37: Lose you.
⚠️ Advertencia ⚠️
Este es un encargo de Gigi (gracias por pedir otro ajsjsjsjs), ya no tengo más encargos, varias personas me hablaron pero al final nunca me confirmaron nada 🐜
Bueno, en este encargo veremos a Kacchan héroe alfa!! Deku chef omega!! Se ha pedido temática pussy así que yo lo escribí con gusto!! Akajsjs
No les voy a mentir, puede que vayan a sentir vergüenza ajena más adelante, pero eso también depende de ustedes XD
Perdón si últimamente encuentran errores ortográficos, al ser el one shorts más largo es difícil encontrar palabras que no van de acuerdo al texto, siempre me pasa eso. 😅
Muchos comentarios xfa y disfruten uwu
(...)
La última vez que estuvo a menos de dos metros de él fue cuando le dijo aquellas palabras: "salta de la azotea y ruega para que en tu otra vida tengas un quirk". Desde ese momento supo algo que era bastante obvio para todos y debió haberlo visto desde un inicio.
Ese alfa no quería nada más que su muerte para alejarse de él de una vez por todas, no había sido culpa de Izuku, a pesar de todos lo malos tratos que sufrió desde que tenía siete años lo siguió queriendo estúpidamente y creyó que algún día podría reparar algo que ni siquiera sabía que podía romper con su mera existencia.
Sus sentimientos fueron descubiertos cuando iba a cumplir sus catorce años, un par de meses antes exactamente. Estaba barriendo hojas secas del patio en la secundaria cuando oyó a un par de omegas más adelante hablando sobre confesarse a Kacchan, su Kacchan, al menos creía que tenía algo cercano a él cuando le podía llamar de esa manera, solo eran Kacchan y Deku. Se llenó de celos, y eso lo llevó a la revelación "me gusta Kacchan".
Pero todo eso era opacado por las acciones del alfa, sus comentarios groseros y humillantes hacia él. Aplastando tanto sus sueños como sus cosas cada vez que tenía la menor oportunidad, en la pirámide social que había en la secundaria, era el último eslabón mientras que Katsuki estaba en la cima, disfrutando de la gloria, miedo y respeto que le daba a los demás.
La distancia que el omega le quiso tomar desde esas palabras dichas por el rubio solo creció más ese mismo día, cuando su héroe más grande también le dijo en la cara que era imposible que se volviera un héroe sin poderes, ya era malo ser un sin quirk, pero sumando eso a ser omega lo hacía ver como si fuera un chiste ambulante.
Izuku no tenía nadie con quién refugiarse, contarle sus problemas o solo para llorar en su hombro, tenía a su madre, pero ella vivía tan ocupada tratando de darle una buena vida que no solo podía agregar más carga sobre sus cansados hombros al revelarle todos los problemas emocionales y físicos que tenía.
Había una buena razón por la cual nunca le contó sobre sus matones de la primaria y secundaria. No era culpa de ella que naciera débil y no quería que lo siguiera pensando, por eso trató de ayudar, no ser una carga, siendo autosuficiente desde que aprendió a encender una estufa para que su madre Inko no tuviera que cocinar, limpiar o planchar algo en casa después de llegar molida del trabajo.
Su solicitud de entrar a la UA fue cancelada por el mismo, guardó y empaquetó todas sus colecciones de All Might en cajas, le dolía demasiado verlas pegadas en sus paredes cuando el mismo rostro de la persona en los carteles le dijo justo lo que todo el mundo le decía y estaba harto de oír. "Es imposible que te conviertas en un héroe". Por suerte todas las cosas estaban en un perfecto estado y podía subastarlas más adelante.
Como eran artículos de colección el valor aumentaría con el pasar del tiempo, era una buena inversión. Esos fueron los pensamientos que se obligó a tener cuando guardó hasta la última caja en el fondo de su clóset, junto a sus cuadernos de análisis, solo eran estorbos y no los necesitaba.
En el salón de clases de volvió más retraído, su puesto habitual fue cambiado por uno que estaba en la esquina del fondo, nadie intentó hablar con él, aunque habían susurros por aquí y por allá de que "al fin había entrado en razón" sobre su tonto sueño. Quién parecía más satisfecho era Katsuki, sonriendo orgulloso y altanero cuando el maestro reveló ante todos de nuevo que Izuku había cancelado su solicitud.
Aunque pareció que ese orgulloso se mermó un poco al notar como el peliverde lo evitaba como si fuera una plaga. No estaba en el mismo salón de clases solos los dos, salía de primero y entraba de último a la hora de tocar el timbre, no hablaba con nadie y a veces ni siquiera iba a sus clases.
Porque el pecoso se quedaba en su cama demasiado agotado consigo mismo como para tratar de levantarse, y un día se dijo se dijo así mismo que necesitaba algo que hacer, una cosa que lo distrajera de su desgraciada vida porque sino terminaría con alguna depresión severa y eso sería peor para su madre, no iba a hacerla lidiar con eso.
Entonces una mañana se obligó a pararse de la cama e ir hasta su pequeño escritorio para buscar algo en internet, estuvo una media hora buscando algún pasatiempo, mayormente encontraba cosas de jardinería, pero era malo con las plantas y su hogar literalmente era edificios por todos lados.
Pero entonces un anuncio apareció con un mensaje que le llamó la atención: "¡La repostería, lo mejor para llenar de calmar y amor tu alma!" Junto al escrito había fotos de pasteles, pastelitos y galletas. Aparte de delicioso todo eso se veía muy increíble y bonito.
Izuku era un desastre para la comida, pero si pudiera usar su tiempo libre para aprender a hacer esos dulces en su cocina sería bastante bueno. Después de todo sabía que las recetas de postres llevaban tiempo y esfuerzo para que fueran perfectas. De hecho no lo pensó mucho, buscó en el armario sus cajas y sacó de ellas las figurillas de All Might que eran más viejas y estaban completamente descontinuadas.
Tomó fotos de los juguetes coleccionables y carteles antes de guardarlas de nuevo, miró si celular con una expresión de tristeza sabiendo que varios de ellos habían sido regalados por su madre, además de otros en los que Izuku ahorró bastante para conseguirlos, pero ya era tiempo de poner los pies en la tierra y ver bien su futuro. Sus sueños tontos no le darían de comer.
(...)
—¡Izuku cariño, ten un lindo día y no olvides traerme un poco de ese pastel nuevo que has puesto a la venta! —Inko apareció en el pasillo con una sonrisa en el rostro.
La mujer tenía unas cuantas patas de gallo alrededor de los ojos debido a su edad, pero le gustaba decir que aún era joven y bella como cuando tenía veinte así que no debían mencionarse. En el genkan estaba Izuku atándose los zapatos ya listo para irse a trabajar, el joven omega de veintiocho años era el orgullo de la beta rechoncha que lo tenía por hijo.
—Te haré uno pequeño antes de volver, pero mamá, no estás en edad de comer tanta azúcar, te puede hacer mal. —el omega de cabellos verdes se paró, cubriéndose rápidamente con los brazos para no ser golpeado juguetonamente por el pañuelo de su madre.
—¡¿Pero qué dices?! Yo aún puedo comer todos los postres deliciosos que haces, no vuelvas a mencionar ese tipo de cosas. —la peliverde reprendió a su hijo con ternura, bajó su pañuelo y lo tomó del rostro para darle un beso en la frente—. Ya debes irte, no trabajes tanto y vuelve temprano a casa por favor, cuídate.
Izuku asintió rápidamente, se despidió una última vez de su madre antes de salir de la pequeña casa, estaba en un barrio de clase media con un pequeño jardín delantero y uno aún más pequeño en la parte de atrás. La casa era bastante pequeña con una habitación más o menos grande y otra dos menores, un baño, sala y una pequeña cocina, pero era perfecta.
Había podido comprarla hace dos años, estaba bastante descuidada y por eso pudo acceder a ella, mayormente sería una casa para alguien soltero porque una pareja que quisiera formar su familia encontraría el lugar demasiado angosto, pero el lugar era el ideal para ellos.
Fue un trabajo duro bien merecido, cuando Izuku tuvo el lugar completamente listo para vivir, llevó a su madre al sitio y se lo mostró, obviamente a Inko le encantó, entonces cuando le mostró las llave de la casa ella casi de desmaya de la emoción ya que nunca había podido comprarse una pequeña casa siendo tan caro.
Pero Izuku le contó sobre sus ahorros, omitiendo la parte en la que terminó de vender en una subasta sus últimos artículos de All Might que había estado guardando para un momento como ese. Consiguió lo suficiente para obtener la casa y hacerle los arreglos, obviamente equipó la pequeña cocina con todo lo que podía desear para hacer sus nuevas recetas de postres y comidas.
