🧡King Orange x Navy Parte 1/2💙
Pedido de: mitacraft7u7
Personajes:
🧡: King Orange
💙: Navy
Aclaraciones: Emmmm hola :D?
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King Orange era el rey de un gran reino, quien tenía un pelo naranja (Mango xd)que no se podia ignorar. Era un rey serio y estricto, que gobernaba con justicia, pero sin compasión. Su único tesoro era un bastón mágico que podía transformarse en lo que él quisiera, desde una espada hasta una flauta. Lo había heredado de su padre, que se lo había dado en su lecho de muerte.
Navy era un joven aventurero que viajaba por el mundo buscando emociones y tesoros. Era hábil con las armas y el sigilo, y no le importaba robar o mentir si con eso conseguía lo que quería. Su ropa era de color azul, al igual que su cabello y sus ojos. Le gustaba explorar lugares desconocidos y conocer gente nueva, pero nunca se quedaba mucho tiempo en el mismo sitio. Su sueño era encontrar el bastón mágico de King Orange, del que había oído hablar en muchas leyendas.
Un día, Navy llegó al reino de Citrus, disfrazado con una capucha para no llamar la atención. Se paseó por las calles, observando a la gente y a los edificios. Todo le parecía aburrido y monótono, hasta que vio a King Orange salir del palacio, acompañado de sus guardias. El rey iba vestido con una túnica roja y llevaba el bastón en la mano. Navy sintió una atracción irresistible por ese objeto, y decidió seguir al rey a distancia.
King Orange caminaba por su reino con paso firme y mirada altiva. No le gustaba salir mucho del palacio, pero a veces tenía que hacerlo para supervisar a sus súbditos y mostrarles su autoridad. No se fijaba en nadie, salvo en aquel muchacho que le miraba desde una esquina, oculto bajo una capucha. Algo en su mirada le llamó la atención, y sintió curiosidad por saber quién era. Sin embargo, no se detuvo ni le habló. Siguió su camino hacia el mercado, donde tenía que inspeccionar a los comerciantes.
Navy aprovechó el momento en que el rey entró al mercado para acercarse sigilosamente por detrás y tratar de arrebatarle el bastón. Sin embargo, King Orange se dio cuenta de su intención y se giró rápidamente, golpeando a Navy con el bastón en la cabeza. Navy cayó al suelo, aturdido y dolorido. El rey le miró con sorpresa y enfado.
- ¿Quién eres y qué pretendes? - le preguntó.
-Soy Navy, un viajero - mintió Navy - Y solo quería ver tu bastón de cerca.
- ¿Verlo o robarlo? - inquirió el rey.
-Verlo - insistió Navy - Es muy bonito y me gustan las cosas bonitas.
-Pues no es para ti - dijo el rey - Es mío y solo mío. Y ahora vas a pagar por tu osadía.
El rey ordenó a sus guardias que arrestaran a Navy y lo llevaran a la cárcel. Navy trató de resistirse, pero estaba débil por el golpe y no pudo escapar. Los guardias lo arrastraron hasta una celda oscura y húmeda, donde lo encerraron con un grillete en el tobillo.
-Te quedarás aquí hasta que decida tu castigo - le dijo el rey antes de marcharse - Y espero que sea una lección para ti.
Navy se quedó solo en la celda, lamentando su fracaso. No podía creer que hubiera estado tan cerca de conseguir el bastón mágico y que lo hubiera perdido por un error. Se preguntó si tendría alguna oportunidad de escapar o de volver a ver al rey. A pesar de todo, sentía una extraña fascinación por él. Algo en su personalidad le atraía, aunque no supiera qué era.
King Orange regresó al palacio, pensando en el joven que había intentado robarle el bastón. No entendía por qué le había llamado la atención, ni por qué le había dejado vivo. Normalmente, habría ordenado su ejecución sin piedad. Pero algo en su mirada le había conmovido, aunque no quisiera admitirlo. Se preguntó si tendría alguna historia que contar o algún secreto que ocultar. A pesar de todo, sentía una extraña simpatía por él. Algo en su espíritu le intrigaba, aunque no supiera qué era.
