2 - Sin tiempo para procesar
「Cuando todo parece perdido, mira el firmamento y verás un Pegaso cruzando el cielo」
Allison miraba aterrada a la mujer, no necesitaba observar su látigo para sentirse intimidada. Pasaban un millon de cosas por su cabeza, ¿Qué tan real podía ser esta situación? ¿Acaso estaba teniendo una pesadilla? Quizás deseaba que así fuera, porque no quería morir en manos de quien fuera esa persona frente a ella.
—¡Responde!—exigió la enmascarada— Dame el fragmento de Nike.
—¿F-fragmento?—repitió con miedo—. No sé de qué me hablas, yo no tengo nada...—se puso de pie temblorosas.
La fémina movió su brazo, golpeando a la de ojos verdes con el látigo. La adolescente grito de dolor y casi cayó de nuevo al pavimento. Ese golpe dolió tanto que no dudo que fuera real.
—¡En serio!—explicó con la voz temblante—¡Yo no tengo ese fragmento!
—¡Mientes!—levantó su látigo para golpearla de nuevo, sin embargo, Allison lo esquivó rápidamente.
No sabía si fue suerte o la adrenalina del momento, pero logro ponerse de pie y correr a toda velocidad. No tenía un destino fijo, solo tenía clara una idea, no podía morir en manos de esa extraña.
Podía oír los pasos metálicos detrás de ella, obligándola a ir más rápido, aún así, tenía el presentimiento de que a la mujer no se le complicaba alcanzarla.
En su mente no podía evitar preguntarse el porque le pasaba esto. Hasta hace unos minutos atrás, ella estaba caminando como todos los días a su hogar y ahora era perseguida por una loca con látigo.
De repente, sintió que algo la atrapaba del pie, dándole un pequeño jalón que la hizo caer estrepitosamente al suelo. Soltó un quejido de dolor, el impacto hizo que su cabeza rebotará al chocar su mentón contra el pavimento. Le costó reaccionar, pero lo siguiente que sintió fue ser arrastrada por la calle, logrando raspar gran parte de su torso.
La mano de la mujer se dirigió a su mochila de la escuela, de un jalón fuerte logro cortar las correas y alzarla. Comenzó a buscar algo en su interior, sacando así, la pequeña roca que ella había encontrado en el callejón.
—¿La roca...?—murmuró Allison frunciendo el entrecejo. Estaba intentando levantarse para huir—¿Me atacaste por una simple roca?—apretó sus dientes enojada.
—¡No es solo una roca, niña estúpida!—contestó molesta—. Te castigare por intentar engañarme —levantó su látigo para atacarla con éste.
Allison ahogó un grito y se cubrió con sus antebrazos para reducir el golpe, uno que jamás llegó. La jóven levantó la cabeza dudosa, y aquella sensación de un cálido universo nuevamente la atrapo.
Frente a ella, se encontraba aquel muchacho pelirrojo con el que chocó en la mañana. En su mano sostenía el látigo de la mujer con armadura, ejerciendo presión para evitar que ella siguiera atacando.
—Wow—salió de la boca del chico, sacando a Allison de su transe—¿Desde cuándo las amazonas atacan a las colegialas? Son más venenosas de lo que creí.
—¡Insolente!—bramó molesta— ¿¡Cómo te atreves a insultar a las amazonas frente a mí!?
La de ojos verdes observaba la situación confundida, todavía no era capaz de procesar todo lo que estaba pasando.
¿Dijo amazona? ¿A qué se refería con eso?
—¿Te ofende qué te diga la verdad?—sonrio ladinamente con una clara burla. Está respuesta no hizo más que enfurecer a la mujer —Oye—giró su cabeza sobre su hombro, clavando sus ojos ámbar en Allison.
—¿S-si?—logró formular.
—Será mejor que te apartes—volvió su vista a la enmascarada—esto se pondrá duro...—dirigió su mano a su cuello dónde había un collar, cortando así el dije que en este había.