El camino hacia el trabajo era corto, no más de media hora caminando y pocos minutos en un automóvil, pero el ejercicio era bueno así que Izuku caminaba, se ahorraba un buen dineral en gasolina, préstamos y pasaje de tomar un taxi o comprarse un carro.
Siendo un omega joven y soltero el pecoso había luchado mucho, quemó muchos postres en su vida, casi incendió el apartamento en el que vivía antes y las quemaduras que sus manos sufrieron no eran un lindo recuerdo, pero todas esas experiencias lo llevaron hasta donde estaba ahora. Consiguió su título de chef y un préstamo del banco para tener su propia cafetería.
Gracias a páginas digitales, reseñas, su buena atención con deliciosos postres, café y uno que otro platillo de comida servía en su menú. Su cafetería subió bastante bien, fue reconocida poco a poco entre las personas y ahora siempre estaba llena desde la mañana hasta la hora de cerrar.
El lugar en una esquina llamado "Pasteles Midori" era pintoresco, con un lindo recibidor de colores cálidos y llenos de plantas en el interior dándole una sensación de frescor. Con un total de ocho mesas sin ser acosador, esa cafetería era el sitio ideal para una comida familiar o para un joven estudiante que buscaba tomar buenos cafés negros mientras hacía la tarea.
Como de costumbre, Izuku entró a su local, acomodó las mesas, encendió el horno, alistó todo para el trabajo del día, incluso puso en la larga mesa las masas listas para hacer el pan del medio día. Justo a la siete la campanilla sonó avisando sobre de alguien que entró, pero el pecoso ni se preocupó y terminó de cambiarse colocándose su delantal.
—Buenos días jefe, ¿Listo para alimentar a la horda hambrienta a la cual llamas clientes? —una omega de cabello rosa entró a la cocina, sus ojos verdes limón brillaban con diversión—, ¿También podré comerme todo lo que sobre hoy? Juro que hay un par de pastelillos son figura de conejo que me están llamando.
—Buenos días Mia, y no, no puedes, recuerda lo que pasó la última vez. —Izuku se lavó las manos, las secó y tomó harina para echarla sobre la mesa limpia antes de tomar una masa—. Siempre dices "me comeré solo uno" y termina yendo por una docena, después te quejas que los descuento de tu sueldo, a este paso terminaré quedándome sin ganancia de mis ventas.
—¡Mentiras! Siempre vendes bastantes postres y al final del día solo quedan unos pocos. —la omega chilló indignada por las acusaciones, pero ella misma se delataba.
"Al final del día" no era lo mismo que comerse los pasteles y pastelitos durante el día, se preocupaba por la salud de la joven, cuando tuviera la edad de su madre no podría ver la azúcar ni siquiera en una imagen. Pero no podía decirle mucho a ella o a Inko, sus libras extras no eran exactamente solo por no hacer ejercicios, lo que en realidad sí hacía con sus caminatas diarias y esfuerzos a la hora de hacer su trabajo.
Al final ambos omegas dejaron de discutir y se pusieron a hacer el trabajo rápido, a las ocho y media era que se abría la cafetería entre semana. En una hora y media ya tenía docenas de postres diferentes, siendo puestos en la vitrinas, Mía se acercó a la puerta para poner el cartel de "abierto" mientras él colocaba una docena de sus famosos "conejos glaseados" en el mostrador.
Mayormente eran pastelitos de vainilla con relleno de crema saborizada a fresa y cubiertas de glaseados de colores haciendo figuritas de conejitos variados, los más vendidos eran los conejos chocolates, los rosados con sabor a fresas al ser llamativos a los pequeños y los de mora azul.
El bizcocho también era de sabor variado, ya sea de chocolate, relleno con nueces o frutillas. Sus conejitos de color y sabor menta, con nueces como ojitos también eran muy codiciados. Ni siquiera pasaron unos diez minutos después de que se abrió la cafetería cuando la campanilla sonó al recibir a sus primeros clientes.
Un grupo de jóvenes universitarios que venían por sus cafés y postres matutinos. El agradable salón se llenó como de costumbre, Izuku no tenía descanso mientras trataba de mantener lleno sus estantes y que sus panes no se fueran a quemar en los hornos. Dejaba sus bizcochos reposar cuando decoraba ágilmente a los que ya estaban fríos.
Mía también estaba bastante ocupada, corriendo de un lado a otro con los pedidos, haciendo café, malteada y cobrando las cuentas. Para la tres de la tarde el pecoso estaba lleno de aroma blanca por todas partes, su pobre delantal necesitaba de una buena sacudida.
Aún así había una sonrisa tranquila en su rostro. Su local no estaba tan abarrotado como en el resto del día, solo había una pareja mayor disfrutando del aroma a café y pan en el aire mientras degustaban un trozo de pastel con chocolate caliente.
—Han hecho un pedido de una docena de tus famosos conejitos, seis de bizcocho chocolate y todos con glaseado fresa, junto con tres café negros amargos y uno dulce. —la omega de cabellos rosa llegó al lado del pecoso sosteniendo su celular—. Vienen a buscarlo en unos diez minutos.
Izuku asintió buscando una de sus cajas para los pedidos, la armó caminando al mostrador para tomar los postres. Estaba cerrando bien el pequeño empaque cuando escuchó una conmoción afuera, por los vidrios se veía a las personas correr asustadas y el omega sintió como todo empezó a temblar levemente.
De pronto una mancha oscura y grande atravesó uno de sus cristales grandes cayendo en medio de las mesas, los ancianos que estaban sentados en una mesa de la esquina dejaron caer sus tasas haciéndose añicos en el suelo. Hubo un momento de silencio antes que desde afuera se escuchasen explosiones y la persona que cayó en medio de su establecimiento se parase de un salto del suelo.
—¡Un villano! —exclamó la mayor reconociendo al hombre con máscara de comodín que había salido recientemente en las noticias como un ladrón profesional por su don de "desaparición rápida".
—¡Mierda, desgraciados héroes entrometidos que no me dejan hacer mi trabajo—el villano se había escondido varias veces de los héroes pero ahora parecía acorralado y cansado.
Pero eso no le impidió ver a los mayores como un método excelente de extorsión en ese momento, Izuku se llenó de temor al ver que allí en su pacífico lugar podría haber sangre derramada. En una acción rápida tomó una bandeja que estaba en el mostrador para tirarla hacia el villano con fuerza, afortunadamente dándole en la cabeza.
—¡Vete de aquí y déjanos en paz! —el pecoso gritó saliendo de su lugar para hacer que la atención del hombre, quién aparentemente era beta, en él y no en sus clientes.
—¡Izuku no seas imprudente! —la pelirrosa apareció haciendo uso de su don formando una barrera entre ellos y el criminal—, ven aquí que yo no puedo hacer la gran cosa para cuidarnos.
El don de Mia era simple, podía manipular levemente la materia a su alrededor para convertirlas a cosas de su antojo, por ejemplo una barrera protectora que era lo máximo que ella podía lograr hacer ya que su poder era muy débil, requería de mucha energía y esfuerzo hacer algo tan sencillo como eso.
Aprovechando la distracción que tuvo el pecoso al mirar a la pelirrosa cuando le regañó, el villano corrió hacia adelante para tomarlo del cabello y sacar una navaja, Izuku fue arrastrado hacia adelante cayendo de rodillas al suelo, se vio obligado a mantenerse quieto cuando sintió el metal frío contra el cuello.
—Estúpido, si los héroes no me dejan salir ileso de aquí entonces lo pagarán con tu insignificante vida. —el beta apretó su agarre haciendo que el cuero cabelludo del omega doliera como el infierno, Izuku le quiso gruñir, pero no pudo ya que después de una sonora explosión alguien también entró por la ventana rota.
—¡Maldita cucaracha! ¡¿Acaso pensabas que podía escapar de…?! —el héroe que entró pareció haberse quedado en blanco cuando observó bien la situación que había dentro de la cafetería.
Una empleada protegiendo a dos ancianos en una esquina con una barrera que aparentemente era su quirk y el villano que buscaba tenía a un rehén en sus manos, lo peor del caso era que ese héroe reconoció al instante quién era la víctima del ladrón, nunca podría olvidarse de ese aroma que lo perseguía hasta en sus pesadillas.
—¡V-vaya, pero si es el mismo Dynnamight quién vino por mí! —en el interior, el beta estaba que se cagaba en los pantalones, estaba al frente del Nu.1 en todo Japón, pero aún así no se rendiría—, ya sabes el protocolo, me dejas ir o le rebajo el cuello a este brócoli con patas.
—¡¿B-brócoli?! —Izuku chilló indignado, ni siquiera siendo amenazado por un villano podía ser tomado en serio.
