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Cinta #3 Lado A (Parte 2)

Alizée estuvo muy nerviosa desde la mañana. Ése Sábado era el cumpleaños de su hermano pequeño así que lo llamó para felicitarlo y hablar con él.  Alizée se sentía muy feliz por oírle y haber hablado con él, aunque la invadió un sentimiento agridulce. El cambio de un niño mientras crecía era algo natural pero se sentía triste por no ser testigo de ello. Seguía existiendo esa complicidad fraternal pero las cosas habían ido cambiando y de algún modo,  Alizée no conseguía sentirse bien con ese cambio.

Le sorprendió oír que su madre quería hablar con ella para algo más que un intercambio superfluo. Esos "¿qué tal?" vacíos, cordiales pero vacíos de emoción. Alizée no necesitaba tener presente a su madre para saber que había esbozado un gesto avergonzado cuando había admitido que no había sido una buena madre.

—Alizée, no puedes estar toda la vida enfadada conmigo. 

"Ja. Ilusa" pensó Alizée pero no dijo nada.

—Lo que trato de decir es que lo siento. 

Después de eso su madre le preguntó cómo le iba el instituto. Alizée no pudo centrarse bien en responderle.

—Espera, no puedes disculparte y pasar a otro asunto como si no fuera algo grave. Es un poco tarde para decirme que en realidad no me odiabas, ¿sabes?—Alizée se obligó a tranquilizarse al ver que su madre no la había interrumpido y había escuchado todo aquello. Era algo que en verdad no había esperado que sucediese... pero quizás eso probaba que estaba intentando ser mejor persona—Es un poco tarde pero está dicho, es lo que importa... no puedo perdonarte ahora pero quizás algún día pueda.

—Eso está bien para mi—accedió su madre al otro lado de la línea—Quería preguntarte si las cosas están bien, ya sabes, en el instituto y con tu padre.

—Sí. Alf está sorprendentemente bien—respondió Alizée—Prácticamente se ha recuperado. Y sí, en el Liberty High también me va bien, incluso estoy teniendo mejores calificaciones.

—Oí que dejaste de ir al terapeuta hace mucho. Y si tu padre recae, podrías recaer tú también. Dos personas con problemas parecidos conviviendo en la misma casa... no creo que sea bueno.

—Verlo superar algo como eso me hizo pensar que yo también puedo lidiar con mis problemas, ¿nunca se te ha ocurrido? Escucha, estoy lo suficiente mejor para no necesitar terapeuta—Alizée rió con sarcasmo, sintiéndose algo nerviosa por notar que de veras su madre parecía preocupada—Quizás que te diera igual qué sucediese conmigo tenía sus ventajas, ahora que lo pienso.

—Es raro hablar así, tienes razón—su madre también se rió. Luego habló con seriedad—Si empeoras por cualquier motivo, quiero que sepas que conozco un lugar donde tienen muy buenos profesionales. Está relativamente cerca de donde vivo, así que no sería estrictamente necesario que te internases, podrías... pasar tiempo con nosotros, si quieres.

—¿No sería algo cargante tenerme en tu casa...?

—Claro que sería algo cargante—le dijo ella con un tono algo condescendiente... bueno, no podía esperar que cambiase de un momento a otro—pero no me importa si se trata de ti. Eres mi hija. No importa los problemas que te empeñases en darme.

—... no puedo simplemente abandonar a papá y dejarlo a su suerte...

—Sé que no quieres separarte de Alfred. Lo entiendo pero Alizée, a veces... cómo explicártelo...—su madre parecía incómoda diciendo esto—hay personas que se están hundiendo y que sabes que no podrán salir a flote, no importa lo que tú hagas por ellas. 

—...así que, ¿la solución es dejarlas hundirse y salvarlse...?

—Yo... escucha, no quiero que peleemos esta vez—cortó su madre al notar cierto tono de rencor en Alizée—Como sea, sólo... prométeme que tendrás lo de ese lugar en mente si la situación empeora—Alizée sólo se quedó en silencio.

Después de aquello ambas se despidieron cordialmente, aún con cierta frialdad: incluso si no era una despedida afectuosa, era mejor que las anteriores, que acabaron en gritos. 

Alizée colgó la llamada, confusa y sin saber qué pensar. Siempre había pensado en su madre como "la villana del cuento" pero ahora, incluso si seguía siendo egoísta, al menos parecía estar interesada en su bienestar... pero tampoco podía olvidar el tiempo que la había ignorado: Alf y ella habían dormido en colchones inflables, habían estado midiendo cada dólar para poder tener comida en la nevera... y a su madre no le había importado, incluso si todo eso había sucedido porque el divorcio había dejado a Alf sin un centavo.

Alizée no podía olvidarse de eso fácilmente.

