33: Zoohell.
⚠️ Advertencia ⚠️
Contenido algo fuerte, Kacchan yarende alfa con tendencias psicópatas. Deku omega trans policía. Ambientado en el universo de zootopia!!
Cuidado al leer ya que hay mención de sangre y Gore, asesinatos gráficos y síndrome de Estocolmo.
Es un encargo de Fureakasai
Me hace feliz que me apoyes encargando una historia pagada!! Espero que te guste y me sigas escribiendo para más ÛwÛ
(...)
Izuku cerró su maleta, aseguró los broches y miró alrededor de su habitación. Quería grabar cada detalle en sus memorias, pues no la volvería a ver durante mucho tiempo, sus orejas verdes y peludas de centro blanco se movían de un lado a otro escuchando cada cosa. Incluso el tic tac del reloj con figura de lechuga que estaba en su pared, el omega sonrió sintiendo la emoción dentro de él.
¡Se iría a la ciudad y cumpliría su sueño en el trabajo que siempre anheló!
No sólo eso, ¡Era el primer y único conejo policía que se graduó con honores de su academia!
Pensar en eso hacía que su pequeña cola peluda se moviera con rapidez. Todo su arduo trabajo dio frutos al final, y de verdad que fue duro, su tamaño, segundo género y fuerza le hicieron un reto bastante grande en alcanzar su meta.
Sobre todo las burlas se lo pusieron difícil, no podía ir a una esquina sin escuchar a los demás murmurar sobre lo que estaba haciendo y sus risas crédulas, pero sobre todo burlonas, al saber que se enfrentaría con criminales en un futuro.
Pero Izuku los hizo callar al obtener su placa, usando su pequeño cuerpo de conejo a su favor, su mente estratega en lugar de fuerza bruta. Llegó a lo más alto y su chaleco azúl ahora tenía la insignia que se la entregó el mismísimo alcalde, un poderoso león llamado Toshinori Yagi quién era mejor conocido como All Might, a pesar de ser alguien imponente que daba algo de miedo con su presencia.
Era el león más amable y justo que pudo tener esa ciudad. Alentó al pequeño omega con una palabras y al final le dijo "Nunca te rindas, quizás no lo sabes ahora, pero eres una inspiración para que los más chicos logren grandes cosas".
Izuku sintió que su corazón se llenaba de calidez ante esa hermosas palabras, hubiera abrazado al gigante león rubio de melena alborota, pero no quería ponerse en vergüenza así que solo asintió con sus ojos brillantes de lágrimas por la felicidad.
Eso era todo lo que deseó escuchar en su vida y finalmente pudo hacerlo, todo su futuro ahora sería más que brillante, Izuku lo sabía.
—¡Izuku, sino te apuras el tren te dejará! —la voz de su madre sonó desde la cocina sacándolo de sus pensamientos.
De inmediato Izuku agarró su bolso y su maleta saliendo de la habitación, llegó a donde estaba su madre y le sonrió, su aroma a manzanilla y zanahorias frescas llenó el ambiente de una forma alegre delatando su emoción.
—Estoy listo para irme. —anunció casi vibrando en su puesto, bajo la mirada de su madre, una beta coneja con su mismo color de pelaje.
Izuku era su cachorro más joven, su único omega, y también, el que se iba a ir más lejos que todos, sus otros hijos vivían cerca y la ayudaban con el negocio familiar de la familia Midoriya, cultivaban verduras en su enorme granja. El omega de cabellos verdes era el único que se salió de la tradición y quiso hacer algo diferente, policía, era emocionante, pero más que todo atemorizante.
—¿Estás seguro de ésto, cariño? —ella preguntó con algo de miedo, aunque sus preocupaciones bajaron un poco al recibir un abrazo cariñoso de su bebé.
Después de eso la beta lo acompañó a la estación de trenes, allí también estaban sus hermanos y sobrinos despidiéndose de él. Fue una experiencia llena de lágrimas de felicidad y tristeza, pero al final Izuku se subió a su sección de tamaño con sus maletas, miró por última vez el campo y su familiares por la ventana agitando su peluda mano antes de salir del lugar.
El omega miró hacia el frente y una vez que tuvo a su familia fuera de vista colocó una expresión triste, sabía que sería difícil estar solo en un lugar desconocido, pero se animó, era una nueva oportunidad de vida, haría algo que le apasionaba y haría sentir a sus padres orgullosos de él.
Pasaba los grandes campos de cultivo que había en todas direcciones, era el distrito que se encargaba de eso mayorme, el hábitat en donde había muchas especies de animales pequeñas, quizás los animales más grandes que había en su dirección eran los zorros. Pero eso no quitaba el hecho de que algunos otros quisieran vivir allí por gusto, como elefantes o rinocerontes.
Izuku suspiró profundamente tratando de calmar su agitado corazón, miró los paisajes que cambiaban ante él, pronto la enorme muralla de hierro que separaba el distrito de praderas llegó. El tren bala se metió en un túnel oscuro antes de aparecer en otro distrito totalmente diferente, eran los pantanos de las tierras calurosas y húmedas.