Un quejido salió del pecoso cuando el beta tiró de su agarre haciendo que su cabeza se alzara, al mismo tiempo la navaja se presionó con más fuerza en su yugular y el miedo se hizo presente, sus ojos miraron hacia el frente y se encontró con aquellos iris carmesí de quién tanto temió volverse a encontrar.
El tiempo pareció haberse detenido en aquel espacio, el villano mantenía inmóvil al peliverde y este no podía apartar su mirada del alfa que llegó a rescatarlo, fue por casualidad obviamente. Izuku miraba las noticias de vez en cuando y casi siempre había reportes del alfa rubio que subió como espuma en las listas de héroes desde el momento en el que se graduó de la academia más prestigiosa de Japón, la UA.
Recordar eso hizo que el omega bajase la mirada, al final si era lo que todo el mundo le decía, un estorbo y alguien inútil que nunca podría proteger a nadie, la confirmación y prueba de ello estaba allí, era un rehén de un simple ladrón sin poder hacer nada al respecto, sobre todo, el universo se encargó de mostrárselo en presencia de la persona que lo restregó en la cara hasta el cansancio en sus días de adolescencia.
—Oi, te voy a dar un segundo para que sueltes al omega antes de que yo te explote la cara. —un aura oscura rodeó al alfa de cabellos amarillo ceniza y sus manos comenzaron a echar humo mientras brillaban—. ¡Suéltalo!
El rugido lleno de ira que soltó el héroe fue una orden hecha con su voz, el villano tuvo que cumplir con dicho mandato y en un parpadeo Dynnamight corrió al frente tomando al beta de la ropa para lanzarlo hacia afuera por la ventana rota, un grito y una explosión se oyó poco después.
Izuku estaba en el suelo tratando de recuperar su respiración, tenía un pequeño corte en el cuello el cual sangraba un poco, pero era un rasguño así que no había peligro. Sus rodillas parecían haber muerto ya que no le hacían caso y no se podía levantar del suelo lleno de pequeños trozos de cristal.
—¿Estás bien, no te hirió mucho verdad? —Mia llegó agachándose al lado del pecoso para revisarlo, se alarmó un poco al ver la sangre que salía del cuello, pero se calmó cuando la sacó y vio la pequeña línea diminuta.
El omega fue ayudado por la pelirrosa, quién se había utilizado como apoyo para llevarlo hacia atrás del mostrador y sentarlo en un banquillo alto. La campanilla del local sonó haciendo que Izuku dirigiera su atención a la puerta de entrada, era Dynnamight, luciendo impresionante como siempre con su traje a medida que le hacía marcar cada músculo del cuerpo.
Había algunos raspones y polvo en él que Izuku no había notado antes. La pareja de ancianos se habían ido habiendo pagado antes, ya no estaban en la edad de llevar sustos de muerte como ese. El rubio caminó directamente al mostrador en donde estaba el omega calmando su agitado corazón.
Un silencio incómodo se interpuso entre ellos dos, el rubio tenía el ceño fruncido pareciendo como si estuviera hablando consigo mismo tratando de hallar una forma de empezar alguna conversación, pero Izuku, él estaba agotado mental y físicamente, había sido un buen día de trabajo, pesado como siempre y lidiar con su antiguo matón de la infancia ya sería demasiado para él.
—Toma, —el peliverde tomó la caja con los doce pastelitos de conejo que iban a buscar, ahora se los estaba ofreciendo a su "salvador"—, agarra estos postres como muestra de mi agradecimiento por haberme ayudado por al menos "una" vez en mi vida y vete.
Los ojos del alfa se abrieron completamente incrédulo a su hostilidad, la ayudante de Izuku apareció con un té caliente en mano. La omega se quedó en silencio mirando al rubio y a su jefe, uno tenía la mano extendida con una caja que claramente sabía que el contenido era ya para otra persona y el otro tenía expresión de que le habían pateado la polla.
—¿Lo vas a tomar o no? No tengo todo el día. —la boca de la pelirrosa se abrió y si su mandíbula pudiera caer al suelo ya lo hubiera hecho.
Mia miró estupefacta como el héroe número uno de su país se encogió de hombros como si estuviera siendo regañado por su madre y agarró los postres sin decir una palabra. Izuku se levantó de su lugar y tomó la taza de té.
—Dale un café fuerte al señor héroe, también como cortesía de la casa, lo necesita para seguir haciendo su buen trabajo. —dicho eso Izuku desapareció por la puerta que iba hacia la cocina, la joven omega parpadeó un par de veces antes de hacer lo que le habían pedido, pero no apartó su mirada del héroe.
Quién ahora parecía un perrito pateado mientras que quedaba viendo cómo idiota por donde se fue el pecoso. La pelirrosa se acercó al alfa con el café caliente en mano, ella aclaró un poco su garganta para hacer que el rubio saliera de su ensoñación, estaba emocionada porque el héroe más grande estaba allí parado, pero también estaba confundida por como actuó su jefe.
—¿Un pasado difícil? —Mia tanteó las aguas recibiendo un suspiro como respuesta, el café fue arrebatado de su mano y miró como el alfa bebió un gran sorbo del vaso como si fuera alguna cerveza fría.
"Auch" fue todo en lo que pensó en ese instante, literalmente podía miró el vapor salir del líquido negro, por ende estaba hirviendo, ¿Es que no sentía dolor, ni se quemaba la boca o algo?
Ni siquiera un gracias se oyó antes de que Dynnamight saliera del local. Tenía la cabeza ligeramente gacha y a pesar de haber derrotado al villano de hace rato parecía que lo hubieran vencido. Un montón de reporteros comenzaron a aparecer al frente de la cafetería y patrullas llenaron el área, aparte de eso había un desastre que limpiar.
—Bueno, son horas extras que cobrar. —la pelirrosa suspiró antes de ir a buscar una escoba, tenía más dudas que respuestas, sabía quién podía dárselas, pero lo dejaría en paz solo por ese día.
(...)
Izuku volvió a casa completamente agotado, había harina ensuciando su cabello, ni que decir de su ropa, pero estaba bien. Le dolía la espalda, los brazos y los pies por estar de mucho tiempo parado, faltaba un par de minutos para que fueran las nueve, era tarde ya que se tomó su tiempo para dejar listas las masas del otro día, iba a ser un sábado.
Los fines de semana eran más pesados y tenía que abrir desde las siete en punto. Al llegar a casa entró lo más silencioso posible haciendo malabares con las llaves y el pequeño pastel que tenía para su madre, lo hizo antes de salir por lo que el dulce estaba fresco, era lo que tendría de merienda Inko por la mañana.
Sinceramente agradecía bastante haberse mudado a un barrio con poca criminalidad, porque un omega caminando solo de noche era un blanco fácil para villanos hacer sus fechorías. Pero eso no podría importarle menos mientras abría la puerta de su hogar con el mayor silencio posible para no despertar a su madre.
Todo eso fue totalmente inútil cuando la peliverde apareció medio segundo después por el pasillo. Con su ropa de dormir y el cabello amarrado en un chongo mal puesto sobre la cabeza. La mujer de cabellos verdes se acercó a él dándole un abrazo de oso que sacó todo el aire que Izuku tenía en los pulmones.
—Bienvenido a casa cariño, ¿Te encuentras bien? Miré la noticias cuando llegué del trabajo. —la mayor acarició la cara de su hijo y cuando miró la pequeña venda en el cuello del menor casi se echa a llorar—. ¡¿Esto de que es?!
—Me corté con un vidrio cuando caí, no pasa nada mamá. —Izuku la tranquilizó, no quería nadar en una piscina de lágrimas esa noche—. Estoy perfectamente bien, mira, te he traído el pastel que querías.
Rápidamente la conversación pasó de él hacia el dulce de harina que Izuku había traído. Inko comió una buena porción mientras el pecoso le seguía aconsejando que no era buena idea hacerlo, el omega cenó la comida que le había guardado su madre, aunque ya se había preparado algo antes no iba a desperdiciarla. Así fue otra noche en la vida del pecoso.
Al día siguiente Izuku hizo su rutina diaria como de costumbre, llegó temprano a su cafetería, acomodó las sillas, mesas y miró su nuevo vidrio de la ventana que había rota el día anterior, un arreglo de último momento, le costó algo de sus ahorros pero vale la pena, después de todo el tiempo es oro y no puede cerrar su lugar por días al tenerlo en mal estado.
Izuku estaba poniendo una bandeja de donas en el mostrador cuando oyó la campana de la puerta sonar, no levantó la vista y se concentró en poner sus panes perfectamente en la vitrina. Le parecía extraño que Mía apareciera tan temprano un sábado, normalmente ella llegaba después de las nueve ya que estudiaba los fines de semana un rato por la mañana y otro en la noche.
