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39: Locked out of heaven

⚠️ Advertencia ⚠️

Resumiré porque Wattpad me borró las notas como tres veces.

Universo del siglo XIX. Katsuki enigma, Deku omega intersexual.

Hice una encuesta en Facebook y ganó la música de "Locked out of heaven" de Bruno Mars"!!! Espero que les guste!!

16k de palabras y espero muchos comentarios como recompensa uwu
En la imagen de arriba hay unos trajes que se mencionarán más adelante pero con colores diferentes 👆

Gracias Irene por ayudarme con la investigación uwu

(...)

"Uno, dos, uno, dos, tres

Oh sí sí
Oh, sí, sí, sí, sí (ooh)
Oh sí sí
Oh, sí, sí, sí, sí (ooh)
Nunca tuve mucha fe en el amor o en los milagros
(ooh)"

Katsuki descubrió que el mundo era una mierda desde una edad temprana, tenía seis años cuando su pequeño pueblo fue atacado. Su madre, Masaru Bakugou, fue asesinado por soldados, el pequeño rubio, que estaba oculto entre las paredes rocosas de su casa, lo pudo observar por un pequeño agujero, miró como lo golpearon gritándole preguntas.

-¡¿Dónde está el bastardo?! -ellos cuestionaron al maltratado omega que estaba arrodillado en el suelo de madera, lleno de sangre y con moretones empezando a salir.

El pequeño niño sabía que lo buscaban a él, su madre le había puesto parches sobre sus glándulas de aromas para mantenerse más oculto aún, lo protegía con toda su vida y no dejaría que lo encontraran. Pero era frustrante, Katsuki no entendía qué pasaba, siempre vivió en la ignorancia de ese pequeño pueblo, hasta que personas en uniformes y con armas llegaron destrozando todo.

Fue una acción rápida, Masaru lo escondió en lo túneles secretos de la casa, eran demasiados pequeños para que el omega pudiera entrar, pero lo suficientemente grandes para Katsuki. El rubio estaba lleno de rabia e impotencia, no podía hacer nada para proteger a su madre, temblaba como un cobarde sentado en su sitio y apretando los dientes.

-Pudrete. -quizás fue la primera, pero también última, grosería que escuchó salir de la boca de su madre, Masaru lanzó una escupida mezclada con sangre a la cara del uniformado que parecía ser el jefe del grupo.

Eso le hizo ganar un fuerte golpe en la cara que lo hizo caer de nuevo al suelo, el soldado sacó un pañuelo para limpiarse con indiferencia, después desenfundó su arma y apuntó a la cabeza del omega que tosía sangre. Los ojos del pequeño Katsuki se abrieron con horror, tuvo que taparse la boca cuando el hombre jaló el gatillo y la bala se impactó en el cráneo del omega castaño.

-¡Quemen el lugar y encuentren al bastardo de Bakugou! -aquel alfa de cabellos blancos rugió-, hay que darles a esos malditos japoneses una lección.

El soldado salió del sitio y sus subordinados empezaron a regar por todas partes lo que parecía ser gasolina para incendiar la casa, Katsuki le dio una última mirada a su madre omega tendido en un charco de sangre antes de correr lejos de allí.

Todo el pueblo terminó vuelto cenizas, Katsuki y los que pudieron sobrevivir observaron como sus vidas desaparecían ante sus ojos, no hubo más que ira y deseos de vengarse en cada uno de ellos.
Vivieron vagando durante un tiempo, los jóvenes y algunos adultos que pudieron escapar de aquel día formaron una manada.

Por cuenta propia tuvieron que aprender a pelear y usar armas robadas para defenderse o conseguir alimentos. Fue también cuando Katsuki supo que su nación llevaba casi una década en guerra con un país vecino, él nunca supo nada ya que vivía en el lugar más alejado de todo ese ajetreo, pero de alguna forma los enemigos habían descubierto el pequeño paraíso entre toda la tempestad y fueron a integrarlo también con todo lo demás.

La primera vez que Katsuki mató fue cuando tenía poco más de ocho años, un grupo de rebeldes los quiso unir a la fuerza en sus filas, ellos querían que el país se rindiera de una vez para acabar con la disputa, aún si les costaba su propia libertad. Fue algo completamente involuntario, sería más en defensa propia.

Cuando aquel beta trastornado quiso agredirlo, Katsuki alzó su vieja pistola oxidada apretando el gatillo de inmediato, la bala dio justo en el pecho, el cuerpo débil del hombre no aguantó mucho haciendo que muriera poco minutos después. No estaba orgulloso de ello, jamás lo estará alguna vez, pero sabe que seguramente no estaría vivo si no lo hubiera hecho.

Katsuki y su grupo se unieron a los militares, de todas formas no tenían de nadie de que preocuparse si morían en batalla y estaban aceptando reclutas desde una edad temprana de forma urgente, parecía que la guerra cada vez estaba llegando a un punto crítico entre las naciones.

Era desastroso pasar por ciudades que fueron arrasadas por bombas, ver a personas muertas bajo escombros y niños más pequeños murieron de hambre, era deprimente llevando a muchos a locuras, y Katsuki encontró su manera de mantenerse cuerdo, aprendiendo a disparar, pelear y sacando su ira a flote. Vivía con el recuerdo del asesino de su madre omega en la mente, era su objetivo, algún día le iba a dejar la cabeza como si fuera un queso viejo, lleno de agujeros.

Su personalidad se volvió un asco, aquel cachorro dulce de mamá cambió por un mocoso malcriado que a pesar de su corta edad mataba a sangre fría. Creyó que estaba solo en el mundo, aparte de sus compañeros del pelotón que apenas podía soportar, hasta que a sus casi catorce años apareció ella, su padre alfa.

-Katsuki -su teniente lo llamó una noche mientras le daba mantenimiento a su arma-, ven, hay una persona que te busca.

-¿Y quién biablos es? -el joven gruñó, odiaba cuando interrumpían su momento de descanso y pronto sería la hora de irse a dormir, tenía más entrenamiento temprano al día siguiente.

-Solo es algo rápido que quieren comprobar, deja esa actitud que estarás presente ante un superior de primer rango. -eso despertó la curiosidad del rubio, alzó una ceja antes de chasquear la lengua fastidiado.

Katsuki se levantó de su cama dejando su arma sobre ella, caminó entre las filas de literas siguiendo a su teniente mientras pasaban entre sus compañeros, el menor solo volteó ligeramente hacia ellos dando un pequeño asentimiento, volvería pronto. De forma natural se había convertido en el segundo al mando entre su grupo, puede que sea algo menor que varios de sus miembros, pero tenía más dominancia y era un líder nato.

Al salir del área en el que estaban el joven rubio no tuvo que hacer más que seguir al mayor por los pasillos, lo estaba guiando hacia las oficinas principales y eso hacía que Katsuki se sintiera mucho más intrigado por toda la situación, ya era bastante novedoso que el sargento no le estuviera gritando como era de costumbre, el hombre también parecía bastante serio.

-Hay que aumentar el ritmo de los entrenamientos, bastantes grupos enemigos intentan atacar de frente y nos estamos quedando sin recursos. -voces se oían desde el interior de la oficina en la que se habían detenido y parecía que iban a entrar.

-Esos malditos, no saben cuándo rendirse, a este paso no solo nosotros nos quedaremos sin gente en el país, ellos piensan que solo pueden ganar con números, -una voz femenina gruñó con bastante demanda-, aún así no me detendré hasta que no caiga el último, los haré pagar...

La charla fue interrumpida cuando el sargento que guiaba a Katsuki tocó la puerta, le dieron permiso para entrar y el rubio siguió al mayor hacia el interior de la oficina, fingió tener una expresión de desinterés cuando estuvo una vez al frente de los superiores, apenas hizo una reverencia de respeto y pronto su mirada cayó sobre una mujer rubia.

Era alta y vestía un traje verde impecable, su cabello rubio ceniza estaba en puntas y tenía ojos rojos exactamente iguales a los suyos. De alguna forma captó su aroma dominante, que lo hizo sentir extrañamente reconfortado, como si fuera un aroma familiar en el que algún vez se bañó en el pasado, no era un alfa, no, era algo más que eso.

-Katsuki... -la mayor habló con una voz que se podía decir que era casi temblorosa, se acercó antes de que el joven rubio pudiera responder, puso cada mano a los lados de su cabeza y comenzó a detallarlo buscando o asegurándose de algo.

-¡Oiga! ¡¿Qué cree que hace?! -tuvo respeto, solo un poco, tuvo muchos castigos por querer pasarse de listo con otros superiores en el pasado, además, el sargento había dicho que este era uno de primer rango, es decir, un general.

Al fin esas mujer dejó de revolver su cabeza y se apartó, les dio una mirada a los demás haciendo que se fueran, pronto la oficina quedó sola, excepto por ellos dos. Un sentimiento extraño creció en el pecho de Katsuki, más al notar los ojos levemente brillosos de la mayor. Los segundos pasaron como una eternidad y cuando los pasos en el pasillo se alejaron la mujer rubia se dejó caer en una silla soltando un suspiro.

-Katsuki, -volvió a llamarlo, ahora de forma más segura-, hijo mío.

Ahí estaba ese sentimiento, explotó fuerte en el pecho del rubio menor, sobre todo porque no creía que fuera posible, el castaño nunca le contó sobre su padre, jamás supo si era beta, hombre o mujer, y ahora esa señora decía serlo, pero, podía sentirlo, no solo por el parecido, algo interno le decía que ese era su progenitor.

-Mi nombre es Mitsuki Bakugou, Masaru Tashima, es el nombre del omega con el que me casé, dos años después del nacimiento de mi primer y único hijo; los envié lejos ante las amenazas en contra de sus vidas, lo único que quise era que tuvieran una buena vida sin peligros. -la mujer que se había presentado como su padre metió una de sus manos entre la chaqueta que tenía puesta y sacó de allí un pedazo de papel rectangular.

Lo extendió hacia Katsuki, quien se había quedado como una estatua en su sitio, mudo y con una expresión de desconcierto en el rostro, se acercó despacio para tomar lo que Mitsuki le ofrecía. Rápidamente se dio cuenta de lo que era, era la típica foto familiar, el omega sentado en una silla con su cachorro en las piernas y el alfa parado a su lado.

Solo qué, en esa fotografía sepia estaba el omega de cabellos castaños con Mitsuki parado a su lado vistiendo ambos de forma formal, también estaba Katsuki allí, sentado en el regazo de su madre teniendo un año o poco más que eso. Bien, eso lo confirmaba, sí era su progenitor, pero eso también lo llenaba de una ira bastante profunda.

-¿Entonces lo dejaste morir? -Katsuki murmuró con una voz inusualmente suave, era mala señal-, ¡¿Dejaste que esos bastardos lo mataran?! Pasé gran parte de mi infancia viviendo una mentira, eres un maldito general ¡¿y ni siquiera pudiste cuidarnos mejor?!

-Todas nuestras fuerzas armadas están protegiendo las fronteras, estaba al frente manteniendo a los enemigos fuera de la raya cuando me enteré, una semana después... -el rubio estrelló la foto contra la mesa lleno de rabia, no la arrugó solo porque Masaru estaba allí y la imagen le ayudó a recordar cómo era su tranquila sonrisa.

-¡¿Esa es tu maldita excusa?! -el menor casi gritó-, él decía siempre que ese lugar era increíble y que viviríamos bien, pero ellos llegaron y en menos de un día acabaron con todo, ¡Yo vi lo que le hicieron y como lo mataron! Era solo un mocoso al que nadie ayudó ni protegió al omega que lo trajo al mundo, así que no salgas con mierdas.

-¡Tranquilizate Katsuki! -Mitsuki ordenó haciendo que al instante el rubio cerrara la boca, el cuerpo de Katsuki se estremeció, no pudo hablar más y sus lágrimas se sentían estúpidamente calientes.

Era el aroma de la rubia quien lo puso en trance, la orden de su padre fue reconocida de manera instintiva haciéndolo obedecer. La mujer lo hizo sentarse en una de las sillas y ella se acomodó al frente, se sacó los guantes negros que tenía en las manos, los dejó sobre la mesa antes de tocar el rostro de Katsuki secando sus lágrimas.

