Te sonreí, ChanYeol. Porque a pesar de todo, sentía una felicidad abrumadora; lo único que quería es que tú también la sintieras.

- Perdón. – No sabía por qué me disculpada, pero me encontré repitiéndolo. Me miraste con ojos resplandecientes en confusión y tus mejillas mojadas, listas para que las secara.

- ¿Perdón? – Susurraste ladeando ligeramente tu cabeza, de la misma forma que lo haría un niño después de preguntarle al mago "¿Dónde se ha ido el pájaro?"

Pasé saliva mientras buscaba algo que decir, algo que no me hiciera lucir estúpido

- No mereces sentir dolor.

Tus labios se curvaron en una sonrisa resplandeciente. - ¿Dónde está tu hogar, BaekHyun? – Preguntaste. Me cuestione si un hogar era más que un techo sobre mi cabeza

- Está...- De nuevo, no pude responder

- ¿Es sólo un refugio que te mantiene caliente? – Volviste a preguntar. Me encontré a mí mismo mirando a la deriva, intentando descifrar si una casa era un hogar; pero no lo era. - ¿Es un corazón que no te ama?

Mi corazón se sentía pesado
sabiendo muy bien que,
tú eras mi hogar.