—Buenos días, ¿Podrías preparar la máquina de café? —Izuku terminó de acomodar sus deliciosas donas de chocolate parándose bien para ver a su empleada—, yo tengo que… ¿Qué haces tú aquí?
El menor se cruzó de brazos mirando a la persona que tenía al frente, el cabello rubio era inconfundible debajo de la gorra que tenía puesta, a diferencia del traje de héroe con el que lo había visto el día anterior. Ahora el rubio estaba vestido con ropa casual, pantalones de jean, una camisa debajo de una chaqueta abierta, la gorra que se mencionó antes y un cubre bocas que se había bajado al mentón.
—D-Deku, vine a… —Katsuki se acercó al mostrador terminándose de quitar el cubre bocas y la gorra, pero el omega lo interrumpió en medio de lo que fuera a decir, sinceramente a Izuku no le importaba.
—No, no has venido a nada, Bakugou, el café sigue sin estar abierto, ¿No sabes leer? Allá claramente dice "cerrado" —el pecoso colocó la bandeja vacía bajo su brazo y se dio vuelta para ir a la cocina, antes de entrar paró mirando al alfa por encima del hombro—. Por cierto, es Midoriya, ya no somos niños para que me sigas llamando por ese insultante apodo.
No esperó respuesta, el peliverde entró a la cocina evitando estar un segundo más en el mismo espacio que Katsuki, una vez dentro de la cocina Izuku se pegó de espalda a la pared más cercana y se dejó deslizar al suelo lo más silencioso que pudo.
La bandeja que traía fue colocada en el suelo mientras que Izuku metía la cabeza entre sus piernas, se rodeaba el pecho con los brazos tratando de controlar su respiración. El omega sentía como el corazón le latía como loco, temblaba de forma involuntaria y sus nervios apenas habían podido ser controlados por un momento.
"¡Estúpido estúpido estúpido estúpido estúpido!"
Izuku se agarró el cabello con una mano, tirando de sus mechones verdes en un patético intento de calmarse. ¡No debía de reaccionar así, no después de todo lo que había pasado! Sin embargo, su omega interno se había vuelto loco al verlo, ese estúpido alfa que siempre buscaba una forma de torturar su vida, ¿Como era posible?
"¡Alfa vino a vernos! ¡Nos quiere!"
No no no no, Izuku negaba con la cabeza rápidamente tratando de callarlo, no sabe la razón por la cual el rubio había llegado a su local de esa manera, no quería averiguarlo. El omega solo quería una vida tranquila, al menos deseaba tener eso, él no quería lidiar con su pasado, no cuando ya podía mirar las noticias de héroes sin ponerse triste o pensar en sus cuadernos de análisis a los cuales nunca volvió a tocar.
—¿Izuku? —una mano suave tocó el hombro del pecoso haciendo que saliera de todos sus pensamientos de un brinco— ¿Te encuentras bien, es tu celo o algo parecido?
El cabello largo de su ayudante entró en el campo de visión del pecoso. Mía le tocaba la frente y las mejillas buscando algún indicio de fiebre, también olfateó a su jefe para ver si su aroma tenía un cambio empalagoso, estaba dulce, pero no era el olor del celo, así que lo descartó, algo había hecho que el mayor se volviera un desastre por completo y creía saber quién era el causante.
—Jefe, ¿Usted tuvo un romance secreto con Dynnamight y le fue infiel? —la pelirrosa preguntó mirando fijamente los verdes que de forma configurativa le daban de comer, el rostro de Izuku se arrugó lleno de vergüenza y confusión.
—¿Qué? —conociendo la mente soñadora y voladora que tenía esa omega seguramente ya había hecho tres temporadas de un amor imposible de él con Dynnamight en su cabeza, daba algo de miedo a veces.
Después de una larga charla con café y un par de roles de canela, Mía miraba con temor como el omega que tenía por jefe hacía figuras de masa, específicamente una cabeza de cabello puntiagudo, y las aplastaba con rencor sobre la mesa. Bien, lo admite, no es una buena historia ni tampoco es parecido a lo que ella pensó, pero, siempre estaba el beneficio de la duda.
—Lo entiendo, muchos chicos siempre me molestaban en la secundaria porque yo era muy pequeña, en serio. —la menor miró fijamente su taza de café y después al pecoso quién detuvo lo que hacía para concentrarse en ella—. Todos siempre van a criticar algo, por más que te esfuerces o sea bueno, Mirio y Dynnamight, aunque uno es el símbolo de la paz y el otro de la victoria, mantienen a Japón libre de criminales, ellos tienen páginas en internet lleno de personas que los odian y les buscan el más mínimo error para reprochar o burlarse.
—Bien, eso lo sé perfectamente, ¿Pero que tiene que ver con lo que me ha pasado y.. él? —no dijo su nombre, Izuku sabía que si lo hacía su rostro se volvería rojo.
—Espera, déjame terminar. —Mía dejó la taza sobre el fregadero y después se giró de nuevo hacia el mayor—. Tengo entendido que el mismo Dynnamight fundó varias organizaciones para ayudar a las minorías, ¿No? Desde que peleó en la guerra y se graduó de la UA lo ha estado haciendo, sobre todo se ha concretado en los derechos igualitarios de las personas que nacen sin quirk y su no discriminación.
—Lo que haga ahora no cambia lo que ya hizo, —Izuku gruñó, todo eso solo era propaganda para ganarse a las multitudes, no creía que meramente haya sido por caridad.
—¿Y si está arrepentido? —la omega dijo, casi sonriendo cuando notó como el pecoso se tensó—, no más digo, si perdiste todo contacto con él incluso antes de graduarte puede que se haya dado cuenta de su error él solo, y si busca una forma de disculparse, que es lo mínimo que puede hacer, va a tratar de llegar a ti de alguna forma.
Hubo un silencio, la menor tragó saliva creyendo que arriesgó demasiado su mejor fuente de ingresos para pagar la universidad. Mía miró como el pecoso volvió a seguir su trabajo con la harina, ya no lo hacía enojado como antes, ahora parecía pensativo, mirando en el fondo de su mente si realmente lo que ella había dicho tiene algo de razón.
—B-bueno, yo iré a terminar de preparar las cosas y poner el anuncio de abierto. —la omega salió de la cocina rápidamente dejando a Izuku solo con sus pensamientos, ella sabía que su jefe no odiaba a Dynnamight por lo que había hecho, no tenía ese brillo de rencor en sus ojos.
Había algo más allí y era su deber tratar de hacer que ellos pudieran tener una charla civilizada. Mía buscó su pañuelo para limpiar las mesas, al acercarse a una que estaba cerca de una ventana notó cierto individuo que estaba afuera pegado a la pared, fumaba un cigarrillo y tenía una mirada perdida al cielo.
"¡Bingo!"
….
—¡Jefe! ¿Me puedes hacer un favor? —Izuku estaba terminando de cerrar la puerta del horno cuando Mía apareció—. Necesito ir al baño y en seguida llega un cliente por un pedido de un café y tres pastelitos de conejo, ¿Podrías atenderlo por favor?
Ni siquiera esperó una respuesta afirmativa, la pelirrosa ya se había ido al baño dejando a Izuku sin más opciones que atender en el mostrador. El pecoso se limpió las manos antes de salir, durante la media hora que estuvo masacrando su masa de harina para hacer bizcochos pensó bastante.
Quizás haya sido por casualidad o destino, pero unos nueve meses antes de que se graduó de la secundaria Onodera su madre tuvo un pequeño ascenso en el trabajo, no era demasiado, pero tenía un aumento y menos hora de trabajo, por lo que tuvieron que mudarse a otro distrito.
Izuku solo se fue sin avisarle a nadie, de hecho, no tenía ningún amigo o compañero cercano para hacerlo. Entonces solamente desapareció un fin de semana y nunca volvió, no sabe si los demás de su antigua clase fueron avisados del cambio, pero no era relevante. El pecoso no volvió a ver a Katsuki desde aquello.
En su nueva secundaria Izuku no fue popular, pero tampoco le molestaban, solo era un chico más de la clase que entregaba sus deberes y ayudaba a los maestros cuando se lo pedían. Nadie lo conocía allí, así que cuando alguno preguntó sobre su quirk, el peliverde mintió diciendo que era algo mental y no era llamativo, no podía mostrarlo y los demás dejaron de cuestionar. Pasó con un perfil medio su último año escolar antes de ir a una preparatoria.
Fue un largo camino para llegar al sitio en el que estaba parado ahora. Izuku suspiró, quizás si vuelve ver al rubio puede darle la oportunidad de hablar, con eso en mente se puso a esperar que llegase la persona del pedido. Varias mesas estaban llenas de clientes y algunos le pedían café, los atendió tranquilamente hasta que lo vio a él entrar de nuevo.