-Yo sé que pude haberlo hecho mejor, en serio, no hay un día en el que no me arrepienta haberlos alejado tanto creyendo que así estarían a salvo, pero necesito que seas fuerte Katsuki, eres hijo de Masaru y también hijo de una enigma, hazlo por él, por mí aunque no me conozcas ahora -la mirada dura de Mitsuki envió un escalofrío al rubio más joven-. Sé quién acabe con ellos, eres un enigma, podrás aplastarlos como cucarachas, nosotros destruiremos con quiénes nos quitaron lo que más nos importa.

Katsuki en ese momento supo que su padre lo apoyaría, no sabía exactamente qué era eso de ser enigma, pero estaba más que dispuesto averiguarlo si eso lo ayudaba a vengarse del asesino de su madre, asintió y miró a Mitsuki con decisión, le hubiera gustado conocerla en otras circunstancias, y sobre todo hacerlo junto al omega de cabellos marrón, pero el tiempo no se podía regresar. Lo mejor que podía hacer en ese momento era avanzar.

"Nunca quiero poner mi corazón en juego (ooh)
Pero nadar en tu agua es algo espiritual (ooh)
Vuelvo a nacer cada vez que pasas la noche
(ooh)"

No fue fácil, comió tierra y barro más de lo que jamás admitiría, pero Katsuki se volvió la persona que quiso llegar a ser. Cuando tenía quince tuvo un crecimiento acelerado, más con sus rigurosos entrenamientos y gracias a eso también era absurdamente fuerte. Llegó a ser incluso más alto que Mitsuki, lleno de músculos pero sin dejar de ser ágil o silencioso cuando se requería.

Subió de rango bastante rápido llevándose siempre a su pelotón con él, haciendo estrategias y acabando con los soldados enemigos como si fueran solo pestes. Todos lo veían como un monstruo sin corazón, alguien que no conocía lo que era la piedad, mataba sin remordimientos y su actitud era una mierda haciendo que su círculo social fuera algo pequeño, muchos socios y superiores le veían con desagrado.

A pesar de eso, no podían hacer nada en su contra, después de todo él era un arma esencial. Hilos de influencia siendo movidos por su padre hizo que fuera más temido, no sólo era hijo de la enigma general de división que servía al jefe de estado mayor, sino que también era un enigma posiblemente más poderoso que su padre.

Cualquier misión dejada a cargo de Katsuki prometía un cumplimiento con 98% de victoria total, fue instruido por Mitsuki, no se podía esperar menos. La guerra inclinó la balanza a favor de los japoneses, los enigmas llegaron a la base central de todo, la rubia mayor fue por una parte opuesta a su hijo con sus hombres repartiendo golpes y balas.

Mientras que Katsuki hizo lo mismo, llegó a una de las oficinas dejando un rastro de cuerpos tirados desangrados en los pasillos y apuntó su arma al maldito alfa que sólo bebía licor en una un vaso de vidrio de forma despreocupada, el enigma gruñó y su aroma se azuzó lleno de enojo al reconocer la cabellera blanca.

-Ah, el soldado del año, mocoso Bakugou. -murmuró el alfa dándole otro sorbo a su licor y Katsuki dejó salir un profundo gruñido desde el fondo de su pecho.

-Shigaraki. -con los dientes apretados y el arma casi temblando por lo fuerte que la agarraba, Katsuki caminó hacia el hombre mayor, parecía enfermo, con el rostro más arrugado y los ojos rojos llenos de ojeras.

El hombre sonrió cínico, a pesar de que casi todos sus hombres estaban muertos y su país de rodillas, debían de asegurarse de eliminar la plaga que los jodía desde la raíz, por eso estaban acabando incluso con el presidente de esa nación, fue quién empezó la guerra de todos modos.

-Bien, me has encontrado, ahora termina tu cometido. -Shigaraki terminó de beber su alcohol y dejó el vaso sobre la mesa, parecía que estaba satisfecho con todo eso y lo que le iba a pasar.

El rubio iba a disparar, estuvo a punto de hacerlo y darle justo a mitad de la frente como lo había prometido, pero entonces entendió que solo le daría lo que quería, ¿Por qué el hombre que lo hizo sufrir durante años podía morir de una forma tan fácil y rápida? No, no le daría el gusto. Katsuki sonrió, apuntó el arma hacia una de las piernas de Shigaraki y disparó, también en la otra.

Miró al hombre quejarse y retorcerse de dolor solo fue el inicio. El enigma se dio la vuelta llamando a un par de sus hombres para que lo sacarán a rastras de ese lugar y lo llevaran a un camión en donde fue esposado, Katsuki dejó que le pusieran torniquetes en las piernas para que no muriera desangrado, pero nadie le dio algún tipo de medicina para el dolor, lo dejó sufrir y eso lo hizo sonreír.

Katsuki caminó por los pasillos de la casa presidencial destruida, sintiendo sus pasos cada vez más ligeros mientras iba hacia la salida, un paso más era una cadena que se soltaba a su espalda, un peso menos en sus hombros. Era como si todo lo que lo jalaba hacía la oscuridad se estuviera rompiendo, a guerra al fin se había acabado, Japón era libre de conflictos masivos.

Todos los ciudadanos podrían respirar tranquilos sabiendo que ya no había peligro de que bombas cayeran en las puertas de sus casa. Hubo paz al fin después de poco más de dos décadas llenas de dolor y tensiones sociales. Katsuki también era libre, el hombre que lo atormentó en sus pesadillas estaba ahora su merced y podía regresar a su hogar.

Cuando llegó a las puertas dobles que daban a la calle, el enigma se tomó un momento para ver el cielo, podía ver el humos saliendo de algunos sitios cercanos a la casa presidencial, pero eso no opacaba el hermoso cielo con pocas nubes que tenía sobre su cabeza.

-Acabamos, todo se terminó. -el rubio volteó hacia atrás y miró a su padre salir, tenía su uniforme sucio de polvo y sangre, parecía tener una herida en un brazo pero aún así estaba de pie y sonriendo.

El enigma no respondió, pero asintió relajando su ceño fruncido, era extraño, estuvo toda su vida tratando de llegar al punto en el que estaban ahora que sentía un vacío en el alma, no tenía ese regocijo que creyó tener cuando pasara. Era más bien como; si ahora había terminado con la meta más grande de su vida, ¿Que cuál sería la próxima ahora, que sería el nuevo propósito que intentaría lograr?

(...)

"Repeat.

Uno, dos, uno, dos, tres
Oh sí sí
Oh, sí, sí, sí, sí (ooh)
Oh sí sí
Oh, sí, sí, sí, sí (ooh)
Nunca tuve mucha fe en el amor o en los milagros (ooh)
"

El cielo estaba tan nublado que no dejaba el sol de la tarde caer sobre los edificios de la ciudad, había una intensa lluvia que no lo dejaba avanzar, por suerte ese sitio estaba lo suficientemente alto como para dejar que el canal de agua no le mojara las botas negras. Estaba vestido de forma impecable, su traje militar era para eventos formales y debía verse importante.

Katsuki tenía una capa verde que iba a juego con su uniforme, tres estrellas doradas en la parte izquierda que anunciaba perfectamente su rango. A los veinticinco ya era un general, el más joven del grupo, pero casi el segundo más importante, después de Mitsuki quién tenía cuatro estrellas en su traje.

Un pequeño suspiro sacó a Katsuki de sus pensamientos, el enigma frunció el ceño y volteó hacia su derecha, allí se encontró con alguien que le quitó el aliento, era un muchacho, un omega masculino, quien vestía un traje, pantalones oscuro, zapatos de tacón negros un poco altos, una camisa manga larga blanca que llegaban hasta sus muñecas, guantes color marrón de encajes a juego con un chal que tenía en la espalda y era atrapado por sus brazos.

Completando su atuendo, tenía un chaleco verde musgo sin mangas con estampado de flores en distintos tonos verdes y marrones cercanos a rojos.
Tenía el cabello corto de color verde, rizado, que se veía suave al tacto, una pequeña ráfaga de aire le hizo suspirar levemente, captó un dulce aroma a menta y jengibre fresco, pero, ese aroma estaba pintando con aflicción de tristeza.

No podía verle el rostro ya que lo tenía volteado hacía otro lado, pero juraba que el omega estaba haciendo pucheros y lo miraba resoplar en silencio. Se fijó en el paraguas cerrado que el menor tenía en las manos y antes de que Katsuki pudiera registrar los pensamientos en su mente, ya había abierto la boca.

-¿Ese paraguas está libre? -fue lo que dijo, ¿Por qué? Ni idea, qué estúpida manera de iniciar una conversación, pero ya no podía retratarse.

-¿Eh? -el omega volteó en su dirección sorprendido y Katsuki se sintió flechado una vez más, no era un romántico, literalmente nunca le dedicó un segundo a su vida a sus sentimientos, hasta ahora.

Sin embargo, puede jurar que esos ojo verdes y brillantes como las esmeraldas le dejaron sin aliento, el rostro del hombre más pequeño era relleno, con mejillas redondas, sus labios estaban rojos, quizás se los estaba mordiendo, y un puñado de pecas estaban repartidas en su cara, supo cuál era ese sentimiento que hacía explotar su corazón en latidos rápidos, el mismo pelos de mierda se los hacía descripto cuando conoció al enfermero cada de tonto.

Fue amor... repugnantemente vergonzoso amor.

-Tu paraguas, -el rubio tragó saliva-, deduzco que alguien vendrá por ti, así que pregunto, ¿Lo vas a necesitar ahora mismo?

¡¿Qué estaba haciendo?! literalmente podría llover ballenas del cielo, obviamente lo estaba necesitando, era estúpido. El rubio se regañó internamente, pero mantuvo su rostro serio para no verse como idiota, bueno, ya lo era. Tratando de tampoco verse nervioso se colocó la gorra verde militar en la cabeza echando sus mechones rubios hacia atrás para que su rebelde cabello no se fuera a notar como un desastre.

-A-ah, bueno, -el omega murmuró mordiéndose el labio inferior y mirando el suelo de forma pensativa-, se suponía que iría a la fiesta en el salón de la calle yukiju, pero... creo que lo mejor sería irme a casa, entonces tendré que tomar un taxi.

El pecoso volvió a suspirar, sin notar como los ojos de Katsuki de abrieron en reconocimiento del lugar y la fiesta que estaban por dar allá. Se suponía que sería como su "debut" social, nunca tuvo tiempo para eso antes y ahora sería presentado formalmente ante los peces gordos de la política como un nuevo condecorado general de la segunda y tercera división.

-Si no es un atrevimiento preguntar, ¿Puedo saber por qué te arrepientes de ir a la fiesta? -Si Kirishima lo viera ahora estaría en un estado de shock, podría ser literalmente la primera vez, en muchos años, que trataba de tener una conversación normal con alguien de casta diferente, más un omega.

-Para ir se debe tener una cita, y la mía... me dejó a último momento por otra persona, no quiero avergonzar a mis padres, estarán allí. -el viento volvió a soplar, removiendo levemente el cabello verdoso del menor y haciendo volar hojas secas que se desprendían de los árboles más cercanos.

El enigma tragó saliva de nuevo, no se perdió ningún detalle de las acciones que hizo el peliverde, como acomodó detrás de su oreja un pequeño mechón rebelde que se alborotó con el aire, la forma en la que su bello ceño se frunció y sus labios se apretaron en un puchero. Ah, Katsuki sintió que varios de sus instintos primarios se estaban despertando.

-Yo también tengo que ir a la reunión, es una noche importante para mí, no tengo una cita y me sentiría honrado si pudieras ir conmigo, -sé un caballero, eso le había dicho el pelo de mierda más de una vez-, por cierto, mi nombre es Bakugou Katsuki.

-Yo soy Midoriya Izuku, hijo menor de Midoriya Hi... un segundo, ¡¿Bakugou?! -Izuku chilló-, ¡¿El enigma héroe de guerra?! C-creo que lo he tratado de manera muy informal.

Izuku dijo nervioso y Katsuki casi se ríe, tal parece que sus "hazañas" habían llegado a todas partes, pero bueno, era hijo de los Midoriya, un reconocido político con el que se había cruzado solo un par de veces cuando estuvo en la capital, pero nunca compartió palabras con él, cada quién iba a sus asuntos.

-No importa, de todas formas no me gusta ser tratado como un anciano, entonces, ¿Nos vamos a esa fiesta? No queremos llegar muy tarde, ¿O sí? -haciendo un salto de fé, que era prácticamente imposible de él ya que se basaba más en datos y estrategias, el rubio le tendió la mano al menor, esperando que la tomara.

