XIV
- Hola. – Mi voz salió inaudible, ni siquiera el silencio podía revelar mis palabras. – Hola. – Repetí un poco más alto.
Y ahí estaban esos ojos oscuros, decorando facciones atrevidas. Todo se complementaba con una sonrisilla maliciosa en unos labios insípidos.
- Es un placer, soy Kim JongIn.
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