Las orejas de Izuku se movieron a todas partes mientras miraba curioso cada sitio que podía alcanzar a ver, había enormes árboles y lagos con muchas plantas. Después de ese distrito pasó a otro, esta vez era el nevado, todo estaba blanco por la nieve que llegaba cada casa y edificio del lugar, su aliento empañó mucho su ventana y tuvo que usar sus patas para limpiar y ver de nuevo.
¡Izuku nunca había visto tantos colores diferentes en su vida!
Siempre eran las misma colinas en su hogar, la estación nunca cambiaba allá, pero ver hábitats diferentes hacía que todo fuera más emocionante. Cuando el distrito polar pasó, apareció uno más verde con árboles aún más grandes y gruesos que el pantanoso, las copas de los árboles dejaba todo en sombras, y el tren pasó por un puente alto, así que pudo ver lo lejos que estaban del suelo y como rociadores de agua aprecian desde las ramas más altas haciendo ver como si estuviera lloviendo.
El traga luz en el techo del tren caían muchas gotas de agua. Izuku se recostó en su asiento y se colocó sus audífonos para escuchar musica en lo que quedaba de viaje. Unos treinta minutos después, la ciudad de zootopia apareció en el paisaje de su ventana, en esa poblada ciudad estaba una gran variedad de animales, desde el más pequeño ratón hasta la más largirucha jirafa.
Y toda el lugar tenía adaptaciones para cada uno de ellos. El omega casi saltó por la puerta cuando se bajó en la estación al llegar, otras puertas de abrieron del tren amarillento, desde la las pequeña para los ocupados ratones hasta las más grandes para que los rinocerontes y jirafas salieran en sus trajes.
Izuku era un pueblerino, por lo que tuvo que ser rápido y no dejarse aplastar por la gran cantidad de criaturas que habían en todas partes. Pero sus orejas erguidas demostraban que no estaba asustado en lo más mínimo, siguió la dirección que tenía garabateaba en su pequeño libro de notas y llegó hasta el complejo de pequeños apartamentos de una habitación.
—¡Buenas tardes, soy Izuku y hablé con usted hace un par de días! —el conejo saludó alegremente a la casera vieja, que era una armadillo, y quién le miró con una ceja alzada.
—Ah, sí sí. Ven jovencito. —ella tomó una llave y caminó por las escaleras que llevaban a los pasillos de arriba, la anciana lo guió al frente de una puerta de madera algo vieja—. Esta es tu habitación, si te contagias de pulgas es tu problema, no quiero fiestas, ni nada por el estilo, tampoco "acompañantes" en tus celos, pagos a la fecha y sin objeción, hay desayuno de cortesía en la cafetería de al lado una vez al mes, disfruta tu lugar aquí.
La vieja le abrió la puerta dejando ver el pequeño espacio, apenas un pequeño baño en una esquina y una cama que tenía al frente una estufa eléctrica. La casera le entregó la llave de la habitación y se fue a pasos lentos de nuevo a su lugar de trabajo, Izuku solo la miró irse antes de llevar su atención a dos gacelas altas y de ceños fruncidos que venían hacia él.
—¡Hola, ahora somos vecinos! —Izuku saludó y ellos solo chasquearon la boca irritados.
—Sí, pero somos ruidosos. —dijo uno de ellos pasando de él y el otro asintió de acuerdo.
—Y no nos disculparemos por eso. —dicho eso, entraron en una habitación continúa a la suya, en cuanto pasó, gritos de peleas se oyeron a través de las paredes de papel que tenían.
"¡Me encanta este lugar!"
El omega entró cerrando la puerta, se tiró a su cama después de haber dejado sus cosas en el suelo. Rodó sobre la vieja cama y miró al techo con una sonrisa en su rostro, sabía que ese solo era el comienzo, pronto se podría comprar un lugar más grande, y después cuando ascendiera en su puesto ¡Podría hasta llegar a ser capitán y con el buen dinero comprarse una pequeña casa para él!
Con pensamientos positivos, Izuku se preparó para la noche, comió, se bañó y se acostó a dormir temprano. Miró con cansancio por su pequeña ventana en la que entraban luces de la calle y se rindió al sueño.
(...)
Incluso antes de que sonará la alarma que tenía preparada para despertar, el omega la apagó y se miraba en el espejo que tenía para pulir su placa, acomodó su cama y otras cosas antes de salir llevando todo lo necesario al trabajo. Caminó con tranquilidad y seguridad hasta la estación, la cual empezaba desde temprano a trabajar, todos ya estaban llegando a sus puestos.
Izuku fue al recepcionista para busca la dirección de su apartamento. Allí el encargado era un leopardo amarillo con manchas negras, tenía una cabellera revuelta y un llamativo mechón negro al frente, el joven trabajaba con una sonrisa mientras comía una dona anotando cosas en su computadora.
—Hola, por aquí abajo, —el omega llamó la atención del leopardo y este rápidamente le miró—, soy Midoriya Izuku y soy nuevo. ¿Me podrías indicar mi área?
—¡Oh pero si es el conejito de las praderas, eres aún más tierno el persona! —arrulló el omega felino con una sonrisa juguetona—, ¡Soy Denki, pero puedes decirme manchas, es mi apodo aquí!