Abrió el armario y tras hacer a un lado la ropa, se sentó: era una mala costumbre que había cogido de pequeña, sólo que claro, cuando era pequeña se encerraba allí por pataletas y no para pensar. Dejó parte de la rendija abierta así que pudo ver que Hannah se acercaba y decía:

—Mhm, no sabría si decir si esa llamada ha ido bien o no.

—No lo sé—Alizée cerró los ojos. "Si las cosas se ponen peor...", era lo que estaba pensando ella, preguntándose si quizás era por eso que no había prometido nada: porque estaba viendo a Hannah Baker, hablando con ella y eso significaba... no sabía qué pero no podía significar nada bueno.

Hannah propuso:

—Oye, ¿recuerdas que Alf te mencionó que iban a relanzar esa película en el Cresmont? Deberías ir a verla.

—¿Para qué? No tiene sentido ir a verla si...—Alizée se interrumpió a sí misma, susurrando—No lo entenderías.

—Quizás tienes razón en que no lo entiendo. Lo que sí sé es que  estar en esta casa lamentándote no es la mejor idea—Alizée sintió un escalofrío en la espalda al oír eso. Hannah añadió, tratando de aligerar el ambiente tenso—Sólo... diviértete por un rato, ¿si?

—¿Hay veces en las que te arrepientes? De no poder volver a divertirte.

—¿Tú te arrepentirías en mi lugar?

—Supongo... sí, tienes razón en que no quiero estar aquí ahora, me iré—respondió Alizée, saliendo del armario y buscando con la mirada su chaqueta.

Alizée estuvo a punto de decir un dubitativo: "¿...gracias?". Simplemente, los tiempos en los que podía esconderse en el armario para no oír discusiones o llorar por algún capricho habían pasado hacía mucho.

—¿...los muppets? ¿Seguro que no se confundieron al darte la entrada?—comentó Jessica mirando el ticket que Alizée había comprado en la taquilla. Jessica le rompió la esquina al boleto para que Alizée pudiera entrar al recinto.

Alizée había esperado que la suerte se pusiera de su parte y que Jessica no tuviera que trabajar ese día o a esa hora.  Aún no se había dado cuenta de que Tyler estaba allí y probablemente se habría puesto aún más nerviosa al saber que no sólo su amiga estaba allí.

 —Vamos, no me juzgues—siseó Alizée, desviando la mirada, algo avergonzada—Estaba muy aburrida...

Jessica preguntó: 

—Entonces, ¿serás sólo tú?—algo extrañada: era la típica película que alguien vendría a ver para contentar a algún hermano o sobrino pequeño. 

Tyler no pudo evitar levantar un poco la mirada. Él no escuchaba bien la conversación, estaba demasiado lejos como para hacerlo. Involuntariamente su ceño se frunció al pensar en que probablemente había ido con alguien más.

—Traje a mi acompañante imaginario—bromeó Alizée, fingiendo agarrar un brazo invisible.

—No le cobraré entrada a alguien tan encantador—Jessica siguió la broma. Ella miró un reloj—Se te olvidó que empieza dentro de media hora, ¿verdad?—Alizée revisó el ticket con gesto ceñudo y se percató de que Jessica llevaba razón. 

—Mi mente recordaba que era a las y quince...—Alizée chasqueó la lengua con fastidio y se llevó la mano a la sien—¿Por qué siempre me pasan cosas así? 

Jessica sonrió tratando de quitarle importancia y señaló la zona de los asientos.

—No pasa nada. Puedes ponerte cómoda y esperar...—al ver que Alizée bajaba los hombros con desasosiego, Jessica añadió—Ya sabes lo que dicen, ¡las primeras palomitas en servirse siempre son las más deliciosas!

Jessica vio que varias personas comenzaban a salir de una de las salas en la cual ya se había terminado la película y se dispuso a encargarse de limpiarla: a Alizée le hubiera gustado hablar con Jessica un poco pero al fin y al cabo ella estaba trabajando y no debía distraerla.

Alizée caminó hasta la zona que Jessica le había señalado y  se fijó en que Tyler estaba sentado en uno de los asientos: él parecía querer sumergirse en el libro que estaba leyendo porque tenía la cabeza sospechosamente baja y la mirada fija en las páginas. Tyler estaba algo nervioso preguntándose si Alizée lo había visto mirándola antes.

Ella se acercó y se sentó en el asiento libre que había justo a su lado. 

—¿Intentabas mimetizarte con el ambiente, a lo ninja?—lo saludó ella—Lo habrías conseguido si mis gafas no me hicieran ver las cosas como un predator.

Alizée carraspeó percatándose de que quizás lo estaba molestando:

—Lo siento, si estorbo, puedo ya sabes, sentarme por otro lado o algo. Sólo me parecía maleducado no saludarte.

—No, no trataba de esconderme ni nada—consiguió explicarse Tyler—Pensaba que vendrías con alguien y no quería incomodarte—él añadió. Tyler cerró el libro que leía pero dejó el dedo pulgar entre las páginas para marcar por dónde iba—No esperaba verte aquí...

