—¿Queda mucho? —formulé aquella pregunta por décima vez, a lo que Neville rió con fuerza.

—Ya casi hemos llegado —contestó guiando mis pasos.

Avanzamos algunos metros más y nos detuvimos.

—¿Ya?

—No seas impaciente —me dijo, por el tono de su voz supe que sonreía.

Asentí, aunque no sabía si me estaba mirando, y respiré hondo. Nos habíamos alejado de la ciudad y podía sentir una suave brisa mover mi pelo y la vegetación que nos rodeaba. No había ruido de coches ni de decenas de personas hablando, solo naturaleza.

Volví a sentir a Neville cerca, se situó detrás de mí para quitarme la venda que cubría mis ojos y pude ver la sorpresa que había preparado por nuestro quinto aniversario.

Nos encontrábamos en lo alto de una gran colina que nos otorgaba unas vistas privilegiadas de la ciudad. A mis pies había extendido una gran manta de cuadros y había dispuesto todo lo necesario para un picnic. 

—¿Qué te parece? —preguntó ante mi silencio.

Reaccioné, pues las luces de Londres, que brillaban como las estrellas sobre nuestras cabezas, me habían hipnotizado.

—Nev —dije girándome en su dirección—, es genial, es... Es demasiado perfecto.

Avancé hasta él y le abracé con fuerza. Él no tardó en corresponderme con uno de sus habituales abrazos de oso por los que se había ganado el apodo de "osito".

—Tú eres demasiado perfecta, te mereces esto y más —respondió con una gran sonrisa.

Me separé ligeramente para mirarle a los ojos y esbocé una gran sonrisa.

—Te amo, osito.

Él abrió la boca para responder, pero solo se escuchó un rugido proveniente de su estómago.

—Deberíamos empezar a comer, ¿no crees? —dije entre risas.

Neville asintió con una sonrisa y besó mi frente antes de sentarnos sobre la manta.

—Nev —Cogí un sándwich y él alzó la mirada—. ¿Qué opinas de los tatuajes? Quiero decir, ¿te harías uno?

—No lo sé, no lo había pensado hasta ahora —respondió, tras lo cual le dio un sorbo a su cerveza de mantequilla—. ¿Tú?

—Lo llevo pensando un tiempo —admití—, pero estoy indecisa.

—Podríamos hacernos uno juntos.

Mis ojos se abrieron mucho ante su proposición.

—¿Lo dices en serio?

—Solo si quieres, claro. Entiendo que no te parezca una buena idea... No tienes que hacerlo, es solo que...

—Tranquilo, Nev —dije cortándole, sin poder evitar reír—. Creo que es una idea estupenda.

Neville esbozó una sonrisa tímida y bajó la vista hacia su sándwich.

—Tenemos que buscar algo que tenga que ver con nosotros, con nuestra historia —añadí.

Ambos permanecimos unos instantes en silencio, pensativos.

—¿Sabes una palabra que quedaría genial? —preguntó.

Yo fijé mi mirada en él, en señal de que le escuchaba.

—Always. Es nuestra canción y como vamos a estar juntos para siempre, es perfecta.

Sonreí ampliamente ante su propuesta, no había mejor palabra para tatuarnos que always. Cuando terminamos de comer, nos tumbamos sobre la manta para mirar las estrellas. Las constelaciones siempre me habían fascinado, así que fui señalándole a Neville las que conocía.

—Cuando era pequeña quería ser astronauta —comenté.

—¿De verdad? 

Yo asentí.

—Nos llevaron de excursión a un planetario cuando tenía 6 años, fue uno de los mejores días de mi vida. Entramos en una sala enorme con el techo oscuro y nos sentamos; no tardaron en proyectar en él las imágenes de planetas y galaxias —le expliqué, Neville se había tumbado sobre su costado para mirarme, pero mi vista seguía fija en las estrellas—. Fue asombroso, era como flotar en el espacio. Aquel día decidí que quería verlo con mis propios ojos, ir en un cohete muy lejos de la Tierra y explorar nuevos planetas.

Neville permaneció unos instantes en silencio.

—Cuando hablas de algo que te ilusiona siempre tienes un brillo muy especial en la mirada. Me parece muy bonita la forma que tienes de emocionarte por cosas así.

—Era mi sueño —Sonreí—. Luego creces y te explican que el ser humano no puede llegar tan lejos como yo quiero viajar, que en el espacio estamos expuestos a radiación y que es muy peligroso y... Bueno —suspiré— , a veces me gustaría volver a ser esa niña de 6 años cuya única preocupación era leer todo lo que pudiera sobre los planetas.

Un largo silencio siguió a aquellas últimas palabras, hacía unos días se había producido una fuga en Azkaban que tenía a todos los aurores en constante alarma. Ni siquiera en nuestro aniversario, contemplando las estrellas y alejados de la ciudad, lográbamos mantener a un lado los problemas del trabajo.

—Pero todo va a ir bien —murmuré finalmente.

—Eso intento pensar.

—Nev...

—A veces me gustaría dejar de ser auror, no me gusta sentirme constantemente en peligro. Quiero llevar una vida tranquila a tu lado.

Me giré para mirarle y suspiré. A pesar de sus inconvenientes, el trabajo de auror me parecía increíble: no era en absoluto monótono y me gustaba sentir que hacía algo útil con mis poderes de legeremaga.

Me encantaba trabajar con Neville y la verdad era que, si él dejaba su puesto, no estaba segura de si sería capaz de continuar con otro compañero. No quería discutir en aquellos momentos.

—No hablemos más del trabajo —le pedí. 

Neville asintió y acarició mi mejilla antes de unir sus labios con los míos en un tierno beso.

------

¡¡Estoy de vuelta!!

Por fin he acabado el curso y los exámenes de acceso a la universidad ^^ 

Espero poder actualizar muy a menudo, tengo muchas ideas en mente. Ojalá os haya gustado, le he dedicado mucho tiempo a este capítulo :)