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6 - Fragmentos de la Victoria

Voy a quedarme a tu lado por siempre, aunque pareciera que ya no existo. Yo siempre estaré en tu corazón

Allison ya no reconocía el lugar, solo sabía que iban a llegar a algún lado a este ritmo. Touma había corrido tanto que fácilmente se recorrieron varios kilómetros sin esfuerzo. Al principio tuvo náuseas por la velocidad a la que iban, ya se había hecho la idea de que el pelirrojo era más rápido que una persona normal, pero este nivel era algo nuevo. No lograba entender la magnitud  que podían alcanzar sus poderes, por el momento, Touma era para ella una caja de sorpresas.

—¿Por qué saliste corriendo?—se atrevió a preguntar la chica, estaba un poquito aburrida—Esos chicos ya no nos van a alcanzar...

—Ya te lo dije—contesto exasperado—¡No me quiero morir!

—Llevas repitiendo eso desde hace rato—fruncio el ceño confundida—. No te vas a morir, déjate de payasadas...

—Es que no lo entiendes—suspiro frustrado.

Ella solo rodo los ojos hablando entre dientes. Por supuesto que no lo entendía, si el no le había explicado porque le alteró tanto la pelea con esos sujetos. No alcanzo a ver lo que pasó entre él y Camille, pero después de eso el chico huyó con ella lo más lejos que pudiera. Era sumamente frustrante que el no quisiera contarle las cosas, no pretendía ser cercana a él, pero ella estaba involucrada en este mundo ahora y debía entender por lo menos lo básico.

Un bostezo se escapó de su boca y dejo caer su mentón sobre la fría hombrera, la textura del gravado de alas le raspó un poco pero no era tan incómodo. Sus párpados cedieron y se limito a embriagarse con el aroma varonil del caballero. Touma giro su cabeza para observarla, quizás estaba siendo demasiado duro con ella. Llevaban poco tiempo de conocerse y, prácticamente la arrastro a una misión sin darle la mas mínima explicación.
Reducio su velocidad poco a poco, ya no habían árboles como antes, incluso se asomaba una carretera de asfalto por el paisaje casi desértico.

—Niña—la sacudió con cuidado para que despertara.

—¿Umh...?—sus ojos se abrieron a poco y volvió a bostezar—¿Te cansaste de correr...?

—Amh...—apreto sus labios, no sabía con que responderle—Si, exactamente...—la bajo con cuidado y soltó un suspiro —Bien, creo que debería explicarte algunas cosas.

Allison alzó una ceja ante su repentino cambio de actitud. Iba a decir algún comentario sarcástico al respecto, pero prefirió mejor callarse y dejar que el comenzará con su explicación.

—Empezemos con los fragmentos de Nike—hizo un chasquido con los dedos y la armadura despareció, convirtiéndose nuevamente en un collar.

—Si, creo que eso es lo más importante...—se encogió de hombros y comenzó a caminar al lado de él.

—Como ya te había contado, los caballeros servimos a la Diosa Athena, ¿Lo recuerdas?—Allison se limito a asentir como respuesta —. Bien, antes no era la única diosa a la que servíamos...—le hizo una señal para que ella se girara a lo que obedeció. Touma busco algo en su mochila y sacó los fragmentos—Tambien le éramos fieles a la Diosa de la Victoria.

- ANTIGUA GRECIA A.C -

La diosa de la sabiduría había bajado a la Tierra hacia unos pocos meses. No fue una desición sencilla el abandonar la comodidad del Olimpo, sin embargo, su tierno corazón se había apiadado del sufrimiento de los mortales. Ya no era capaz de permitir que sus familiares jugarán con los humanos, no más.
Intento de forma pacífica hacerlos entender que está no era la forma, que podían llegar a una paz y equilibrio, pero sus iguales no estaban dispuestos a oír, solo quedaba una cosa que hacer.

