29: Moon.
⚠️Advertencia ⚠️
Este one shorts ha sido un encargo de tatiana!~ espero que te guste, hormigón también puso de su parte 🐜✨
Deku omega fantasma, Kacchan enigma híbrido lobo! Contenido +18.!!
Omegas trans! Kacchan enorme! Diferencia de tamaños!
Algo bien puerco como les gustan, espero que lo disfruten bastante.
Comentarios xfis~
(...)
Él recuerda cómo murió, sí, lo hace perfectamente. Fue en un hermoso día de verano, con el sol deslumbrante en el cielo, sin nubes grises a la vista y los árboles verdes en todo su esplendor. Se suponía que sería un día lleno de dicha para el omega pecoso de diecisiete años.
Su padre al fin le había permitido tener una cita con un conocido suyo, bueno, básicamente el joven era amigo de un socio de su padre así que lo conocía desde cachorro. Quizás por eso aceptó dejarlo ir al pueblo a pasear, y eso hizo el omega más feliz del mundo, se arregló con el traje más bonito que pudo encontrar y se despidió de sus padres con besos en las mejillas.
Sin embargo, ninguno se esperaba lo que sucedería después. Un sirviente, viejo que siempre estuvo al pendiente del omega desde que era un pequeño cachorro, lleno de celos e ira lo empujó por las enormes escaleras de la mansión, el grito desgarrador de una doncella se escuchó por todo el lugar al ver a su joven amo ser tirado hacia abajo.
Todos los que pudieron salieron a la ayuda del pecoso, pero fue demasiado tarde, se había golpeado la cabeza en un mal ángulo y su vida se había escurrido por las mismas escaleras en de un forma de arrollo color rojo. El joven duque de la mansión Midoriya estaba muerto y sus padres dolidos hasta el alma.
No hay que dar muchos detalles de cómo el sirviente fue capturado para ser torturado públicamente y ejecutado por su crimen. La familia Midoriya cayó en una profunda tristeza y se mudaron del lugar no pudiendo aguantar que en la mansión había sido asesinado su único hijo.
Aunque, ninguno supo que en realidad el espíritu de aquel joven nunca se fue, apareció poco tiempo después de que la familia se mudó. Pero no era el mismo pecoso de antes, su piel era más pálida y sí se veía con atención también se podía notar que traslúcida, casi transparente y las cosas se miraban a través de su cuerpo.
Izuku no podía creerlo, no podía tocar las cosas sin que estás pasarán por su cuerpo como si fuera el viento. Algo le impedía salir de la mansión y no tenía a nadie, estaba solo en ese enorme lugar y eso le hizo dar tristeza y aburrimiento.
Pasó lo que fueron años así, mirando como en el mundo exterior el tiempo cambiaba cayendo lluvia, habiendo sequía casi por semanas o cayendo nieve.
El pecoso le hizo un pequeño cambio a su vestimenta, sacándose el bello traje que le recordaba a ese desgraciado día y lo cambió por una túnica blanca, fue lo mejor que encontró ya que sus cosas habían sido sacadas de la mansión, la túnica blanca era todo lo que cubría su casi transparente cuerpo. Y así esperó pasar su eternidad en su viejo y ahora sucio hogar.
Hasta que un día las personas comenzaron a llegar, pudo ver desde una ventana como una enorme carreta se detuvo en las puertas de la mansión y tres hombres hablaban entre ellos. Izuku se escondió en un rincón cuando escuchó las llaves sonar y el seguro quitarse, las bisagras se abrieron con un fuerte chirrido.
Seguramente por la falta de mantenimiento, los hombres entraron en Izuku los notó admirar el enorme salón lleno de polvo y telarañas. Después entraron y dieron un pequeño recorrido por las habitaciones junto a las salas de estar, Izuku los siguió de cerca, hacía bastante tiempo que no veía personas.
Estuvo muy feliz, quizás podría hacerse amigos de ellos y hablar. Sin embargo, cuando salió un poco para saludar, escuchó lo que estaban diciendo y no le gustó para nada.
-Hay que cambiar muchas cosas de este horrible lugar, las decoraciones son pasadas de modas, huele mal y los muebles viejos parecen llenos de termitas. -habló uno de ellos, era el más viejo, había un alfa más joven y parecido al que había acabo de hablar.
-Tienes razón, a mi pareja no le gustará que solo limpien sin arreglar nada, es muy quisquilloso y seguramente querrá hacer fiestas e invitar a todos sus amigos, quitaré también esos feos tapices de las paredes. -dice el otro alfa y el beta que parecía una edad intermedia entre los otros dos anota todo en un libro grueso.
