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004. better day





          CUANDO DESPERTÉ EL DÍA siguiente y no vi una gota de agua caer, sentía que mi día mejoró al instante, a pesar de que seguía esa neblina densa y oscura en el cielo. Solo pude cruzar los dedos para que no cayera una gota de lluvia por el resto del día.

Papá tuvo que irse más temprano a trabajar, no estaba segura del porqué. Simplemente había dejado una nota en la mesa de desayuno. Lo que me recordaba el hecho de que papá no tenía la más mínima idea de comer sano. Bella se había molestado con eso, y yo también.

Cuando mi hermana y yo llegamos a la escuela, la vi apoyarse contra su camioneta, como si estuviera esperando a alguien.

La miré extrañamente.

—¿No entrarás?

Vi cómo se movió incómodamente mientras yo me acercaba a ella.

—Quiero... quiero preguntarle algo a alguien —dijo, pero no parecía segura.

Crucé mis brazos y me apoyé a su lado. Algo había pasado ayer, estaba segura. Debió ser después de la clase de educación física porque antes de eso estaba todo bien.

—¿Alguien te incomodó? ¿Quién fue?

—Nadie —suspira, mirando directamente a su libro.

—Isabella.

Suspira de nuevo antes de dirigirme la mirada.

—No estoy segura si fue por causa mía, tal vez esté siendo paranoica —la miré directamente, obligándola a continuar—. ¿Conoces a Edward Cullen?

—Uno de los hermanos de Alice —frunzo en ceño, asintiendo. No estaba segura de cuál de ellos era, aunque sospechaba que era el rarito que parecía burlarse de mí.

—Fue mi compañero de Biología —continúa mi hermana, muy incómoda por estar contando eso—. Él... actuó muy extraño la clase entera. Primero se tapó la nariz cuando me senté a su lado, como si oliera mal.

Frunzo más el ceño. Eso era imposible, nos habíamos bañado después de jugar.

—Pero nos bañamos después de jugar. Eso no tiene sentido.

—Lo sé —Bella se apretó su cara con sus manos. Parecía estarlo pensando mucho, casi desquiciándose por eso.

Suspiro un poco irritada por la situación.

—Él es raro, Bella. No te lo tomes personal —digo intentando hacerla sentir mejor.

Ella me miró y separó de la puerta de su camioneta.

—Tú lo conoces.

—Conocer es una palabra fuerte —frunzo el ceño—. Apenas almorcé con él porque es hermano de Alice —mi hermana me hizo en gesto para que continuara, y yo ruedo los ojos y hago lo que me exige—. Estuvo burlándose de mí todo el tiempo. No literalmente, pero era como si yo le divirtiera. ¡Apenas y abrí la boca!

Me doy cuenta que Bella llevó su atención a otra parte, y yo la imito. Era los Cullen. Por alguna razón, el más grande estaba parado en el maletero de la camioneta. Me ladeó la cabeza, saludándome con una sonrisa. Se la devuelvo sacudiendo mi mano y luego dirijo mi atención a Bella.

—¿Tendrás el coraje de reclamarle? —le pregunto con un poco de diversión.

Me fulmina con la mirada ante mi tono. "Fulmina", claro. En serio tengo que darle clases a mi hermana de cómo tratar a personas. Era muy ingenua a veces.

Entonces, escucho mi celular tocar. Comienzo a rebuscarlo entre mis cosas en mi mochila y gruño cuando lo encuentro. Le muestro a Bella la llamada de mamá.

—Pensé que le habías llamado.

—Lo hice —me respondió en un susurro—, pero ya sabes cómo es. Quería hablar contigo.

—Genial —digo, alejándome del estacionamiento para la entrada—. Nos vemos luego, Bells.

Contento la llamada de mamá y me pongo el teléfono en el oído.

—Mamá, hola.

Avs, qué alegría oírte —pude oír a mi madre en la otra línea—. No me has llamado en todo este tiempo.

Me tomó todo mi camino a mi clase de Biología para poder tranquilizarla. Mamá podía ser un poco exagerada cuando se trataba de mí. Siempre ha tenido un fetiche de hacerme "mejor". Bella nunca se importó con lo que decía mamá, supongo que era por eso que mamá se enfocaba en mí.

Nunca me había importado hasta ahora. Estar lejos de ella se sentía como respirar el aire que no sabía que necesitaba.

También estaba más tranquila por el hecho de que nadie me observaba tanto como el día anterior. Parecía ser que la noticia de la chica nueva ya era noticia vieja, aunque podía sentir las miradas de reojo.

Durante la clase de Biología, me sorprendí a mí misma sentarme junto al hermano más musculoso de los Cullen. Él me había invitado claro, pero era extraño pues no lo conocía y tenía novia.

—A Alice le gustas mucho —me charlaba mientras copiaba en su cuaderno lo que el profesor Banner escribía en la pizarra—. No la había visto tan emocionada desde la última vez que ganó un partido de Baseball.

Baseball. Genial. El mismo deporte que juega mi padrastro es el mismo deporte que mi mejor amiga de este pueblo le gusta. A mí no me gustaba, pero no era por que Phil lo juega, sino porque soy muy mala en eso.

—Oh —susurro, esforzándome para no sonar decepcionada—. Eso me halaga bastante.

Al menos no estaba mintiendo. Me alegraba que Alice estuviera feliz con mi compañía, yo también estaba con la de ella.

Agarro mi lapicera y comienzo a escribir también. Biología era una de mis materias favoritas, y nunca sacaba menos de un 9 en los exámenes. Bueno, siendo sincera, nunca saqué menos de un 9 en cualquier materia. Soy buena para recordar cosas, supongo.