—Oh, ¡Muchas gracias! —Izuku murmuró avergonzado, ser tierno en un campo como el de la policía no siempre era tan bueno, ¡Tenía que ser alguien intimidante! No lindo, ¿O podía ser intimidante y lindo al mismo tiempo? Quien sabe.
—Bien, bien, ¡Ah sí, Midoriya Izuku, tu área es de agentes de campo! Solo tienes que subir por las escaleras de la derecha al piso de Enji, la sala de sus reuniones tiene ese nombre. Enji T. —informó el omega rubio dándole un mordisco a su dona—. Buena suerte en tu primer día novato, ¡Sé fuerte!
—¡Muchas gracias otra vez! —el omega le sonrió al felino caminando en la dirección que le había dicho.
Mientras que Izuku se iba alejando, Denki solo lo miró siguiéndolo con una sonrisa plasmada, "Enji se lo comerá vivo". Fue lo primero que le llegó a la mente sabiendo lo estricto y estoico que era el alfa felino.
Enji era un tigre siberiano, grande con un pelaje tan naranja que parecía tener toques rojos como una llamarada de fuego, duro y amargado que no aceptaba errores en su trabajo, sería mejor lanzarse de una azotea antes que fallarle a él.
Por otro lado, Izuku llegó a su salón de reuniones y se sentó al lado de una oveja. El omega colocó sus manos sobre la mesa y esperó pacientemente a que llegara su capitán. No pasó mucho antes de que la puerta se abriera con fuerza, con un aroma demandante y potente, apareció el gran tigre naranja con la espalda recta, todo el lugar quedó en un silencio sepulcral mirando cómo el felino tiraba sin cuidado unas carpetas sobre su podio.
—Para los ineptos que no saben quién soy, mi nombre es Enji Todoroki. Los novatos no son de mi interés, pero les pediré el gran favor de no cometer errores porque no los tolero. —Varios resoplidos por lo bajo se escucharon, los que ya tenían experiencia allí sabían bien qué pasaba si metían la pata—. Primero, se han encontrado pistas concretas del traficante de hierba gatuna. Las fuentes revelan que se está escondiendo en el distrito Sahara, tiene varias muertes en su historial, para esta misión se necesita sigilo. Oficiales Hukije, Kamayu y Sasuya. Serán los encargados de apresarlo.
Un lince, un guepardo y un lobo se levantaron de sus puestos acercándose al tigre siberiano para tomar una carpeta con los avances del caso antes de irse. Así pasó el rato, Enji nombraba casos y los datos que tenían antes de nombrar a los que creía indicado para ello y les daba los archivos. Al final, Izuku se quedó solo con otros tres, que eran betas, una oveja, un gato montés y una loba.
—Ustedes novatos, —habló el capitán al fin dirigiéndose a ellos—, tendrán una prueba difícil antes de que yo decida si pasarán el resto de sus días como parquímetros en las calles.
El alfa felino dijo soltando un suspiro de cansancio, no parecía feliz de tener que lidiar con ellos. Izuku tragó saliva tratando de quitar los nervios que se acumulaban en la base de su estómago, lo último que quería era terminar en un carro de juguete andando de calle en calle poniendo pedazos de papel en los parabrisas de los autos mal estacionados.
—Investigarán un caso de un asesino serial. —informó el mayor haciendo que los demás en la sala se quedarán con la boca abierta, ¡Eran nuevos! ¿Cómo podían ponerlos en eso? —. Antes que nada, solo harán eso, investigar, no se encontrarán con él directamente. Lo que necesito es saber si ustedes son lo suficiente competentes para mantenerse en situaciones bajo presión, necesito pistas, datos, cualquier prueba de su paradero.
>>Cuando tengan eso, vendrán de nuevo y dejarán que los veteranos lo tomen en sus manos. Ni siquiera se financiará esta misión, ustedes tendrán que valerse por sí mismos y si los resultados no alcanzan mis expectativas, preferirán haber estudiado para ser bibliotecarios el resto de sus vidas.
Izuku tembló cuando la mirada de su jefe se posó en él, sabía que no le tenía fe en lo absoluto. Quizás buscaban deshacerse del pequeño omega conejo rápido, pero ese pequeño omega les demostraría que estaba equivocado, puede que tenga miedo, pero había entrenado para ese tipo de cosas, atrapar a los malos y mantener la paz.
—Los homicidios se han llevado en el distrito forestal, la jungla de Tujunga, varios alfas y betas se encontraron en sus ríos sin cabezas, todos de especies carnívoras, desde panteras hasta zorros. No se sabe quién o de qué especie es, pero se debe que acata con un odio profundo a sus víctimas, hay casi nada de información, y por eso van ustedes. Tengan cuidado y buena suerte novatos. —sin ningún remordimiento, Enji se acercó al puesto de Izuku dejando caer el archivo que tenía en mano sobre la mesa, las orejas del menor cayeron a los lados de su cabeza al sentirse intimidado, pero volvió a tragar saliva y miró hacia arriba.
—Sí señor, lo haremos. —con una voz que se esforzaba por mantener firme, Izuku asintió tomando la carpeta amarilla y salió de la sala junto a los otros tres betas.
(...)
—¿De verdad hay que hacer equipo contigo? Solo serás un estorbo. —dijo el gato montés con superioridad hacia el pequeño conejo de pelaje verde.