—¿Ahora que descubrí tu escondite secreto en el Liberty, intentabas encontrar otra base secreta para ti solo?—bromeó Alizée. Luego le respondió—Pues en teoría iba a venir con Claudie pero recordé que tenía entrenamiento con las animadoras de su instituto, así que aquí estoy—ella apoyó la barbilla en la mano, mirando a Tyler con gesto curioso—¿Y tú qué?—Alizée añadió con tono pícaro—¿Frustrado porque la chica de tu cita llega más tarde de lo que acordasteis?  

—¡Ah, no! No es eso... yo solo—Tyler se puso tan nervioso buscando qué decir que se revolvió en el asiento y se le deslizó el dedo de entre las páginas, perdiendo el punto de lectura—pasaba el rato aquí.

Alizée lo miró extrañada, dejando en claro que era una respuesta rara pero no insistió en ello. Se limitó a echarse hacia atrás en el asiento y estiró las piernas, cruzándolas mientras esperaba. Alizée sacó el teléfono móvil para distraerse mientras tanto aunque no pudo evitar mirar de reojo cómo Tyler parecía no ser capaz de encontrar la página por la que iba. 

Él abrió una página aleatoria, estaba bastante seguro de que no iba por ahí. No llegaron a pasar unos minutos de silencio antes de que él dijera, tan repentinamente que que Alizée parpadeó con lentitud:

—Quizás te suene algo raro pero, ¿crees que queden tickets para esa película?—Tyler señaló el ticket que sujetaba Alizée—... la que sea que venías a ver.

Sorprendentemente fue más fácil de lo que pensó decir aquello. Alizée respondió:

—Seguro que sí,  no es precisamente un "taquillazo" pero te advierto que podría no gustarte.

—¿Te molesta si...?—preguntó Tyler tímidamente.

Alizée desvió la mirada distraídamente y se agarró un mechón de pelo, tirando un poco de él. 

—Haz lo que quieras, no es como si me molestase que estés cerca.

Sentado en la butaca del cine, Tyler no pudo evitar acordarse de Mackenzie: aquel había sido un primer beso pero había acabado tan mal... todo había sido tan intenso que lo recordaba con una mezcla de terror y maravilla: no sólo había tratado del beso sino de cómo Mackenzie le había agarrado la mano sobre el reposabrazos de la butaca. Instintivamente echó un vistazo hacia el reposabrazos, como si esperase encontrar allí su mano de nuevo, olvidándose de que Alizée estaba justo allí sentada. 

Tyler no pudo evitar terminar con aquel sabor amargo de nuevo en la boca por cómo había acabado aquella cita, cómo había perdido a Mackenzie...

Alizée vio que Tyler tenía una expresión triste desde el momento en el que se sentó en la butaca. No es que fuera muy alegre normalmente, cierto, pero se notaba que pensaba en algo que le era desagradable. Alizée codeó a Tyler para sacarlo de sus pensamientos.

—¿Qué...?—de verdad parecía estar en otro mundo. Alizée no usó palabras, sino que le hizo el gesto para que abriera la mano mientras que agitaba la caja de gominolas que había comprado.

Dejó caer unas cuantas gominolas en la palma de la mano de Tyler.

—Come, el azúcar estimula la euforia—comentó ella.

Notar el roce accidental de los dedos de Alizée le hizo preguntarse si Alizée se habría besado con algún chico en el cine... de hecho, puestos a pensar, nunca se había parado a preguntarse con qué tipo de chico estaba dispuesta a salir Alizée. 

—¿Alguna vez has tenido una cita en un cine?—se atrevió a preguntarle. ¿Quizás era cosa del azúcar?

—Sí, claro—respondió ella sin ser muy específica en detalles sobre ello: Tyler dudaba que Alizée fuera a compartirle esa parte de su vida aunque, honestamente, más bien le parecía que simplemente a ella la pregunta no le generaba interés—¿Y tú?

Él hizo un leve silencio en el que se notaba claramente la incomodidad ante la idea de responderle a Alizée aquello.

—Cuando haces una pregunta incómoda te arriesgas a que te la devuelvan—Alizée dijo eso con una sonrisa de suficiencia pero al ver que Tyler no parecía muy seguro de responderle ella pareció compadecerse y dijo—Bueno, no tienes que responder si no quieres.

—Ehm, una vez—admitió Tyler avergonzado. Se sentía injusto no responder de vuelta ya que él había hecho la pregunta incómoda para empezar—La cita estaba yendo genial pero yo lo arruiné.

—Vale, eso explica que de repente tuvieras expresión de cachorrito abandonado. Estabas pensando en eso, ¿no?—respondió Alizée. Ella bajó la mirada al cubo de palomitas mientras hundía la mano en el cubo—Déjame adivinar, estás pensando que aunque esto se trate de una buena amistad, lo estropearás también, igual que tu cita.