La lluvia había disminuido un poco, y aunque el salón en donde se llevaba a cabo la fiesta estaba cerca no podían arriesgarse a llegar mojados, era de mala educación hacer tal cosa. Reglas de etiqueta. Cuando la mano suave del omega se colocó sobre la suya dándole el paraguas el enigma lanzó un grito interno de victoria.

Katsuki lo tomó con la mano izquierda y lo abrió, sin soltar la mano del pecoso que estaba a su derecha, dejó que él solo se acercará a su cuerpo sin presiones y cuando lo hizo le pasó parte de su capa por los hombros, como era larga podía protegerlo de salpicaduras. Un ligero tinte rosa pintó las mejillas pecosas de Izuku haciendo que el enigma quisiera morderlas.

Sin embargo, el rubio no hizo ningún comentario o movimiento, primero porque no sabía coquetear y segundo, porque no quería incomodarlo, ya parecía bastante nervioso tomándolo del brazo y caminando bastante juntos para cubrirse de la lluvia, no sería bueno hacerlo sentir intimidado en esas circunstancias.

-E-eh oído muchas historias sobre usted. -el omega comentó en voz baja mientras caminaban por la acera, quizás tratando de iniciar una conversación trivial-. Conocerlo en persona confirma algunas, pero también desmiente otras.

-¿Que conclusiones sacaste? -realmente Katsuki nunca le prestó mucha atención a lo que su superiores de aquel entonces decían de él, estuvo todo su enfoque en ganar y hacer pagar al hijo de puta que enterró en un hueco no hace mucho.

-Bueno, decían que usted era una persona que daba miedo con solo mostrar su presencia, alguien indiferente y calculador, pero usted es amable, sí es un poco aterrador, aunque eso no es algo malo. -las palabras de Izuku hicieron eco en la cabeza del rubio, la palabra "amable" y su nombre no iban bien juntos en una oración.

No dijo nada e hizo un sonido pensativo, Katsuki distinguió la entrada al salón, que también servía de hotel al ser un gran edificio y era el lugar más caro, y "sofisticado", de la ciudad. Desde afuera se podían observar la luz resplandeciente de los fotos eléctricos, al llegar a la entrada fueron recibidos rápidamente por los ayudantes, que tomaron el paraguas y cuando vieron el uniforme del enigma hicieron su trabajo más rápido llevándolos al interior.

-Señor Bakugou, ¿Está seguro de entrar conmigo? Aún puede retractarse... -Izuku se detuvo antes de cruzar las enormes puertas que daba a la fiesta.

La suave música que llenaba el ambiente era audible desde el lugar en el que estaban parados, el pecoso se volvió a morder el labio lleno de nervios, no lo mencionó antes, pero ese era la primera fiesta social a la que iba sin ser resguardado por sus padres, siendo él mismo quien pidió ir solo con una cita, ahora ya no se sentía tan seguro y no quería avergonzar a uno de los soldados más importantes del país.

-Yo nunca me retracto de nada, si pienso que eres la persona ideal para acompañarme entonces lo eres, -Katsuki dijo sacando al omega de sus pensamientos-, además, llámame por mi nombre, muchos me dicen Bakugou o me hablan por mi título, pero suena más a mi padre, por ésta noche al menos, quiero que un bello omega se diriga a mi solo por Katsuki.

El rostro de Izuku se llenó de un tierno color rojizo que llegó hasta las puntas de sus orejas. Tomó el brazo de Katsuki con más confianza y mantenía su mirada a la par, el rubio sonrió o trató de hacerlo sin verse engreído y fruncir su ceño, le costó un poco sacar una sonrisa suave, pero debía de hacerlo para darle más seguridad al pecoso omega.

-Seguramente le dices eso a todos, pero me halagas, Katsuki. -el pecoso murmuró y tomó una respiración profunda-. Bien, estoy listo.

"Si dijera que eres el primero al que le digo eso seguramente no me creerías" el enigma pensó, no sabía la razón por la cual se comportaba de esa forma. Un animal interno, su enigma, resoplaba y se movía inquieto, como un gran cachorro peludo al que esperaba a su amo ansiosamente en la puerta, le asustaba de cierta forma, pero también le gustaba esa nueva sensación.

"Nunca quiero poner mi corazón en juego (ooh)
Pero nadar en tu agua es algo espiritual (ooh)
Vuelvo a nacer cada vez que pasas la noche
(ooh)"

Al cruzar las puertas el ambiente cambió, a sus oídos llegaron los cientos de parloteo que tenían las personas, risas bajas, aromas de los alimentos que estaban servidos al público en las largas y elaboradas mesas paralelas en el salón, la música se oía con más claridad y algunos bailaban en el centro, los sirvientes llevaban copas de vino, champagne o bocadillos de un lado a otro.

Un de ellos se acercó a la pareja ofreciendo champagne, Katsuki le pasó uno al pecoso y tomó uno para sí, caminaron entre la multitud sintiendo ojos sobre los dos, el rubio reconoció a otros generales, oficiales de alto rango en el lugar y algunos políticos. No les prestó atención y dejó salir su aroma calmado para que su acompañante no se sintiera muy incómodo por toda esa atención no requerida.

Aunque el rubio no sabía que Izuku tenía a sus propio juzgadores que ya conocía, como aquellos omegas que solo le trataba por "educación", algunas betas y omegas que siempre trataban de verle por encima de sus hombros, pero no se sentía tan vulnerable como creía que lo haría, el aroma del enigma a su lado no flaqueó y eso mantuvo a sus temores a raya, quizás si haya sido buena idea ir juntos a ese lugar.

-Oh, allá está el gobernador amargado. -Katsuki murmuró en voz baja e Izuku miró a la persona, era Enji, el pecoso se rió de forma disimulada tomando de su copa, aparentemente iban hacia el alfa que parecía poder incendiar si eso significaba que se iría a casa y poder dormir toda la noche.

Para suerte o desgracia del pecoso sus padres estaban hablando con el gobernador y no los habían notado, Izuku bebió gran parte del líquido burbujeante que tenía en la copa tratando de que le diera valor. No llegó con su cita acordada y esperaba no llevar algún comentario cortante sobre ello viniendo de su padre.

-Espero no interrumpir. -el enigma dijo cuando estuvieron cerca, el hombre corpulento de barba rojiza se volteó hacia ellos y los escaneó con la mirada, su ceño fruncido solo se hizo más pronunciado cuando se centró en el rubio.

-Bakugou, -el hombre saludó parándose derecho, como si quisiera mostrar dominancia-, es bueno ver qué al fin haya podido llegar, espero que la lluvia no fuera un problema.

-Para nada, -Katsuki ni se inmutó ante el desafío implícito del alfa mayor y solo le dio otro sorbo a su copa ya casi vacía-, me entretuve, además, sabes que las grandes multitudes no son exactamente lo mío.

-Tengo entendido eso... -Enji no pareció muy convencido con la excusa del enigma, pero no iba a indagar más sobre eso, después de todo no le importaba.

Izuku solo guardó silencio, fue ignorado por el alfa de cabellos rojos, pero no era algo raro, de hecho, Enji apena trataba a los de su casta, según él "no eran relevantes" a menos claro que no le estuvieran haciendo un "servicio", sinceramente odiaba ese comportamiento del tipo. Aunque no era como si se pudiera quejar de eso, menos con la gran influencia que ejercía el apellido Todoroki en la alta sociedad.

-Izuku -el nombrado miró a su madre quien le llamó, no se había separado de su padre y este le miraba algo incrédulo, el pecoso se volvió hacia el rubio.

-Katsuki, iré a hablar con mis padres, regresaré en un momento. -el omega informó en voz baja y el rubio lo miró un poco antes de asentir.

Izuku pudo sentir como el enigma lo siguió con la mirada antes de regresar a su conversación con el alfa de cabellos rojos. Le dio un pequeño abrazo a su madre una vez estuvo con ella y le dio una reverencia a su padre, el hombre de cabello oscuro solo asintió un poco con la cabeza.

-Cariño, ¿Por qué el duque Monoma llegó con otra dama hace rato y tú llegaste con... él? -fue una pregunta directa e Izuku no esperaba menos de Inko, pero sabía que ella estaba preocupada por él.

-Monoma no fue a recogerme como habíamos acordado, así que fuí al hotel en el que se está quedando preocupado de que le hubiera ocurrido algo... -el pecoso informó y miró de reojo entre la multitud-, pero me dijeron que ya se había ido con Itsuka Kendo.

-Ese hombre... -Inko apretó su abanico con fuerza-, solo quiso ponerte en vergüenza.

-Eso no explica por qué apareciste con un Bakugou. -se entrometió Hisashi-. Hasta donde yo sé nunca lo habías visto antes, ni hablado con él, y ahora apareces en su debut tomado de su brazo como si le conocieras de toda la vida.

No era algo exactamente bueno que eso ocurriera, Izuku pensó en ello bastante cuando iban camino al salón; sin embargo, decidió arriesgarse un poco, porque si no se presentaba a esa fiesta sería un hazme reír, casi igual a presentarse sin una cita, además, sus padres harían que fuera con ellos por otros años más y no se vería un un adulto entre los demás, sino como el pequeño omega de mamá y papá que deben estar cuidando.

-Fue inesperado, -murmuró el menor haciendo que sus padres le mirarán confundidos-, lo encontré por casualidad, estaba esperando a que la lluvia calmara un poco y yo esperaba ver pasar un taxi... me habló y tuvimos una pequeña charla trivial antes de que me propusiera ser su cita de hoy.

-¿Te pidió ser su cita solo porque sí? -la omega de cabellos verdes preguntó e Izuku asintió-, eso sí es inesperado. Puede que haya caído ante ti por tus encantos.

Inko bromeó en voz baja tratando de no llamar la atención e Izuku se sonrojó negando rápidamente con la cabeza, el pecoso sabía que todo se trataba sobre diplomacia y seguramente alguien como Katsuki simplemente quiso construir una reputación respetable desde el inicio. Hisashi suspiró y miró un momento al enigma que parecía seguir hablando con el gobernador, después miró a su hijo.

-No desapruebo que acompañes a Bakugou -el alfa habló llamando la atención de Izuku-, pero si quiere seguir relacionándose contigo tiene que venir a pedírmelo formalmente, ya sabes cómo son las cosas.

-P-pero... -el pecoso suspiró, "¡No tienen ese tipo de relación!" Literalmente se acababan de conocer hace una media hora y seguramente sería una última opción.

Ni siquiera sabía si el enigma lo quisiera volver a encontrar después de la fiesta, Izuku terminó de beberse su copa de champagne, ya se había ambientado y no estaba igual de buena que hace rato, le dejó el recipiente vacío a un sirviente que iba pasando, miró como sus padres comenzaban a hablar con otras personas dejándolo solo, bueno, al menos no tenía que lidiar más con pláticas incómodas.

El pecoso miró a las parejas jóvenes en el centro del salón bailando, vestidos impecables dando vueltas alrededor y la eficacia de los varones al momento de tomar la cintura de sus parejas y darles vueltas o alzarlas levemente del suelo. Izuku sintió la recienteme conocida presencia del enigma a su lado y le miró, el rubio también observó atento a los bailarines.

-¿Quieres bailar en la siguiente pieza? -Katsuki sugirió y fue como si hubiera hecho algún tipo de hechizo, los músicos dejaron de tocar y se preparaban para la siguiente melodía-, vamos, será mi primer baile y quiero hacerlo el mejor de todos.

Katsuki volvió a extender la mano hacia el pecoso, algunos toques de violín llenando el salón y pronto una nueva música empezó a sonar, Izuku en su propio acto de valentía tomó la mano del enigma y dejó que esté lo llevase al centro para bailar. Fue emocionante, por primera vez el rubio sintió que hacía algo de las personas de su edad, relajarse un poco y disfrutar.

Sobre todo, dejar que su corazón latiera fuerte solo por un par de ojos y una sonrisa deslumbrante. Como la de Izuku, sus mejillas rojas y su labios estirados dejando ver sus blancos dientes, movían sus pies rápidamente ya que era una melodía animada y las parejas daban vueltas una alrededor de la otra de forma sincronizada. Para Katsuki todo lo de su alrededor se había extinguido, solo los que estaban allí eran ellos dos.

"Porque tu sensualidad me lleva al paraíso
Sí, tu sensualidad me lleva al paraíso
Y se nota
Si, si, si
"

Esa adrenalina que corría por sus venas era muy diferente a la que sentía cuando estaba en el campo de batalla tratando de no morir, era como si estuviera bailando sobre algodón y se estaba perdiendo en los ojos brillantes de su acompañante, lo único que lo mantenía un poco conectado a la tierra era la pequeña mano cálida que sostenía entre la suya y con la que tomaba su cintura.

