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Capítulo 8.

Una vez Parker se fue, caminó hacia la habitación de la mujer, donde aún su hija permanecía, tocó la puerta y esperó que le dijeran que podía pasar, tras escuchar la voz de su hija decir "pase", tomó el pestillo de la misma y entró. Las halló aun en la cama sentadas con la espalda apoyada en la pared, su hija estaba entre sus piernas, mientras que Layla la peinaba, la pequeña dibujaba y reía feliz.

—Hola papi. — le dijo sonriendo al verle en la puerta de pie, temía entrar y alterarla como había ocurrido hace unas horas, aunque ahora parecía en aparente calma. — Layla me está enseñando a dibujar.

— Me alegro, princesa — habló sin dejar de mirar a la mujer, que parecía estar evitando todo contacto visual con él.

No podía negar, que el que estuviera a su hija tan cerca le aterraba. Pero no sabía cómo hacer para no ser evidente, Alice siempre fue poco sociable y no se las llevaba nada bien con ninguna de las niñeras, con la únicos que tenía contacto era con su tía y con él. Se aclaró un poco la garganta y se dijo que, si tenía que hacerse, su amigo debería empezar por ser más amable con ella.

— ¿Se encuentra usted mejor? — preguntó para sondear el terreno, solo entonces lo miró, sus ojos oscuros lucían aun aterrados, Keane notó que aún le temía.

— Creo que sí, lamento mucho lo de hace unas horas — parecía sincera, aun así, él era consciente que estaba quizás frente a la asesina de su hermano, que todo lo que hacía podía ser un truco para salir libre de toda culpa, en toda esta historia todo era probable.

— Los que le deben una disculpa somos los Nixon — una disculpa que estaba lejos de sentir, pero si tenía que ser su amigo, tenía que empezar por parecerlo — he estado hablando con todos — hablé con mirando a mi hija, para que ella notara que no quería que Alice supiera nada de momento — ha sufrido usted mucho, pagaremos todo su tratamiento, sé que nada le devolverá lo perdido, pero me sentiré un poco mejor, si usted lo acepta — y me permitirá acercarme a ti, saber lo que planeas tu o que estés protegiendo, pensó.

— Siéntese por favor, — le dijo señalándole una silla, a la que llegué con cautela y fui cuidadoso en sentarme a una distancia considerable de ella, no perdiendo de vista a mi tesoro, quien estaba entretenida pintando, montañas verdes, agua azul y un cielo del mismo color, con nubes blancas. — lo que me dijo de su... ¿Es verdad? — supo que se refería a Clive y a lo que dije sobre su muerte y asentí.

— Usted no tuvo nada que ver de momento es lo que las autoridades creen y las pruebas dicen — solo que yo no te creo, ni en tu silencio, ni en tu amnesia, menos al ver los dibujos tan exactos y contradictorios que pintas, parecía decir la mirada de Keane a la chica que parecía entenderla pues, bajó la mirada apenada — de todas maneras la investigación seguirá, pero todo indica que él fue tan víctima como usted ¿Esta segura que no recuerda nada? — quiso darle una última oportunidad, la posibilidad de estar cerca a ella y exponer a su hija no le gustaba.

— Lo que les dije es lo que creo que paso, es lo que mi mente recuerda, aunque mis imágenes son distorsionadas — hizo una pausa y miró el peinado de su hija y luego sus labios esbozaron una media sonrisa — aun me es difícil entender, porque perros y voces — no podía mentir eso pensaba Keane a estas alturas ella tendría que saber que él había visto sus extraños dibujos. El peinado había quedado muy bien para solo ser con sus manos y Alice colaboró quedándose quieta, algo que pocas veces ocurría.

— Es buena — dijo señalando a su hija y luego a su peinado — nadie hasta ahora logra esas dos cosas, que guarde silencio y se deje peinar sin discutir, ni siquiera su tía — ante eso ella solo sonrío, esta vez, más ampliamente.

— Me gustan los niños y ayudaba a mi tía Lucy con mis primos — empezó a hablar y Keane decidió dejarla hacerlo, guardando silencio — no es necesario que me ayude, hace un mes, solo quería encontrar un empleo para terminar mis estudios. Pienso que todo sucedió por confiada, cuando mi amiga llegó con ese anuncio me dije que era la respuesta a todos mis problemas. Bien lo dicen que de lo bueno no llega fácil y si llega nunca es bueno. — la mujer hablaba con dificultad, lo supo porque se tocaba el pecho e inspiraba de manera constante y lenta.

— ¿Le cuesta respirar? — asintió y se levantó, caminó hacia ella y le quitó a la niña de las piernas, suspirando aliviado de al fin encontrar una excusa para hacerlo. Me quedé con Alice en las piernas, quien dibujaba esta vez un gato amarillo, imaginaba que Layla se lo había dibujado para que ella pintara. — usted necesita ser tratada y de momento sabemos que usted estuvo con mi hermano y sus amigos, allí sufrió todo cuando tiene.