Lo siguiente que paso, a los ojos de Allison, fue algo sacado de una película de acción. El pelirrojo lanzó al aire la pequeña placa de metal, la cual comenzó a brillar como si fuera una pequeña estrella. La forma del dije cambio completamente, adquiriendo la figura de una caja metálica del tamaño de una mochila, para luego desarmarse para revelar la silueta de un caballo alado.
La luz era tanta que la adolescente tuvo que cerrar los ojos. El incremento de energía era muy notorio, era como si ese universo se hiciera más grande por un momento.
—Imposible...—musito la amazona, apretando su puño para contener los nervios—. ¿¡De dónde sacaste esa armadura!?
Allison volvió a abrir los ojos y se sorprendió ante tal imagen.
El cuerpo del chico estaba cubierto por una brillante armadura, aunque no era nada similar a las vestiduras medievales que usaban los caballeros británicos, o siquiera a los de cualquier cultura.
Las hombreras tenían grabados de alas, el peto no alcanzaba a cubrir su torso por completo, su faldón era pequeño y cubría solo los costados de su cadera, las botas estaban por debajo de las rodillas y los brazaletes llegaban hasta sus codos.
En su cabeza, en vez de tener un yelmo, tenía un especie de corona con alerones que cubrian sus pómulos.
—Es una armadura, la conseguí de la misma manera que tú —contestó el chico.
—¿Por qué siempre el caballero de Pegaso mete su nariz donde no le incumbe?—gruño la mujer mientras apretaba los dientes.
—¿Pegaso...?—repitió en su cabeza la de ojos verdes.
Observó atentamente al pelirrojo y, como si fuera un flash, la figura de un chico de cabellos castaños apareció ante ella. Soltó un pequeño respingo, y de inmediato movió su cabeza de un lado a otro apartando esa imágen de su cabeza.
De repente, la amazona se lanzó a atacar al muchacho quien uso sus antebrazos para defenderse.
—¿¡No me oíste!?—le dijo a Allison con seriedad— ¡Ya vete!
La chica no lo dudo y se puso de pie para salir corriendo. No importaba si sus articulaciones dolían, el tono que el chico uso no le dió una buena espina.
( . . . )
La mujer aprovechó el momento para librarse del agarre y atacar al caballero. El pelirrojo retrocedió varios pasos ante el fuerte empujón. Frunció ligeramente el ceño y se preparó para atraparla. La amazona tenía el fragmento, no iba a enredarse en una batalla innecesaria.
—No voy a perder el tiempo con un mocoso—pensó ella. Giró sobre su eje dispuesta a escapar de la situación, sin embargo, tuvo que hacerse para un costado y evitar el golpe que se dirigía hacia ella.
—Ni pienses que te dejare ir con el fragmento —advirtió el muchacho.
La mujer dejo salir un gruñido, comenzando a esquivar los golpes del caballero. El era rápido, tenía que admitirlo, pero nada extremadamente diferente a lo habitual en cualquier santo de bronce.
El de ojos ámbar hacia todo lo posible para evitar su escape, y sus constantes ataques estaban siendo muy persistentes para molestia de la mujer.
Golpe tras golpe ella esquivaba, comenzaba a desesperarle esa situación. Tenía que encontrar una forma de escaparse de él rápido.
Sus ojos se movían en todas direcciones, buscando algo que le ayudará. Su mirada termino clavándose en la colegiala de hace unos momentos. Ella estaba algo lejos, pero no lo suficiente como para que un ataque suyo no la alcance.
—¡Látigo de perforación!—exclamó.
El Pegaso se preparó para detener el ataque, sin embargo este no iba dirigido hacia él. Giro abruptamente, siguiendo con la mirada el movimiento del látigo, el cual se estiraba por el cosmos de la mujer. La sorpresa lo invadio al darse cuenta del plan de la amazona.
Sus pies se movieron con rapidez, tenia que llegar primero a la joven.