El dulce aroma lleno de nervios y felicidad de Izuku llenaba los pulmones de Katsuki, era básicamente la cereza del pastel, elevando más su mente al cielo. Lastimosamente la música solo podia durar unos minutos antes de parar, ambos terminaron con las respiraciones algo agitadas, tomaron respetuosamente sus distancias y el enigma deseó que el momento hubiera sido eterno.

Prefería seguir en un bucle infinito con el omega a volver a esa realidad. El mayor miró un destello rubio familiar entre la multitud y una sonrisa cómplice, ah, debía de ir a hablar con el viejo, notó al pecoso mirar también hacia otro lado y después volvió su atención hacia él.

-Izuku, nos separaremos un rato, pero antes de acabe la velada ¿Me darías la oportunidad de bailar otra vez contigo? -el rubio preguntó tomando una sutil respiración profunda y grabar ese delicioso aroma un poco más en su mente.

-Sí, me encantaría bailar de nuevo Katsuki, no iré lejos. -el menor asintió rápidamente a lo dicho por el rubio he hizo una leve reverencia antes de caminar hacia un grupo que parecía estar esperando por el omega.

Katsuki suspiró, otra vez, con algo de aflicción, tendría unas feas conversaciones con personas que no le importaban en lo más mínimo, pero si quería ingresar por completo al mundo de la burocracia debía aguantar eso, después de todo la guerra también es política y puede que se haya terminado con una que tenía enemigos exteriores.

Ahora debía lidiar con los internos, con aquellos que solo lo veían como un arma, una bestia o un obstáculo, ese tipo de enemigos no se vencía con armas de fuego. Se usaba otra que era igual de poderosa y peligrosa, las palabras, perfectas para construir o destruir, dependiendo de las situaciones o los métodos utilizados.

Una mano grande se posó en uno de los hombros de Katsuki, el rubio miró a la persona que lo trataba de forma tan casual con el celo fruncido, pero se relajó un poco cuando supo quién, conocía al alfa que bebía de forma tranquila su vino tinto de primera calidad. Aún así le parecía extraño que se acercará de esa forma a él, le tenía cierto cariño sí, solo que era la primera vez que hacía eso.

-Oh, joven Bakugou, noté que se divertía con una bella compañía, ¿O no? -una enorme sonrisa se dibujó en el rostro del alfa de cabellos rubios y ojos azules-, el joven Midoriya es una joya, no sé cuánto tiempo llevas conociéndolo, pero si lo lastimas no sólo te enfrentarás a sus padres y hermano mayor, es mi preciado ahijado, así que ve con cuidado.

Un escalofrío recorrió la espalda del enigma, puede que sea una casta poderosa, pero eso no quitaba el hecho de que veía a ciertas personas con respeto y hasta admiración, y solo hay dos personas vivas a las que le tiene administración, uno es su padre, aunque primero muerto que decir eso en voz alta.

La segunda persona era él, Toshinori Yagi, un viejo héroe de guerra que mantuvo al enemigo a raya mientras estaba sirviendo al frente del campo, debido a su grave lesión que lo tenía un poco enfermo, aunque no tanto por lo visto de su copa llena de licor, el hombre se fue más al campo de la política y llegó al punto de ser el presidente de su nación.

Sinceramente Katsuki no encuentra a nadie mejor para llevar ese cargo que él, siendo alguien justo que se guiaba de un buen criterio, nada comparado con su rival político en elecciones de toda la vida, Enji, el alfa creía en la igualdad y como antes de que él se lanzará al cargo de la presidencia se le había dado el derecho de voto a los omegas... bueno, fue una victoria aplastante.

Habían prejuicios sociales aún, más en la nobleza, pero muchas leyes de protección se cumplían al pie de la letra y eso hacía que muchos hombres y mujeres le quisieran bastante. De verdad era una persona admirable y Katsuki quería llegar a un punto como ese, claro que, odiaba relacionarse mucho con las personas y también tenía un temperamento volátil.

Así que debía estar agradecido por el cargo que se le fue otorgado y debe mantenerlo usado de forma correcta, las tropas a su cargo serían las mejores del país, eso se había prometido de forma interna, no quería hacer que el hombre se arrepintiera de haberlo condecorado. Aunque, ahora tenía algo de miedo por lo que podría suceder en algún futuro.

-No pienso lastimar al único omega que me ha llamado la atención, -el enigma contestó mordaz alejándose un poco del rubio mayor- ... señor, quiero conocerlo, me interesa.

-Bien bien, eso es bueno, Izuku tiene la edad para tomar sus decisiones sobre posibles parejas y cortejos, yo solo te daba un pequeño consejo. -Toshinori asintió colocando una mano en su mentón de forma pensativa y Katsuki arrugó la cara.

"Eso fue una amenaza, no un puto consejo" le quiso decir, pero prefirió morderse la lengua, estaba en una fiesta y no podía decir groserías, etiqueta jóvenes, el rubio tomó otra copa de un sirviente y se dejó arrastrar por el alfa por todo el salón conociendo a personas que solo duraron cinco minutos en su cabeza antes de ser borrados junto a sus nombres.

Afuera podía estar lloviendo fuertemente, pero en ese lugar la fiesta seguía como si nada y Katsuki deseaba tirarse por un balcón con cada hora que pasaba, lo único que lo mantenía cuerdo era la promesa de bailar una última pieza con el omega que fue su compañía en el evento, pensar en él le sacaba una pequeña sonrisa que ocultaba bebiendo más champagne.

...

-Izu, ¿En serio has venido con él? -una beta con un bello vestido amarillo azulado preguntó en cuanto Izuku se acercó a ella-, es demasiado guapo, ¿No era tu cita Monoma?

La joven de cabello castaño y corto casi susurró, miró en dirección del rubio que hablaba con otros hombres en trajes un poco antes de voltear hacia su amigo. Izuku sonrió algo apenado, le seguía dando vergüenza recordar que el otro alfa le había dejado plantado, no era importante ahora que llegó con Katsuki, ese si era el enigma del momento.

-Hubo un cambio de planes, pero debo admitir que Bakugou es todo un caballero, ha sido bastante respetuoso conmigo desde que cruzamos palabras. -Izuku acomodó su chal sobre sus hombros disimulando un poco sus mejillas rosadas, un pequeño jadeo colectivo sonó entre su grupo de amigos omegas y betas.

-Oh dioses, ¿Ese Bakugou? -preguntó Toru e Izuku asistió-, pero sus rumores...

-Solo son eso, rumores -cortó el pecoso a su amiga omega-, ya sabes cómo las personas tienden a exagerar las cosas, por eso no es bueno prestar atención.

-Pero el chisme sigue siendo chisme. -Ochako se encogió de hombros-. ¿Por qué no vamos a los suaves cojines de allá y nos cuentas detalles?

El grupo de Izuku caminaron entre risillas y miradas cómplices, tomaron algunos bocadillos junto copas de champagne o vino, había sido una noche maravillosa más que otras del pasado. De vez en cuando el pecoso miraba en dirección del rubio notando que seguía hablando con alfas mayores y betas gordos, aparentemente todo iba bien para él, aunque no se miraba tan feliz.

-¿Quieres que Bakugou le pida a tu padre su permiso para cortejarte? -Tsuyu preguntó directa y sin vergüenza, su mirada siguió la de Izuku sin cambiar su expresión neutral, pero podía verlo, sus ojos brillaban con diversión.

-¿Pero qué dices? -el pecoso centró su atención en ella-, tendrá a cientos de omegas en mente, seguramente soy uno más de sus conquistas, siendo tan poderoso y guapo no le es difícil hacer que otros suspiren por él.

Y el pecoso suspiró, la beta de cabellos castaños miró a Tsuyu, Toru y a los otros que estaban allí. Sí, por lo que veían el hombre sí podía hacer que dulces y "sumisos" omegas le quisieran con esforzarse tan poco, teniendo en cuenta que por la historia de Izuku éste ni siquiera sabía que el enigma estaba en la ciudad hasta hace un par de horas.

-No seas pesimista -Aoyama sonrió levantando su copa-, tú eres un omega sexy, hermoso y de buena casa, seguramente ya estará pensando incluso en cuántos cachorros van a tener.

-Que alguien le quite el alcohol antes de tome otra vez a Sato de las manos y se pierdan, será otro escándalo del que tu padre no estará muy feliz, -Izuku comió un trozo de su dulce bocadillo fino-, ni siquiera entiendo cómo lograste venir hoy.

-Siempre volviendo un dulce vino rancio como una pasa, Izuku. -el omega rubio murmuró sin reprochar más, después de todo el peliverde tenía razón, pero no se arrepentía de nada.

Cuando Yuga iba a darle otro sorbo a su bebida la mano habilidosa de Asui arrebató su copa y en su lugar le dejó un bocadillo de queso francés. El ojiazul hizo un puchero comiendo su queso, eso sacó una risa a los demás, Izuku negó con la cabeza y terminó con su último vino, no podía propasarse si no quería terminar en medio de los chismes de la clase alta, no sabe lo que haría borracho y no quería averiguarlo.

La noche transcurrió y el reloj casi marcaba las doce, Izuku había perdido la noción del tiempo mientras estaba con sus amigos. Una presencia bastante notable se apareció detrás del pecoso y este volteó aunque eso interrumpiera la historia de Ochako y su más reciente pretendiente. El pecoso se encontró con los ojos de Katsuki, este le tendió la mano teniendo, o tratando de tener, una suave sonrisa.

-Disculpen que me lo quiera robar, pero Midoriya aún me debe una canción. -Katsuki esperó a que el omega se disculpara con sus acompañantes antes de tomar su mano y perderse entre las personas del salón.

Ninguno dijo nada, pero el silencio entre ellos no era incómodo, el aroma de Izuku era alegre y envolvía al rubio quién también correspondía a ese aroma de la misma manera, sin ser sofocantes o descarados, estando en un lugar público no se podía liberar el aroma tanto como quisieran, malditas etiquetas, pero entendía eso, no podía llamar la atención ni irritar a otra persona que le pudiera hostigar su aroma.

-¿Has podido disfrutar de la fiesta? -el rubio preguntó una vez estaban bailando suavemente, la nueva música era tranquila, algo suave para que las parejas pudieran pegarse un poco más.

Algo casi indecoroso para los más mayores, pero divertido y nuevo para los jóvenes. Izuku recibiría una pequeña reprimenda de sus padres, ya puede oírlos un poco más tarde en su hogar diciendo que era inapropiado para él estar en ese tipo de actividades con alguien que apenas conocía, pero eso sería un problema para su futuro yo, el del presente solo sonreía.

-Ha estado perfecta hasta ahora -Izuku dijo con sinceridad-, es la primera vez que no me siento aburrido.

-Suerte para ti, si tengo que oír de nuevo a un viejo burocrático sobre el problema de sus finanzas entonces me tiraré de un balcón. -el enigma rodó los ojos haciendo reír al pecoso, tuvo razón al creer que no era feliz al hablar con aquellas personas, su ceño fruncido apenas disimulado se lo hizo saber con certeza.

-Me preocuparía si hicieras eso, -Izuku murmuró, movió sus pies con gracia y giró sobre sus talones dejando que el rubio lo atrapara-, así que por favor no lo hagas.

El menor miró hacia arriba, hipnotizando sin saber a Katsuki una vez más con su ojos, el rubio solo pudo asentir. Giró de nuevo al omega haciéndolo quedar de frente y continuar con la danza, era como magia, podía ser posible y no le importaba una mierda, el enigma solo quería sentirse así siempre.

-No lo haré, no al menos que lo impidas, justo como ahora, -Katsuki sonrió-, salvaste mi vida, tendré que seguir oyendo como se quejan de sus pérdidas nuevamente.

La música acabó e Izuku se detuvo al frente cerca del enigma aún con sus manos agarradas, el omega trató de disimular su risa por lo último que Katsuki había dicho y se dejó guiar por él hacia la salida, era hora de irse a casa, lástima, había sido una experiencia única y bastante agradable, esperaba que se volviera a repetir algún día.

"Porque tu me haces sentir como...
Si hubiera estado fuera del cielo
Por mucho tiempo, por mucho tiempo "

(...)