Navy pasó varios días en la celda, sin ver a nadie más que al carcelero que le traía la comida. Se aburría y se desesperaba, sin saber qué iba a ser de él. Un día, escuchó unos pasos que se acercaban a su celda. Pensó que era el carcelero, pero se sorprendió al ver que era el rey. King Orange entró en la celda, con el bastón en la mano y una expresión seria en el rostro.
- ¿Qué haces aquí? - le preguntó Navy.
- He venido a verte - respondió el rey.
- ¿A verme o a burlarte de mí? - replicó Navy.
- A verme - repitió el rey - Quiero hablar contigo.
- ¿De qué? - inquirió Navy.
-De ti, de mí, de este bastón - dijo el rey, mostrándole el objeto - Quiero saber por qué lo querías tanto.
-Ya te lo dije, me gustan las cosas bonitas - mintió Navy de nuevo.
-No me mientas - le advirtió el rey - Sé que hay algo más. Sé que sabes lo que este bastón puede hacer.
-¿Qué puede hacer? - preguntó Navy, fingiendo ignorancia.
-Puede transformarse en lo que yo quiera - explicó el rey - Es un regalo de mi padre, que me lo dio antes de morir. Él me enseñó a usarlo y a cuidarlo. Es lo único que me queda de él.
-Lo siento - dijo Navy, sintiendo una punzada de compasión por el rey - No sabía que era tan importante para ti.
-Lo es - afirmó el rey - Y por eso no puedo dejarte salir de aquí. No puedo arriesgarme a que vuelvas a intentar robármelo.
-Entonces, ¿por qué has venido? - preguntó Navy.
-Porque... porque me interesas - confesó el rey, bajando la mirada - Hay algo en ti que me atrae, que me hace querer conocerte mejor. No sé qué es, pero no puedo negarlo.
Navy se quedó sin palabras, sin saber cómo reaccionar ante esa declaración. Miró al rey, y vio en sus ojos una mezcla de curiosidad y ternura. Se dio cuenta de que él también sentía algo por él, algo que no podía explicar. Se sintió confundido y emocionado al mismo tiempo.
- ¿Me interesas? - repitió Navy.
-Sí - asintió el rey - Y quiero hacerte una propuesta.
- ¿Qué propuesta? - preguntó Navy.
-Quiero que te quedes conmigo en el palacio - dijo el rey - Quiero que seas mi compañero, mi amigo, mi amante. Quiero compartir contigo mi vida y mi bastón. Quiero enseñarte todo lo que sé y aprender todo lo que tú sabes. Quiero hacerte feliz y ser feliz contigo.
Navy no podía creer lo que oía. El rey le estaba ofreciendo todo lo que había soñado y más. Le estaba ofreciendo una oportunidad de escapar de la cárcel, de vivir en el palacio, de tener el bastón mágico y de estar con él. Era una oferta tentadora e irresistible. Pero también era una oferta peligrosa e inesperada. Navy no sabía si podía confiar en el rey, ni si podía corresponderle como él esperaba. Navy no sabía si estaba preparado para cambiar su vida por completo.
- ¿Qué dices? - le preguntó el rey, esperando su respuesta.
Navy dudó un momento, pero luego miró al rey a los ojos y sonrió. Decidió arriesgarse y aceptar su propuesta. Decidió darle una oportunidad al amor y a la aventura. Decidió quedarse con él y con su bastón mágico.
-Digo que sí - respondió Navy.
El rey se alegró al oír su respuesta y le abrazó con fuerza. Luego le quitó el grillete del tobillo y le tomó de la mano. Lo sacó de la celda y lo llevó al palacio, donde le presentó como su invitado especial. Nadie se atrevió a cuestionar su decisión, ni a molestar a Navy. Todos lo aceptaron y lo respetaron, como al rey.
Navy y King Orange empezaron a vivir juntos en el palacio, compartiendo su tiempo y su espacio. El rey le enseñó a Navy cómo usar el bastón mágico y le dejó transformarlo en lo que él quisiera. Navy le enseñó al rey cómo divertirse y cómo relajarse. Los dos se complementaban y se entendían, a pesar de sus diferencias. Los dos se querían y se cuidaban, a pesar de sus problemas. Los dos eran felices y estaban agradecidos, a pesar de todo.
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