El pecoso estaba furioso, ¿Cómo se atrevían a decir cosas como esas? Toda y cada una de las decoraciones fueron hechas por su madre y padre, a su madre le encantaban los bordados de rosas y orquídeas, por eso la mayoría de las cosas tenían esas formas y figuras.
Una ira lo llenó de una forma que no creyó que sería posible en su muerta vida. Las cosas a su alrededor empezaron a elevarse, hasta los más pesados muebles, como si las cosas perdieran de pronto su gravedad, escuchó cómo los hombres exclamaban asustados y sus gritos solo divirtieron al omega. Entonces creó monstruos, de las paredes empezaron a salir figuras humanoides larguiruchos, esqueléticos con partes huecas y llenas de espinas, apretaban a rosas podridas.
-¡La mansión está embrujada! -gritó con horror el más viejo de los alfas, después de eso salieron corriendo hacia la puerta principal mientras Izuku mandaba a su creaciones tras ellos para asegurarse de que se fueran.
¡Fue increíble! ¡Lo mejor y más divertido que había hecho en años!
Estuvo emocionante mientras duró, puede decir que también un poco excitante. Se sentía poderoso y sabía que cualquiera que entrara por esa puerta estaría en tu territorio y bajo sus manos, iban a ser aplastados cual cucarachas por querer hacerle algo a lo que fue el hogar de sus padres.
Lo tenía claro ahora, ahí solo entrarían personas con ganas de destruir lo que fue hermoso una vez, sí, puede que esté viejo y polvoso, pero ese era el sitio en el que vivía y tenía sus mejores recuerdos. Entonces, Izuku se autoimpuso una misión; cuidar su hogar cueste lo que cueste, echaría a todos lo que osaran interrumpir su paz y además, podía divertirse un buen rato.
Y cumplió con su promesa, año tras año, cada vez que alguien entraba en la mansión, ya sea porque quieren comprar la propiedad o solo por curiosidad debido a los rumores que habían sobre ella, siempre llevaban el susto de sus vidas. Izuku se encargaba de nunca ver un rostro repetido bajo su techo.
Además, tenía también otra emoción en asustar a tontos alfas más que diversión, excitación, era lo único que lo hacía sentir así, ver el miedo en sus patéticos rostros lo hacía suspirar y lamerse los labios con saña. Lástima que no podía tocarlos como quisiera, y eso que había visto algunos alfa bien parecido entrar en busca de un buen susto.
Sin embargo, mientras más tiempo pasaba, menos gente llegaba a su mansión. Quizás lo único que mantenía la estructura en pie era su poder, Izuku siempre trataba de mantenerlo, no dejar que cayera en pedazos por el tiempo, siglos quizás, no sabía, Izuku había dejado de contar los inviernos y las primaveras.
Lo único que hacía era mirar y pensar, hacía tanto que no escuchaba su propia voz, tampoco había vuelto a decir una palabra desde que murió, puede que haya vuelto mudo, quién sabe, de todas formas no tenía con quién romper el silencio.
Izuku solo podía ver por las ventanas el exterior, ver aves, algunos animales en los patios llenos de plantas enormes y árboles.
Era un alma en pena y soledad, quién sabe si lo único que lo mantenía en ese sitio era el amor que le tuvo a su familia y a esa enorme mansión que ahora era su prisión.
El omega se preguntaba en las penumbras, ¿Qué habría sido de aquél muchacho? No recordaba su rostro ya, apenas podía ver en su mente a sus padres, pero se pregunta si él tal vez lo lloró o lo extrañó. Le hubiera encantado no morir aquel día, seguir con su vida, enamorarse, casarse, formar una familia.
Nunca pudo tener cachorros, y hacía tanto, pero tanto tiempo que no miraba uno, lástima que lo único que entraba allí era adultos, jugaría con un pequeño si llegaba a meterse, a esos si no los asustaría. Era una lástima, una añoranza que tendría por el resto de lo que tendría que vivir allí. O eso creyó.
Una particular noche de cielo despejado con una luna llena cambiaría las cosas.
Izuku miró aquel astro redondo desde una ventana, era diferente a como la había visto antes, tenía un color rojizo que la complementaba. El cielo parecía tenerle miedo, pues no había ni una nube que la quisiera acompañar, al menos desde su perspectiva eso era lo que podía notar. Aunque, no admiró mucho esa hermosa luna, sintió como las enormes puertas de su mansión eran abiertas de par en par con fuerza.
El espectro ya se enojó con solo saber eso, pues el maleducado del intruso ni siquiera tuvo la decencia de ser amable con las viejas maderas que apenas resistían mantenerse sujetas de las bisagras. Izuku atravesó las paredes y llegó sigiloso al recibidor, estaba oculto entre las sombras y miró con atención al metiche.