—¿Cómo sabías que...?—preguntó él.

—Poderes mentales—Alizée usó un tono ominoso a propósito a modo de broma pero luego se explicó—No era difícil de saber por qué, sobre todo para alguien que ha estado allí—hizo una pausa y aclaró a qué se refería con ese allí. Claramente su tono de voz había ido pasando a uno más serio pero ahora se forzó a cambiarlo a uno que fingía despreocupación—Ya sabes, en ese estado mental en el que sientes que nada mejorará porque lo estropeas todo.

—Así que—Tyler sacó una conclusión precipitada—¿Tú también te besaste con alguien en un cine...?

Alizée movió las cejas hacia arriba con una sonrisa y dijo con tono pícaro: "Oohhh, ¡antes no habías dicho nada de un beso! Vaya, vaya..."

—Sí—murmuró Tyler de manera tan débil y avergonzada que a Alizée le costó un poco oírlo entre el sonido de los anuncios previos a la película.

Tyler se quedó callado, algo incómodo por hablar de eso. Alizée le dijo, en parte para hacerlo sentir mejor:

—Yo también tuve una cita en el cine y me besé con el chico en cuestión—para ella no era la anécdota más importante que confiar pero sí que sirvió para que Tyler se sintiera más cómodo.

Tyler no pudo evitar pensar que quizás era por eso que aquella película tenía significado especial para ella. Se sintió lo suficientemente valiente para preguntarlo, sobre todo teniendo en cuenta que se estaban compartiendo confindencias como dos buenos amigos:

—¿Esta película es importante para ti por eso? ¿Te recuerda a él... o algo así?

Alizée ahogó una risilla y respondió: "Qué va, ni siquiera puedo recordar qué película vi con el susodicho".  

El tono de voz de Alizée se desprendió de esa despreocupación casual y Tyler supo que ahora sí que estaba intentado confiarle algo que en verdad sí le importaba:

—Sí que me recuerda a alguien, es importante porque... bueno, no importa—se interrumpió a sí misma Alizée. Señaló la pantalla—Deberíamos ver esto, que para algo hemos pagado. A este paso nos perderemos el princi...

Tyler le interrumpió con tono apremiante:

—¡Sí importa!—había dicho eso lo suficientemente alto como para que unos cuantos asientos atrás lo oyeran. Como había sonado excesivamente directo, añadió, en tono más bajo—Quiero decir, me importa, yo... me gustaría saberlo—en condiciones normales, Alizée le habría dicho "cotilla" de manera bromista o incluso se hubiera enfadado por haber levantado así la voz en mitad de una sala de cine. Sin embargo, Alizée se había quedado seria, frunciendo el ceño, como meditando sobre el hecho de si quería contárselo. ¿De verdad quería hablar de un tema que la hacía tan vulnerable con Tyler Down?—Si tú quieres contármelo.

Alizée se quedó con gesto melancólico pero pareció decidir que sí, que quería contárselo:  tardó unos segundos en seguir hablando porque no le resultaba fácil verbalizarlo y menos con alguien que no estuviera sólo en su cabeza como Hannah.

—Te mencioné que tengo hermanos y que están lejos, ¿verdad? Uno es pequeño. Hace poco fue su cumpleaños. Le encantan los muppets... o le encantaban, está creciendo—le explicó Alizée. La voz de Alizée tomó aquel tono amable que usaba tan poco pero que a Tyler le parecía tan agradable de oír—Verás , cuando aún él no había nacido, Al...—como estaba tan acostumbrada a llamar a su padre por el nombre de pila, se corrigió—mi padre y yo veíamos películas los domingos mientras mi madre iba a sus clases de yoga: dejamos de hacerlo porque llegó un momento en el que mi padre debía trabajar mucho si quería mantener nuestro tren de vida. Cuando mi hermano creció lo suficiente como para hacer algo más de lo que hacen los bebés, decidí recuperar la tradición e instaurar de nuevo las sesiones domingueras matutinas, sólo que con películas acordes a lo que a un crío le gusta. El caso es que ésta era su favorita—Alizée se rió—bueno, miento, toda película en la que saliera un muppet le gustaba, así que vivía en un bucle infinito de películas de muppets... hubo domingos en los que en verdad me arrepentí de no haber dejado morir la "tradición"—Tyler no pudo evitar notar que Alizée parecía contenta mientras contaba la anécdota—Llegó un punto en el que las odié completamente, como cuando ponen una canción tanto que terminas sintiendo que tus oídos explotarán si vuelves a oírla—Alizée hizo un gesto de explosión con las manos—Booooum, ¿sabes?