Izuku frunció el ceño, estaban en un hotel de mala muerte ya que no tenían el dinero suficiente para quedarse en un lugar mejor. El omega tuvo un tic nervioso con una de sus patas golpeando el suelo rítmicamente, estaba frustrado y molesto. No le respondería a esos idiotas nada de sus feos comentarios, pero eso no quería decir que de cierta forma no le dolieran.
—No es momento de quejarse, no es como si a mí me diera alegría estar aquí… —se guardó la última frase que básicamente sería "... Estar aquí rodeados de cabezas vacías"—, hay que armar un plan, han ocurrido incidentes en un radio de dos kilómetros a la redonda. Supongo que puede ser un animal territorial y su nido está en alguna parte de este sector de la jungla.
—¿Cómo… como un jaguar o una pantera? Son los que más tienen la ventaja en los árboles. —la beta canina dio su opinión, su pelaje era gris y sus ojos marrones, ella se cruzó de brazos tratando de pensar en algo más que aportar—. ¿Quizás un alfa en estado salvaje?
—Es posible. —murmuró Izuku, se tocó el mentón con una de sus manos peludas pensativo—. ¿Por qué solo ataca a otros carnívoros, alfas y betas? Si tuviera el controlador perdido de su alfa interno atacaría a cualquiera que se cruzará en su camino.
—Eso quiere decir que no es un alfa salvaje, ese animal sabe exactamente lo que está haciendo. Pero, ¿Un odio en contra de los de su propia especie? —habló por primera vez el felino centrado solamente en la misión, los demás no tenían una respuesta certera para esa pregunta.
Tal vez lo hacía por placer, o lo hacía para ser superior a otra razas, existía la posibilidad de que no fuera un carnívoro, ¿Un herbívoro con complejos de inferioridad que buscaba saciarse matando a los que estaban "arriba de la cadena alimenticia"?
—Hay que bajar, hacer preguntas y revisar el área en busca de algo sospechoso. —dijo la oveja, haciendo a los demás asentir de acuerdo.
Izuku buscó su cuaderno de notas y su lapicero con forma de zanahoria. Colocó las cosas en los bolsillos de su chaleco y se alistó con los demás para bajar, al salir de la habitación, que para cuatro, fueron por las viejas escaleras de madera al piso del recibidor, le preguntarían al dueño del sitio si había visto algo extraño.
El hotel solo tenía tres pisos, era viejo y poco frecuentado, lo cuidaba un viejo alfa pantera, al mayor le gustaba vivir allí, aunque por culpa de los accidentes ya casi no tenga huéspedes. Cuando el grupo de oficiales llegaron a la recepción notaron dos cosas.
Lo primero era lo sepulcral que estaba la estancia, un aroma denso cubría toda la parte de abajo, quién más lo notó fue Izuku por su sensible nariz, tuvo que cubrir sus fosas nasales para no dejarse dominar por el, era una mezcla de especias picantes y roble.
La segunda cosa fue el ligero rastro rojo que había al lado del mostrador en donde los atendió el viejo alfa, junto al rastro del aroma a hierro que se mezclaba con el otro aroma en el aire. Los cuatro se miraron entre sí, asintiendo silenciosamente y sacando sus armas, al frente fue la loba y el gato, siguiendo el rastro de sangre que los llevo hasta una habitación detrás de la recepción.
—¿¡Que mierda!? —exclamó el felino al encontrarse con una escena de una película de terror.
En el suelo se encontraba el dueño del hotel, sin embargo, solo su cuerpo en vuelto de sangre, no tenía la cabeza y grandes cortes adornaban su pecho y brazos. Izuku se metió entre ellos para ver, fue tan escalofriante que incluso la bilis se le subió a la garganta, las orejas de Izuku se movieron ante un sonido en la habitación, de una esquina oscura se escuchó una respiración pesada e Izuku supo que el asesino se encontraba todavía allí.
—¡Cuidado! —chilló algo tarde, pues el sospechoso les tiró un objeto afilado a los dos oficiales que se encontraban al frente de la escena del crímen, haciéndolos retroceder con rapidez para salir ilesos.
El desconocido aprovechó la oportunidad y salió rápidamente por una ventana, la rompió en el camino, pero pareció no importarle en lo absoluto mientras huía con agilidad por la jungla. ¡No había que dejarlo escapar! Si tan solo le vieran detalladamente el pelaje y el rostro tendrían la prueba suficiente para capturarlo de una vez por todas y dar con su paradero.
Los demás tuvieron la misma idea y salieron en busca del desconocido, por suerte el aroma y la sangre dejaban rastro así que no lo perdieron entre toda esa vegetación. Tuvieron que saltar ramas y bajar por ellas, al parecer, si era listo, pues se metía entre árboles y más árboles, bajando hasta lo más profundo a las raíces.
Cuando el grupo creyó que le habían perdido y respiraban agitados por el esfuerzo, dieron con una vieja cabaña, parecía que la estructura de madera apenas se podía mantener en pie, tenía enredaderas por todas partes y metida en medio de un montón de raíces gruesas de viejos árboles.