Para cuando la hora del almuerzo llegó, me había topado con Alice. Ella me llevó a la mesa con sus hermanos. Esta vez, conseguí interceptar a Bella, aunque el chico rubio casi la obliga a sentarse con ellos. No quería hacer una escena en medio de la cafetería, entonces dejé ir a mi hermana con sus amigos nuevos.

Bella parecía mejor que ayer. Además, ella estaba más cómoda con ellos. Ya no estaba tan tensa y me alegré por ella.

La chica rubia, quien ahora sé que su nombre es Rosalie, no me miraba tan mal como ayer; mientras que su novio, Emmett había sido el nombre, la abrazaba por los hombros con una sonrisa. Por otro lado, el novio de Alice seguía igual de tenso que ayer. Sabía que su nombre era Jasper, y que no socializaba mucho.

Edward, el idiota que molestó a mi hermana no había venido, para su suerte. La próxima vez que lo vea le dejaré explícito que no vuelva a hacer sentir mal a mi hermana. ¿Qué culpa tenía ella de que él fuera raro?

—¿Y qué harás después de clases? —escucho a Alice preguntarme, teniendo una manzana en su mano sin morder.

Yo había optado por la ensalada de nuevo, la cual ya me había comido la mitad. Estaba acostumbrada a la dieta de mamá, y no tenía planes de cambiarla por el momento.

—Ah... —pienso lo que Bella me había dicho ayer—. Bella irá a comprar ingredientes para hacer la cena y luego iremos a casa.

—¿Tú cocinas? —la pregunta de Alice me sorprendió.

¿Cocino? Por supuesto que no. Normalmente es mamá quien cocina, algunas veces es mi hermana. En amabas situaciones estoy dando apoyo moral y teniendo una distancia prudente de todo lo que sea inflamable.

—No mucho, y tampoco me gusta ir al supermercado —me encojo de hombros mientras hablo—, pero no tengo auto y mi hermana sí.

—Podemos llevarte a tu casa —Emmett dice, siendo concordado por Alice rápidamente.

—Sí —aplaude la de cabello corto mientras abraza de un lado a Jasper—. Será divertido.

No necesitaba ver a la rubia para saber que estaba irritada por la situación.

—Claro —digo con una media sonrisa—. Gracias.

El almuerzo se pasa normal. Con algunos chistes de Emmett y ideas de Alice sobre mi fiesta de cumpleaños. Eso parece gustarle tanto como para mantenerla hablando sobre eso lo que resta del almuerzo.

• • • • • • ✿ • • • • • •

          COMO PROMETIDO, LOS CULLEN me habían llevado a casa. Jasper manejaba con Alice de copiloto y Emmett, Rosalie y yo en los asientos traseros. Para mi mala suerte, Rosalie estaba en el medio de ambos. Hubiera sido un viaje extraño si Emmett no se la pasara haciendo chistes y Alice hablando sobre cosas aleatorias.

Bella no había tenido problema con eso de que me fuera con ellos, así que no me preocupé mucho por ella. Ella y yo nunca habíamos tenido el mismo grupo de círculo, o el mismo tipo de pensamiento.

—Sana y salva, tanned girl —escuchó decir a Emmett.

Eso me saca una sonrisa mientras abro la puerta para salir del auto con mi mochila en los hombros.

Alice baja la ventana del asiento de copiloto y me mira con una sonrisa.

—¿Quieres que pasemos por ti mañana?

—No hace falta —sonrió por su amabilidad—. Bella me lleva, y nos ahorramos tiempo.

Alice se encoge de hombros y me da otra de sus sonrisas. Los demás se despiden y se van luego de unos segundos. Suspiro con mi mochila en hombros y comienzo a caminar hacia el porche de la casa. Saco la llave debajo del tapete de bienvenida. Lo sé, muy cliché, pero funciona.

Cuando entro a la casa no tardo en subir a mi habitación con la mochila. Me cambio a un pijama púrpura y, cuando estoy por comenzar los deberes que algunos profesores habían dejado, me distraigo con un dibujo que había hecho cuando era niña.

Siempre me había gustado dibujar, y los profesores odiaban que yo usara solo lápiz y me abstenga de usar colores para mis dibujos. Miro la obra una última vez antes de arrugarla. La criatura de ojos rojos me perseguía en mis pesadillas hasta los días de hoy.

Termino con la tarea en menos de media hora y me distraigo haciendo pequeños dibujos en las laterales de la página del libro de historia. Amo dibujar mandalas, es un hobbie que me distrae demasiado fácil.

Ni siquiera había percibido que Bella había llegado a la casa hasta que escuchó tres toques a mi puerta.

—Pasa —digo rápidamente, ordenando las cosas en mi escritorio.

Me doy la vuelta y la veo entrar con algo de inseguridad.

—Puse el filete y las papas en el horno. ¿Me haces acuerdo de sacarlos luego?

—Claro —asiento y me levanto del cómodo asiento para echarme en mi cómoda cama—. ¿Papá llegó?

—No —niega, apoyándose en mi puerta—. ¿Cómo te fue con los Cullen?

—Me trajeron a casa —me encojo de hombros—. Si estás preguntando por Edward, no me dijeron porqué faltó.

Siendo sincera, ni siquiera me había molestado en preguntar. No me importaba lo suficiente.

—Oh —la veo sonrojarse y luego mirar mi puerta como si fuese lo más interesante del mundo—. Está bien. Iré a hacer la tarea.

Bella tropieza con la puerta antes de encontrar su camino a su cuarto.

Me acomodo mejor en mi cama y cierro los ojos. No sé a qué hora me dormí, solo que cuando abrí los ojos visualicé el mismo clima de mierda que ya me estaba acostumbrando.

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