010. shopping with alice
BELLA HABÍA ESTADO ACTUANDO EXTRAÑO desde la noche en que había vuelto de Port Angeles con sus amigas. Recuerdo como al llegar en casa con papá me deseó las buenas noches y se encerró en su cuarto.
Fue tan extraño.
Luego, al día siguiente, faltó a la escuela todo el día. Eso no era propio de ella. Bella me había llevado a la escuela y luego desapareció, sin siquiera dejarme un mensaje. Alice me había ofrecido llevarme a casa, y claro que había aceptado.
Esa fue la primera vez que tuve que mentirle a papá sobre donde estaba Bella, normalmente era ella la que hacía excusas para mí. Honestamente, no tenía ni idea de lo que Bella estaba haciendo con su vida.
Cuando terminó de alistarme para un nuevo día de escuela, agarro mi mochila y salgo de mi habitación para irme con mi hermana. Era más tarde de lo normal, entonces significaba que mi papá ya se había ido a trabajar.
Antes de salir por la puerta frontal, agarro una manzana de la cocina. No podía irme sin desayunar. Salgo de la casa dando una mordida a la manzana roja, cerrando la puerta atrás mío.
Vaya sorpresa me llevé al ver a Edward y mi hermana esperándome.
—¿Qué hace él aquí? —pregunto con el ceño fruncido. Le había especificado no acercarse a mi hermana.
Bella me sonríe con timidez.
—Edward nos llevará a la escuela hoy, ¿no te importa?
Alzo una ceja y fulmino a Edward con mi mirada. Él simplemente me da una sonrisa antes de abrirme la puerta trasera del auto.
—Claro —es lo único que sale de mi boca—, no tengo ningún problema.
Edward conducía rápido, demasiado rápido para mi gusto. Mientras nos dirigíamos a la escuela, el silencio en el auto era casi insoportable.
—Entonces... —dije finalmente, sin despegar los ojos de la ventana—, ¿alguien me va a contar qué está pasando?
Edward no dijo nada, solo mantuvo los ojos fijos en la carretera, con esa expresión seria que siempre llevaba.
—No pasa nada —dijo Bella, intentando sonar casual, pero la conocía demasiado bien como para no notar que también estaba un poco incómoda.
—Claro que no —murmuré para mí misma, pero lo suficientemente alto como para que Bella lo escuchara. Suspiré y decidí no insistir más por ahora.
El resto del trayecto fue en silencio. Al llegar al estacionamiento de la escuela, me apresuré a salir del auto. No estaba de humor para seguir soportando esa incomodidad, y tampoco quería lidiar con Edward más de lo necesario.
Ese bastardo mentiroso. Me hizo mentirle a Bella con el hecho de que hablamos antes del accidente y ahora juega a ser el novio perfecto.
—¿Dónde está Alice? —pregunté, recordando que este auto normalmente traía a Alice y a Jasper también.
—Han ido en el auto de Rosalie —dijo mientras me apuntaba un reluciente convertible rojo con la capota levantada—. Ostentoso, ¿verdad?
Un poco, para ser sincera. Pero, no iba a darle la razón a él. Seguía un poco enojada, tal vez irritada. Además, ya había visualizado a Alice en aquel auto, entonces abrí la puerta del auto de Edward.
—Nos vemos luego —dije, cerrando la puerta con más fuerza de la que pretendía.
Me fui calmando a la medida que me acercaba al auto de la rubia que me odiaba. Rosalie se estaba bajando del auto, con su mirada firmemente en dirección de su hermano y la mía.
—¿Ya están juntos?
Miro a Rosalie horrorizada mientras me posiciono junto a Alice.
—No lo digas ni de chiste.
Eso le sacó una sonrisa divertida.
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TODO EL MUNDO ESTABA HABLANDO SOBRE Bella y Edward. Aunque intentaba ignorar las miradas curiosas y los susurros en la clase, no podía evitar sentirme atrapada en medio de ese caos.
Era como si todos quisieran saber qué estaba ocurriendo, y yo misma no tenía ni la menor idea. Bella estaba actuando extraña, pero ¿cuándo no lo hacía?
Decidí apartar mis pensamientos de ella y sumergirme en mi cuaderno de dibujos. Alice, sentada a mi lado en la clase de literatura, ya sabía de mi costumbre de dibujar durante las clases.
Sin darme cuenta, empecé a dibujar un rostro. Al principio, no lo reconocí, solo me dejé llevar por la imagen que surgía en mi mente. Ojos profundos, pómulos marcados, una expresión entre neutral y fría, casi distante, pero con una intensidad que hasta a mí me resultaba inquietante. El cabello, lacio y oscuro.
Alice se inclinó un poco hacia mí y observó el dibujo con atención. No dijo nada de inmediato.
—Siempre me sorprendes —comentó en voz baja, una sonrisa en su rostro—. Tienes un verdadero talento, Avery.
—Gracias —murmuré sin despegar los ojos del papel, aunque en realidad ni yo sabía de dónde había salido ese rostro. ¿Tal vez lo había soñado?
Alice se quedó en silencio por un momento, y cuando la miré, vi que estaba observando el dibujo con más interés del habitual.
—¿Lo conoces? —preguntó finalmente.
Negué con la cabeza.
—No, no lo creo. Es solo... no sé, debí haber soñado con esa persona.
Alice asintió y no hizo más preguntas, y yo tampoco.
Para el almuerzo, nos sentamos juntas en nuestra mesa habitual. Alice seguía comentando sobre el dibujo de antes, haciendo bromas sobre cómo debería vender mis bocetos o exponerlos en alguna galería.