Izuku acababa de cobrarle a otra persona cuando el rubio dueño de sus males se acercó a él. Tragando saliva y tratando de mantener a su omega interno bajo control, el peliverde miró a los ojos a su adversario con la cabeza en alto.
—¿Qué se te ofrece? —el menor preguntó indiferente, Katsuki pareció haberse aclarado la garganta antes de hablar.
—Un pedido de un café y tres pastelitos, lo hice yo… —murmuró Katsuki en voz baja, cuando las cosas fueron puesta al frente de él se aclaró—, De-... Midoriya, quisiera que nos pongamos al día una tarde de éstas, quizás puedas darme tu número personal o decirme en donde te puedo recoger.
El "Midoriya" sonando de la boca de Katsuki fue bastante extraño, nunca escuchó más de él que aquel apodo con el cual había sido bautizado por todos. A Izuku no le gustó mucho, pero no lo demostró en su rostro, solo alzó levemente una ceja y miró al rubio sin pestañear.
—No, lo siento señor Bakugou, pero eres un extraño, y mi mamá me dijo que no se podía confiar en extraños a la primera. —el omega sonrió dulcemente recibiendo el dinero de Katsuki y dándole su cambio.
Los hombros del alfa cayeron visiblemente, pero eso no hizo flaquear los muros que Izuku puso entre ellos. El rubio se dio la vuelta murmurando algo sobre volver otro día y desapareció después que salió a la calle. El omega se quedó mirando como idiota por donde salió el rubio, pasó un paso de minutos antes de que Mía saliera.
—¿Y entonces, si llegaron por el pedido? —la pelirrosa se recostó a la vitrina de forma casual mientras miraba a su jefe con tranquilidad.
—Ire a hacer más pan. —el omega dijo ignorando a la menor, se adentró a la cocina, caminó hacia la mesa más cercana y estrelló la cabeza contra ella.
"¡Eso fue aterrador!"
Literalmente se burló de su matón de la infancia en su cara, si hubiera hecho algo como eso cuando tenía trece tendría que haber regresado a su casa en sillas de ruedas y con una enfermera. No era bonito, para nada, ese pensamiento le envió más de un escalofrío al cuerpo. Si verdaderamente Katsuki estaba arrepentido por lo que hizo y quería su perdón, primero tendría que demostrarle y arrastrarse por el barro para dárselo.
Quizás no debió de haberlo retado, durante dos semanas y casi todos los días; Katsuki visitaba su local, pedía café, pastel o pastelitos, se sentaba en alguna mesa alejada que estuviera desocupada para comer y de allí no se movía hasta que su celular sonase con una alarma que le indicaba que debía de irse al trabajo.
Katsuki siempre pedía hablar con Izuku, al menos saludarlo, pero el omega apenas le dirigía la mirada, todas la notas que el rubio escribía en las servilletas y se las enviaba al pecoso por medio de Mía eran guardadas, aunque Izuku las niegue y diga que las vota. En realidad las lee cuando está seguro de su soledad y las mete en sus bolsillos.
"Déjame hablarte, por favor Midoriya"
"Si no me das la oportunidad de conversar contigo, ¿Como sabrás las cosas que te tengo que decir?"
"He cambiado, lo prometo, déjame demostrarlo" ese había sido el mensaje más reciente. Izuku mentiría si dijera que no lo emocionaba, o que hacía a su tonto omega ronronear mientras decía que eran notas de "afecto". ¡Tontería! ¿Ese estupido alfa piensa que puede tener las cosas tan fácilmente? ¡Jamás!
Aún así, cuando el rubio volvió al otro día por un café mañanero y una dona con glaseado de fresa, Izuku le envió una nota junto con su pedido. Trató de ser sigiloso y observó desde la puerta como el alfa recibía las cosas, Mía le colocó el café y la dona en la mesa, después le dio la pequeña nota, Katsuki pareció sorprendido, pero pronto asintió con la cabeza dando un agradecimiento, o eso le pareció que hacía desde su perspectiva.
"Está bien, solo para que no te vuelvas un acosador obsesionado y tenga que llamar la policía después, te daré la oportunidad de hablar, Bakugou. XXX XXXXXXX es mi número, dime un día y veré si tengo tiempo libre para reunirnos. "
Cuando notó que el alfa iba alzar la cabeza Izuku se escondió de nuevo en el interior de la cocina. Esperaba que Katsuki entendiera bien su mensaje, ¿Fue quizás muy demandante y cortante? Él creía que no, porque el rubio se lo merecía después de todo.
Izuku continuó con su trabajo tratando de calmar su corazón agitado, rato después apareció la omega de cabello rosa con una sonrisa cómplice, se acercó a él deslizando una servilleta sobre su mesa antes de irse otra vez. El pecoso suspiró limpiando sus manos llenas de harina con su delantal, tomó la servilleta con un sonrojo en el rostro por la anticipación y leyó.
"Me alegra que al fin hayas aceptado en reunirte conmigo, no te arrepentirás y me aseguraré de eso. Te escribiré pronto un mensaje pronto".
Un suspiro, que obviamente no era de anhelo y claramente solo era cansancio, salió de los labios pecosos. Izuku guardó la servilleta en un bolsillo de su ropa, se lavó las manos antes de volverlas a untar de harina para comenzar a trabajar. Debía prepararse bastante mentalmente para dicha reunión.
(...)
Empezar una historia de romance con intimidación y sentimientos tan reprimidos que lo único que hacían eran empeorar el problema a niveles extremos no, no era una aceptable forma de hacerlo. Katsuki sabía eso por excelencia, todo su nulo entendimiento de su propio sentir hizo que la persona que más amaba se escapara de sus manos.
Siempre hubo ese algo en su pecho que se apretaba de forma dolorosa cuando Izuku, aquel omega escuálido de cabellos verdes que juraba arrasar con todos los héroes en un futuro, le dedicaba una mirada llena de tristeza.
Tan agonizante, el alfa interno de Katsuki ragusñaba su mente una y otra vez cuando estaba cerca del peliverde, deseando y gruñendo cosas que nunca llegó a comprender a esa edad. Su maldito ego elevado fue su perdición y la razón más importante por la cual nunca quiso descubrir realmente lo que su alfa le quería decir sobre el omega, Izuku.
Desde que tenía cuatro años era el centro de atención, un alfa con quirk poderoso, estaba en la cima. Lleno de halagos y personas que siempre querían seguirlo, cuando Izuku, o Deku, su tonto y adorable Deku, fue diagnosticado como quirkless una traición cruzó su pecho.
¿Como iban a ser un dúo de héroes si Deku no podía ser uno?
Lo llenó de rabia, ¡Iban a ser la pareja más grande de la historia! Obviamente Katsuki siendo el compañero principal y el más aclamado. Lo peor fue cuando se presentó omega, la gente empezó a susurrar y murmurar a su alrededor.
"Una puta, mi padre dice que así se les dicen"
"No tiene quirk y es un omega masculino, es solo basura"
"Le conté a mi madre sobre él y me dijo que terminaría con suerte en un burdel"
Fue atemorizante las cosas que podían decir y hacer los niños con la influencia de personas mayores, sobre todo, ellos influyeron también en él, sus padres nunca dijeron nada al respecto sobre Inko y su hijo, Deku, pero en sus miradas había cierta tristeza por el peliverde, eran ojos de lastimas asquerosos.
"Oigan, ¿Katsuki no conoce a Midoriya desde siempre?"
"¿En serio? ¿Ese 'Katsuki' es amigo del raro y feo Deku? Qué horrible, siento pena por él"
Sin querer había escuchado aquella conversación, ¿Ellos sintiendo lástima por su persona? Lo llenó de una ira incontrolable y eso solo lo llevó a descargarse con la víctima en todo el asunto, sus acciones en contra del omega pecoso hizo que todos se dieran cuenta de que no eran nada cercanos.
Lo llevó más que a la cima, pero mirando hacia abajo daba con aquellos ojos traicionados e inundados de dolor. No era exactamente dirigidos hacia él, era más una mirada de autosufrimiento, como si Izuku siempre se estuviera culpando así mismo de lo que pasaba.
El omega era su sombra, tratando de arreglar algo que no rompió, siguiendo sus sueños y aferrándose a ese espejismo como un salvavidas de su miserable realidad. Pero entonces, un horrible día Katsuki terminó por destruir todo rastro de esperanzas en el peliverde, diciendo aquellas palabras de las cuales se arrepiente cada segundo.
De pronto, la presencia de Izuku se desvaneció con el viento, ya no estaba allí diciéndole un buenos días en voz baja, ya no habían murmullos en clases ni un pecoso entusiasmado escribiendo a toda velocidad en uno de sus diarios sobre lo que vio en alguna pelea de villanos y héroes antes de llegar al salón.