Su boca se abrió con sorpresa al notar dos cosas, uno; era enorme, rondando los dos metros. Un gran alfa había entrado a su hogar, una capucha algo peluda cubría su cabeza y lo que parecía ser una gabardina verde le llegaba hasta abajo, tenía algunos huecos en la punta y parecía maltrata.
Lo segundo que notó era su presencia, era fuerte y estaba rodeado de un aura extraña. Izuku no le dio muchas vueltas a ese asunto y esperó a que el alfa estuviera más adentro de la mansión para empezar con su ataque, con suerte su capucha se le caería y podría ver su rostro, ojalá fuera bastante guapo, aún asustado sobre todo.
Sin embargo, no se esperó que el alfa olfateaba el aire, dando un par de pasos más al centro y de repente miró en su dirección, justo al rincón oscuro en el que Izuku se ocultaba. Eso lo asustó, esos ojos rojos parecían mirarlo, como si de verdad pudiera hacerlo. Pero eso era imposible, el omega lo sabía, nunca ningún humano fue capaz de verlo ni aunque se le presentará al frente.
-Sal de ahí, maldito cobarde que se esconde como cachorros miedoso. -aquel alfa demandó e Izuku se quedó de piedra, ¿Qué acaba de pasar?-, si no vienes iré por ti pequeña mierda, no me retes.
Izuku se enojó, ¿Quién se creía para hablarle así? El omega se elevó, alzó levemente sus manos y un aura verde se empezó a desprender de su cuerpo rodeando todo lo que había en la enorme sala. Cada mueble se llenó del aura verdoso, levitando, cambiando sus formas a monstruosidades que rodearon al alfa en cuestión de segundos.
-¿¡Ah, qué son estas mierdas!? -él exclamó e Izuku desató su furia, no sabía cómo podía sentirlo o ver en dónde estaba pero no le importaba.
Quería a ese tonto alfa cabeza de nudo fuera su mansión y para hacer eso, creó las peores cosas que se pudo imaginar para atacarlo sin piedad. Lo que antes fue una mesa de centro, ahora era una horrible araña con feas patas largas que parecían de goma, tenía dientes filosos y feos ojos verdes neón, la araña fue una de las primeras cosas en atacar al alfa con sus patas largas y llenas de espinas de rosas.
Izuku no pudo evitar asombrarse y molestarse al ver que el alfa esquivaba todos sus títeres, con más enojo los siguió fortaleciendo y los hizo más ágiles para que lo hicieran, ese alfa no quería irse. Más bien, de pronto pareció hartarse del 'juego' y gruñó con fuerza dando un manotazo al aire y destruyó todas las cosas que el espectro había creado.
El pecoso solo pudo mirar con algo de tristeza como los muebles de su madre caían al suelo, no podía repararlos, Izuku solo podía transformar los objetos para que fueran sus marionetas y después volverlos a sus formas originales, pero ahora estaban ellos pedazos.
-¡Tú! ¿¡Quieres pelear!? ¡Deberías de hacerlo de frente y tú mismo, cobarde! -el alfa habló de nuevo con rabia en sus palabras, e Izuku ya no sabía qué más hacer, normalmente eso funcionaba con otros.
Se dio la vuelta para escapar a los piso de arriba, sin embargo, eso no le agradó al visitante gritón, pues de alguna forma una cadena llegó a uno de sus tobillos, sujetándolo de éste firmemente y antes de que Izuku pudiera siquiera asombrarse, un tirón con fuerza descomunal lo mandó directo al suelo haciéndolo caer como una pobre estrella de mar al suelo.
Estaba incrédulo, ¿Cómo era posible? Él le habló y ahora lo tenía sujeto con una cadena, ese alfa ¿Era acaso un exorcista que venía a enviarlo al más allá?
No, no podían hacerle eso, Izuku solo quería cuidar el hogar de sus padres, o lo que era.
-¡¿Así que la única forma en la que me enfrentes sea que yo te arrastre a mí!?, ¡Porque si no huyes, maldito! -Izuku sintió como en efecto era arrastrado hacia el enorme alfa que le gritaba sin piedad-, ¿¡Ahora también me vas a decir que eres sordo!?
El pecoso trató de sujetarse a algo, pero fue imposible, al final solo pudo girar un poco para ver a la cara al alfa y tratar de rogar piedad. Aún no quería irse de ese mundo y menos si era obligado por un exorcista, comenzó a llorar desesperado y su aroma, amargo por el miedo, salió de él por primera vez en mucho tiempo.