Athena estaba en su jardín privado, un espacio que los caballeros crearon para su espacio personal. Pocos tenían el derecho de entrar, sin embargo, había una mujer que no se tomaba muy enserio esa "pequeña" ley. Un destello azul se posó cerca de la deidad, quien sin alterarse mucho volteo a ver al intruso con completa calma. Una mujer de belleza cautivadora se inclinaba ante ella con respeto.

—Mi señora, ¿En serio planea hacer esto?—pregunto su fiel compañera y consejera, quien la había acompañado todo este tiempo.

—Mi querida Owl—sonrio con calma y dulzura, aunque no se sentía así—. Los humanos se merecen la oportunidad de ser libres—miro al paisaje de forma inexpresiva—. Si los olímpicos no quisieron abrirse al diálogo, entonces tendré que pasar a la acción...—pese a su actitud decidida, Owl sabia que la Diosa sentía un terrible pesar. Ellos no dejaban de ser su familia y desafiarlos, significaba quedarse sola por la eternidad.

Los cabellos negros de Owl revolotearon con la brisa mientras contemplaba la melancolía que transmitía Athena. Cómo su compañera de años, sabía que ni siquiera aquellos hombres que ahora le servían lograrían llenar ese vacío que ahora experimentaba.
Abrió sus labios para decir algo, pero no habían palabras que pudiera pronunciar que la aliviarán.

Un galopeo rompió el silencio, ambas giraron abruptamente y una sombra se proyectó, obligandolas a levantar su mirada al cielo. La luz de la luna hacia brillar las blancas plumas de las alas del corsel, tal como si fueran pequeñas joyas tornasoladas. Sobre su lomo, una hermosa doncella de cabellos de oro se asomaba.
Athena entrecerró sus ojos para familiarizarse con el rostro de la dama, una sonrisa se le escapó al darse cuenta de quienes eran.

—¡Nike!—la rubia simplemente sonrió, confirmando su identidad.

—Y también Pegaso...—comento la de hebras negras.

Una vez las pezuñas del caballo alado tocaron el suelo, la mujer se bajó de su lomo, acercándose a la Diosa con total familiaridad.

—Me alegra volver a verte, mi querida amiga —la voz suave de Nike hizo palpitar el corazón de la deidad.

—¡Oh, Nike!—inmediatamente se lanzó a sus brazos, abrazandola como si no la hubiese visto hace años.

—Después de tantas batallas que libre a tu lado, ¿Creíste que te abandonaría en esta?—murmuro la rubia, acariciando su espalda con cuidado.

Nike, ese era el nombre de la Diosa de la Victoria. Una deidad con una habilidad muy peculiar, cualquiera que estuviera cerca de ella sería bendecido con ser el ganador de las batallas que librará. Una diosa muy solicitada por sus allegados del Olimpo.
El relinchido del Pegaso interrumpió, Nike se separó del abrazo y se acercó al corsel.

—Muchas gracias, Pegaso—sus manos acariciaron su crin blanca—. Sin ti no habría podido irme del Olimpo...—beso suavemente su cara.

El corsel hizo una reverencia ante las tres féminas antes de emprender vuelo, perdiéndose en la oscuridad de la noche.
Owl observó a las dos diosas, lo mejor era dejarlas para que se pusieran al día. Mientras se marchaba en silencio, no pudo evitar sentir un malestar en su interior. Los dioses no perdonarían que Nike eligiera a Athena, algo le decía que el curso de la Guerra Santa cambiaría para siempre.

Ambas se sentaron entre las flores, comenzando una plática propia de dos adolescentes que se reunían a pasar el rato.
Nike le platico la razón por la que bajo a la Tierra montada en Pegaso y no volando por su cuenta. Lo cierto era que los olímpicos no deseaban dejarla ir, encerrandola en su templo para mantenerla cautiva. Tuvo que ingeniarsela para huir, si usaba sus alas la captarian inmediatamente pero con el corsel alado pasaría desaparecida. Claro que tuvo que ser cuidadosa, porque aún corría el riesgo de ser atrapada.