Todo eso fue cambiado con el silencio, Izuku se cambió hasta el último puesto del aula, con una mirada perdida entre sus cuadernos de textos, faltando más de dos días seguidos a clases y volver siempre con la cabeza gacha, él ni siquiera se molestaba en adelantarse con los deberes o sacar las mejores notas en sus exámenes como siempre se esforzaba en hacerlo.
Así transcurrió unas semanas hasta que simplemente no volvió más, Izuku había dejado de ir a la secundaria, una semana se volvió un mes y después se volvieron varios meses, era más que obvio que el peliverde no estudiaría allí y a nadie pareció importarle. Hasta que un profesor suplente llegó y pasó la lista de los presentes, el nombre de Izuku seguía en aquella lista; el maestro solo murmuró un "ah, este es el niño del que me dijeron que fue retirado de ésta institución".
Solo se confirmó algo que ya todos sabían, pero aquél golpe de realidad le hizo doler el pecho a Katsuki, como si su alfa interno le dijera a gritos "¡Es tu culpa!"
"¡Omega no volverá a nosotros!". Ciertamente lo sabía, de vez en cuando miraba hacia atrás notando el escritorio vacío, comenzó a volverlo más miserable.
Entrar a la UA no fue tan increíble como él creyó, buscó más en más de una ocasión a la cabellera verde que siempre soñó estar ahí, aunque era improbable de todas formas sus ojos escaneaban una y otra vez la multitud de estudiantes tratando de hallarlo.
La clase 1-A estaba llena de quirks increíbles, todos diferentes pero poderosos, incluso más significativos que el suyo. Todos esos golpes y las luchas que vivió durante los tres años en los que estuvo formando su carácter de héroe le enseñó sobre las horribles consecuencias podrían haber tenido sus errores.
Personas traicionadas, almas nobles que fueron corrompidas por una sociedad de mierda, grandes y bellas mentes hechas añicos por la envidia. Un alma pura de un niño destruida y manipulada para utilizarse de una forma horrorosa. Todas esas cosas le hicieron sentirse pequeño, diminuto al frente de una gigantesca montaña.
Katsuki solo era un grano de arena entre todo ese mar. En su pelea contra Shigaraki en la guerra, al ser casi asesinado por él, un ser que fácilmente pudo ser Izuku, la visión del omega pecoso le llegó como una película en blanco y negro, toda su trayectoria desde los cuatro años hasta su época de adolescencia.
Tirado en el suelo y con sangre saliendo de su boca, el único pensamiento que llegó a su mente fue dirigido hacia la persona a la cuál Katsuki atormentó hasta el cansancio, "desearía poder hacer las cosas mejor". Recortando cosas sin importancia, su graduación y la promesa que se propuso desde entonces para ayudar a los más vulnerables, llegaba al momento de ahora.
En donde esperaba con los nervios de punta al peliverde afuera de su propio café, el hecho le sacó una sonrisa, puede que Izuku no haya cumplido su sueño, pero le llenaba de orgullo que no se hubiera dejado caer tan fácilmente. El omega era terco como una mula, y si quizás Katsuki no hubiera tenido la cabeza en el culo antes habría ayudado a que Izuku pudiera ser algo cercano a su profesión, alguna una cosa por el estilo.
Lastimosamente el pasado era algo que difícilmente podría cambiarse, no era tan estúpido como para hacer algo así, por lo que ahora le tocaba era compensarlo con su presente y futuro. Izuku cerró su café un poco más temprano que de costumbre, el alfa no pudo evitar sentir esa chispa de esperanza revoloteando en su pecho, podía hacerlo, Katsuki puede mejorar su futuro.
—¿Nos vamos o te me vas a quedar mirando toda la noche? —el menor se cruzó de brazos dándole una mirada algo dura al rubio, no lo admitiría, pero había elegido una de sus mejores ropas para la "cena". (obviamente no-cita con el rubio, pies solamente era una reunión de 'viejos amigos').
—A-ah, sí, sube. —como un caballero, Katsuki le abrió la puerta del copiloto al pecoso para que entrase al auto, Izuku lo hizo, pero con un rostro serio y algo aburrido, no le daría el gusto a ese tonto rubio cabeza hueca.
El viaje de camino al restaurante que Katsuki lo llevaría fue silencioso, el pecoso no hizo amagos para iniciar ninguna conversación y el rubio parecía que realmente no sabía qué decir. Rato después, ambos caminaban de lado a lado siendo guiados por una mesera a su lugar.
La mesa para dos era privada, en una terraza con una gran vista de la ciudad. Izuku estaba maravillado por ella, no va a mentir, pero no mostró sus emociones tanto como le hubiera gustado, mantuvo su rostro neutral hasta el momento en el que se sentó y le sirvieron un poco de vino en una copa.
—¿Y entonces? —el pecoso tomó su bebida para darle vueltas y tomar un sorbo, le encantó fácilmente el sabor, investigaría sobre esa botella más tarde.
—Yo… —Katsuki se sentó derecho, con la espalda recta y se aclaró la garganta—. No hay excusas para lo que hice, lo sé, yo simplemente no supe lidiar conmigo mismo y descargaba todas mis frustraciones contigo, me dejé llevar por los que otros decían y realmente no me dí el tiempo para averiguar lo que realmente quería.
—Me acabas de decir que no habías excusas, pero me diste una especie de justificación del comportamiento que tuviste conmigo por años, Bakugou, años, yo creo que realmente había tenido tiempo para pensar. —Izuku se palmeó la cara mentalmente y con fuerza, jura que puede sentir el dolor de su propia mano en las mejillas.
Aunque, al ver como Katsuki se encogió en su silla le hizo sentirse poderoso, era como si los papeles se hubieran invertido, ahora era Izuku quién tenía al rubio arrinconado y sus palabras podían herirlo de la misma forma en la que lo hicieron con él. Era una especie de venganza, y le gustaba, vería cuánto realmente quería el rubio seguir buscando su perdón.
—¡L-lo sé, maldición! Es solo que yo… joder. —el rubio dijo tratando de buscar las palabras que necesitaba con cuidado—. Solo era un mocoso con problemas de ego y complejo de inferioridad, el problema era yo, nunca debiste haber salido lastimado por mi, Deku.. digo, Midoriya.
—Pero lo fuí, día tras día, siempre que algún amigo me pregunta cómo fue mi época estudiantil yo digo que solamente pasé con una representación apenas notable y me gradué sin problemas, es al menos lo mínimo que hubiera deseado tener. —el omega murmuró dándole otro sorbo a su vino.
"¡Eso es mentira!"
Izuku se volvió a pegar mentalmente, esta vez con su puño, realmente no tenía muchos amigos, vivía más en su trabajo que en cualquier otra cosa, nadie nunca le había preguntado cómo había sido su época estudiantil a parte de su madre que lo hacía de ve en cuando.
Ver el estremecimiento de Katsuki lo regocijó. El rubio se levantó de su puesto, suspirando sonoramente y creía que en algún momento iba a caer en el suelo en un desmayo; sin embargo, realidad fue mucho peor, porque Katsuki si cayó al suelo, pero fue de rodillas, haciendo una reverencia de absoluta vergüenza y culpa a sus pies.
—Lo siento mucho, sé que esto es prácticamente nada en comparación a lo que hice, pero por favor déjame demostrar que cambié y que te puedo compensar con mis acciones de ahora en adelante. Perdóname. —Katsuki se quedó allí, con la cabeza gacha casi pegada al suelo.
Quién lo viera, el alfa más fuerte de todo Japón, quien ayudó a la derrota de la liga de villanos más fuerte de la historia, el número uno, símbolo de la victoria; arrodillado y pidiendo ser perdonado por un simple omega sin quirk. Era inaudito, pero ese hecho imposible hizo que Izuku sonriera de una forma perversa.
El omega tomó su copa para darle otro pequeño sorbo. Degustando tanto ese delicioso sabor que de alguna forma se volvió más dulce, después simplemente estiró un poco su mano y la volteó dejando caer el líquido vino tinto sobre la cabeza de Katsuki.
—Estúpido alfa, ¡Vas a tener que besarme incluso los pies si quieres que realmente te de mi perdón! —el pecoso dijo y Katsuki alzó la cabeza con algo de sorpresa, notó las mejillas rojas y las lágrimas calientes que empezaban a derramarse por ellas—, tú no solo ayudaste a destruir mis sueños, también hiciste añicos a mi corazón, ¿Sabes cuánto esfuerzo me costó poner todos mis sentimientos hacia a ti bajo llave y tratar de olvidarlos? Solo para que vengas a hacerme esto de nuevo, juro que si solo es una maldita…
El regaño del omega fue interrumpido por el alfa, quien se había levantado y lo abrazó, moviendo ligeramente la silla para tener más acceso a su cuerpo, rodeando la cintura del menor con los brazos mientras colocaba la cabeza entre su cuello. Los músculos brazos del rubia estrecharon al más pequeño entre ellos, ignorando la humedad pegajosa de su cabello.