Izuku se revolvió entre las suaves mantas de su cama, ronroneando sin querer levantarse, con los ojos cerrados abrazaba una de sus suaves almohadas. El omega no se quería levantar, tuvo una noche increíble, un hermoso sueño y esperaba tener un día espléndido también.

-Joven amo, es más de medio día, -la voz suave de su sirvienta rompió el cómodo silencio de la habitación-, sé que llegó tarde anoche, pero no debe romper su completamente su rutina del día, además su padre tiene una cena importante hoy, debe prepararse.

Solo así el pecoso se quitó las sábanas de encima y se sentó estirando los brazos por encima de su cabeza, el pecoso soltó un largo bostezo. Izuku le sonrió a la beta que entró en su cuarto antes de bajarse de la cama e ir hacia el baño, allí se quitó su suave bata para meterse en la enorme tina llena de agua tibia.

La rutina de belleza se hizo sin ningún cambio, jabones de olores leves a flores, champú, masajes en sus hombros, cuello y espalda con una crema que volvía su piel tan bella y suave como la seda. Siguió la vestimenta impecable de casa junto a un peinado que pudo acomodar un poco sus rizos salvajes.

El pecoso sonreía recordando los sucesos de la noche, se colocó un poco de rubor y labial de cereza, dando por terminado su rutina diaria, salió de la habitación en dirección del comedor para merendar algo ligero antes de la cena, su padre lo regañará si lo ve jugando con sus palillos a la hora de comer y prefiere ahorrarse eso.

Satisfecho y listo, Izuku decidió salir al jardín para escribir, tuvo una repentina inspiración, lo mejor sería sacarlo de su mente antes de que se fuera. A medio camino se encontró con su madre, ella sostenía una carta y cuando lo vio le sonrió de una forma que no pudo explicar.

-Hola cariño, ¿Has descansado bien? -la omega mayor se acercó sin cambiar su sonrisa extraña e Izuku trató de seguirle el juego sonriendo igual.

-Más que bien, mamá -Izuku entrelazó uno de sus brazos con los de su madre y caminó junto a ella-, anoche lo pasé bien hablando con mis amigos y bailando con Katsuki, es raro, pero creo que somos bastante compatibles, saqué esa deducción hoy, por eso me gustó mucho ser su acompañante, fue instintivo.

-Ya veo, de eso también quería hablar. -Inko sonrió casi perversa-. Hice que tu padre invitara a los Bakugou a la cena de hoy, escuché que Mitsuki está en la ciudad y Katsuki pues creo que no se la perdería por nada.

-¿Hiciste qué? -el pecoso quedó en blanco un momento y después se sonrojó-, ¡¿Katsuki viene hoy a cenar?!

-Es lo más probable, deberías haber visto tu cara en todo el camino de regreso, incluso tu padre se dio cuenta de la expresión que traías, parecías en la luna -la peliverde dijo notando como Izuku se volvía más rojo-. Tan soñador, creo que nunca te había visto tan perdido por alguien.

-P-pero mamá... -Izuku chilló casi indignado, ¡No estaba preparado ver a Katsuki de nuevo!

-Nada de peros, relájate, toma un delicioso té y ponte tu mejor ropa para ésta noche, la familia Aizawa vendrá a hablar de negocios con tu padre, pero puede que también termine en una petición para tomar tu mano en un futuro matrimonio. -Inko ya se imaginaba a sus bellos nietos rubios de ojos verdes o al revés, colocó su mano libre en su rostro y sonrió como una madre orgullosa-. Usarás un vestido el día de su boda, se que no te gusta mucho ese tipo de ropas, pero no puedes romper con la tradición Midoriya, cariño.

Izuku ya no podía oír nada, sentía que se había resbalado de un abismo y ahora caía a un lugar sin fondo, su cerebro no había podido procesar completamente las palabras de su madre. Era algo delirante, sabía que los matrimonios arreglados siempre estaban a la vuelta de ella esquina y cuando un alfa pedía la mano de cualquier omega el padre de este era quien aceptaba o no.

Aunque esas prácticas ahora eran menos usadas por las nuevas leyes que su padrino Yagi había hecho. Seguían vigentes, eso sí, todavía se trataba de eliminarlas, pero era difícil hacerles entender a los alfas de generaciones pasadas que aún tenían mucho poder en la sociedad.

¡La cuestión principal era que Izuku podría cambiar de opinión o el mismo enigma! ¿Que pasaba si veía una parte del rubio que no le gustaba y se iba el encanto que tenía sobre él? ¿Y si el rubio solo era coqueto por naturaleza y realmente era uno más en su vida?

-¿Por qué esa cara tan triste de repente? -Inko sacó a Izuku de sus pensamientos al notar como el sonrojo nervioso de su pequeño cambió a un semblante algo sombrío.

-No es nada mamá, simplemente pienso que no hay que asegurar tan pronto las cosas, primero el cortejo, después la boda, siempre me has dicho eso. -Izuku repitió las palabras de la mayor haciendo que riera.

-Tienes razón, un paso a la vez, también debes recordar que primero es la comida y después el pastel, nunca rompas ese orden. -la mayor dijo e Izuku asintió como si entendiera, pero no lo hizo para nada.

¿Que significaba eso? ¿Comida y pastel? Tendría que ser algo sobre su inexistente relación con el más joven de los Bakugou, esperaba que el enigma no dejará de gustarle, ni que se diera cuenta de que literalmente podría tener a cualquier omega u alfa del país y le dejara.

Izuku era alguien simple, hijo segundo de un noble, le gustaba la escritura y el arte, su mayor sueño sería ser reconocido por el mundo como alguien importante que escribió libros increíbles, solo el hecho de ser omega le cerró muchas puertas en el pasado, pero eso no evitó que abriera las suyas a escondidas.

Hizo cosas que estaban prohibidas para su casta, pero tuvo apoyo de personas que no lo vieron solo como una cara bonita. Esperaba que Katsuki no le viera mal por ello, sabía cómo muchos alfas los veían figuras de colección y trofeo, su padre era un poco así y apenas conocía al rubio enigma, esperaba que no fuera un idiota con el ego sobre la nube que pensaba solo con su zona sur.

-Oh, se me olvidó que tenía que ir a entregar unas cartas a tu padre, -Inko recordó de repente-, haz lo que te dije cariño, te daré el permiso de que sea un poco atrevido, solo un poco, para que Bakugou caiga en bajo tus encantos.

El pecoso iba a replicar, pero su madre se separó dándole un beso en la mejilla antes de perderse en otro pasillo de la mansión.
"Atrevido" ¿Con qué? No sabía si era en su forma de vestir o actuar, siendo sincero lo que tenía de atrevido lo tenía en altura, y apenas llegaba a la de su madre...

Le pediría consejos a Ochako, haría una llamada rápida.

"Sí, me haces sentir como...
Si hubiera estado fuera del cielo
Por mucho tiempo, por mucho tiempo,
oh-oh, oh-oh-oh "

(...)

-¡Enamorado enamorado enamoraadoo! -cantaban a coro Kirishima, Mina y Denki-, ¡Han domado al leooón!

-¡¿Quieren callarse?! ¡Ay, no sé por qué mierda les cuento nada! -Katsuki gritó exasperado a su grupo-, ¡Parecen niños joder! ¡Metanse esa música por el...!

El grito/amenaza/maldición de Katsuki fue interrumpido cuando la puerta de su solo con su zona sur.

-Oh, se me olvidó que tenía que ir a entregar unas cartas a tu padre, -Inko recordó de repente-, haz lo que te dije cariño, te daré el permiso de que sea un poco atrevido, solo un poco, para que Bakugou caiga en bajo tus encantos.

El pecoso iba a replicar, pero su madre se separó dándole un beso en la mejilla antes de perderse en otro pasillo de la mansión.
"Atrevido" ¿Con qué? No sabía si era en su forma de vestir o actuar, siendo sincero lo que tenía de atrevido lo tenía en altura, y apenas llegaba a la de su madre...

Le pediría consejos a Ochako, haría una llamada rápida.

"Sí, me haces sentir como...
Si hubiera estado fuera del cielo
Por mucho tiempo, por mucho tiempo,
oh-oh, oh-oh-oh "

(...)

-¡Enamorado enamorado enamoraadoo! -cantaban a coro Kirishima, Mina y Denki-, ¡Han domado al leooón!

-¡¿Quieren callarse?! ¡Ay, no sé por qué mierda les cuento nada! -Katsuki gritó exasperado a su grupo-, ¡Parecen niños joder! ¡Metanse esa música por el...!

El grito/amenaza/maldición de Katsuki fue interrumpido cuando la puerta de su oficina se abrió de golpe y entró Sero, tenía una sonrisa en el rostro y un gancho de ropa en la mano cubierto por un cubre traje de plástico que protegía la ropa del interior, el pelinegro presentó las prendas de forma orgullosa.

-¡Jefe, está limpio, seco y planchado! ¡Perfecto para que enfrente a su futuro suegro y pida la mano del amor de su vida! -Hanta dijo como si fuera un anuncio ceremonial y le llevó el traje a Katsuki como si fuera una reliquia, extendiendo sus manos con el.

-¡El otro inútil tampoco puede cerrar la boca! -el enigma caminó, tomó el traje de las manos del beta y se dirigió a la puerta de salida-, ¡Gracias cara plana, ahora váyanse todos!

Katsuki casi corrió a su habitación, quería llegar un poco antes a la cena de ese día, pasaría por su padre e irían a allá para tener tiempo de charlas con los Midoriya. Mitsuki había dicho que conocía a Inko, la madre de su/no omega oficial/futura pareja/prometido/esposo/madre-de-sus-hijos, entonces sería la excusa perfecta para que se pusieran al día y así él pudiera pasar tiempo con Izuku.

-¡No señor, usted necesita de nuevo apoyo moral el día de hoy! -Denki chilló, ese omega le tenía demasiada confianza-, ¡Tienes que saber que hacer, cada acción te llevará más cerca de su corazón!

El omega de cabellos amarillos corrió tras el enigma siendo seguido por el resto, cada uno gritándole disque consejos para su no proclamada cita. "¡Cuando estén solo tómalo de la cintura!", "¡Besa sus manos de forma sensual!", "¡Actúa de forma misteriosa y quítale un beso!"

Al segundo que estuvo en el interior de su cuarto, Katsuki cerró la puerta con llave dejando a los idiotas afuera, ninguno era menor de veinte años y parecían mocosos de primaria, aún con todo eso, el enigma sonrió antes de dejar su nuevo traje en su cama y quitarse la ropa, su cuerpo tenía varias cicatrices, varias en el abdomen, una en el hombro y otra sobre su corazón.

No se avergonzaba de tener esas cicatrices, demostraban que había sobrevivido una y otra vez a la muerte, pero esperaba que Izuku no las encontrara desagradables cuando las viera, bueno, si es que las veía algún día. Después de estar completamente vestido, Katsuki revisó su traje y lo alisó con las manos sus bordes.

Al salir se encontró con su manada esperándolo como animales listos para atacar en la puerta, les gruñó, pero al pasar tanto tiempo con él ni siquiera parpadearon ante su molestia, es más, el cara de idiota se acercó todavía más mirándolo de arriba y abajo, sacó un pequeño peine de quien sabe dónde, y antes de que pudiera apartarse, su cabello ya estaba siendo alisado hacia atrás.

-¡Quítate de encima, maldición! -el enigma empujó al rubio canario, pero el daño ya están hecho-, ¡Pelos de mierda, controla a tu omega!

-¡Pero te está haciendo ver más masculino de lo que ya eres! -Kirishima defendió-, y eso es mucho hermano, tu omega va a desmayarse en cuanto te vea.

El pelirrojo alzó su pulgar mientras los demás asentían, Katsuki estaba reevaluando sus elecciones de vida, ¿Realmente fue buena idea aceptar ese grupo de desneuronados como familia?
Estaba empezando a creer que había cometido un error, pero no podía cambiar las cosas que ya estaban hechas en ese momento, lo mejor sería tratar de no morir por un dolor de cabeza.

...

Media hora después, Katsuki estaba sentado en la parte trasera de un coche junto a su padre, ella leía el periódico mientras que el joven rubio miraba por la ventana. Calmaba un poco su ansiedad, era todo un hombre que había estado en medio de las guerras desde que era un mocoso, ¿Por qué debería de estar nervioso? Era lo que se decía, pero por más que intentaba engañarse así mismo no podía lograrlo.

-Deja de cagarte en los pantalones, Katsuki. -Mitsuki dijo cambiando una página de su diario-. Sé el enigma que eres, si vas por ese omega, lo consigues y ya.