Athena por su parte le platicó lo difícil que estaba siendo está lucha contra el dios de la muerte.

—Hades no piensa dar el brazo a torcer—comento Athena, entrelazando sus dedos con los de Nike.

—Me lo imaginé —suspiro moviendo sus pies—. Los tres grandes son muy obstinados cuando se tratan de sus egos...—bromeó, intentando subir el ánimo de su amiga.

—La mayoría está en mi contra, el único que accedió a ayudarme de forma clandestina fue Hefesto—comento frunciendo las cejas. El dios de la forja le regaló un juego de 88 armaduras para sus guerreros—¡Y solo porque está resentido con medio mundo! —bufó.

—¿Y yo qué?—ladeo la cabeza haciendo un puchero.

—Tu siempre has sido un caso especial, no cuentas—explico con una sonrisa divertida, la rubia respondió con un golpe en su hombro.

El hecho de tener a Nike le dió una confianza nueva a la diosa de la Sabiduría. Ya no dudaba de que su causa era correcta, con la rubia a su lado ella no se rendiría ante la fuerza de Hades. Sin embargo, había algo que le inquietaba de la decisión de su querida amiga.

—Nike, ¿Por qué me estás apoyando con esto?—pregunto sin mirarla, apretando sus puños. No estaba enojada sino preocupada, tenía miedo perder a más personas.

La rubia se quedó en silencio por un momento y se recostó en el pasto, mirando el cielo estrellado.

—He de admitir que no termino de entender tu compasión por los humanos —su voz era neutra—. Muchos de sus lideres me han orado para concederle la victoria en la guerra, sin importarles las vidas inocentes que se cobren en el camino—fruncio el ceño y cerró los ojos—. La maldad es algo notorio en ellos pero...es cierto que su forma de vivir es única. No les importa ser mortales y que su tiempo en la Tierra sea fugas, al contrario, los hace más fuerte y los lleva a esforzarse al máximo.

Athena se quedó mirándola con un brillo especial en sus ojos, maravillada por cada palabra que salía de su boca.

—Ellos pueden cambiar, no son las mismas personas a lo largo de su existir...—una sonrisa se formó en sus labios —. Hay que darles la oportunidad de demostrar que pueden proteger su mundo, que pueden ser mejores. Quiero creer que pueden, al igual que tú.

( . . . )

La guerra santa había sido letal, casi la totalidad de sus caballeros habían entregado su vida para detener a los espectros. Solo unos pocos habían sobrevivido, sin embargo, ellos no eran capaces de acudir al rescate de su diosa quien estaba desatando una pelea contra el dios de la muerte al lado del Santo de Pegaso y Nike.

La de hebras violetas cayó al suelo tras recibir un fuerte golpe. Su visión estaba borrosa por el cansancio y su respiración estaba agitada. Busco con su mirada a sus compañeros, ellos tampoco estaban en la mejor situación. Hades los había acorralado a los tres, parecía que todo estaba a su favor, incluso si la diosa de la victoria estaba en su contra.

—Rindete de una vez Athena—hablo la deidad con una sonrisa malévola en los labios—. Eliminaré a esta plaga de la Tierra de una vez—apunto su filosa espada contra ella.

—N-no...—intento levantarse mas sintió un dolor punzante en todo su cuerpo.

—Este es tu fin, ¡Muere!—blandeo su espada contra ella.

Por impulso cerro los ojos, esperando a sentir el filo de la espalda contra su cuello pero este nunca llegó. Sus párpados se abrieron y sintió que el tiempo se detuvo en seco. Nike se interpuso entre ella y Hades, dejando que el dios clavará su espada en su vientre. Athena soltó un grito sonoró, incluso el de cabellos negros retrocedió por el impacto de la situación.

—¡Maldito!—bramó el santo de Pegaso de esa época, lanzándose a atacar al dios.