—¿Ese es su nido? —uno de ellos preguntó temeroso, Izuku no supo quién porque no le prestó atención, pero era inconfundible, ese aroma se centraba allí en la cabaña, como una barrera para otros que quisieran meterse.
—Preparense, si podemos capturarlo entonces el jefe no solo nos reconocerá, sino que también subiremos de rango. —el felino dijo tan arrogante como temeroso yendo hacia la cabaña, eso era una mala idea.
—¡Es-espera! ¿No deberíamos llamar refuerzos? No tenemos experiencia tratando con un asesino y entrar a su guarida es peligroso. —Izuku trató de razonar, por más que quisiera entrar, sabía que su miedo a esa situación sin conocimientos previos solo lo volvería torpe.
—¿Ahora actúas como un maldito conejo asustado? Por qué mejor no te quedaste en tu granja, no tenemos radios y si vamos a buscar a los demás puede que se escape, ¿Quieres terminar trabajando el resto de tus días repartiendo multas? ¿¡Eh!? —el felino solo se volteó hacia él para decirle eso, después de gritarle se volvió en su camino guiando a los demás quienes tenían mucho miedo como para oponerse.
Izuku se quedó de último, siguiendo con pasos pequeños a los betas. El gato abrió con un chirrido la vieja puerta de madera, todo adentro estaba en una oscuridad total, tuvieron que usar sus linternas para poder ver. Habían cajas tapadas con sábanas por todas partes, grandes capas de polvo en el suelo, en las esquinas habían telarañas sucias con insectos.
Era un lugar abandonado, pero entonces, ¿Como fue que el asesino desapareció de un momento a otro?
—Oigan, miren ésto. —la lona susurró, había una puertilla en el suelo, huellas frescas y sucias en la entrada y la manija roja mirándose también viscosa.
La oveja sacó un trapo para tomar la manija y abrir la puerta, unas largas escaleras se revelaron e iban hacía abajo, siendo tragadas por una oscuridad total. Izuku pido escucharlos tragar ruidosamente saliva, sabía que ninguno quería bajar primero. Y aún siendo una acción suicida, Izuku fue quien lo hizo, se abrió paso ente los betas y descendió poco a poco alumbrando por todas partes con su pequeña linterna.
Al llegar al fondo miró hacia arriba, poco a poco los otro bajaron también e hicieron instintivamente un círculo para cubrir todos los ángulos, descubrieron algo interesante poco después, había una red te túneles, como una madriguera. Izuku podía ser un conejo, y vivía en una casa/madriguera ¡Pero esto no era para nada a una de conejo o liebre!
Tres huecos de túneles se abrían ante ellos y al alumbrar con las linternas solo se podía ver el vacío negro del fondo, no más que eso. El omega miró a sus compañeros, necesitaba de un plan más que nada ahora, había que ser prudentes y no caer en una trampa hecha por el asesino.
—¡Hay que separarse, tú, loba ve por el de la derecha y yo por el centro! —los betas se fueron cada quién por un túnel dejando a Izuku con el cerebro vuelto un nudo, ¡Ni siquiera pensaron en nada y no dio a conocer sus ideas!
—¡Oigan, creo que no deberíamos simplemente ir así! —el conejo exclamó preocupado siendo ignorado por completo, no le quedó más remedio que entrar por uno de los túneles para no quedarse atrás.
(...)
—Maldito lugar decrépito. —murmuró con rabia y miedo el beta felino, lo único que quería era capturar a ese estúpido loco y volver para ser recompensado e incluso llegar a un rango como el de sargento por su grana hazaña.
¡Ya se veía con su propia oficina!
Así qué, para lograr obtener eso por el momento tenía que tragarse sus miedos y seguir caminando por ese túnel oscuro lleno de sucio para lograr su meta.
El felino alumbró a todas partes lo mejor que pudo, el único sonido que podía escuchar era el de sus propios pasos y su respiración que trataba de mantener pausada.
Sin embargo, un grito desgarrador y lleno de dolor se escuchó en el eco de las madrigueras, por lo agudo se podía deducir que era de su compañera loba o tal vez el omega, quien sabe. Aunque eso no le importaba, el beta corrió hacia el origen de ese grito manteniendo su arma lista para disparar.
Cuando llegó al túnel en el que estaba su compañera loba, fue muy tarde, la beta estaba tendida en el suelo, boca abajo, sobre un enorme charco de su propia sangre y con grandes heridas en la espalda y el cuello. Había enormes marcas de garras filosas que le atravesaban la espalda, y su cuello parecía haber sido arrancando de su lugar.
—¿Qué diablos…? —el gato tembló en su lugar, una enorme figura de presencia dominante se colocó a su espalda, el beta trató de voltear rápido con su arma lista para disparar.
Pero el asesino fue más rápido, le dio un manotazo tan fuerte que le dañó una mano con sus filosas garras. Le tumbó las cosas de las manos y el arma cayó al suelo y se disparó, aunque fue solo una bala perdida, fue una decisión estúpida, quizás sí debió escuchar a ese omega cuando le dijo que lo mejor era llamar refuerzos. Ahora estaba acabado.