Mientras corría, Allison sintió como se abalanzaban sobre ella, abrazando su cuerpo por detrás. Frenó su andar y miro sobre su hombro al caballero, quien tenía una mueca de dolor en el rostro.
—¿Por qué hiciste eso...?—musito atónita. No recibió una respuesta, el solo se quedó en silencio hasta que la soltó.
—Se escapó —bufó frustrado. La de ojos verdes miro en su misma dirección, dándose cuenta que aquella mujer había huido. Solo se veía a lo lejos aquel brillo del fragmento—. Allá va otra oportunidad perdida—esa frase se robó la atención de la muchacha.
—¿Ambos querian esa roca?
—Fragmento—corrigió—. Pero sí, es importante.
—¿Y por qué no sigues el brillo?—cuestionó, dejando al pelirrojo confundido.
—¿Brillo?—repitió—¿Qué brillo...?
—El que ese fragmento libera. Es dorado y se siente cálido al estar cerca, se ve a lo lejos, ¿No te diste cuenta?—ladeo ligeramente su cabeza.
El caballero guardo silencio por un momento, estaba ajustando sus ideas a la nueva información recibida. En otras palabras, se le acababa de prender el foco.
Se acercó de repente a ella, mirándola intensamente a los ojos. Allison tragó saliva nerviosa, ¿Por qué de pronto estaban tan cerca?
—Ayudame por favor —soltó.
—¿Ah?—sus nervios se disiparon y la confusión la invadió—. ¿Ayudarte...?
—Puedes detectar los fragmentos de Nike—dijo como si fuera algo obvio, aunque realmente no lo era—. Por favor, llévame hacia el...
La joven se quedó mirándolo atentamente, no sabía que responder ante tal respuesta. Jamás había pasado por algo así, todavía no terminaba de creer que todo esto estaba realmente pasando. ¿Qué le aseguraba que ayudarlo no le traería consecuencias graves? Solo había una forma de saberlo y esa era arriesgarse.
—Esta bien...—respondió en voz baja.
El chico sonrió levemente, tuvo suerte de no tener que insistirle.
Giro en su lugar para darle la espalda a Allison, y de repente se agachó bastante.
—¿Qué haces?—cuestionó confundida.
—Ella seguro está lejos, para seguirle el paso debo cargarte—la miro sobre su hombro —. No te preocupes, será seguro...
Lo dudo por unos momentos, pero termino por aceptar subirse a la espalda del chico, quien la sujeto firmemente de los muslos.
Cuando menos se lo esperó, el caballero comenzó a correr a toda velocidad, provocando un grito en la adolescente.
—¿¡Cómo se mueve tan rápido!?—pensó la chica.
—¡Niña!—llamó— ¡Dime dónde está!
—¡V-va por la carretera, se dirige a la zona Sur de la ciudad!—apenas termino de responder, el caballero se dirigía a aquella dirección.
Se aferró al chico mientras él corría por la carretera. Los movimientos bruscos que hacia al correr le daban miedo. Sobre todo cuando comenzó a saltar por sobre las casas y edificios para ir más rápido.
—¡Ya la ví!—le oyó decir. Abrió los ojos por un momento, era cierto, esa mujer estaba a unos pocos metros de ellos, cruzando por los tejados de los edificios.
El caballero aceleró el paso, mientras un aura de un color celeste comenzaba a rodearlos. Allison no pudo evitar asombrarse, ¿Qué era esa extraña aura que emanaba el chico?
De repente, del puño del chico brotó una inmensa bola de luz que se dirigió hacia la amazona, quien al recibir el golpe cayó al techo de un edificio de electrónica.
—Tengo que llegar allá arriba —aviso el chico —. Voy a saltar...
—Espera, ¿Qué? ¡Pero son varios metros!
—¡A la una...!
—No, no, espera.
—¡A las dos...!
—¡Bájame! ¡Yo si valoro mi vida!—lloriqueo.
