiere jugar el señor Axel?

Axel:
Una serie de preguntas atrevidas.

Quería ver la reacción de Sarah al leer el mensaje, seguro se pondría roja.