-Como si fuera tan fácil -el rubio gruñó colocando una mano como apoyo para su mentón-. Apuesto que eras así con él.

-No, de hecho, yo miré a tu madre y sos minutos después fuí hacia él y le dije "eres mío", así de sencillo -la enigma alardeó con orgullo y Katsuki la miró mal.

-Bestia. -murmuró, una vena saltó en la frente de la mayor y pronto un golpe fue dado a Katsuki en la cabeza.

-¡Más respeto, mocoso! -Mitsuki regañó a su hijo-, para que sepas, Masaru fue muy feliz a mi lado porque supe complacerlo, será mejor que lo hagas también excepcional.

-¡No me grites! -el rubio menor gritó de vuelta-, ¡Ya sé las cosas que tengo que hacer! No necesito que me recuerdes nada.

Katsuki regresó su mirada a las calles concurridas de la capital, ignoró como su padre le observó de reojo con media sonrisa antes de volver a su lectura. Fueron unos cinco minutos de camino que pasaron en silencio antes de detenerse en la entrada a la mansión Midoriya, era enorme, pero Katsuki se acostumbró rápidamente a los derroches de las personas con dinero.

Fueron recibidos por el personal y guiados hacia una sala de visita, no pasó mucho antes de que Inko y Hisashi llegaron a saludar, no fue estaban siendo esperados tan pronto, pero de todas formas eran bienvenidos, la mujer de cabellos verdes fue rápidamente hacia ellos con una sonrisa en el rostro.

-Mitsuki, cuando tiempo, -la omega saludó dejando que la enigma tomara sus manos y las besara de forma respetuosa-, cambiaste un montón.

-No puedo decir lo mismo de ti, -Mitsuki se enderezó mirando con una sonrisa a la mujer más baja-, sigues siendo igual de bella que la última vez que nos vimos, querida, te abrazaría, pero estoy más que segura que los celos de tu esposo no han cambiado en nada.

-¿Qué quieres decir con eso? -el alfa de cabellos negro gruñó, pero era delatado por su aroma agrio-, sigues siendo igual de irrespetuosa, Bakugou.

-Como digas, Midoriya. -la enigma entrecerró los ojos mirando un momento al alfa de cabellos negros, después miró a Inko y sonrió-. Creo que ya conoces a mi hijo Katsuki, no te confíes con su parecido a Masaru, es tres veces peor que yo.

Mitsuki dijo presentando a su mocoso, el joven rubio tuvo ganas de gritarle un par de blasfemias, pero como estaba al frente de la madre de Izuku se mordió la lengua y sonrió como pudo para saludar a la mayor. Pudo notar la risa contenida de su padre a su lado, pero Katsuki no le prestó atención.

-Es un placer, la he visto antes, pero nunca tuve la oportunidad de hablarle. -trató de ser un caballero, después de todo tenía que dar una buena primera impresión, Inko pareció sorprendida y esperanzada.

-Vaya, ya veo porqué Izuku quedó anonadado ayer -dijo la peliverde y Hisashi gruñó por lo bajo-, oh, cariño ya sabes que nuestro Izuku ya no es un niño.

El hombre de cabellos negro solo arrugó un poco el entrecejo, Katsuki tuvo algo de vergüenza y felicidad interna mezclada, ambos rubios se pusieron cómodos mientras la enigma y la peliverde hablaban del pasado. El joven rubio pudo oír historias de sus padres que él no conocía, aunque su mente estaba más interesada en saber, "¿En dónde está Izuku?"

Quería verlo, no preguntaba solo porque no quería verse tan desesperado, así que era paciente, no pasó mucho antes de que Katsuki oyera pasos bajar por las escaleras principales, bajaba al lugar, aún más hermoso que antes, el pecoso omega acompañado de una sirvienta.

Izuku tenía un traje casi parecido al suyo, pero mío veces más bello y sensual, tenía una gabardina cerrada de botones que casi le llegaba a las rodillas, color verde un poco pálido, los botones eran dorados y estaba recortada en la parte del frente dejando ver el borde su pantalón el cual era de un color marrón oscuro, casi negro, botines negros y una camisa debajo que solo se veía llegando al cuello de color blanca.

La gabardina junto con el pantalón alto centraban, y marcaban la cintura, y caderas del pecoso, haciendo la silueta de un reloj de arena, su rostro tenía un ligero maquillaje, un labial rojo resaltaba sus carnosos labios y cuando le vio sonrió de forma tímida mientras se acercaba a ellos, el rubio tragó saliva, por suerte no dejó caer su mandíbula como un idiota.

"Oh, sí, sí, sí, sí (ooh)
Oh sí sí
Oh, sí, sí, sí, sí (ooh) "

-Buenas tardes, lamento la tardanza. -el omega saludo a los invitados y les hizo una reverencia, no supo que los Bakugou habían llegado sino hasta que apenas había salido de su segundo, y más profundo, baño del día.

-No te preocupes -Mitsuki tomó la palabra-, eres tan hermoso, me alegra que todos tus genes hayan salido a tu madre.

La enigma se rió tomando su té y dándole un leve codazo a su hijo que no dejaba de ver al omega sin decir nada. El alfa de cabellos negro murmuró algunas cosas y Mitsuki tuvo una pequeña discusión con él sobre los "mejores" supuestos genes que le había heredado a sus hijos, y mientras Katsuki se perdía en la vista que tenía al frente, Izuku también lo hacía.

El traje verde militar de la noche anterior no se comparaba con el que Katsuki tenía ahora, el rubio portaba una gabardina larga y abierta de color rojo, igual que sus ojos, su pantalón y chaleco sin mangas eran de color negro, una camisa blanca con moño daba un toque final de clase a su atuendo. Él se veía tan tan pero tan...

-Izuku -Inko llamó a su cachorro haciéndolo casi saltar en su puesto-, si quieres puedes ir con Katsuki a pasear por los jardines, no se alejen demasiado, nosotros seguiremos aquí hablando cosas de mayores.

-No estoy anciana para que te refieras a mí así. -Mitsuki gruñó algo indignada mientras tomaba un bocadillo de la mesa de centro-. Pero sí, ustedes dos pueden estar a solas si quieren.

La rubia miró al pecoso con una sonrisa de complicidad, Hisashi suspiró resignado y asintió levemente, el joven enigma aprovechó esa oportunidad, se levantó y le ofreció una mano a Izuku, quién con el rostro rojo de vergüenza la tomó. Al estar de pie se agarró del brazo de Katsuki mirando una última vez a sus padre antes de andar junto al rubio por el pasillo.

Fue en un silencio un poco incómodo que llegaron al jardín trasero de la mansión, había todo tipo de flores y el suelo estaba algo húmedo, pero era agradable. Ninguno sabía cómo iniciar una conversación trivial, aún así trataban de disfrutar la cercanía del otro, la calidez de su agarre y la dulzura de sus aromas.

-Te ves deslumbrante, tenía que sacar eso de mí. -el rubio murmuró ligeramente avergonzado, pero lo disimuló levemente con una sonrisa-. No pude sacarte de mi cabeza desde ayer y verte hoy me dejó abrumado.

Las palabras del rubio hicieron reír a Izuku, podía notar su nerviosismo, le parecía adorable y tierno, era agradable ver como un enorme enigma podía comportarse de esa forma. Entonces, eso demostraba su punto, los rumores eran solo eso, rumores, siempre los oyó de boca en boca.

"Los Bakugou son monstruos"

"Katsuki es una bestia que mata a sangre fría"

En sus reuniones con otros omegas de la alta sociedad los escuchaba hablar, ellos tenían familiares o hermanos que tenían un alto mando en el ejército, por lo que todo lo que ocurría ellos lo oían de primera mano en sus cenas familiares. Tantos años de guerra, a veces Izuku creía que su país perdería y lo perderían todo.

Pero entre las tropas surgió dos "demonios", "bestias" o "monstruos", tenían varios términos para referirse a ellos, los Bakugou, la historia más contada era sobre la enigma que perdió a su omega e hijo en la guerra, ella los tenía escondidos en alguna región del país, pero un traidor había delatado a la familia del enigma y ninguno pudo predecir el ataque.

Ellos buscaban desestabilizar la mayor fuerza del ejército, la enigma Mitsuki Bakugou, pero solo hicieron que los atacara con más furia, tratando de ganar la guerra con estrategias y fuerza bruta, no contaban con que el enemigo cambia petróleo y gas con otros países para conseguir armas, comida, etc..., eso lo alargó más.

Cuando a la enigma le llegó noticias de un soldado bastante joven que era parecido a ella y además no era alfa u omega, ella de inmediato fue a verlo, toda la nación se enteró del reencuentro y de cómo la mayor entrenó directamente a su hijo, escalando más y más, cada año recuperando territorio, hasta que al fin pudieron acabar con todo.

Eran héroes, pero también monstruos entre los enemigos e incluso entre su pueblo.

"Cuentan que el joven Bakugou acabó caía el solo un pequeño batallón de jóvenes que apenas tenían entre trece y quince años..."

"El enigma Bakugou doblegó a un grupo de alfas con su voz y aroma para matarlos"

"Katsuki atacó sin piedad un pueblo lleno de civiles sin dejar a nadie con vida"

Izuku miró al rubio de cerca, su ceño fruncido un poco relajado y leves cicatrices, adornando su barbilla. Se preguntaba cuantas más tenía, cuantas ganó luchando por proteger a su gente, que cosas tan arroces tuvo que haber visto en la guerra y las que tuvo que haber hecho, sacrificarse para que todos puedan dormir una noche más.

-Katsuki, -Izuku se separó un poco del rubio y tomó una de sus manos callosas para llevarla a su mejilla, frotándose en ella-, quiero que me cortejes, por favor, hazme tu omega.

El pecoso sabía que el rubio era una caja de misterios y quería averiguar cada uno de ellos. La cara del rubio era un poema, cuando Izuku dejó un leve beso en la mano del mayor este se sonrojó de una forma que hasta las puntas de sus orejas que colocaron rojas, el pecoso juró que vio humo saliendo de sus oídos, parecido a una bomba a punto de estallar.

-Se... ¡Se supone que yo lo pediría primero! -el enigma gritó presa del pánico haciendo reír divertido al pecoso y llamando la atención de sus padres.

(...)

El día más jodidamente feliz de Katsuki fue el día de su boda, un año después de aquella borchonosa declaración, ver a su omega caminar hacia el altar con un suave vestido blanco y velo, la tradición Midoriya que no distingue primer género, pero se le podia hacer retoques.

En la parte del frente del vestido blanco había una abertura en forma de pirámide que iniciaba en el centro de las pelvis del pecoso, era como si una gabardina larga y laboriosa cubriera sus piernas vestidas de pantalón. Sinceramente era hermoso y las fotografías del vestido dieron vueltas por todo Japón, inspiró nuevas líneas de las que Izuku estaba orgulloso.

La celebración fue cinco estrellas, Katsuki alimentó a su omega con lo mejor y lo atendió en toda la velada, después se fueron a su luna de miel. Odia con su alma pensar en que tuvo que pedirle consejos a Kirishima para saber que hacer en la primera noche que estuvieron en el mejor hotel al frente de una bella playa.

Hizo lo mejor que pudo, dejó que el pecoso se preparara por aparte ya que estaba bastante nervioso también y no quería abrumarlo, pero todo en su mente hizo cortocircuito cuando lo vio con lencería roja por primera vez, nunca antes lo había visto desnudo, hubo algunos roces en el pasado, pero esto era diferente.

Tenía musculos, no los notó antes porque su complexión de omega casi no le dejaba sobresalir, pero era tan jodidamente sexy, no creyó que alguien que ya lo era pidiera serlo más todavía. Notó las cicatrices que cubrían su brazo derecho desde la muñeca hasta el ante brazo, lo notó inseguro abrazándose así mismos.

-¿No me veo bien? -él preguntó, casi rompiendo el corazón de Katsuki, ¿Por qué creía eso?

¿Acaso pensaba que era feo porque no es delgado como los demás omegas?

-¿Qué no te ves bien? Me siento como una roca y nunca creí que podría llegar a pasar, ni siquiera me puse así en mis celos. -Katsuki fue hacia el pecoso, tomando su mano y haciendo el atrevimiento de poner una sobre su endurecida polla sobre sus pantalones holgados.