-Y-yo... -Izuku quiso hablar, pero su voz apenas había salido en un susurro entrecortado y solo recibió una risa cruel del alfa que lo tenía atado.
Trató de mirar hacia arriba, a los ojos del intruso, éste lo miró hacia abajo, sus mirada roja como la sangre y brillantes en la oscuridad le enviaron más de un escalofrío en la espalda. Quizás Izuku ahora era el bicho bajo los zapatos del gigante exorcista, bueno, al menos lo intentó. Pensó el omega sollozando más.
-Agh, apenas si eres una cosita asustadiza. -el alfa dijo con burla jalando de la cadena, Izuku quedó colgando de cabeza, chilló sintiéndose como su túnica caía hacia abajo por la gravedad, utilizó como pudo sus manos para cubrir sus partes nobles eso hizo reír más al mayor-. Bien, acabo de descubrir por qué los fantasmas usan ese tipo de vestimenta, ¿Son unos pervertidos, no? Un mocoso omega medio transparente eso eres.
El pecoso se avergonzó, ¡El pervertido era él que no le quitaba la mirada de su entrepierna! Utilizando su privilegio de flotar, Izuku se elevó un poco y utilizó una de sus piernas para patear la cara del alfa, utilizó todas sus fuerzas, las cuales no fueron muchas ya que apenas si logró quitarle un poco la capucha que tenía, pero aparte de eso, ni se movió.
-Y aún sigues peleando, patético. -el alfa lo soltó haciendo que Izuku cayera al suelo de nuevo, si fuera humanos esos tipos de tratos le dolería mucho, suerte que el fantasma el único dolor que siente es la tristeza e ira-, esas bragas con encaje son bonitas, ¿Las quieres conservar o las puedo destruir?
Izuku tembló, ese alfa ¡Era un exorcista pervertido necrofilico! Era terrorífico, y el omega trató de alejarse, pero el hombre posaba la cadena y por ello no podía moverse, él se agachó llevando una de sus manos a su cabeza para quitarse por completo el gorro que lo cubría el Izuku quedó de piedra al ver por fin bien el rostro y cabello de ese alfa.
No iba a negar, era el más guapo que había visto en toda su vida muerta, rasgos afilados, piel tersa, labios finos pero ligeramente rosados. Cabello rubio ceniza rebelde y puntiagudo, además de esos ojos rojos que parecían saber los más oscuros secretos de su alma. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fueron dos cosas entre su cabello.
¿¡Orejas!? Tenía orejas de animal, un perro o lo que fuera, pero eran orejas.
Ahora que conectaba los puntos, afuera en el cielo había una enorme luna roja, en su hogar entró un hombre extraño que podía verlo y tocarlo extrañamente, además, tenía orejas de perro, no, era un lobo, ¡Un hombre lobo!
El omega estalló en llanto, ahora no solo tenía que lidiar con un necrofilico, ¡Tenía que salir de ahí antes de que ese exorcista hombre lobo necrofilico se lo fuera a comer de verdad! Izuku tiró de la cadena y trató de arrastrarse.
-N-no me comas... -prácticamente susurró-, no tendré sabor, l-lo único que harás será saborear la tristeza de un niño que ni siquiera pudo ir a su primera cita.
-Eso sí es patético, -Izuku miró como el rubio alzó una ceja y sonrió de forma malévola, después se recompuso y su mirada cambió a una más oscura de forma perversa-, ¿Sabes? Cuando entré aquí supe que ya había alguien, creí que solo sería un feo y viejo fantasma que se negó a dejar sus cosas aún después de muerto, pero me encuentro con esto, un joven omega y de dulce aroma sin contaminar. Creo que la madre luna me ha bendecido.
-¿Q-qué quieres decir con eso? -era lo más que había usado su voz en tanto tiempo que se sentía extraño hacerlo, salía baja y casi en un murmullo, pero al parecer el hombre lobo lo podía oír perfectamente.
-Ya que estoy de buenas te iluminaré, pequeño espectro. -dijo el rubio e Izuku fue jalado hacía él, volteado boca arriba y quedando con las piernas abiertas mientras el lobo estaba entre ellas-. Como obviamente lo habrás notado, soy un jodido alfa, no solo eso, un enigma, soy demasiado grande y peligroso incluso entre mi propia manada. Eso me hace un repelente de parejas, los omegas de mi especie no me aguantarían y los demás me causan repulsión, muchos de ellos tampoco son compatibles para mí.
-¿Los demás? -Izuku tenía miedo de preguntar el punto de todo el asunto, pero ya era demasiado tarde para él, literalmente estaba en sus garras, más que muerto.