— No es necesario, los médicos me dicen que la operación puede esperar, pienso que me ayudaría más con un empleo, si no es mucha molestia — hablaba cada vez con más dificultad y supo que le estaba costando mantener el aire.

— ¿Se encuentra usted bien? Creo que mejor llamo a un médico...

— No.... estoy bien — habló rápidamente al verlo levantarse.

— Por favor, deje que le ayude y sobre ese empleo mi hija necesita una niñera. Podría estudiar en las noches — ella negó rápidamente, como si esa idea le aterrara, lo que le aprecio al abogado extraño, si alguien tenía que temer era el por su hija.

— ¿Te encuentras bien? — preguntó Alice, hablando por primera vez — ¿Dijiste que la ayudarías papá?

— Lo estaré cielo, tu padre es bueno y pagó la medicina...

— Y luego vendrás conmigo ¿Verdad papa? — ella volvió a negar, hasta que escuchamos la puerta abrirse, en la puerta de pie, con la mejor de las sonrisas estaba Selma Twist mi cuñada y tía de mi hija — ¡Tía! Llegaste — gritó la niña corriendo hacia ella.

— Supe que otra niñera se fue y no fui capaz de dejar a mi tesoro sola — sonreí al ver a mi hija saltar y a su tía alzarla en brazos, era lo más parecido a una madre para mi hija. — disculpe mi poca educación soy Selma Twist, cuñada de Keane y tía de esta belleza. — caminó hacia Layla y le tendió una mano, que ella estrechó rápidamente.

— Layla Taylor — se presentó, yo aún esperaba una respuesta a mi solicitud y sabía no me iría sin una positiva.

— Espero se recupere pronto y lamentamos mucho por todo lo que está pasando, si hay algo que podamos hacer por usted — Selma miró a la chica con amabilidad, era una mujer de 35 años casada y con dos hijos de 15 y 12 años, pero su debilidad era su sobrina, debido quizás a la pérdida de su hermana a tan temprana edad.

— Gracias señora Selma y si su cuñado ha sido muy amable, pagara mi cuenta de hospital...

— Y vendrá a trabajar en casa tía — habló la pequeña feliz y besando las mejillas de Selma, quien parecía ver por primera vez el peinado de su sobrina.

— Eso es una buena noticia y será una manera de compensar el daño ¡Que hermosa quedaste princesa! Estaré afuera Keane, ustedes tendrán que ponerse de acuerdo — asintió agradeciendo ese gesto, el necesitaba estar solo para poder convencerla.

— Usted necesita de un empleo y mi hija una niñera, no será todo el tiempo, le daremos posibilidad de estudiar. Estará la mayor parte del tiempo sola, con el escolta de turno, que le presentaré llegando el momento, la candidatura ocupa todo mi tiempo y se lleva bien con la niña — empezó a decirle e hizo todo uso de las tácticas de persuasión que conocia para lograr convencerla — lleva dos horas con ella, la peino, pinto y hasta cuentos le narro, hoy lo hizo gratis, solo le digo que le pagaré por ello.

— Tiene una niña muy hermosa, inteligente y obediente — dijo y Keane supo que había ganado, no sabía porque, pero ella cambió de parecer.

— Solo conmigo es obediente, llega un momento en donde a ni a su tía escucha — dijo con sinceridad.

— Su madre...

— Murió, estaba embarazada de Layla — se sorprendió dolía hablar de ello, pero era una pregunta muy común y aprendió a decirla sin ninguna emoción, muy a pesar que por dentro se desgarrara, al recordar todos los momentos vividos con Alice, su esposa.

— Ella me lo dijo, que estaba en el cielo y que murió al nacer — en ese momento no pudo descifrar la mirada que le dirigía.

— Un accidente en auto, estaba en los últimos días de su embarazo — dijo volviendo a mirarla — no sé si decir que tuve suerte al tenerla, teniendo en cuenta que su madre murió.

— ¿Tuvo que escoger? — preguntó asustada.

— Gracias a Dios no — respondió y hubo un silencio después de decir aquello — no hubo tiempo de mucho, yo no me encontraba en la ciudad y el medico que la operaba era un gran amigo, si no tomaba la decisión a tiempo, ambas morían. — ni siquiera pude despedirme de ella, pensó.

— Lo siento mucho, fue una indiscreción preguntar — habló al verlo en silencio y mirando a otra dirección.

— Fueron sentimientos encontrados Layla la felicidad de ver a mi hija y el dolor de perder a mi esposa — le aclaró rápidamente — no te preocupes lo demás lo encontraras en las entrevistas que me han hecho desde ese fatídico día, no he dicho nada que ya no haya dicho a la prensa.

— Acepto el empleo señor Keane — le dijo y no pudo evitar respirar aliviado de eso — pero debe esperar que salga de aquí.