De un tirón el rubio colocó al pecoso sobre la cama, lo besó en cad parte de su cuerpo y usó sus dedos de forma "ágil", como dijo Kirishima, enterrando los hasta el fondo y estirando su estreso agujero rosado y muy húmedo. Cuando Katsuki se quitó la ropa tuvo también una leve inseguridad, pero la reacción de Izuku fue casi parecida a la que tuvo antes con él.

Le abrió más las piernas, de forma configurativa mostrándole el paraíso terrenal, e invitándolo a entrar en él, Katsuki no se hizo esperar, fue cuidadoso de no hacer que doliera tanto al ser la primera vez de ambos, pero una vez el placer fue descubierto los dos se perdieron en el y se entregaron el uno al otro toda la noche.

Fue un maravilloso mes de luna de miel, al regresar Izuku se presentó en la sociedad como Sr. Bakugou. Yéndose a vivir a la mansión que tenía el rubio, le dio tristeza dejar a su madre sola con su padre, pero al menos si hermano mayor Shindou que los acompañaría, él estuvo algo negativo con su compromiso con Katsuki hace un año, pero poco a poco notó que el enigma le trataba mejor que un cristal y se ganó su respeto.

Katsuki amaba tener al omega en su hogar y en su cama, cuando iba a su gimnasio en un claro que había en medio de la gran mansión, Izuku le seguía, se ponía ropa ligera y se ejercitaba con él, obviamente el rubio sacaba de allí a cualquier sirviente y los amenazaba con hacerles la vida imposible si los descubría espiando. Así Izuku podía hacer cualquier cosa con él allí sintiéndose cómodo.

Le sorprendió y llenó de ternura cuando el omega lo retó en una pelea cuerpo a cuerpo, lo subestimó demasiado, se dio cuenta de eso cuando esos gloriosos muslos se apretaron alrededor de su cuello y casi lo ahogaban, bueno, hubiera sido una buena, y muy digna, muerte Katsuki no habría podido pedir una mejor que esa.

Izuku también era bueno disparando con algunas armas, mayormente pequeñas, pero Katsuki no pudo sentir más orgulloso. El menor lucía su marca en el cuello sin vergüenza alguna y siempre iba a cualquier evento con trajes personalizados que dejaban su nuca descubierta. Y si los demás pudieran ver debajo de su ropa se darían cuenta de todas las otras marcas que dejaba en el cuerpo pecoso, era adictivo hacerlo.

Después de unos meses de su boda Izuku siempre acompañaba a Katsuki a eventos formales, ignorando algunas miradas abrumada e incrédulas que persistían aún cuando los veían juntos, después de todo el pecoso era alguien bastante amigable, sumiso y amable, ¿Estando con alguien como Katsuki quién tenía cara de comer limones para el desayuno? Era algo imposible de ver.

Eran ignorados, no eran de importancia para ninguno lo que los demás pensaran, Izuku utilizaría sus abanicos en días de calor, tapándose la boca y susurrando chismes de personas en voz baja haciendo reír a Katsuki, o el enigma se agachaba ligeramente murmurando cosas algo pervertidas para hacerlo sonrojar y avergonzar sabiendo que el pecoso no podía defenderse con personas presentes.

Y ese día, estando en otra fiesta social ésta vez en una mansión de un burocrático de comercios que incluso llegaba a otros países, Izuku tenía una duda existencial tremenda, sí, hipotéticamente pensando, si el enorme, grandísimo, candelabro que estaba en el centro del enorme salón se caía justo sobre las personas que bailaban, ¿Cuantas resultarían muertas?

Izuku sacudió rápidamente esos pensamientos de su cabeza, daba un poco de miedo que él hiciera eso, aunque estuviera en su mente. Quizás no debería compartir tanto tiempo con Katsuki, ya le estaba pasando su manera de ver las cosas, había que tener cuidado la próxima ver.

-No puedo creer que seas esposo de ese monstruo. -Izuku bebía tranquilamente su ponche de frutas antes de voltear rápidamente hacia la persona que le dijo eso en voz alta, era una desagradable persona.

-¿Disculpa? -el omega arrugó el entrecejo y se puso a la defensiva cuando un borracho Monoma se acercó, Izuku estaba tranquilamente sentado en un suave sofá que había para los invitados.

Como estaba algo cansado de bailar con el rubio decidió quedarse allí un rato admirando el lugar mientras el mayor iba y hablaba con otras personas tratando de tener una buena relación, estaba empezando a hacer su propio negocio de diseños de ropa, y bueno, Katsuki tenía buenos gustos, ha sido quien ha diseñado las prendas de Izuku últimamente.

-¡No te hagas el idiota, sabes de lo que hablo! -Monoma cada vez se acercó más y casi gritó llamando la atención de los demás-, ¡¿Fue alguna especie de venganza?! Admito que te dejé plantado solo para hacerte rogar un poco, pero quería cortejarte.

-¡¿Vengarme?! -el omega chilló levantándose de su puesto, un alfa molesto y borracho nunca era una buena combinación.

-¡No pienses hacerte el inocente! ¡Te dejo y de repente apareces con la bestia que tanto mencionan! Eso... te gusta ¿No? -el rubio de ojos azulados sonrió de forma maniaca-, que te traten así como a una barata put...

-Yo no terminaría esa frase si fuera tú -la presencia que de pronto apareció detrás de Monoma fue abrumadora, oleadas de un aroma a cenizas que ahogaba y hacia llorar los ojos de quien trataba de respirar llenaba el salón.

El alfa rubio podía sentirlo, su garganta estaba atascada con resequedad y como si hubiera comido tierra, se podía ahogar con tan solo tratar de dar una bocanada al aire y todo eso lo provocaba la persona a su espalda que le prometía una dolorosa muerte solo con su rancio aroma.

-K-Katsuki... -el pequeño gemido del omega llamando a su pareja hizo que el aroma del enigma se nivelaran un poco, Izuku también se veía afectado y parecía que pronto caería de rodillas mostrando su cuello en sumisión.

Pero aún estando el aroma del mayor algo calmado para no abrumar más a su pareja, este seguía siendo demasiado fuerte para Monoma, pues seguía paralizado en su sitio sin poder moverse. Una vez Katsuki sentó a Izuku de nuevo en el sofá y lo arrulló un poco, volvió hacia el alfa que instintivamente dio un paso atrás cuando aquellos ojos rojos se fijaron en él.

Los demás que los rodeaban apenas miraban sin hacer más, tenían muchas ganas de mantener sus frentes intactas y no querían terminar en medio del camino del "demonio de la guerra". Cuando Katsuki estuvo cerca del alfa lo sujetó por el cuello, fue de forma dolorosa y se aseguró de hundir sus garras levemente en su piel ahora sacar sangre, algunos jadeos sonaron, pero no le importó una mierda.

-Escucha, maldito hijo de puta, -el enigma acercó su rostro al oído del alfa y murmuró-, la única razón por la cual no dejo tu cabeza como un estúpido queso chedar es porque le tengo un poco de respeto a los Yaoyozoru y a mi pareja, no quiero ensuciar este lugar con tu asquerosa sangre inmunda.

Una amenaza totalmente real, Monoma podía sentirlo en cada oración que salía de Katsuki, tenía tanto miedo que sus ojos empezaron a lagrimear y varios de los chismosos que estaban en el lugar quisieron saber que fue lo que el rubio le había susurrado al alfa para que se pudiera de esa forma, nada bueno obviamente.

-Ahora, -Katsuki se separó del rubio y le sonrió ladino-, será mejor que te vayas y si vuelvo a ver qué te acercas a mi omega, o le faltas el respeto de alguna forma... bueno, ya sabes lo que pasará.

Dicho eso, Katsuki soltó el cuello del alfa e hizo desaparecer su aroma. Monoma.casi cae al suelo cuando al fin fue libre de las cadenas invisibles que lo mantenían quieto en un lugar. Se echó para atrás y se dio la vuelta para correr, huyendo como el cobarde que era entre la multitud.

-Arruinó la maldita noche, -Katsuki gruñó y volteó hacia su pareja-, Izuku, vámonos de aquí.

Aún estaba algo molesto por lo que su pedido sonó a una demanda, Izuku se levantó de inmediato de su lugar y asintió sin decir nada, dejó la copa que tenía en alguna parte y tomó el brazo del rubio, mantuvo su cabeza en alto, a pesar de lo ocurrido no se iba a dejar ver como un cobarde, en primer lugar no tuvo nada que ver con lo que Monoma hizo.

En segundo lugar, todos sabían y estuvieron de testigos de que Katsuki solo lo defendió y lo protegió de un alfa que pudo haber gritado barbaridades en una fiesta llena de gente influyente. No podía dejar que el nombre de su familia, el de su esposo y suyo sea marcado de forma tan estúpida por un maldito alfa celoso. Entonces no, Izuku o tenía razón por la cual aparentar avergonzado.

Aún así, de forma implícita o no, hubo un mensaje que quedó más claro que el agua cristalina para todos. Jamás se les ocurra meterse con el omega de Bakugou y si es posible, con su familia en general, una enigma destruyó gran parte de un ejército al enterarse que su omega y su hijo estaban muertos, en el pasado, y ahora un enigma pudo haber matado a un alfa que estuvo a punto de degradar a su cónyuge.

Fue una advertencia muy bien recibida.

Cuando estuvieron afuera se encontraron con Sero, el pelinegro era el piloto esa noche, se subieron al auto y fueron rumbo a casa. Solo entonces Katsuki se dio cuenta de que el omega ahora podría tenerlo miedo al actuar de esa forma. Nunca quiso verse como un controlador desalmado, lo era, pero no ante el pecoso.

-Izuku, yo... -el rubio llamó con voz suave a su pareja que había estado mirando por la ventana, cuando volteó hacia él notó sus mejillas rojas y su ojos acuosos.

-¡Oh, Kacchan, eso fue... tan caliente! -Izuku se apegó al enigma y frotó el rostro en su pecho, el omega miró hacia arriba con sus ojos brillantes notando como Katsuki le veía sorprendido.

-¿No tienes miedo? -preguntó el rubio e Izuku asintió poniendo algo nervioso al rubio.

-Tuve miedo, pero no de ti, pude haberme defendido de Monoma si intentaba algo, pero no quería que los demás pensaran algo horrible sobre nosotros, menos que hablaran de ti, Kacchan, que me defendieras así me hizo sentir... ansioso. -en realidad debería decir excitado, pero Katsuki ya podía olerlo, así que no era necesario tantas explicaciones.

Había otra persona en el coche con ellos, por lo que, por vergüenza, ninguno hacía más cosa que contenerse, esperando llegar a casa pronto para ponerse las manos encima tanto como deseaban.
Izuku mantenía su mejilla pegada al pecho del enigma y frotaba su dedo índice de arriba abajo sobre la ropa.

Katsuki sonrió aliviado internamente, el aroma excitado que venía de su lubricante hacia que la cabeza le empezará a dar vueltas, pero sabía controlarse, no importaba si sus dientes dolían queriendo morder. Mantenía una mano posesiva sobre sus caderas, un firme agarre que se frotaba suavemente hacia abajo.

El conductor Sero tenía que mantener sus ojos todo el tiempo en el camino tratando de acelerar un poco más para llegar rápidamente a la mansión Bakugou. El aroma mezclado de la pareja que llevaba salía a oleajes llena de excitación, eso lo ponía nervioso y no quería verlos follar al el asiento trasero del coche.

Por suerte solo pasó unos minutos y pronto Izuku se bajó casi que corriendo hacia el interior de la mansión mientras se reía, el omega saludó rápidamente al personal que salió a recibirlos antes de seguir con su trayectoria, con Katsuki pisándole los talones, los demás solo dejaron a la pareja hacer lo que quisieran.

Izuku llegó al dormitorio principal soltando una risilla, comenzó a quitarse la ropa antes de que el rubio llegara, Katsuki entró cerrando la puerta con fuerza, alzó al pecoso, sacándole la camisa manga larga antes y lo hizo rodearle la cintura con las piernas para besarlo de forma sucia, jugando con su lengua y chupando sus labios.

El enigma caminó a trompicones hacia su enorme cama, trató de frotarse lo más que pudo en el omega antes de agacharse y dejarlo sentado en la orilla del colchón. Solo después se separó para sacarse lo más rápido que pudo la ropa, escuchando risillas encantadoras del pecoso que le veía con el rostro sonrojado.