-¿Es que en serio nunca has podido ir al mundo de los monstruos? -el pecoso negó algo ofendido la pregunta, literalmente no podía poner un pie afuera de esa mansión-, bien, está bien, por mi recompensa te lo diré, maldición, en el mundo de los monstruos están todas las razas, brujas, híbridos, fantasmas, momias, vampiros, y toda mierda que puedas imaginar. Yo soy Bakugou Katsuki, próximo líder del clan Bakugou de lobos. Fuí bendecido al nacer como enigma ya que tengo un poder espiritual ilimitado, pero también tiene sus jodidas desventajas.
Izuku estaba sorprendido y ligeramente fascinado, no sabía que cosas como esas existían, nunca creyó que había algo más en ese mundo que humanos malos y corruptos, pero ahora ese hombre lobo le estaba contando sobre otra realidad que no tenía idea de que pudiera haber. Era de cierta forma emocionante.
-¿Hay más como yo? -Izuku preguntó con emoción y olvidando su posición actual, Katsuki le sonrió con sus grandes colmillos a la vista del menor.
-Hay, sí, pero los de ti especie mayormente son seres viejos y cargados de resentimientos con el mundo, encontrarte ha sido como hallar una aguja en el océano, -el rubio dijo inclinándose más sobre el cuerpo pequeño, cubriéndolo por completo-, tú eres un pequeño fantasma puritano con gran poder, perfecto para cargar mis cachorros. El cuerpo de los fantasmas son más elásticos ya que prácticamente son espirituales.
Un sentimiento de alerta llenó al pecoso con lo último que dijo el rubio, "cargar mis cachorros", ese híbrido mitad bestia lo quería preñar, ¿No? Eso fue lo que quiso decir, pero no debía, su padre le había dicho que eso solo pasaba al casarse y que tenía que cumplir veinte para hacerlo. El murió a los diecisiete así que aún era pequeño para tener hijos.
-¡N-no! -el omega alzó un poco la voz y trato de empujar con sus manos al alfa que saliera de encima suyo-, bebés no, aún no, ¡S-soy muy joven!
-Debes estar bromeando, -Katsuki se rió-, al juzgar por las decoraciones de este lugar y su forma anticuada, debes de estar muerto más de un siglo, y aún así puede pasar mil años y tendrías la misma apariencia, deberías de estar feliz por eso, siempre serás joven y hermoso, eso me ayudará a hacer crecer mi manada, yo creo que eres justo lo que necesito.
Era prisionero en el suelo, Katsuki había puesto cadenas en sus manos para mantenerlas alejadas de su cuerpo, tenía las manos a los lados de su cabeza y miró impotente como el rubio quitaba la túnica de su cuerpo, la subió hasta arriba colocando la orilla en su boca, básicamente le dijo 'muerde' mientras le ponía la tela en los labios, así que tampoco tuvo mucha opción.
Parecía que la presencia del rubio lo tenía adormecido, se sentía relajado de una manera en que no podía luchar y le picaba la nariz, era la primera vez que le pasaba, como oler la pimienta de cerca, picaba y daba cosquillas, pero era bueno, ese aroma picoso era bueno y eso era lo que lo tenía mal también, una dominancia que hacía su cuerpo sumiso, ¿Ese era el poder de un enigma?
-Que buenas curvas, tu cintura es pequeña, pero tus caderas son anchas, tus muslos tienen pinta de que pueden partir sandías sin esfuerzo. De ahora en adelante le oraré a la madre luna todas las noches. -el alfa parecía sastifecho y agradecido con su 'bendición' de la diosa de no sé que, Izuku por su parte seguía aterrorizado-. Al final nunca me dijiste nada, ¿Quieres tus bragas intactas sí o no?
-N-no las dañes por favor... -pidió resignado, la tela de la túnica en su boca le impedía un poco hablar bien, de todas formas no era tan necesario, ya no podría escapar del rubio con cara de estreñimiento. Bueno, al menos probaría de ese 'placer carnal' del que tanto había escuchado rumores, más bien, esperaba que su cuerpo de fantasma le permitiera sentir eso.
-Como gustes. -Katsuki sacó de un tirón las bragas que cubrían el pequeño coño del pecoso, las dejó a un lado mientras él se seguía deleitándose con lo que miraba.
Sabía que el cuerpo del menor no era totalmente sólido en ese lugar, pero una vez que compartiera su energía espiritual y lo llevará a su mundo haría que su transparencia sea inexistente, pero por el momento, él se iba a divertir con ello.