—¡Tres! —dió un inmenso salto hacia arriba, ocasionando un grito en la chica.
El caballero de Pegaso aterrizó en aquel tejado con cuidado, bajando a la chica de su espalda, quien aún estaba shockeada.
—Ten cuidado, no vayas a acercarte mucho a nosotros —advirtió el pelirrojo.
—¿Qué? Pero...—logró decir tras recobrarse del impacto.
—Obedece—ordenó con seriedad y se centro en la mujer que comenzaba a incorporarse.
—¿Acaso no te cansas de ser tan entrometido?—cuestionó con cólera.
—Te lo dije antes, no dejaré que te lleves ese fragmento —fruncio su entrecejo —. Tendrás que dármelo por las buenas o por las malas.
—¡Yo lo conseguí limpiamente!—reclamó la mujer, pero parecía que sus esfuerzos por evitar esta pelea eran en vano—. Pero si pelear es lo que buscas, pelea es lo que tendrás —empuñó su látigo, levantando lo en lo alto—. Te mostraré lo letal que es mi cosmos, ¡Los mil latigos mortíferos!
El arma de la chica pareció multiplicarse, atacando en múltiples direcciones hacia el cuerpo del muchacho. El guerrero esquivó varios de los golpes que llegaban hacia él, pero también hubieron varios que eran más rápidos que él.
Retrocedió varios pasos adolorido, intentando captar el patrón de sus golpes.
La mujer dejaba descubierto su abdomen cuando lo levantaba. Si alcanzaba el momento justo, podría obtener ventaja sobre su oponente.
Ella nuevamente se preparó para utilizar su ataque otra vez, pero esta vez el Pegaso estaba preparado para ello.
Cómo pudo, esquivó los golpes que venían hacia él, preparándose para atacarla con todo lo que tenia.
—¡Meteoros de Pegaso!—exclamó, disparando su ataque directamente a su pecho.
Sus puños se movían a la velocidad del sonido, envueltos en una esfera de luz brillante, dando así la alusión a un veloz meteoro.
Allison intento seguir la pelea con la vista, pero aquellos golpes parecían rayos de luz a sus ojos. La expresión de asombro estaba plasmada en sus fracciones, ¿Cómo estaba tan segura de que esto no era un sueño?
—¿Cómo es que hacen todo eso?—pensó ella desconcertada—. Caballeros... Amazonas...¡Esto no puede ser real!—pese a todo se mantuvo atenta a la pelea entre ambos.
Cuando los meteoros golpearon a la guerrera, esta no pudo evitar soltar un grito de dolor agudo. En consecuencia, también soltó el fragmento de Nike, el cual voló por las ráfagas de cosmos hasta quedar atrapado entre los barrotes de una antena.
Los ojos verdes de la chica habían seguido el trayecto del fragmento, clavando su vista en aquella inmensa torre de comunicaciones.
—No debo meterme en esto...No debo...No—recordó, pero sus impulsos de idiotez eran más fuertes— ¡Agh!—apretó sus dientes con fuerza y corrió hasta la antena—. Me voy a arrepentir de esto...—murmuro mientras comenzaba a trepar por la torre.
Mientras subía no podía evitar mirar de vez en cuando hacia abajo, ¿Por qué tenían que tener una antena de este tipo?
También observaba por momentos la pelea de los dos guerreros, estaba siendo pareja hasta cierto punto.
—¿Qué demonios está haciendo?—pensó el pelirrojo al percatarse de las acciones de la chica.
—¡Hasta nunca, Pegaso!—volvió a la realidad al oír el gruñido de su oponente—¡Espiral de muerte!
La mujer comenzó a ondear su látigo en círculos, su arma en este momento cortaría lo que sea que tocará como si fuera una cuchilla. Al momento de impactar con el peto de la armadura, logro hacer un corte que llegó a la piel del chico.
