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Capitulo 2: ¡A comprar un helado!

 
La primavera ya casi terminaba, el verano ya estaba realizando sus primeros estragos en los alumnos, y para calmar el calor, la pareja de amigos se encontraba tomando las últimas brisas que la primavera les otorgaba, en la azotea de la preparatoria.

—Que calor. ---Gesticuló Akemi con pesar. —La brisa no es suficiente.

El chico se quedó viéndola, ella estaba acostada a su lado en la poca sombra que daba la pared del cubículo de las escaleras. El chico aún se preguntaba porque ella no hablaba con él como una persona normal, él no era sordo. Tocó el brazo de Akemi para llamar su atención.

—¿Por qué no hablas conmigo con tu voz? —Preguntó algo apenado---. Pues ya te he escuchado hablar y no sé porque no lo haces conmigo.

La chica se incorporó tomando la botella de agua a su lado, dió un gran sorbo para tener la garganta húmeda, aunque igual, no pensaba hablar con su voz.

—Pues, ¿De que serviría que haya hecho el curso? Si habló contigo de manera normal pienso que te sentirías raro. También, me gusta hablar así, es como un lenguaje secreto para mí. Pocas personas lo quieren aprender hoy en día, y por eso no hay muchas que nos entiendan.—Explicó la chica sin dejar de usar el lenguaje secreto.

—Bueno. —La miró de reojo con una sonrisa. De verdad le gustaba haber conocido a esa chica.

El chico se acostó al lado de ella, el sonido de las cigarras aumentaba debido al calor. Los chicos miraban el cielo, Takeru estaba aburrido, su expresión de pesar era muy notable.

Sacó de su bolsillo una pequeña libreta con hojas de múltiples colores, se levantó para comenzar hacer algo con sus manos que la chica no podía ver, está se levantó cuando vio un pequeño avión de papel azul. Muchos más aviones salieron volando por el cielo. El chico estaba de espaldas, Akemi se acercó a él, asustando al muchacho.

—Pensé que estabas dormida. —Gesticuló nervioso.

—Vaya, ¿Cómo los haces tan pequeños? —Preguntó mirando los pequeños aviones de papel subir al cielo por la fuerte brisa.

—Si quieres te enseño. —Dijo él pasándole algunas hojas de papel. La chica asintió con alegría.

Luego de acabarse la pequeña libreta de papel, contemplaron los últimos aviones alejarse con el viento. La chica no le quitaba los ojos de encima a un pequeño avión azul que se alejaba. Takeru la observó y pensó que se veía muy bonita mirando al cielo.

—¿Quieres ir por un helado hoy? —Inquirió Takeru animado.

—Claro, ¿A qué hora? —Respondió Akemi.

—¿A las 4:30pm está bien?

—Claro, te daré mi dirección y me pasas a recoger a mi casa. —Escribió su dirección en una pequeña hoja de papel que tenía en su bolsillo.

El chico sonrió nervioso ante la idea de visitar la casa de Akemi, pero por ir a comprar un helado tenía que hacerlo.

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Takeru se encontraba parado delante de una casa con el apellido de la chica grabado en una pequeña tabla al frente de la casa. Tocó el timbre y una mujer muy parecida a Akemi lo atendió.

—Tu debes ser Takeru-kun(1), por favor pasa adelante y siéntete como en tu casa. —La mujer vestía ropa casual de verano, el pelo negro recogido en una coleta alta y traía poco maquillaje, de verdad Akemi se parecía mucho a ella.

La mujer le ofreció jugo de durazno mientras esperaba a su hija, el chico lo bebió con calma y se sintió ridículo por tener nervios por visitar la casa de Akemi, no había nada que temer.

—¿Dónde está ese chico que quiere salir con mi pequeña flor de Sakura?—La voz y las pisadas de un hombre bajando las escaleras lo alertaron.

Cuando la mirada de los dos se cruzaron hubo un momento de tensión y silencio sepulcral, solo el sonido del viento se escuchó. De pronto, el hombre rompió en llanto.

—¡Por favor, no te lleves a mi preciosa flor! —Rogó el hombre de rodillas. El chico se asustó y se sintió frustrado de no poder hablar para decirle que no tenía ese tipo de intención.

—Cariño, estás asustando al pobre chico, no lo molestes. —La mujer regaño a su esposo agarrando su oreja para guiarlo al asiento frente al chico.

Takeru aún tenía una expresión de shock en su rostro.