Llevó sus manos grandes a los muslos del menor, hundiendo sus dedos en esa suave sensación e imitación de piel, los abrió notando como la vergüenza en el pecoso crecía más al verse tan expuesto ante él. Su coño era de un color rosado pálido, casi blanco, una ligera capa de vellos verdes cubría su monte de venus y era lo más delicioso que Katsuki había visto en su vida.
-¡Q-qué-wo-ah! -el omega jadeó con sorpresa, el rubio había enterrado el rostro entre sus piernas y utilizaba su lengua para lamerlo por todas partes.
Era cálido y húmedo, algo que jamás había sentido, pero le gustaba, nunca había sido afectado por los cambios del exterior y sentir ese tipo de calidez que le hacía cosquillas en el vientre era extraño y bueno. Fue mejor cuando la enorme lengua del alfa de alguna forma se adentró en 'ese agujerito' el que le decía su madre que en su celos nunca debía de tocar aún si picaba.
-Tu coño tiene un sabor a rosas exquisito, también sabes fresco como la menta, me dieron más ganas de devorarte. -el rubio habló contra el coño del pecoso metiendo su lengua dentro de él, la sacaba y lamía todo chupaba con algo de fuerza ese botón rosado que brillaba de saliva, pasaba su lengua por esos labios gruesos y entrada de nuevo al fondo buscando más néctar que salía de allí.
A Izuku le hizo voltear los ojos, sus caderas se empujaron por reflejo hacía arriba y sus abrió sus piernas queriendo que fuera aún más profundo, más cuando un dedo grueso de Katsuki presionó contra su botón, que seguramente estaba hinchado de excitación como en sus celos, y lo masajeó rítmicamente le hizo quedarse sin voz.
No pudo mover o controlar su cuerpo mientras miles de espasmos los llenaron de pies a cabeza, fue el primer orgasmo devastador que tuvo aún siendo un muerto, quedó sin huesos después de haberse corrido de esa forma, pero al parecer el lobo lo había disfrutado bastante pues no dejaba de absorber y lamer todo lo que encontraba saliendo de su coño.
Cuando el rubio se separó Izuku no pudo evitar soltar un pequeño gemido lastimero de decepción, quería más y al parecer ese alfa cabeza de nudo la notó, pues se rió bajo y de forma malévola. Las cadenas en sus manos se esfumaron por arte de magia e Izuku al fin pudo mover sus brazos.
-Saca toda esa manta de tu cuerpo, quiero que tu voz se escuche sin interrupciones. -fue una demanda que Izuku cumplió, el pecoso podía ver su piel blanquecina llena de puntos negros en todas partes, fuera mejor de apreciar si fuera más sólido y no mirase la tela a través de su cuerpo.
Katsuki pareció satisfecho con su obediencia, llevó sus manos a su pantalón para quitarse el cinturón y bajarlo junto con la ropa interior. El rubio observó con orgullo como los ojos del omega se abrieron con asombro, su polla era enorme y de verdad desgrozaria a alguien del tamaño que tenía el fantasma si fuera un humano normal, una bruja o una de su manada no lo aguantarían, los vampiros ni de chiste los tocaría.
Y las otros monstruos que no se los mencionen, era difícil para Katsuki, un lobo que vivía prácticamente todo el año en celo, encontrarse una manera de alivio carnal. Encontrarse con un omega joven y con buen aroma como lo era ese espectro de cuarta fue lo mejor que le pudo pasar.
-Eso no va a caber... -Izuku de alguna forma agradecía estar muerto, porque juraba que sino fuera así no saldría vivo de ese lugar de todas formas.
-Lo hará, y lo verás por ti mismo. -el rubio lo tomó y prácticamente lo puso sobre su regazo y sobre la enorme polla cálida que presionó levemente contra su entrada húmeda de saliva mezclado con su lubricante natural-. Por cierto, ¿Como es que te llamas, fantasmita?
-I-zuku... ¡Ugh! -el omega gritó sin voz cuando el rubio lo empujó hacia abajo, su coño fue abierto y estirado hasta lo imposible por esa enorme polla, juraba que podía compararse con su antebrazo, quizás exageraba pero en ese momento le parecía la medición exacta.
-Mira abajo, -Katsuki ordenó-, observa como destruyo tu útero.
El pecoso bajó su rostro, tenía el cuerpo tembloroso y algo de miedo por lo que iba a ver, no se equivocó al pensar en que sería terrorífico, allí, entre sus piernas, podía ver con claridad como la polla estaba enterrada hasta la base, por dentro, siendo ligeramente aplastada por las paredes pegajosas e internas de su elástico cuerpo, llegaba a su ombligo y abultaba su abdomen.