Una vez estuvo solo en sus pantalones Katsuki se agachó quedando sobre sus rodillas, atrayendo a Izuku con sus brazos y besarlo, el omega le rodeó el cuello con facilidad, clavando un poco las uñas en su cuero cabelludo. El peliverde suspiró cuando las manos del enigma le acariciaron por todas partes, fueron a sus pantalones para soltarlos y sacarlos de sus piernas dejándolo solo con la ropa interior puesta.

"Me pones de rodillas, me haces testificar (ooh)
Puedes hacer que un pecador cambie sus caminos
(ooh)
Abre tus puertas porque no puedo esperar a ver la luz
(ooh)
"

-No sabes el mal que me haces, -murmuró el rubio con la voz ronca-, lo único que quiero en la vida es estar dentro tuyo para siempre.

El bello suspiro de Izuku fue lo que obtuvo de respuesta, Katsuki se inclinó hacia adelante para tomar con sus dientes el borde de la ropa interior del omega y tirar de él por sus piernas hasta sacarlo. Una vez todo estaba libre de obstáculos el rubio le abrió las piernas a su pareja para tener su vista favorita.

Le encantaba que Izuku fuera un omega intersexual, tenía una pequeña polla, pero en el sitio que debería ir sus pequeñas bolas había una abertura, un coño perfectamente funcional, tenía también un pequeño botón sensible que era diminuto, el tamaño de la uña del dedo meñique de Izuku.

Se veía tan húmedo y lo estaba llamando para meterse en él. Izuku dejó escapar un chillido cuando Katsuki tiró de su cuerpo hacia adelante para que su boca pudiera alcanzar las partes íntimas entre sus piernas. La respuesta fue rápida, el omega se dejó caer en el colchón suave mientras su esposo "se lo comía" como si no hubiera cenado ese día.

Izuku gimió arqueando la espalda, llevando una de sus mano al cabello rubio puntiagudo y tirando de él para acercarlo lo más posible como si era se pudiera hacer. El rubio usaba hábilmente su lengua, hundiéndose por completo en el estrecho agujero que tenía delante, chupando con fuerza tanto su pequeña polla como su botón.

-¡A-ah! ¡Sí, Kacchan! -el omega gimió mientras que Katsuki agregaba un par de dedos en su interior empezando a moverlos rápidamente, embistiendo con ellos su dulce punto.

Eso hacía que los ojos del omega rodarán hacia la parte posterior de su cabeza, dejando que saliva se escurriera de su boca abierta. Pronto los dos dedos fueron tres y un ataque de espasmos llenó el cuerpo del pecoso, Izuku tembló de pies a cabeza mientras se corría de una forma descomunal, ensuciando el rostro de Katsuki un poco las mantas.

Tratando de tragar todo lo que caía en su boca, Katsuki chupó ávidamente la pequeña polla del pecoso hasta que ya no soltó más. Izuku parecía sin huesos sobre las sábanas, respirando agitado, pero solo era el comienzo, pues el rubio se levantó sacándose los pantalones rápidamente antes de subirse al cuerpo del omega, no perdió tiempo e introdujo su enorme y gruesa polla en el interior del peliverde.

"Y justo ahí es donde quiero quedarme (ooh)
Porque tu sensualidad me lleva al paraíso
"

Fue recibido como siempre, por un calor cálido, suave y pegajoso que lo hacía sentir en la gloria, los espasmos que Izuku tenía alrededor de su polla era algo a lo que no podría acostumbrarse pronto, siempre sacaba uno o dos suspiros de su boca tratando de mantener el control y no montar a su omega como un animal.

-K-Kacchan, por favor... -Izuku pidió moviendo sus caderas tratando de obtener algo de fricción-, sabes que estaré bien~

Con un ronroneo el pecoso atrajo el rostro del rubio cerca del suyo para besarlo, no le importaba saborear se así mismo en la boca de su esposo, le excitaba de hecho. Katsuki tenía que encorvarse ligeramente para besar a Izuku cuando estaba metido en su coño, aunque eso no era relevante.

-No hay quejas después. -Katsuki gruñó empezando a moverse profundo, firme y subiendo la velocidad con la que embestía rápidamente.

Los gemidos de Izuku cada vez eran más ruidoso, de igual forma eran los sonidos de sus pieles cuando chocaban, era morboso, mojado, bofetadas húmedas pecaminosas. Katsuki deslizó una de sus manos hacia los pezones rosados y duros del omega, apretando y tirando de ellos por turnos.

Izuku cerraba los ojos, echaba la cabeza hacia atrás y gemía de forma deliciosa, era un cántico del que Katsuki no se cansaría jamás, para él su vista favorita solo eran dos, la entrepierna del peliverde y su expresión cuando le daba una buena follada, el rubio lo veía con adoración mientras besaba suavemente su mandíbula y un poco en el cuello.

"Sí, tu sensualidad me lleva al paraíso
Y se nota
Si, si, si
'Porque tu me haces sentir como...
Si hubiera estado fuera del cielo
"

Katsuki se irguió, reafirmando sus rodillas en la cama y levantando al omega sosteniéndolo de las caderas con un fuerte agarre, debería algunos moretones, y mentiría si dijera que no estaba orgulloso de esas marcas. Admiró a su pareja tendida en las sábanas mientras lo embestía con fuerza, Izuku se agarraba de cualquier cosa que pudiera alcanzar.

Lleno de un sudor brillante que le había pegado mechones de cabellos verdes en la frente, o, y cuando lo miró de vuelta con sus ojos dilatados, sonrojado y empañado por lágrimas de placer que rodaban con sus mejillas, Katsuki perdió un poco el control. Su agarre se volvió más fuerte y sus embestidas más rápidas de igual forma profundas.

-¡Ah, Kat-ah! -Izuku lloró perdido en el placer-, t-te.. ah~ ¡Mo! ¡Ngh!

El menor casi convulsionó de nuevo sobre la polla de Katsuki, apretándose fuertemente mientras se corría sacando la lengua de su boca y balbuceando cosas que no podía entender. El enigma gruñó antes de lamerse los labios, siguió follando a su pecoso através de su orgasmo, cuando notó que no chorreaba más sacó su polla del interior caliente con un audible 'pop' mojado.

-Ven, es hora de que uses tus hermosas piernas. -Katsuki se acomodó y colocó al omega tembloroso sobre su regazo, con el trasero presionando su dura polla, la extensión del enigma era dura, larga, con su punta ovalada y llena de venas que estaban embarradas de lubricante brilloso.

-C-creo que no podré... -Izuku sollozó, sus piernas temblaban demasiado y había tenido dos orgasmos, pero Katsuki era algo cruel con él y lo abría saltar hasta que sus muslos tuvieran tan entumecidos que ni los sentiría.

-Sí puedes, quiero verte dándote placer a ti mismo y llegando de nuevo al borde por ello. -el enigma sonrió de forma perversa y nalgeó al omega con su palma.

Izuku volvió a sollozar, como pudo enterró de nuevo la virilidad de Katsuki hasta el fondo de su coño. Tuvo ayuda de las manos del enigma al principio, moviéndose lentamente hasta que acogió un ritmo y comenzó a saltar de arriba abajo sobre la polla del rubio, eran de iguales por lo que sus piernas temblaban y a veces le fallaban, pero el dolor del esfuerzo se transformó en placer.

La vista que tenía Katsuki era increíble, podía ver los pezones rojos y maltratados de Izuku brincando, las uñas del menor se clavaban en su abdomen y tenía la cabeza echada hacia atrás mientras abría la boca dejando salir sus pecaminosos gemidos.

"Por mucho tiempo, por mucho tiempo
Sí, me haces sentir como
Si hubiera estado fuera del cielo
Por mucho tiempo, por mucho tiempo, oh
Oh, sí, sí, sí, sí, sí
"

A pesar de que el pecoso reguló un poco su velocidad y sus gemidos se volvieron más desesperados pocos minutos después, Katsuki también se acercaba a un primer orgasmo, tomó las caderas de Izuku y empujó hacia arriba rápidamente, encontrándose con los sentones del peliverde.

-¡Ka..atsuki!~ -Izuku gimió con la voz rota, echando la cabeza hacia atrás mientras Katsuki lo sostenía con fuerza y presionaba sus caderas hacía arriba, corriéndose también.

Gruesos hilos de semen llenaban el útero de Izuku con posibles cachorros mientras él se corría en el abdomen de Katsuki y le enterraba las uñas sacando algo de sangre. El omega cayó sobre el pecho del rubio respirando sonoramente, babeando y tratando de calmar su corazón que parecía quererse salir de su pecho.

-Bien hecho, buen omega. -el rubio abrazó al pecoso, besando su cabellera mientras le acariciaba suavemente la espalda, sacando ronroneos bajos.

Después de unos pocos minutos Izuku se calmó y Katsuki salió de su interior, pero solo para acomodarlo más arriba en la cama y rodearlo de almohadas para ponerlo cómodo, una ronda de besos que se intensificó hasta que el rubio estuvo dentro de su pareja nuevamente.

Era adicto a su omega, porque Izuku era su todo, su hogar, su sitio seguro, su paraíso. Él llegó en un momento en el que no le encontraba sentido a su vida, y lo amó de la misma forma en la que Katsuki llegó hacerlo por él, no eran perfectos, pero se querían uno al otro y daría cualquier cosa por ellos, eso era lo único que importaba.

"¿Puedo quedarme aquí?
¿Pasar el resto de mis días aquí?
Oh, sí, sí, sí, sí, sí
¿Puedo quedarme aquí?
¿Pasar el resto de mis días aquí?
'Porque tu me haces sentir como...
"

Jadeos, gemidos y sonidos sucios llenaron el silencio de la habitación gran parte de la noche, Katsuki llevaba a Izuku hacia un paraíso terrenal y viceversa, ambos se bebían al otro, llenando de placer y amor tanto sus cuerpos como sus mentes.

Al terminar Izuku quedó desmayado del cansancio sobre el pecho del rubio, quedándose dormido poco después sin importar lo sucio que estaba. Katsuki por su parte se quedó admirando el rostro del omega dormido, sus mejillas estaban manchadas de lágrimas y en sus pestañas aún cargaba unas pequeñas perlas cristalinas que reflejaban la luz de la lámpara en la habitación.

Tenía un poco de energía por lo que cargó a su omega con delicadeza al baño, llenando la tina con agua tibia para lavar el sudor de Izuku, lo acarició mientras lo enjabonó y al final lo dejó un momento allí, regresó al cuarto quitando las primeras tres capas de sábanas gruesas que tenía el colchón para tirarlas en un rincón y sacar nuevas del armario.

Una vez la cama estaba cambiada trajo al pecoso y lo dejó en sobre una almohada, le secó el cabello antes para que no se fuera a resfriar. Le puso uno de sus camisones suaves y lo arropó, Katsuki también se dio una ducha rápida, colocándose solo un pantalón antes de deslizarse al lado de su pecoso y abrazarlo.

-Ngmm Ahchanm -Izuku murmuró pegándose más al enigma buscando su calor, estaban ahora frescos y limpios.

Katsuki no pudo evitar darle un pequeño beso mientras lo rodeaba con sus brazos, deleitándose con el aroma de un omega complacido que había en el aire. Era respirar gloria y paz, poco a poco el rubio sucumbió al sueño, dejando que lo llevará a su país mientras sostenía al amor de su vida de las manos.

"Si hubiera estado fuera del cielo
Por mucho tiempo, por mucho tiempo
Sí, me haces sentir como
me han dejado fuera del cielo
"

Casi un año después, el enigma sostuvo en sus brazos una pequeña bolita, un fruto del inmenso amor que Katsuki le daba a Izuku, un bebé de ojos rojos y cabello rizado, mientras un cansado omega lo veía desde una cama suave con una sonrisa en el rostro. El rubio se acercó a él y lo besó transmitiendo su gratitud por medio de ese afecto, colocó al pequeño cachorro en los brazos de su madre y los arrulló.

"Por mucho tiempo, por mucho tiempo, oh-oh, oh-oh-oh
Oh, sí, sí, sí, sí (ooh)
Oh sí sí
Oh, sí, sí, sí, sí (ooh)
"

Todo era completamente perfecto ahora, y esperaba que más de su amor llegará a ese mundo una y otra vez haciendo aún mejor sus vidas.

Fin.

(...)

Pinche Wattpad arruinando todo alv.
Ya lo hubiera subido hace rato pero siempre me lo impedía porque se quedaba trabado el csm. 🤧😒

Espero les haya gustado, y que no tenga tanto errores ortográficos.

Zaorycast ✨✨

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