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El sillón era muy incómodo para dormir, después de cuatro noches durmiendo ahí su espalda sin duda lo estaba matando, estaba muy seguro de que la siguiente noche la pasaría mejor en el piso porque no pensaba torturarse una noche más. Y todo porque a sus padres se les ocurrió poner tan solo una cama en la cabaña, de alguna forma querían obligarlos a dormir juntos. Que fastidio.
El sol apenas empezaba a salir así que serían alrededor de las siete de la mañana, Jungkook tenía dos opciones, ir a la frontera o quedarse en la cabaña. Si iba a la frontera seguramente sería reprendido por su papá quién el día anterior le dijo que no debía de ir hasta que su relación con Taehyung fuera la de una pareja. Si se quedaba tendría que volver a interactuar con el omega, no era algo realmente difícil, simplemente él no se sentía cómodo con toda la situación, además de que nunca fue muy bueno interactuando con omegas.
De alguna forma sentía que después de la noche anterior en la que logró una especie de avance durante la cena si se iba otra vez y dejaba solo a Taehyung podría volver a poner incómodas las cosas, así que debía de forzarse por el bien de la “relación”.
Rendido decidió dirigirse a la cocina y preparar algo para el desayuno.
Para Taehyung lo más raro sucedió a la mañana siguiente, cuando Taehyung se encontró a Jungkook en la cocina preparando el desayuno, él esperaba no volver a verlo hasta la tarde, sin embargo el alfa estaba ahí, preparando arroz y japchae, completamente sorprendido Taehyung propuso a Jungkook ayudarle a cortar las verduras. Minutos después ambos se sentaron nuevamente en la mesa a desayunar en completo silencio.
El repentino cambio de Jungkook lo tenía confundido pero aliviado, la cooperación de Jungkook le estaba quitando un gran peso de encima y además su lobito se sentía mejor al no ser ignorado por el alfa. Realmente se preguntaba qué fue lo que le hizo cambiar de parecer, si es que fue por sus padres o si es que acaso Jimin le comentó algo.
Sin saber qué más hacer, Taehyung se ofreció a cortar frutas, Jungkook aceptó y ambos se instalaron en la cocina cada quien por su lado.
El silencio que reinaba en la cabaña comenzaba a volverse más cómodo. Jungkook terminaba de colocar los últimos platos en la mesa, mientras Taehyung, con algo de torpeza, cortaba las frutas para el acompañamiento. Cada tanto, Jungkook desviaba la mirada hacia él, sorprendido por lo concentrado que el omega parecía estar en una tarea tan simple.
—Casi termino —anunció Taehyung, su voz suave rompiendo el silencio.
Jungkook asintió, observando cómo el omega dejaba el cuchillo a un lado y empezaba a colocar las verduras en un plato. El alfa se sintió extrañamente aliviado por su presencia, pero eso solo lo hizo tensarse más. ¿Qué me está pasando?, se preguntó mientras sus pensamientos divagaban, tratando de entender la confusión que crecía en su interior.
Mientras Taehyung caminaba hacia la mesa con las verduras, tropezó ligeramente con el borde de una de las sillas, perdiendo el equilibrio. Jungkook, más rápido de lo que siquiera imaginó, se movió hacia él, atrapándolo por la cintura antes de que cayera.
—¡Cuidado! —exclamó, su voz saliendo más grave de lo habitual.
Taehyung, sorprendido por la cercanía, sintió que su rostro se calentaba de inmediato. Sus manos temblaban ligeramente cuando las apoyó en el pecho de Jungkook, buscando estabilizarse. El omega levantó la vista solo para encontrarse con los oscuros ojos del alfa, que lo miraban con una intensidad que lo hizo contener la respiración. El aroma a tierra mojada lo envolvió, tranquilizándolo y agitándolo a la vez.
El momento incómodo se alargó hasta que ambos volvieron a la mesa. Mientras comían en silencio, Jungkook no podía evitar que sus pensamientos giraran en torno a la sensación de tener a Taehyung tan cerca. Había algo en ese contacto que había encendido una chispa dentro de él, y por más que intentaba ignorarlo, la atracción hacia el omega se hacía más evidente.
"No es solo físico", pensó, reprimiendo un suspiro. Pero su mente no dejaba de volver al aroma de vainilla y avellanas que llenaba el aire cada vez que Taehyung estaba cerca. Su lobo también lo sentía, reclamando que actuara, que se acercara más, que lo hiciera suyo. Pero Jungkook seguía resistiéndose.
No puedo dejarme llevar... No de nuevo.
[...]
Actualización después de mil años, espero que todavía alguien esté por aquí para leer.
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