Sí, hubiera muerto de un desgarre si hubiera sido un humano vivo normal, eso era seguro, si sentía algo de dolor ahora, no quería imaginarse como fuera si pasara eso. Izuku ni siquiera tuvo que pensarlo mucho, las enormes manos de Katsuki con ligeras garras tomaron su cintura y movieron sin esfuerzo su cuerpo de arriba abajo.
-Maldición, es lo más erótico que he visto y me aprietas tan bien. -Katsuki embestía y movía al omega como si solo fuera un juguete para follar, bueno, con cosas parecidas saciaba un poco sus necesidades, pero hacerlo de verdad no sé comparaba con cosas de plástico.
-M-mucho... es demasiado, K-Kat-suki. -Izuku ni siquiera sabía que podía sudar, pero juraba que se convertía en un charco sudoroso, estaba caliente y sobre todo en su vientre.
En donde podía ver como la gran polla del alfa entrada y salida con rapidez de su coño y útero. El alfa continuó aquella acción con brutalidad y fuerza, Izuku parecía saltar literalmente sobre la polla del rubio, un morboso sonido de chapoteos llenaba la estancia y los gemidos del omega era más música que acompaña la melodía.
De pronto Katsuki lo volteó, utilizó más cadenas para mantenerlo suspendido en do aire de alguna forma, Izuku tenía ambas manos sujetadas por encima de su cabeza, otra cadena rodeaba su cuello y era tirada por el rubio hacia atrás. El omega solo pudo rodar los ojos mientras su interior se apretaba cada vez más, lágrimas caían como cascada de sus ojos y su voz salía más entrecortada por el metal que no lo dejaba respirar.
-¡Joder, me voy a correr! ¡Me has hecho querer correrme tan rápido, tú maldito coño es muy bueno! -El rubio gruñó/gimió, amaba ver su polla siendo estrujada por esas paredes internas, iba a extrañar eso cuando se lo llevará a su mundo.
Katsuki hizo que el omega mirase su vientre, al mismo tiempo en que enterró profundamente su polla en su coño pecoso y derramó allí toda su semilla. Lo sintió temblar y jadear ante la vista, lo hizo correrse de nuevo, derramando su dulce y delicioso lubricante por todas partes del suelo. Algo se semen también cayó, Izuku se sentía caliente, la semilla era bastante cálida, se resbalaba por sus muslos para caer al suelo, ver cómo su útero era llenado lo excitó de sobre manera.
-Eso fue bueno, pero no es suficiente. -el rubio soltó al pecoso de sus cadenas y lo dejó en el suelo, aún boca abajo, su trasero en lo alto para él y su rostro pegado a la túnica sucia en el suelo-, vamos, se bueno y extiende ese coño para mí.
Katsuki rió con malicia mientras lamía sus labios, se quitó la gabardina que tenía puesta. Solo entonces Izuku pudo ver de reojo una peluda cola esponjosa que se movía con rapidez tras de él, al parecer esa cola siempre estuvo prisionera bajo esa gabardina. El pecoso alzó más si trasero y uso sus manos para abrir su coño chorreante, una mano de Katsuki golpeó una de sus mejillas traseras como aprobación.
El alfa se acomodó sobre su cuerpo y alineó su dura polla contra la entrada maltratada, entró sin ceremonias y de una embestida. Izuku gimió tembloroso ante el estiramiento de nuevo, el rubio pareció montarlo como un verdadero animal, jadeando y gimiendo ronco por encima de su cabeza, el pecoso tenía lo ojos llorosos y trataba de sostenerse de lo que sea que estuviera a su alrededor.
-Sí, al fin la vieja bruja dejará de joderme con que le dé nietos, ya podré tomar mi cargo, maldición, y comer este coño todas las noches durante siglos. -sonaba como el paraíso para el rubio, iba a ser más que feliz, no pudo ocultar su alegría con la forma en la que se movía su cola y la velocidad en la que embestía a su nuevo compañero.
Izuku bajó su cuerpo era un desastre sudoroso que gemía y lloraba, llamándolo por un tonto apodo que le puso al no poder decir bien su nombre entre jadeos. No podía ser más exquisito, y Katsuki estaba por correrse de nuevo, esta vez su nudo empezaba a crecer queriendo engancharse en el coño del omega.
-¡K-kacchan, se hace más grande!~ -el pecoso gimió volteando los ojos, su espalda se arqueó levemente en su posición y sus muslos temblaron mientras se volvía a correr.
El nudo de Katsuki creció de golpe y se atascó dentro de Izuku, el alfa se corrió llenando el interior del omega una vez más, y antes de que todas su semilla acaba de salir tomó al pecoso por el cuello y trató de ponerse todo lo que pudo a su nivel para morderlo con fuerza sobre su glándula de aroma.