El menor solo pudo mirar hacia arriba débilmente, por la luz que daba su linterna en el suelo, el animal que estaba por matarlo. Era tan grande que le sacaba unas cuantas cabezas demás, su cuerpo parecía tener puro músculos y pelaje, no estaba vestido, pero lo que más le llamó la atención fueron esos ojos rojos como la sangre que tenía, su hocico lleno de dientes filosos y llenos de sangre se mostraron, tristemente, fue lo último que vio en su vida. Porque poco después, aquél loco, se abalanzó sobre su cuerpo con un solo objetivo, matar.
(...)
Izuku caminaba despacio detrás de su compañero oveja quién lo guiaba a través de toda la red subterránea. El omega sabía que lo mejor que podían hacer era volver e informar, pero no quería quedar solo como un conejo asustado y ser un parquímetro el resto de su carrera.
Por ello el menor ahora estaba allí, temblando y tratando de no tropezar con sus propias patas. Pudieron escuchar sonidos que viajaron por las cuevas, como gritos y poco después un sonido de disparo con más gritos, eso erizó por completo la piel del pequeño verdoso.
—¿Escuchaste? Deberíamos volver. —Izuku razonó una vez más, ¡Quería estar vivo! Aún tenía una vida por delante, y no quería perderla esa noche.
—Si quieres ser un cobarde, vete. —gruñó el lanudo e Izuku ya había tenido suficiente, se acercó a la oveja y la jaló haciéndole voltear hacia él.
—¡Mira y escúchame, esto no se trata de cobardía o valentía! ¡Estamos en el nido de un asesino serial y sé que él conoce como la palma de sus manos este lugar! —exclamó el conejo con enojo y a la vez frustrado—, ¡Tenemos que salir y buscar a más agentes que nos ayuden, tenemos una ubicación clave y si no quieres morir hoy como una presa indefensa…! ¡Vámonos!
Izuku tiró de la oveja terminando de convencerlo, ambos corrieron de regreso a la salida, lo bueno era que iban por un túnel en línea recta o ya se habrían perdido con las otras entradas que tenía.
Ambos animales presa llegaron al pie de las escaleras que iban a la cabaña, el omega estaba por subirlas, sin embargo, un rugido atronador y horripilante llenó todo el lugar y congeló a los policías.
El conejo quiso subir, pero sus patas le traicionaron haciéndolo caer de cara sobre los escalones de madera. La linterna que tenía le golpeó la cara al ponerla junto a su mano al frente cuando cayó, escuchó como algo monstruoso se lanzó sobre su compañero oveja y este no pudo hacer más que gritar por ayuda.
Al voltear y alumbrar lo que ocurría, solo fue espectador en primera fila como los grandes y manchados dientes de un lobo descomunal desgarraba la piel del cuello de su compañero lanudo. El beta chilló una última vez antes de ahogarse en su propia sangre, un poco salpicó el rostro del conejo que miraba todo en estado de shock.
De pronto los ojos rojos se clavaron en él e Izuku tomó eso como una señal de huida, no importa a donde, solo quería correr. Así que huyó, corrió lo más rápido que pudo por algún túnel, no pasó ni un segundo antes de escuchar como detrás de él venía el carnívoro sediento de sangre. Los ojos del peliverde se llenaron de lágrimas por el terror, ¡Iba a morir esa noche!
Se metió en cada hueco de madriguera que encontró, girando y utilizando las fuerzas de sus patas para ir lo más rápido que le fuera posible. Pero, como la mala suerte siempre lo persiguió, terminó atrapado en un vacío, una madriguera que solo era un hueco con una sola entrada.
—N-no, no puede… —con temor, el omega se giró para salir, más el gran lobo depredador estaba bloqueando la única salida de ese lugar—. N-no me m-mates, por favor.
La luz de la linterna alumbró el cuerpo del alfa, el pelaje era completamente amarillo era tan claro como si fuera ceniza, pero estaba sucio con sangre y tierra, sobre todo sus manos hasta los antebrazos y el pecho en el que le salpicaba gran parte de la sangre de sus víctimas. El alfa rubio se rió, cínico y cruel, como el depredador que era.
—¿Matarte? Nah, tienes un aroma tan jodidamente bueno, creo que tengo otro uso para ti. —completamente erguido sobre sus dos patas, el rubio comenzó a acercarse y el omega entró más en pánico—. Voy a dejarte tan lleno de una camada de mis cachorros, pequeño omega.
—¿D-de qué estás hablando? —cayendo en cuenta, las orejas de Izuku se aplastaron contra su cabeza por el miedo, su labio inferior empezó a temblar, igual que el resto de su cuerpo o más.
Estaba acabado, encerrado y acorralado. No pudo escapar del enorme alfa que se abalanzó sobre su pequeño cuerpo de presa, literalmente su nariz podría tocar a duras penas el ombligo del mayor, una pelea física era más que imposible. Y a pesar de su tamaño, el lobo era terriblemente ágil, muy rápido como para escurrirse y escapar, ¿Por qué se dejó convencer de entrar allí?
—Tiemblas tanto, —se burló el alfa con malicia sentándose en el suelo y manteniéndolo prisionero con facilidad sobre su regazo—, me encanta, tu aroma algo cítrico es bueno, quiero seguir oliendo eso durante toda la noche. Te comeré, no con mis dientes exactamente, ¿Quieres gemir mi nombre? Es Katsuki Bakugou. Haré que lo grites hasta que te quedes sin cuerdas vocales.