Alizée y Tyler se rieron en voz baja  por la anécdota y por cómo lo había contado sin embargo, poco a poco el gesto de Alizée se volvió algo más triste al aterrizar en el presente:

—El caso es que ahora ver esas estúpidas películas me hace sentir que está cerca de mí, de algún modo, incluso si sé que es estúpido. Él está... muy lejos, y no sólo hablo de la distancia que haya de aquí a Canadá, sino de la distancia que crea el cambio de ser un niño a ser un pre—adolescente. Seguramente las cosas que nos unían dejarán de gustarle pronto—frunció el ceño molesta consigo misma mientras decía eso. Alizée miró hacia Tyler: por cómo lo miró Tyler prácticamente pudo reconocer su propia angustia del pasado al ver a todos encajar fácilmente—¿Crees que es raro? Lo de sentirme cerca de alguien sólo por ver una estúpida película infantil...

Tyler dijo qué pensaba con sinceridad sobre eso:

—Quizás es raro, pero... no es como si me molestase—era hijo único así que no sabía qué era tener un vínculo con un hermano, no podía saber cómo Alizée se sentía exactamente: sólo podía intentar imaginarlo.

La cara de Alizée se relajó. Ella se recobró lo suficiente como para burlarse con ironía, diciéndole:

—¡Oh, discuuuulpe, señor no-soy-raro!—lo acompañó lanzándole una palomita a la mejilla: sin duda parecía de mejor humor repentinamente. Alizée intentó acertarle una segunda pero Tyler se movió un poco y la palomita voló lejos.

Ella se acomodó más en la butaca mientras metía la mano en el cubo de palomitas y tras mirarlo de reojo, le sonrió. Tyler también lo hizo, le gustaba esa complicidad que tenía con Alizée: empezaba a pensar que ella en sí misma también le gustaba un poco.

Cuando los créditos finales de la película llegaron, Alizée se quedó unos segundos mirando la pantalla, con los ojos acristalados y mordiéndose la yema del dedo índice. 

Tyler estaba seguro de que estaba haciendo un esfuerzo por no mostrarse mal sólo porque él estaba allí.  Él agarró los cubos de palomitas vacíos, tanto el suyo como el de Alizée, y masculló: "Yo me encargo de esto si quieres..." pero lo que en realidad quería era darle un poco de espacio a Alizée. 

Alizée le quitó uno de los cubos de palomitas de las manos con rapidez pasmosa y se levantó del asiento como si fuera un muelle: sólo se tomó un momento para sacudirse los restos de palomitas de su falda de tela vaquera verde oliva antes de decirle:

—Voy contigo.

Tyler se levantó más lentamente del asiento y preguntó:

—¿Segura? ¿Estás mejor?

—No. Bueno, en realidad creo que un poco—no había mucha correlación entre las respuestas, como si de hecho la propia Alizée tampoco lo supiera—No lo sé—después de unos segundos dijo bruscamente—La verdad es que no importa.

Habían caminado hasta la escalerilla central de la sala. El resto de personas que quedaban ya habían salido por la puerta, al fin y al cabo, los únicos en la sala además de ellos eran dos familias con niños pequeños. Tyler comenzó a subir las escalerillas.

Alizée le dio una patadita suave y cuidadosa a Tyler por debajo de la rodilla para que se girase. Ella tenía las manos en los bolsillos de la chaqueta y las piernas cruzadas, moviendo el tobillo derecho nerviosamente. Trató de pensar algo ingenioso con lo que acompañar la simple palabra "gracias" pero no pudo porque era lo que en verdad quería hacer, agradecerle por estar ahí, incluso si había sido por casualidad.

—Necesitaba un amigo en este momento, en serio—sacó una de las manos de los bolsillos para tirarse de un mechón de pelo.

Alizée se puso de puntillas por la diferencia de altura entre ambos. Sus siluetas recortaban la pantalla al fondo de la sala de cine.

Tyler notó que sus mejillas se tocaban por un momento antes de que los labios de Alizée le dieran un beso cariñoso a la altura del moflete.  Notó durante cinco segundos la presión suave de los labios de Alizée contra su mejilla, que comenzaban tornarse rojas. Tyler pudo notar que curiosamente las mejillas de Alizée  despedían tanto calor como una estufa. Debía estar tan avergonzada como él: ella no era la persona más "cariñosa" del mundo y por lo que la conocía, no le gustaba expresar afecto.  

Algunas hebras violetas de pelo le hacían cosquillas en la zona entre la oreja y el pelo. 

Tyler no sabía si era una sensación engañosa, si estaba mezclándolo todo por cómo se sentía con Mackenzie pero tuvo la clara sensación de que los labios de Alizée bajaban unos milímetros, como si quisieran recorrer un camino. 

Llevase hacia donde llevase el camino quedó incompleto.

Alizée se apartó y le miró directamente a los ojos, sonriendo. De veras parecía haberse quitado un peso encima.