La de cabellos lilas se levantó de golpe, olvidando el dolor que atormentaba su cuerpo. Sus ojos se cristalizaron al ver a su amiga así. Los orbes azules de Nike chocaron contra los verdes de Athena y le dedicó una sonrisa dulce. Hilos de sangre comenzaron a brotar de su boca, formando un camino desde su mentón hasta el cuello.

—D-debes...darte prisa—su voz apenas salía—P-pegaso no podrá mantenerlo a raya más tiempo —sus manos temblorosas subieron al mentón de la mujer de ojos verdes.

—N-no, tenemos que conseguirte ayuda—dijo Athena entre sollozos—T-todavía hay tiempo para-

—No lo hay—la miro con seriedad por un momento—. No te voy a abandonar, mi cuerpo...adquirirá una nueva forma que te permitirá derrotarlo—su cuerpo de a poco comenzó a brillar.

—¿Q-qué? Nike no, debe haber otra forma...

—Athena, debes salvar a los humanos... confío plenamente en tí—comenzo a desvanecerse poco a poco. La deidad no pudo retener aquellas traicioneras lágrimas —. No llores por favor —rogó— porque por más que mi cuerpo perezca, sabes que mi alma siempre estará ahí para cuidarte...

Tras estás últimas palabras, el cuerpo de la diosa de la victoria perdió todo rastro de vida y en su lugar, se transformó en un bello báculo completamente dorado con una punta en forma de aguila cuyas alas formaban una circunferencia.
Athena apretó sus dientes antes de sostener aquel objeto, el cual brillo al entrar en contacto con su poderoso cosmos.

Así, con ayuda de su nuevo báculo, Athena logro sellar el alma de Hades. El dios de la muerte juro que regresaría por su cabeza dentro de 200 años, comenzando aquel mito galáctico que duraría por siglos.

- ACTUALIDAD SIGLO XXI -

—Bueno, esa es toda la historia, al menos lo que recuerdo—finalizo el pelirrojo mientras caminaba—. Me imagino que ya ataste...—se quedó mirandola por un momento e hizo una mueca preocupado—Oye, ¿Estás bien?

—¿Eh?

Sin darse cuenta, Allison había derramado varias lágrimas silenciosas. Ese relato la puso bastante sensible, incluso un nudo se había formado en su garganta.
Subió sus manos a su mejilla dándose cuenta de que estaba completamente húmeda.

—Ay, no sé que me pasó —comenzó a sacarse rápidamente—. Y-yo...—Touma no dijo nada y levantó su mano para tocar su hombro pero terminó arrepintiendose, bajandola antes de que se diera cuenta.

—No te preocupes —dijo con calma—. Las mujeres son muy sensibles, asique no me molesta —soltó sin pensar, ganándose una mirada fulminante por parte de la fémina.

—Idiota...—masculló antes de aclarar su garganta —Entonces, los fragmentos juntos forman el báculo de la Diosa Athena, ¿Verdad?—el asintió—¿Cuántos son en total...?

—Umh, creo que unos 80—sonó algo pensativo pensativo.

—Bien—suspiro pesadamente y se estiró antes de palmear sus mejillas—¡Me voy a esforzar!—dijo con un ánimo nuevo—No dejaré que un recuerdo tan valioso se pierda...

—Asi se habla niña—el chico sonrio genuinamente, retomando el camino al lado de ella.

—Una última pregunta —comento ella mirándolo sobre su hombro—¿Cómo es qué se rompió algo tan importante y sus fragmentos se perdieron?

—Ni idea, soy solo un caballero de bronce no tengo todas las respuestas.

Los jóvenes siguieron con su recorrido, sin saber lo que el futuro le depararía a esta complicada dupla.

「¿Has sentido el poder del cosmos?」

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Me demore bastante con este capitulo, ¿Les molestan los capítulos mensuales como si fuera manga? jaja

No hay Chismesito del santuario esta vez, pero spoiler para los lectores de la primera versión, ¡Ya va a aparecer Kai! Dios, espero que está vez si conozcan al grupo de protagonistas entero 🤧

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