—Lo juro, no te volveré a lastimar nunca, —el corazón de Katsuki latió con fuerza sintiendo como las manos temblorosas del omega lo rodearon también—, haré todo lo que esté a mi alcance para hacerte feliz, llegaré hasta donde que quieras que vaya, dame una oportunidad, por favor.
Izuku apretó más su abrazo, era un poco incómodo y el vino en las hebras rubia no era agradable. Aún así no se quejó, arrulló de alguna forma al alfa que parecía contener las lágrimas en su pecho, no pudo evitarlo, el omega simplemente sonrió sabiendo que había envuelto a la persona más importante de su país alrededor de su dedo.
(...)
Un año después, Izuku vivía en la gloria. Su café había crecido un montón y ahora había contratado más empleados y tuvo que hacer su cocina más grande en donde había otro par de cocineros que él mismo había elegido para trabajar allí.
Mayormente sus trabajadores eran personas que necesitaban un salvavidas en sus vidas, más que todo omegas, algunos eran madre solteros porque tener un trabajo flexible y con buena paga era muy díficil de encontrar. Por eso también utilizó un poco (mucho en realidad) el dinero y la influencia del símbolo de la victoria para abrir una cadena de cafeterías para ayudar a todas personas que lo necesitaban.
Gran parte del dinero que reunían de ellas era envíado a la caridad. Pero eso no impedía que Izuku tuviera ya una hermosa y grande casa en un buen lugar, arregló y remodeló completamente la primera casa que había comprado para que sea solamente de su madre y que ella estuviera más que a gusto viviendo en su bello hogar.
No hacía mucho se mudó con Katsuki, sí, le dio no solo una oportunidad de ser cercanos de nuevo, sino que también ahora eran más que cercanos, una pareja, e Izuku iba admitir tener a Katsuki como novio era increíble, siempre era detallista y lo consentía con todo lo que pedía ya que eso "le demostraba" que ahora nunca lo trataría mal.
Gracias a eso pudo cumplir con su meta de construir aquellos locales en poco tiempo, muchas personas trabajaban para él y Mía al graduarse hace unos siete meses, quedó como su mano derecha para administrar todos sus locales. Katsuki era un buen amante, pero no en el sentido sexual ya que Izuku nunca lo había dejado ir más allá de unos cuantos besos.
Pero ya tenía que darle un buen premio a su 'cachorro' o ¿No?, El rubio siempre estaba detrás de él, buscando una mínima muestra de afecto, trabajando y dándole toda su atención. Juraba que veía una esponjosa y larga cola rubia agitarse con fuera detrás del alfa cada vez que le daba su mirada. Al frente de todos Katsuki era el líder y quien mandaba gritando órdenes.
Entre ellos dos, cuando estaban juntos, esa actitud dominante del rubio se volvía diferente y necesitado de afecto. Soportó su mezquina actitud por un año entero sin quejarse, y para terminarlo de atar como el cachorrito que era, debía darle lo que más deseaba, la pasión que podría desbordar su cuerpo. También tenía un deseo egoísta que satisfacer.
Izuku quería un bebé y sabía que Katsuki también, cuando salían a citas por los centro comerciales más de una vez lo notó quedándose mirando juguetes y ropa para cachorros en vitrinas. Sobre todo los que eran temáticos a los héroes, mamelucos los colores de Dynnamight y sus estampados de granadas, el rubio parecía tener una fijación por ellos, pero el omega se hizo como el que no se daba cuenta de nada.
Con el cielo despejado, la luna saliendo para alumbrar la noche junto con el fresco aire de verano era perfecto, el reloj marcaba cinco minutos para la siete e Izuku terminó de subirse su braga que venía en conjunto con la lencería que había comprado para esa ocasión.
Había tomado un delicioso baño relajante en el cual preparó su cuerpo, utilizó sus mejores jabones y afeitadora dejando toda su piel tan suave como la de un pequeño bebé, del cual obtendría uno esa noche sin falta. Para no revelar tan pronto la sorpresa Izuku se cubrió con una bata abierta que se puede amarrar con una cinta, llegaba hasta el suelo y su color carmín le había ver elegante.
Justo cuando apagó el horno en donde mantenía caliente la cena de ambos escuchó la puerta principal ser abierta, Izuku no se alarmó, solamente se dedicó a servir la comida. Katsuki apareció con su ropa de civil en la cocina, dejando sus llaves en la isla antes de pegarse al pecoso como la sanguijuela que era.
—Estoy en casa. —Katsuki cubrió el pequeño cuerpo del pecoso con su musculosa altura y brazos.
—Bienvenido, —como ya era costumbre, Izuku alzó su rostro para besar al alfa quien lo recibió de forma inmediata y gustoso—, limpia tus manos y pon la mesa rápido.
Fueron menos de cinco minutos para que Katsuki ya tuviera todo listo y se fuera a esperar sentado a que Izuku pusiera al frente suyo un gran plato lleno de curry picoso, delicioso con todas las especias que le encantaban. La comida pasó con normalidad, una charla tranquila y trivial sobre el trabajo o los nuevos proyectos que Izuku quería lograr, nunca hubo un no por parte de Katsuki a ellos.
Cuando los platos estuvieron vacíos el rubio no se levantó, ya que siempre tenían un postre. Katsuki deseaba que fuera pastel de chocolate amargo con un ligero toque picante como le gustaba, pero le pareció extraño que Izuku solamente recogiera las cosas sin más.
—Hoy el postre es diferente, para comerlo primero debes tomar un baño y lavarte los dientes, —ni de chiste dejaría que ese alfa le fuera a hacer algo con su boca llena de picante, era como sentenciar su muerte—, anda y rápido porque entonces cambiaré de opinión.
Izuku rodó los ojos cuando notó la confusión en el rostro de Katsuki, lentamente abrió la parte baja de su bata para mostrar una de sus piernas, completamente desnuda sin su shorts habitual que usaba para dormir, dejando ver solo un poco la orilla de su braga, fue como si Katsuki hubiera tenido un cortocircuito cerebral.
Se levantó y salió casi corriendo a la habitación para darse el baño, quería que su noche fuera especial, así que mientras terminaba de lavar los platos tomándose su merecido tiempo, se imaginó las cosas que podría hacer. Katsuki era atractivo, apenas se pudo contener ese año de mantener sus manos fuera de él a pesar de comenzar a dormir junto, sabía que el rubio buscaba sus propia manera de aliviarse cuando pensaba que estaba profundamente dormido en su cama y se escondía en el baño.
Más de una vez le vio desnudo y lo que tenía entre las piernas, nada más de pensar en ello le hacía mojarse. Al terminar con todo se secó las manos caminando a la habitación, llegó cuando justo escuchó la llave de la ducha cerrarse, la puerta del baño privado que tenían ellos dos se abrió dejando ver a un Katsuki agitado.
Su cabello dejaba caer alguna gotas de agua al ser secado de forma apresurada, su piel seguía ligeramente brillosa y en su cintura había una toalla. Podía ver fácilmente el contorno de la polla del rubio que estaba se endureciendo, Izuku suspiró de forma superficial, llevó las manos a la cinta que ataba su bata y la soltó.
El pecoso dejó caer la prenda que cubría su cuerpo al suelo, su lencería era sencilla pero atractiva, su color rosa pálido que venía uniforme todo el conjunto. Había una cinta en su pierna que deseaba verdaderamente que Katsuki se la quitara con los dientes, su braga era diminuta, transparente que dejaba ver su ya húmedo coño, la parte de atrás solo era un hilo que se adentraba de forma pecaminosa entre su gordo trasero.
La parte superior de la lencería era un corset o top de tela fina, cubría sus pequeños y regordetes pechos justo como quería, se podía soltar fácilmente ya que se iba haciendo más pequeño en la parte de atrás y se podía abrir allí, pero la tela también era algo elástica, así que se podría realizar por sus brazos sin problemas.
—¿Te gusta lo que ves? —aun con nervios, Izuku caminó hacia el rubio, moviendo sus caderas de lado a lado, si iba a amarrar a ese alfa tenía que hacerlo bien.
"Parece que sí"
El peliverde quiso responderse así mismo la pregunta, en lugar de eso se mordió el labio cuando miró la polla del rubio volverse como roca debajo de su toalla, apenas alcanzó a quedar un paso de distancia del alfa antes de que éste se fuera hacia su cuerpo como una bestia hambrienta.