Un grito de dolor llegó a los oidos de Allison, quien dirigió su mirada a la horrible escena. Del pecho del caballero brotaba una gran cantidad de sangre, pero pese a su gran herida, esquivaba con pesadez el resto de espirales.
—¡No...!—dijo con preocupación, mordiéndose la lengua al instante. No podía permitir que la amazona se diera de cuenta de lo que hacía.
Localizó la roca y como pudo introdujo su mano por los barrotes de metal, estirando sus dedos para lograr alcanzarla. Hizo un pequeño jalón, sacando el fragmento de aquel hueco. Claro que tuvo que morderse nuevamente la lengua, pues el jalón provocó un raspón en su mano que ardía como si le hubiesen aplicado alcohol etílico.
—Debo bajar a ayudarlo—pensó mientras se apresuraba a bajar.
Pero freno en seco de inmediato, cuando sintió que algo golpeaba contra la base de la torre. De repente, la torre comenzó a irse a abajo. Soltó un fuerte grito mientras trataba de sujertarse con fuerza a los barrotes.
—¡Detente!—bramó el de orbes ámbar, intentando razonar con ella—. ¿No ves que vas a matar a esa chica si sigues usando la Espiral de muerte?
—¡Ese es el destino que le tocó porque la trajiste!—contesto ella con cólera—Si va a morir es por tu culpa.
El muchacho calló por un momento, ella decía la verdad. Esa niña estaba en peligro por su culpa, fue muy irresponsable traerla consigo. Apretó sus puños y levantó la mirada con más determinación, sabía lo que tenía que hacer, debía salvar a esa niña.
—¡Llegó tu hora!—la mujer encendió su cosmos y uso su látigo para atacarlo por última vez—¡Látigo de perforación!
Pegaso cerró sus ojos por un momento, dejando que su cosmos comenzará a nacer como una brillante estrella.
—Zurca el cielo, mi poderoso cosmos—murmuro y trazo las estrellas de su constelación —¡Meteoros...!—abrio sus ojos—¡De Pegaso!
Los ataques de ambos caballeros chocaron entre si, era una batalla de fuerzas. El muchacho puso toda su voluntad en la colisión, logrando que su cosmos brillará con más fuerza. De esta forma, logro derribar a la amazona quien grito de dolor y cayó derrotada al suelo, con su máscara rota.
—L-lo logré...—dijo entre jadeos, apoyando sus manos en sus rodillas.
Oyó de nuevo un grito de terror, recordando de inmediato que la chica aún colgaba de la antena.
Allison sentía que las manos le sudaban y comenzaba a resbalarse. Intento levantar lo pies para engancharse de los barrotes, pero el movimiento brusco solo hizo que se soltará de una mano. Dejo salir un quejido e intento mantener la fuerza para volver a sujetarse pero ya no aguantaba más. Termino soltándose y comenzó a caer.
—¿Este es mi fin...? ¿Voy a morir?—musito cerrando de a poco sus ojos.
Sin embargo el pelirrojo se había lanzado del edificio, estirándo su mano para sujetar la de ella. Cuando logro alcanzarla, la abrazo con delicadeza, aferrándola a su pecho.
—Vas a estar bien...—lo oyó susurrar y giro para que solo el recibiera todo el impacto.
Y...
Todo se volvió negro por un momento, solo podía oír los gritos de horror de las personas a su alrededor.
「¿Has sentido el poder del cosmos?」
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Chan chan chaaaaaan
¡Hora de un Chismesito del Santuario!
Allison Miler es una jóven de 16 proviniente de Inglaterra.
Suelen castigarla mucho en la Prepa, no porque sea mala alumna o tenga un mal comportamiento. Sino que los profesores se han cansando de decirle que se tiña un cabello de un solo color, en serio, ¿Por qué mechas violetas y no rubio como la mayoría de chicas?
*Segmento inspirado en: "Secretos de la Era Taisho" de Kimetsu no yaiba obra de Koyoharu Gotouge*
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