—Sigue sin gustarme haberme mudado aquí pero haberte conocido... bueno, me hace feliz.

Tyler se sintió inusualmente contento al ver que Alizée ponía esa sonrisa sincera: no sabía por qué cuando ella estaba así de feliz él se sentía bastante mejor. "Es como cuando me habló de la universidad. Siento... esperanza en que todos los días no serán malos. Quizás haya días buenos y quizás...", se dijo Tyler a sí mismo. 

Los créditos de la película seguían rodando tras ellos  Sus siluetas, en el centro del plano, parecían reticentes a alejarse. 

Una franja de luz apareció cuando alguien abrió la puerta de la sala, lo que provocó que tanto Alizée como Tyler cerrasen los ojos con fuerza. 

Finalmente aquel hilo invisible entre ambos pareció diluirse en la luz exterior, como si una magia secreta hubiera llegado a su fin.

Quien había entrado era Jessica, la cual llevaba un carrito con una escoba y utensilios de limpieza. Debido al destello de luz en mitad de una sala casi a oscuras, Tyler no podía ver si Jessica estaba poniendo cara de sorpresa al verlos allí todavía.

—Siento que tengo como diez dioptrías más por eso...—dijo Alizée, quitándose las gafas y frotándose los ojos.

—Pensé que habíais salido ya—Tyler no sabía si Jessica lo dijo a modo de disculpa o para que se fueran porque debía limpiar la sala.

—Bueno, fui yo quien nos hizo demorarnos un poco. Le comentaba a Tyler lo guay que es tener un cine así al que ir.

Incluso si Alizée se había esforzado por darle normalidad al ambiente, Jessica notó algo raro en éste. Ella sabía que ambos pasaban tiempo juntos a veces, cada vez más a menudo, incluso si en el instituto tendían a no hablar mucho. 

Jessica notaba que Alizée era bastante más retraída cuando estaba en el Liberty High, como si allí siempre estuviera algo tensa. 

Jessica se dijo que no quería contribuir a enrarecer más el ambiente así que siguió la charla a Alizée:

—Quizás deberías trabajar aquí, a veces necesitamos refuerzos para luchar contra los terribles chicles atrincherados en las butacas.

—Ya no parece tan guay, cierto—comentó Alizée.

Alizée se adelantó hacia la salida de la sala, siendo la primera de los tres en irse. La peli—morada levantó una mano en un gesto de despedida hacia Tyler y Jessica, diciéndoles un casual: "Nos vemos, gente."

Tyler vio su figura ser devorada por la luz exterior. No pudo responder nada porque se sentía aún muy agitado: lo único que pudo hacer fue agitar tensamente la mano, tratando de reponerse.

Finalmente la pantalla del cine quedó completamente blanca al acabarse los créditos y la luz de la sala volvió poco a poco. Tyler sintió que a medida que las luces espantaban la oscuridad podía pensar un poco más claramente, como si hasta entonces hubiera estado en una especie de sueño extraño, casi un trance en el que no sabía cómo sentirse.

—Clay y Justin pasarán a recogerte en la entrada, no deberían tardar mucho—le dijo Jessica a Tyler secamente mientras recogía en una bolsa de basura los cubos de palomitas de la papelera.

Tyler asintió y caminó por lentitud sobre las alfombras rojas del Cresmont hasta llegar a la entrada, donde bombillas iluminaban los carteles de las películas que se proyectaban.  

Tyler caminó con lentitud por la acera del Cresmont, pensando en lo que había ocurrido, sintiéndose confuso por sentirse tan feliz como desdichado al mismo tiempo. En su corazón había esperanza: y aunque fue por Alizée que pudo reconocer el sentimiento y darle un nombre concreto, en su corazón la esperanza había nacido gracias a la ayuda de Clay, Tony, Alex y los demás.

Sin embargo, de manera irremediable, en el momento en el que había poseído esperanza también había surgido un miedo atroz a perderla. "¿Y si nadie cree que pueda cambiar y todos pierden la esperanza de que mejore?"

Se dio cuenta de que, junto al eco de calidad y suavidad de los labios de Alizée en sus mejillas, se le había quedado marcado un poco del pintalabios que ella usaba. Se limpió la mancha utilizando la manga de su camisa para evitar preguntas incómodas: sabía que en cierto modo tenían un acuerdo implícito en dejar las cosas que pasasen entre los dos tan sólo para ellos dos. Quizás por eso Alizée no se acercaba abiertamente a él en el Liberty High.

Incluso si estaba algo confuso al respecto de sus sentimientos hacia Alizée, no se sentía mal.



Tyler se quedó mirando su teléfono y la conversación que había tenido con Jessica hacía unos minutos, con gesto pensativo mientras Clay y Justin hablaban en los asientos delanteros del coche.