Izuku chilló sintiendose horrorizado, sintió como las garras del rubio rasgaron fácilmente su ropa de policía, parecía que cortaba uvas con un filoso cuchillo, apenas el suave "rass" de la tela siendo desgarrada se oyó en el aire. El omega estaba expuesto ahora, sentado sobre el obvio bulto que estaba creciendo cada vez más y los dedos llenos de sangre que lo comenzaban a toquetear por todas partes.
—No, p-por favor, no quiero. —algunas lágrimas salieron de sus ojos y rodaron por sus mejillas redondas, Izuku estaba paralizado, el aroma del alfa era tan embriagador y sofocante que lo tenía mareado.
No pudo hacer nada en contra de la mano que bajó a su entrepierna, no pudo detener a los dedos gruesos meterse entre los labios de su coño. Su cuerpo había estado correspondiendo al rubio por su aroma dominante, por lo que se encontraba un poco húmedo y eso era aprovechado por Katsuki, pues usaba ese lubricante para estimular más su sensible parte.
—¿Es cierto que los conejos están en celo durante todo el año? —el rubio preguntó cínico, peor recibió su respuesta al oler el aroma del omega más dulce que antes y como su suave coño se iba llenando cada vez de más lubricante.
El menor se seguía negando lo más que podía, sin embargo, con toda la estimulación física y el aroma que lo envolvía lo hacía caer lentamente y sucumbir. Parecía que Katsuki lo notaba, pies azuzó su aroma para volverlo más pesado y frotó casi que con agresividad el botón sensible del omega que ahora estaba tan caliente como hinchado.
—¡A-ah, no! —el omega echó la cabeza hacia atrás, trató de escapar de ese placer culposo que cada vez lo llenaba más, el calor de su vientre se intensificaba y los dedos gruesos que gustaban con su mojada entrada no lo ponía mejor.
—¿Qué logras con negarte tanto? Si intentas huir de mí solo harás que te corte las piernas para que no puedas hacerlo, ¿Eso quieres? —Katsuki preguntó escuchando como un sollozó escapó del menor justo después de que dijo aquello, solo lo hizo sonreír—. ¿Como podrás cuidar bien de nuestros cachorros si no puedes caminar? No quiero que me obligues a hacerte eso, así que coopera, ¿Sí? Di mi nombre y haré que te corras ahora mismo, hazlo mi lindo conejito.
—Kat…Katsu-ki! —al final terminó así, con las piernas abiertas de par en par y temblando mientras un fuerte orgasmo lo sacudió completamente.
Katsuki gruñó en aprobación y hundió dos de sus dedos en el colo apretado del omega como recompensa, los movió rítmicamente en su interior, abriéndolos como tijeras para frotar y dilatarlo más. El omega conejo chilló y gritó por la brusca intromisión, pero la sobreestimulación solo lo volvía susceptible nada más que al placer, pronto se encontró gimiendo y llorando el nombre del alfa.
De dos fueron tres dedos después, y cuando Katsuki vio que el conejo se acostumbró a ellos agregó otro. La polla del rubio ya estaba erguida y fuera de su bolsa, lista para la acción que recibiría en ese momento, necesitaba preparar bien ese agujero resbaloso para que fuera mucho más placentero que a la fuerza, además, también necesitaba que su pareja se sintiera bien, no era un monstruo desalmado que solo buscaría su propio placer.
—¡A-ahí, Ka-cchan! —los ojos verdes y lagrimosos de Izuku rodaron hacía arriba cuando otro orgasmo más fuerte que el primero lo golpeó como una bola de demolición.
Izuku quedó flácido entre los brazos del alfa, sentía que no tenía huesos y su carne estaba toda caliente, no tenía las fuerzas para moverse. Fue luz verde para Katsuki, quien alzó sin problemas al omega y lo acomodó sobre su gruesa polla, su glande besó la entrada estirada del menor, poco después lo hizo bajar suavemente sin detenerse hasta llegar a la base.
—¡M-muy profundo, estoy sensible…! ¡Espera! —el peliverde había despertado de su trance al recibir descargas eléctricas por todo el cuerpo, sobre todo sentir como su coño se abría al máximo tratando de moldearse para recibir el miembro viril en él.
Era largo y grueso, jugaba que revolvía sus entrañas e incluso sangraba un poco, después de todo, un conejo no estaba hecho para un lobo de gran tamaño como Katsuki, pero de alguna forma, o puede que haya sido por los orgasmos de antes, su cuerpo de adaptó lo mejor que pudo a esa polla, no dolía tanto como creyó que lo sería a un inicio. Dolía levemente, pero también le daba placer, más al sentir sus entrañas calentarse más gracias a la viril extensión.
—Maldición maldición maldición… —el alfa tuvo que morderse levemente la lengua para controlarse, ese coño tan exquisito lo apretaba de una manera tan buena, sus manos rodeaban sin problema las caderas del menor.