Lo hizo sentir aún más cálido que antes, y sin fuerzas, Katsuki había cumplido con la promesa de marcarlo y hacerlo suyo, quizás la mejor parte de ello es que al fin saldría de la mansión, pues ahora estaba atado al hombre lobo por toda su eternidad.
-¿Y bien? Tonto y torpe Deku, ¿Que tal te pareció? -preguntó el rubio con una sonrisa socarrona, sentándose con cuidado en el suelo y acomodando con suavidad al omega medio borracho con todo el poder espiritual que le dio en su regazo-, ¿Te gustó, no?
-S-sí, me sentí muy bien. -el pecoso solo se dejó hacer, estaba sobrecargado, necesitaba procesar todo lo que su fantasmal cuerpo había recibido.
Se acomodó mejor contra el alfa y cerró los ojos, no estaba durmiendo pero se dejó caer en una profunda oscuridad como si lo fuera, lo que pasase en el mismo exterior ya no era asunto suyo.
(...)
Cuando Izuku abrió los ojos de nuevo estaba acostado en un suave nido lleno de todo tipo de mantas, era extraño en varios sentidos, podía sentir su propia calidez y la del alrededor. Se sentó en la cama y miró a todas partes dándose cuenta de la habitación rústica en la que estaba, parecía se hecha con piedras y sus decoraciones no eran tan distintas a su mansión.
Se bajó de la cama dándose cuenta al instante de que estaba desnudo, pero eso no fue exactamente lo que le llamó más la atención de su cuerpo, era él, bueno, su pieles, podía ponerse las manos en su rostro y no podía ver a través de ellas, era como si estuviera vivo.
-Al fin despiertas, -Izuku volteó rápidamente al orígen de la voz dando con Katsuki parado en el marco de una puerta-, te llevó días adaptarse a este sitio y digerir mi poder, tan débil Deku, no me sorprendes.
-¿Ah? -el omega retrocedió ligeramente, tapándose sus partes íntimas, habían un par de marcas y chupetones, no habría que ser un genio para saber de quién eran-, ¿T-tu tomaste mi cuerpo mientras dormía?
-¿Tú cuerpo? Tú eres mío, además, te llenaba con más de mi poder para que tuvieras más fuerza y mis cachorros sean los más poderosos de este mundo. -Katsuki habló con orgullo de sí mismo e Izuku lo miró con una ceja alzada-, como sea, toma tu tonta manta, los idiotas de mis manada le hicieron unos arreglos.
El rubio le lanzó su túnica e lzuku apenas pudo atraparla en el aire, ahora tenía una capucha más definida, algunos parches como decoración, un lazo naranja con verde en el cuello, una cara bordada y un pequeño sombrero negro en la parte superior cocido a la capucha.
Izuku sonrió mientras se la colocaba, miró cómo la orilla hacía juego a la gabardina del alfa estando cortado de forma irregular y con pequeños huecos. Se hizo un pequeño moño con el lazo, se miraba mejor que antes y se sintió lindo, le gustó, aunque, mirándose bien, no pudo evitar mirar de nuevo al rubio.
-¿En dónde está mi ropa interior? -Izuku preguntó mirando viendo al alfa con sospechas, Katsuki solo sonrió y sacó de su bolsillo trasero las bragas blancas del pecoso.
-¿Oh, hablas de esto? No sé, si te portas bien hoy puede que te las de en la noche, aunque de todas formas tampoco las usarás mucho en esta habitación. -eo rubio la dobló de nuevo para meterla en su bolsillo y miró al pecoso-. Aunque, si alguien ve aunque sea un milímetro de tu trasero será mejor que te vayas despidiendo de ellas, y no podrás usar esa manta fea dentro del cuarto, entonces, ¿Nos vamos cariño? El clan quiere conocer a la nueva madre líder.
El omega sintió su cuerpo volverse de piedra, y ni siquiera pudo negarse pues Katsuki lo sacó de la habitación antes de que pudiera parpadear. Sin dudas, Izuku recibió una cálida bienvenida por todos, aunque era extraño que siendo un fantasma no quisiera flotar o volar como era conocido en ellos, bueno, nadie le dio muchas vueltas al asunto y solo se dedicaron a disfrutar de la celebración que tuvieron los nuevos líderes de clan Bakugou.
Fin.
(...)
Akdkdkdk lo escribí todo hoy, bueno, la mayoría, pero es un trabajo decente no? Espero que no haya errores ortográficos, busqué, pero siempre se me van algunos.
Sin más, hasta la próxima, aún tengo un encargo que no he cumplido 😅
Zaorycast.✨✨
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