— No se preocupe, igual no me iré hasta que esto no se resuelva. No sé si lo sabe, pero encontraron mal herido a Michael, uno de los amigos de mi hermano, en la playa — el rostro de Layla se tornó pálido e inclino su cuerpo hacia atrás. — lo tienen en cirugía intente calmarse, los recuerdos llegaran sin problemas.

— Espero que salga bien y que él diga lo que sabe, es difícil vivir así sin recordar — y a él sin saber, como y porque mataron a su hermano. — ¿En verdad pagará mi operación y dará empleo?

— Yo no hago promesas vacías Layla, hago política de forma diferente — su boca formo una mueca divertida al verla a ella mirarlo con recelo y alzando una ceja — tendría que conocerme cuando trabaje para mí se dará cuenta que no digo mentiras.

— La verdad necesito el empleo y su hija es un ángel, solo le acepto si me permite pagarle todo cuando gastara en mi — dijo tendiendo una mano que estrechó de forma rápida al tiempo que dos enfermeros llegaban a la habitación.

— No se hable más, señorita Taylor — dijo soltando su mano.

— Necesitamos llevarnos a la señorita a unos exámenes — asintió mientras se levantó para darle espacio a la silla de ruedas que uno de los hombres traía.

Una vez solo en la habitación se sentó en la cama y dejó los bocetos que Parker le habían dejado, observó los que su hija había hecho, que los había dejado en la silla, junto con muchas hojas de papel, dispersados por la cama. Él era amante del orden y de las cosas bien hechas, fue mecánico en recoger los papeles estaba por tirarlos a la cesta cuando vio en ella un solo papel arrugado.

Se agachó a recogerlo al ver unos ojos pintados, "Te estoy vigilando" había escrito en letras rojas, atravesando el dibujo del perro, era el de pelaje negro y blanco, el líder del grupo. Detrás del perro había el boceto de un rostro, estaba a lápiz, pero era un rostro de mujer, los ojos verdes estaban dibujados a un costado de la hoja en blanco.

— ¿Nos vamos? — habló Selma en la puerta con la niña en brazos arrugo el papel junto con los demás y lo arrojó a la basura.

— Si, solo estaba limpiado un poco el desorden — mi cuñada negó sonriente, mientras mi hija se lanzaba a mis brazos.

— ¿No puedes evitarlo verdad? Ser ordenado, ni una arruga en tu pantalón y menos en tu camisa — negué mientras me alejaba un poco de ella.

— Con 38 años es difícil que cambie Selma, tengo que hacer unas llamadas urgentes, adelántense un poco — dejó a la niña en el suelo y besó a ambas antes de dar media vuelta, sacó el teléfono apresurado y marcó a su secretaria — Saylin necesito un favor, los nombres de los casos de un año antes y el que murió Alice mi esposa.

— Enseguida señor, ¿se lo envió con Hendrich?

— No Saylin, en adelante lo que te solicite será entre tú y yo, escanea todo incluyendo fotos y envíamelo al correo privado, no importa si no haces nada más esto es prioridad, por favor. — escuchó el sí señor y antes de colgar le dijo — ¿Saylin?

— ¿Señor?

— No te he llamado y no he pedido nada, ¿Entiendes? — volvió a insistir.

— Muy claro señor, enseguida me pongo en eso — colgó la llamada y caminó hacia la salida del hospital sonriente.

— ¿Todo bien? — preguntó Selma.

— Lo de siempre ¿Tienen hambre? Conocí un lugar el primer día les llevaré allí — dijo tratando de ignorar la mirada de curiosidad de su cuñada, afortunadamente su hija la distrajo y dejo de verlo con sospecha.

— Elton llegara mañana — asintió mientras le abría la puerta del auto, Elton era su esposo, aunque agradecía el apoyo de ambos no quería movilizar a la prensa hacia ese lugar.

— Es bien recibido, solo no me gustaría que demoren mucho tiempo, no quiero a la prensa husmeando — ella lo miró unos instantes, mientras tomaba en brazos a Alice y la besaba en ambas mejillas, está por su parte sonreía feliz.

— Si el me lo dijo, solo quiere saber que estas bien y bien instalado — era el encargado de su seguridad, así que él entendía sus motivos de estar allí. — tampoco me gusta que la niña este por acá sola.

— ¿Cuándo llegaste? Y soy su padre Selma — dijo de mal humor, a veces no parecía el su tío y la pareja los padres de Alice.

— Hace unas horas, mientras hice la reservación y comí algo, se me hizo tarde — la respuesta fue calmada y amable como siempre, Selma era imperturbable — sé que eres su padre, sabes más que nadie lo que amo a tu hija, como si fuera mia — en ese punto supo que la conversación no iría a ningún lado y que ella tenía razón en gran parte, así que decidió guardar silencio.

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