Tyler no quería arriesgarse perder a una de las pocas personas que pasaban tiempo con él sin tener que hacerlo por compromiso a ayudarlo. Ahora que comenzaba a sentir algo más fuerte, ese miedo era mayor... pero también había dicho la verdad cuando dijo que no quería herirla, así que no podía seguir ocultándole todo, en eso Jessica tenía razón."Tengo que hacerlo" pensó él, preguntándose si Jessica había dejado aquella cinta en la mochila de Alizée. 

Eran amigas, tenía sentido que Alizée no sintiera sospechoso verla estar cerca de su mochila: todo parecía indicar que la respuesta era afirmativa pero Tyler no tenía manera de saberlo con seguridad. Se sentiría más tranquilo de saberlo.

Clay y Justin notaron que Tyler estaba callado y que parecía sumido en sus pensamientos:

—¿Algo anda mal, Tyler?—preguntó Clay.

Él levantó la cabeza de manera inconsciente al oír su nombre y respondió, apartando la vista de la pantalla del teléfono: "No, sólo estoy cansado hoy", respondió él. 

Justin pareció observar algo a través del cristal de la ventanilla, algo que le llamó la atención. Era una carretera que cruzaba por un lugar bastante tranquilo así que a Clay le parecía raro que Justin estuviera tan atento a algo que sucediera allí. 

Justin entrecerró los ojos y acercó un poco la cara al cristal. Clay miró en la dirección en la que Justin miraba y pisó el freno con suavidad para no pasar de largo, fijándose en cómo había un coche que le resultaba familiar. "Mierda" pensó Clay para sí al ver que era el coche de Bryce, aparcado a un lado de la calle.

Bryce se había bajado para hablar con alguien en la acera: Justin reconoció a la chica con la que hablaba.

—¿Ese es Bryce?—preguntó él—¿Qué hace con Alizée?

Tyler se movió rápidamente para mirar también por la ventanilla: aparentemente ella y Bryce hablaban y nada malo parecía ocurrir, sin embargo, sí le parecía extraño que se conocieran.  "¿Y si... él le habla sobre mi...?", pensó, angustiado.

—¿Creéis que ella lo sabe?—preguntó Tyler lentamente.

Ver que Bryce parecía estar invitándola a subir a su coche hizo que una atmósfera incómoda se instalara entre los tres: Clay fue el primero en sacar conclusiones sobre la situación.

—No podemos dejar que Bryce se salga con la suya—Clay agarró el volante con más fuerza: parecía furioso por el hecho de que Bryce seguía siendo capaz de salirse con la suya, independientemente de quién fuera la desafortunada chica a la que Bryce elegiría como víctima—Voy a bajar.

Clay se hizo a un lado en la carretera, con intenciones de bajarse del coche.

—Espera—lo detuvo Justin. 

Aparentemente la conversación había terminado y Alizée y Bryce parecieron irse cada uno por su lado, él en coche y ella andando. Tyler no dijo nada pero se sintió muy aliviado de que Alizée no se hubiera subido al coche de Bryce.

—Deberíamos advertírselo—dijo Clay—Ninguna chica debería quedarse a solas con él.

—Entonces, ¿habrá que decirle todo sobre las cintas?—preguntó Tyler.

Clay se quedó mirando unos segundos a Tyler probablemente porque se dio cuenta de lo que Tyler temía. Clay tampoco querría que Tyler perdiera a una amiga.

—No es necesario contárselo todo—comentó Justin finalmente.

—Sólo lo necesario para que se mantenga alejada de ese violador—terminó diciendo Clay—Entiendo. Yo... hablaré con ella sobre Bryce.

Clay volvió a conducir en dirección a casa de Tyler. 

Tyler se quedó el resto del camino preguntándose si el tipo de chico que le gustaba a Alizée era más parecido a él o a Bryce: poco a poco, se sintió traicionado.

Lo único que pudo hacer para dejar de sentirse así fue pensar en romper la foto que le había tomado a Alizée, sin embargo, no pudo hacerlo una vez la tuvo en sus manos al llegar a casa.

 ⏯

Alizée dejó atrás el Cresmont: ella sonreía, incluso si no sabía del todo por qué... desahogar sus sentimientos sobre su hermano menor había sido más liberador de lo que pensaba y pasar tiempo con Tyler siempre la dejaba de buen humor.  "No es mal chico", era su pensamiento recurrente sobre él. No sabía si era por que Tyler le gustaba o no de manera romántica pero sí estaba segura de que le gustaba contar con él. "Hannah tendrá que comerse sus palabras sobre lo de no tener amigos", pensó Alizée.

Alguien gritó a pocos metros de su lado. Tras el grito, oyó el pitido de un coche más cerca de lo que oyó el grito. "¡Eh, criminal!", en principio Alizée se sobresaltó pero reconoció la voz de Bryce cuando él gritó aquello una segunda vez. Alizée miró a la carretera y vio a Bryce en aquel coche de lujo suyo:

—¿Ya no vienes a robar a mi barrio, o qué?—preguntó él, en referencia a cómo se habían conocido.