Izuku terminó con la espalda pegada a la cama, el alfa devorando su boca si no hubiera comido en días, podía sentir la pasta dental y no pudo darle su aprobación mentalmente, no podía hablar para hacerlo. El pecoso jadeó en contra la boca de Katsuki, dejando escapar sus suspiró y permitiendo que el rubio le metiera la lengua tanto como quería.
Las manos callosas del alfa se pasearon por sus piernas, acariciando la suavidad de sus muslos, dirigiéndose lentamente a su entrepierna. Al separarse del beso abrasador, un hilo de saliva los unió por un momento, la respiración de Izuku quedó agitada y sintió que su cuerpo se calentaba rápidamente, era la adrenalina del sexo, amaba eso.
—¿Entonces puedo comer mi postre ahora? —Katsuki murmuró apenas con el deseo contenido, había esperado tanto por ese instante que tenía miedo de arruinar todo—, ¿Puedo, Izuku? Quiero saborear tu mancha.
¿Cómo podría Izuku decirle que no?
Asintió dejando que el rubio dejara un camino de besos por su piel hasta llegar a su coño, la respiración cálida del rubio le hizo temblar, la boca de Katsuki lo lamió aún por encima de la tela, se pegó a él y le chupó con algo de fuerza haciendo que la espalda de Izuku fuera arqueada por los espasmos.
—¡K-Ka…ah! —Izuku gimió y sintió como la tela de su pequeña braga fue rota fácilmente por los colmillos de rubio, bueno, adiós a su dinero y tiempo eligiendo esa linda pieza de ropa.
Katsuki deslizó con los dientes una parte de la braga por la pierna de Izuku, la que tenía la banda blanca elástica de encaje, junto con esa banda hasta que la sacó completamente, solo entonces el rubio pido admirar al coño más hermoso que jamás había visto en su vida.
—No tienes idea de cuánto disfruto ésto, —el rubio murmuró antes de lanzarse como un hombre sediento a lamer y absorber todos los jugos que salían de ese hermoso agujero rosado—, ¿Pero qué tenemos aquí? Ah, hola, ¿No eres la cosita más linda del mundo?
Izuku se sonrojó hasta las orejas completamente avergonzado, se había depilado completamente esa zona para que la sensación fuera maximizada, al menos eso leyó en internet, pero fue descuidado y no creyó que Katsuki se fuera a dar cuenta. El rubio veía con una boba sonrisa el coño del omega, estaba sonrosado por la excitación, brilloso e hinchado.
Pero lo que le llamó la atención fue una pequita, diminuta y apenas visible sobre su botón sensible, justo en la parte superior y entre sus labios apetitosos como si le diera la bienvenida, aunque, que hubiera una peca allí no era la cuestión, sino su forma; era un corazón perfecto, redondito sobre su clitoris. Katsuki sintió como el omega se removió en su agarre y quiso alejarse tratando de cerrar las piernas, pero el rubio lo mantuvo allí sostenido.
—No te preocupes, yo cuidaré muy bien de él y lo protegeré. —manteniendo a Izuku firme en su lugar, el rubio besó con ternura la hermosa peca y succionó ese botón nervioso sacando gemidos y jadeos del omega.
Katsuki jodió a al pecoso con su boca, haciendo que se corra en poco tiempo, abriéndolo con los dedos para prepararlo a su polla. Izuku agarraba los mechones rubios, empujando la cabeza hacia su coño y tratar de follarse con ella una y otra vez.
—¡Kacchan! —Izuku gimió tan hermosamente aquel apodo de la infancia mientras se corría que Katsuki no pudo aguantar más.
Se acomodó entre las piernas del pecoso, tomándolo por las caderas, alineando el glande de su polla contra su dilatada entrada. Deslizándose suavemente por esa caverna mojada, el miembro grueso, largo y venudo de Katsuki se adentró pulgada a pulgada hasta que sus bolas pesadas chocaron contra el trasero del pecoso.
Un quejido quebradizo sale de los labios de Izuku, sintiendose lleno hasta reventar. El rubio solo respiró profundamente por la nariz, resistiendo el impulso de volver un desastre a su compañero, Katsuki abrió las piernas de Izuku sujetando sus muslos, enterrando deliciosamente sus dedos en esa afelpada piel.
Movió sus caderas de lentamente, sacando todo su miembro antes de volverlo a meter, el deslizamiento cada vez se iba haciendo más fácil, un montón de lubricante mojaba su polla haciendo que meteros fuera una gloria. La vista favorita de Katsuki era ver su verga siendo tragaba por ese delicioso coño rosado que estaba siendo extendido hasta el máximo.
—M-más… alfa por favor… —era una tortura para Izuku, el rubio estaba frotando com facilidad todos sus puntos dulces, pero lo frotaba de una manera tan suave que simplemente no era suficiente.
Izuku trató de mover sus caderas para hacer que la fricción fuera más firme y rápida, pero solo se consiguió una nalgada junto a una risa oscura, toda amabilidad de Katsuki había sido reemplazada por la dominancia que daba su naturaleza en el acto sexual. El menor ni siquiera pudo reaccionar cuando el rubio comenzó a moverse con brutalidad.
Era lo que pedía y más, en cuanto el rubio supo cuales eran sus lugares débiles no perdió tiempo, los utilizó a su favor haciendo de Izuku un desastre sudoroso y babeante. El peliverde podía sentir las bolas de Katsuki golpeando su trasero una y otra vez, haciendo que el sonido morboso de pieles húmedas al chocar fuera más sonoro, era vergonzoso.
—¿Te gusta esto no es así? Creer que siempre tienes el control para al final terminar llorando sobre mi polla. —Katsuki no era idiota, sabía que Izuku literalmente lo usaba a su antojo y le gustaba tenerlo a sus pies.
Lo admite, para Katsuki eso era algo jodidamente caliente, que Izuku domine su relación de esa forma le encanta. Pero mientras el omega tiene el control en ese ámbito, en la cama solo sería su puta hambrienta de su polla y no lo dejaría ir hasta que su coño estuviera irritado después de tantos orgasmos y lleno de su semen.
—Te gusta esto, ¿No es así, mi amor? —el rubio murmuró con sorna, embistiendo una y otra vez sin descanso aquel punto que volvía loco al omega, mirando como éste se retorcía y sollozaba cruzando los ojos hacia arriba con la lengua afuera.
—¡Ah-ahi! ¡Sí! ¡K-ka-ah! —el omega apenas podía decir palabras de una sola sílaba, estaba por llegar a su segundo orgasmo y Katsuki lo supo bien, el interior de Izuku comenzó a succionar más su polla, apretando tanto como si quisiera arrancarla.
—No te preocupes, yo te mantendré así toda nuestras vidas, gimiendo en mi polla siempre. —Katsuki embistió con rudeza un par de veces más antes de enterrarse profundamente en el cálido calor apretado y dejar salir su semilla.
Izuku gimió arqueando la espalda, corriéndose con las piernas temblando y la lengua afuera. Aunque el nudo de Katsuki no se había hinchado todavía, el rubio se dejó caer sobre el pequeño cuerpo del omega dejando que recupere el aliento, había sido bastante intenso, pero la pequeña mierda descarada que era el peliverde le miró batiendo sus pestañas.
—¿Eso es todo lo que tienes, eh Kacchan? —Izuku le dice al rubio, lamiéndose los labios cuando ve una vena saltando en su frente.
Ambos daban gracias que su casa esta apartada de otras, además de que del interior de su habitación era casi insonorizado. Después de todo, pasaron la noche en vela metidos en el otro, bueno, en realidad fue Katsuki estando profundamente en ese coño pecoso al cual adoraba, podía besar sin problemas el suelo por el que Izuku caminaba.
Unas cuatro semanas después Izuku bailaba feliz con su amiga Mía en la cocina de su cafetería, celebrando que estaba esperando a su cachorro, después de casi votar el estómago en el baño del lugar. Los demás estaba felices y felicitaban a su jefe por su logro.
La noticia se la dio al alfa al frente de sus familias, los Bakugou estaban felices de ser abuelos e Inko inundó el comedor con sus lágrimas, después cuando volvieron a su hogar Katsuki se encargó de mostrarle lo agradecido que estaba, obviamente, llenándolo hasta el borde con más semen caliente y viscoso.
Su historia no tuvo el mejor comienzo, e incluso pensó en rendirse varias veces, pero Izuku era terco y con esa terquedad salió adelante. Así qué, mientras su vientre crece y crece más con la pequeña vida que llegará a él, no puede evitar sonreír mientras acaricia su panza, sobre todo cuando tiene un alfa tan dedicado a él y a su cachorro en camino, Izuku amaba su vida más que nunca.
Fin.
(...)
Me encantó hacer un Kacchan re-simp por Deku. ÛwÛ
No tengo mucho que decir, espero que les haya gustado el one shorts de hoy.
Espero que haya valido la pena Gigi akdkdkdkd ✨🐜
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