Otra vez unos pasos bajando las escaleras fueron el centro de atención, la figura de Akemi apareció a la vista de los presentes con un lindo vestido amarillo, se veía muy cómodo, excelente para el comienzo del verano.

—Hola, ¿Me esperaste mucho Takeru-kun? —La chica lo saludo con gestos rápidos y rítmicos. El muchacho se sonrojo al darse cuenta de lo linda que estaba.

—No... Que va, para nada. —Gesticuló temploroso. El padre de la chica la miró encantado.

—Kawaii. —Dijo el hombre al ver a su hija. Sus ojos podían considerarse corazones en ese momento.

—Vamos a tomar una foto de recuerdo. —La madre de la chica apareció con una cámara fotográfica en sus manos.

El padre de Akemi se había puesto al lado de su hija, la madre de la chica empujó al chico para que tomara lugar al lado de Akemi. Dejó la cámara con el tiempo programado y se unió al grupo.

—¡Sonrían!

Y ese fue su primer recuerdo juntos.

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Los chicos llegaron a un pequeño parque —Donde según el padre de Akemi había un pequeño puesto de helados—. Los chicos caminaron bajo una sombrilla para no recibir tanto sol mientras caminaban.

Decidieron seguir la risa de los niños para encontrar el puesto de helados, ya estaban deseando probar ese dulce y frío manjar de dioses.

Cuando encontraron el puesto de helados, Akemi corrió hasta el dejando atrás a Takeru, el chico sonrió al ver a la chica tan enérgica y feliz, a pesar del calor que tanto la agobiaba; por eso era un gustó comprarle un helado, para apaciguar su calor.

La chica pegó las manos al menú que se encontraba pegado afuera del puesto de helados indecisa, habían tantos para elegir. Al final decidió optar por una barquilla de vainilla cubierta de chispas de colores, Takeru por un tarrito de dos sabores diferentes y jarabe de chocolate, pagó por los helados y se fueron a sentar a una banca cerca del área de juegos.

Akemi tomó una gran cantidad de helado con su boca, lo que provocó que su cerebro se enfriará de repente. El chico se rió de ella mientras ella lloraba.

—Por favor, come más despacio. —Rogó el muchacho. No le gustaba que ella sufriera. Akemi se sintió avergonzada por su falta de delicadeza ante un chico, su madre le había enseñado a comportarse delante de un chico; pero juntó a Takeru podía ser ella misma, sin tener que preocuparse por lo que piense de ella, él siempre le transmitió esa confianza.

Un grupo de niños jugando llamó la atención de los jóvenes, habían columpios, sube y baja, resbaladizas, una caja de arena, entre otros juegos infantiles.

Akemi le sugirió al chico que fueran a jugar en algunos de los juegos. El primero fueron los columpios, en ellos no tardaron mucho tiempo, ya que Akemi se había caído de nalgas por estar culumpiandose muy alto. Luego el sube y baja, esté les pareció muy divertido a ambos, por la vista que se podía apreciar al subir y bajar. Y por último, la caja de arena.

Hicieron un castillo de arena algo extraño, hasta los niños se burlaron de ellos al ver lo feo y deformado que quedó. Estos se echaron a reír a carcajadas con los comentarios ofensivos tan particulares de los niños, desde decir que parecía una especie de casa de brujas, uno soltó de la nada que parecía un monstruo de arena.

Tantas fueron las carcajadas que Akemi se resbaló y callo en la arena llevándose consigo a Takeru. El muchacho quedó encima de ella por accidente, los niños se taparon los ojos al ver la escena. Takeru se quedó viendo el flequillo mojado de sudor de la chica, subió el flequillo con su mano sin importarle el sudor y beso la frente de la chica.

Akemi colocó sus manos con sorpresa en su frente, un color carmesí subió a sus mejillas que la hizo ver más bonita a la luz del sol que estaba por ocultarse.

—Vamos, te llevaré a casa, es tarde y tu padre me matará si me retrasó más. —Gesticuló el chico luego de ayudar a levantarla. La chica asintió, al pensar que su padre estaría llorando desconsolado al lado de su madre, puso una cara sería.

Luego de ese día, comenzó el verano más caluroso de la vida de Akemi.

Anotaciones finales:

1-Kun: Este honorífico se utiliza generalmente para tratar a personas de sexo masculino de menor edad o categoría. También puede ser utilizado por mujeres para referirse a un hombre con quien tienen un vínculo emocional o que conocen desde hace mucho tiempo.

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