Bryce frenó el coche para ir al paso de Alizée, algo que se pudo permitir porque pasaban pocos coches por esa calle. 

Alizée se acercó al coche: desde que se había mudado a la casa de los Baker, ella no se había vuelto a reunir con Bryce y con Ani, osea desde verano.  A ella la veía todos los días en el Liberty High pero a Bryce no. 

—¡Bryce, tío! Cuánto tiempo—lo saludó ella—¿Qué tal tu vida de niño rico?

—Eres tú quien tiene que dar las explicaciones. ¡Repentinamente dejaste de aparecer en mis fiestas VIP!—le respondió él de manera amigable—Ani me dijo que te mudaste porque tu padre pudo arreglar todo el tema del papeleo de la nueva casa. ¿Se vive bien allí?

—Podría ser mejor—más bien, podría no tener "fantasmas de gente muerta", con eso Alizée se habría conformado... pero se ahorró el comentario y se esforzó en sacar algo bueno de la situación—Entre tú y yo, se siente bastante mejor vivir en un lugar donde nadie está deseando que me largue, así que sí, más o menos se vive bien allí.

Bryce se permitió aparcar el coche a un lado de la carretera y bajarse para hablar un poco con Alizée. Él se apoyó en la puerta del coche, con cierto porte presumido:

—Pues no sé si es por la casa... pero se te ve de muy buen humor hoy—dijo él y era cierto, normalmente Alizée siempre tenía un gesto taciturno cuando caminaba a solas. Bryce le guiñó el ojo y bromeó—¿Te alegras de verme? ¿Es eso? Admítelo, me has agarrado cariño porque soy rico y sexy.

Ella se cruzó de brazos y puso un gesto casi tan presuntuoso como él:

—He de admitir que se me había olvidado esa "encantadora" sonrisita de "todasquierenfollarmeytútambién"—le respondió ella—Ahora que la veo otra vez... creo que tendré suficiente de ella como para... no sé—Alizée se llevó la mano a la barbilla—¿media década quizás? Sí, creo que sí...

Bryce se rió y preguntó con interés:

—Ahora en serio, ¿algo bueno pasó? 

—Eso creo—Alizée se metió las manos dentro de los bolsillos de la chaqueta, encogiéndose de hombros—Como sea, ¿qué tal has estado tú?

—Extrañándote—puso gesto seductor y se acercó un poco más a ella. Bryce no lo hacía en serio y Alizée tampoco se tomaba en serio esos galanteos: sí que se ponía algo nerviosa al tener tan cerca a un atleta, como si se le encendiera un instinto primario que gritaba que se alejase de cualquier deportista en general—Esos prejuicios clasistas hacia mi persona y ese pelo morado se hacen querer.

—Ajá—Alizée asintió lentamente sin ocultar una cara escéptica y haciendo un esfuerzo por controlar su nerviosismo—¿Seguro que el póker no tiene nada que ver con que me extrañes?—preguntó ella. 

Alizée jugaba muy mal al póker y en general la mejor de los tres jugando era Ani, así que Bryce se consolaba con que incluso si ganar a Ani era complicado para él, siempre podía ganar a Alizée. 

—Es una pena no estar delante para ver cómo te humilla vilmente... era mi pasatiempo favorito, fíjate—le dijo ella.

—Podrías estar. 

—¿Qué?

—Verás, justamente hoy Ani y yo habíamos pensado echar un par de partidas al aire libre. Con la piscina cerca para remojar al que pierda más partidas—ofreció él, dejando de lado su tono galante y bromista—Es broma, no te arrojaré a la piscina esta vez si no quieres pero... bueno, estaría bien volver a reunirnos, los tres, como en verano—comentó—Y además, el alcohol no es un problema, siempre puedo buscar en el armario del viejo—Bryce abrió la puerta del coche, invitándola a subir—¿Qué me dices?

—¿Seguro?—preguntó Alizée: con toda esa atracción entre Bryce y Ani, sentía como si ella no debiera estar allí.

—Vamos, no te diría que vinieras si no te quisiera ahí con nosotros—le respondió él.

—Yo...—Alizée dijo esto con tono inseguro. No sabía si creerle e incluso si lo hacía, ¿qué aseguraba que Ani quisiera tenerla allí? Al fin y al cabo, Ani y Alizée sí hablaban, sí iban al Liberty y nunca le había comentado la posibilidad de planear algo los tres. "No, sólo voy a ser una molestia", pensó Alizée—Estaría genial pero tengo... un par de redacciones y cosas que hacer, no creo que con la resaca pudiera sacar energías para hacerlas mañana—se inventó Alizée—Así que tendrá que ser en otra ocasión. 

—Oh, es una pena—comentó Bryce.

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