Mientras Alice seguía charlando animadamente, sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo. Lo saqué discretamente y vi que era un mensaje de Bella. Deslicé el dedo por la pantalla y abrí el mensaje:
"Voy a llegar tarde. Cúbreme con papá hasta que vuelva, por favor."
Suspiro y ruedo los ojos. Últimamente Bella había estado ausente más de lo normal, y ya ni siquiera se molestaba en dar explicaciones.
—¿Todo bien? —preguntó Alice, notando mi cambio de humor.
—Bella me pidió que la cubra —respondí con resignación, guardando el teléfono en el bolsillo—. De seguro está con tu hermano. Ni siquiera sé cómo es que volveré a casa.
—No te preocupes, yo te llevo a casa hoy —dijo Alice con una sonrisa cálida, como si ya hubiera anticipado la situación.
Le devolví la sonrisa, agradecida. Aunque pensé en una mejor idea.
—¿Y si aprovechamos para ir a comprar los vestidos?
Ella me da una sonrisa perfecta.
—Eso sería maravilloso.
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COMO PLANEADO, ALICE Y YO FUIMOS A PORT ANGELES después de clases para ver unos vestidos y escoger el perfecto. Papá estaba algo ocupado con cosas de trabajo y me dejó ir a mí y a "Bella" sin problema, al parecer hay unas desapariciones que tienen a todos preocupados.
Suspiro mirando el vestido, en el reflejo del espejo, que mi amiga me había dado. Era de satén en un tono rosa claro, con un diseño fluido y ligero. Tenía un escote en V y tirantes que se atan en la parte posterior del cuello, formando un lazo elegante. La tela brillante le daba un toque sofisticado y delicado, mientras que el corte suelto me permitía dar un movimiento cómodo.
Salí del probador y Alice se puso a mi lado tan rápido que me asustó.
—Por Dios, está bellísimo —dice con entusiasmo, tocando la punta de la tela—. Sabía que te quedaría perfecto.
Me miro en el espejo una última vez, admirando el vestido rosa claro que Alice había elegido para mi cumpleaños. La tela fluida y suave caía con elegancia, y aunque no era algo que usaría todos los días, sabía que sería perfecto para la ocasión.
—Es increíble —le digo, dándole una pequeña sonrisa—. Creo que este será el del cumpleaños.
Alice sonríe ampliamente, complacida con mi elección.
—Lo sabía, ¡eres tan fácil de leer!
Me reí ante su comentario, pero el tema de la mañana seguía rondando en mi cabeza. Me giré para mirarla directamente.
—Oye, Alice, ¿por qué tu hermano me recogió esta mañana? —pregunto, intentando sonar casual—. Y, ¿sabías que él y Bella están... juntos?
Alice parpadea, claramente no esperando esa pregunta. Su expresión se vuelve un poco incómoda, lo cual es raro en ella.
—Ah, no lo sabía... —responde rápidamente, pero noto que evita mi mirada y sus dedos juegan nerviosamente con la tela de uno de los vestidos en la percha. Sin embargo, su incomodidad dura solo un segundo antes de que me sonría con entusiasmo—. Pero mira, ya que estamos aquí, deberías probarte otro vestido. ¡El verde sería perfecto para el baile!
No estaba convencida, pero decidí no presionar más. De alguna manera, Alice siempre tenía una forma de evitar las conversaciones incómodas, y esta no sería la excepción. Suspiré y volví al probador, lista para cambiarme.
El segundo vestido era de color púrpura con un diseño elegante. Presentaba un escote en V profundo con tirantes tipo halter que se sujetan detrás del cuello. La tela tenía un sutil estampado floral y pequeños destellos brillantes. Gracias al corte asimétrico con un dobladillo en picos de la falda, tenia movimiento y fluidez.
Salí del probador y Alice ya estaba esperando ansiosa afuera.
—Sabía que te quedaría bien —dijo mientras me observaba de arriba abajo, evaluando cada detalle como siempre hacía—. ¡Te verás espectacular en el baile!
—¿Tú crees? —pregunté, todavía indecisa—. No suelo usar cosas tan... elegantes.
—A veces es bueno salir de la zona de confort —replicó—. Además, todos se van a quedar boquiabiertos cuando te vean.
Giré frente al espejo una vez más, viendo cómo la falda se movía con gracia.
—De acuerdo —dije finalmente—. Este será el del baile. Y el rosa el de mi cumpleaños —Alice asintió satisfecha, y yo frunzo el ceño—. ¿Tú no comprarás nada?
—Yo ya tengo los míos —se ríe.
—¿Los tuyos? —pregunto, arqueando una ceja, sorprendida de que Alice ya haya pensado en sus vestidos con tanta antelación—. ¿Cuándo los compraste? No recuerdo que me lo hayas dicho.
Alice se encoge de hombros con una sonrisa juguetona.
—Es un secreto. Ya los verás cuando vayas a mi casa —responde.
La miro, aún con dudas. Desde la primera vez que la vi, sabía que Alice era algo misteriosa, pero estos últimos días hemos hablado tanto que dudaba que haya algo que no sepa.
Decido no insistir por ahora.
—Bueno, si insistes... —digo, tratando de sonar casual, mientras miro una última vez el vestido en el espejo—. Iré a cambiarme y luego a nos vamos.
Alice asiente.
—Te espero.
Vestido 1:
Vestido 2:
Tomemos en cuenta que estamos en el año 2005😭🫶🏻
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