Podía tocarse los dedos entre sí, debe de admitir que al principio no creyó que el conejo lo pudiera aguantar por su pequeño cuerpo. Pero ahora estaba más que feliz y satisfecho, no se había topado con un omega en mucho tiempo al andar de ermitaño, y debe de admitir también que era la primera vez que el aroma de uno le gustaba tanto, posiblemente no vuelva a encontrar otro igual, así lo mejor era asegurarlo.
Con un apretón en el agarre, Katsuki empezó a mover al omega sobre su polla, haciéndolo saltar como el conejo que era, no pasó mucho antes de las piernas del menor se movieran por instinto, de forma torpe pero hacían lo mejor que podían en esa situación, era adorable. Lo dejaría pasar por el momento ya que su polla estaba siendo exprimida por el paraíso, tan mojado y cálido.
—Bien, mi pequeño Deku, me estás tomando muy bien, sigue saltando. —el rubio inclinó ligeramente al omega hacia adelante, como le daba la espalda, podía ver solo como su delicioso trasero rebotaba contra su regazo y su polla desapareciendo entre esas nalgas, era una buena vista.
—¡K-Kacchan, ahí, más ahí! —con sus manos libres, Izuku se agarró como pudo de las piernas rubia del alfa, su cerebro estaba hecho papilla y en lo único que pensaba era en el placer que estaba recibiendo.
Su coño era destrozado, podía sentir la polla de Katsuki frotándose contra su botón sensible y a su vez, más cerca de correrse con cada embestida. Soltaba tanto lubricante que cada choque de pelvis contra pelvis sonaba como un aplauso húmedo, y la vergüenza mezclada con excitación solo lo hacía apretarse más por reflejo, se iba a correr de nuevo, quería hacerlo.
—Con calma, joder, no es para que me partas la polla. —Katsuki sacó del golpe su dura polla del interior del omega, escuchando un fuerte chillido frustrado y mirando las gran cantidad de lubricante que salía del coño rosado.
El rubio sabía que el menor estuvo a punto de correrse, pero él quería durar un poco más, solo unos minutos más en ese paraíso antes de que su nudo se hinchara. Puso al conejo en el suelo boca arriba, sus piernas estaban abiertas para él quién no dudó en meterse entre ellas.
El omega volvió a gemir de placer al sentirse lleno de nuevo, las manos de Katsuki bajaron por su cuerpo hasta sus pezones superiores y jugó con ellos, tirando mientras apretaba. El omega chilló sosteniéndose de la espalda del alfa como pudo, gimió y jadeó ante las embestidas fuertes.
—¡T-tan grande!~ —el menor gimió con la lengua fuera de su pequeña boca, podía sentir como sus pies se balanceaban de un lado a otro por el rítmico vaivén que le daba el alfa, su coño se desbordaba cada vez más con su propio lubricante que no dejaba de salir. En pocas palabras, era un desastre por completo.
Unos diez minutos después, ya no pudo aguantar más el orgasmo que le quemaba el vientre, Izuku se apretó por reflejo arqueándose y rodando los ojos. Echó chorros mojando más el pelaje de ellos, Katsuki gruñó siguiendo su orgasmo también, el nudo del alfa creció y se enganchó en las paredes internas del omega.
Izuku quedó devastado, sintiendo como era llenado y al borde del desmayo. Al cual el rubio le ayudó a llegar cuando movió su cuello y le clavó los dientes sobre su glándula de aroma, fue todo lo que necesitó el omega para caer por completo a la inconciencia.
—Mío, mío mío mío, solo mi omega. —Katsuki sentía su cola agitarse de lado a lado con rapidez, necesitaba encontrar un trabajo para mantener a su nueva familia, también necesitaba mudarse a otro sitio, ese lugar ya no era seguro y pronto tendría más chismosos en sus cuevas.
(...)
Cuando tres días después, los oficiales que mandaron a investigar el caso del asesino de Tujunga no aparecieron, un grupo más experto fueron a buscarlos, incluso Enji estaba entre ellos. Encontraron un cadáver en el hotel que se quedaron y buscaron por las cámaras rastro de ellos, los vieron correr detrás de una figura que esquivaba la vigilancia y se movía con agilidad por los árboles.
Dieron con la cabaña vieja y los túneles, un gran grupo de rescate se metió en ellos con todos los equipos necesarios. Lo único que encontraron bajo tierra fueron más cuerpos, cabezas amontonadas en un área cerrado y los miembros del equipo novato, muertos. Pero Izuku no se halló por ningún lado y los demás solo esperaron lo peor.
Si ese asesino estaba tan loco como se veía en las pistas y cuerpos mutilados, entonces puede que lo haya devorado, como pasaba mucho tiempo atrás cuando los grandes depredadores devoraban a las presas. Enji sufrió algunas demandas y quejas por partes de toda la estación de policía e Inko nunca supo en donde quedó su pequeño.
Mientras tanto, Izuku se dejaba acariciar su pancita por su fuerte alfa, vivían lejos de su hogar. Katsuki se había asegurado de no dejar ningún rastro de ellos y ahora podrían vivir sin que nadie los fuera a molestar.
Fin.
(...)
No tengo mucho que agregar.
Espero que le haya gustado y más a los furristas. Hormigón les manda saludos. 🐜
Espero que sí te haya gustado furekasai UwU
Zaorycast. ✨✨
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