09: Remove stress
⚠️ One shorts+18⚠️
Ehemp. Omegaverse con +18
Kacchan alfa y Deku Omega, lactancia, lencería, lenguaje sucio y vulgar.
Fetiches de masoquismo y pies (mmmmm paaataaass~)
Espero que les guste 👀✨
(...)
Izuku sabía que era una mala idea, malísima, pero no pudo evitar hacerlo. Mientras se miraba en el espejo se preguntaba en qué madres estuvo pensando como para hacer algo así.
Ya era muy tarde para retractarse, tenía que hacerlo sí o sí, sabía que el rubio estaba por llegar y ya había preparado todo. Pensando en eso asintió para sí mismo dándose ánimos y caminó hacia el otro lado de la habitación, en donde se encontraba su cama, pero al hacerlo no pudo evitar arrugar el entrecejo.
¡Esa cosa se metía entre su trasero de manera incómoda!
Tiró de la ropa interior hasta hacer que estuviera pareja en cada lado de sus nalgas gordas, le fue algo complicado buscar ese tipo de ropa que fuera de su talla, era gordo en algunas partes y delgado en otras, ¡Su cuerpo no se decidía!
Pero bueno, en realidad le gustaba como se veía, pues sabía que a su tonto alfa le volvía loco esas curvas de su cuerpo.
Le iba a dar la sorpresa de su vida, incluso le había pedido a su madre que cuidara de su pequeña bebé esa noche para no tener ningún tipo de inconvenientes.
De verdad que Izuku necesitaba pasión después de tanto, hacía mucho que no podía hacerlo tanto como quisiera o dejar salir su voz sin ningún tipo de miedo a ser oído, además sabía que el rubio también necesitaba liberar su bestia interna.
El pecoso suspiró tembloroso mientras frotaba un poco sus piernas, estaba ansioso, ahora solo tenía que esperar y ver que pasaba.
(...)
Katsuki suspiró profundamente tratando de calmarse un poco, tronó los huesos de sus dedos sintiéndose entumecido, necesitaba algo urgentemente para relajarse, sin embargo, no tenía tiempo para nada y estaba muy estresado.
Caminó hacia la puerta de entrada para utilizar la llave y abrirla, dijo un "estoy en casa" lo suficientemente fuerte como para ser escuchado pero no gritando. Frunció el ceño cuando nadie le respondió, la luz de la cocina estaba apagada y la única iluminación que llegaba al pasillo venía de su habitación.
Seguramente era que el pecoso se quedó dormido con su pequeña allí, sabía que esa mocosa podría ser difícil de cuidar a veces. Siguió la luz y dejó sus cosas a mitad de camino, ya lo iba a levantar después. Se estaba terminando de quitar la corbata cuando estaba por entrar a la habitación, sin embargo, se paralizó por completo cuando estaba en el umbral de la puerta.
—Bienvenido a casa, amo~ —el ronroneo proveniente de la cama y lo que había en ella hizo que la sangre de Katsuki viajará a la velocidad de la luz a su zona sur.
Izuku estaba sobre su cama usando lencería, no cualquier lencería. La tanga que usaba era de un color manchado, como una simulación a la piel de una vaquita, una muy bonita y sexy. Ese trasero jugoso se apretaba contra los tirantes exigiendo ser liberados de su sufrimiento, pero se miraban tan deliciosos.
El pecho relleno del Omega, por la leche materna que aún tomaba su cachorra, tenía puesto un par de pequeños triángulos a juego con la parte baja, del mismo color manchado blanco y negro. En su cabeza había una pequeña diadema que tenía dos cuernitos amarillos y pequeños.
Y lo que lo tenía aún más loco eran esos muslos, tan deliciosos y gordos, estaban cubiertos por medias largas que le apretaban casi tanto como esas tangas. Deku se había vestido como la vaquita más sexy y lujuriosa del mundo, Katsuki sentía que su polla estaba más dura que el acero, los meses sin acción le estaban pasando factura.
—J-joder, Deku, ¿Sabes en el peligro que te has puesto ahora? —la voz de Katsuki salió en un gruñido ronco, se terminó de sacar la corbata, pero no la dejó de lado, en lugar de eso, la enrrolló en su mano—. ¿Dónde está Mahoro?
Izuku tembló, su cuerpo lleno de espasmos por la anticipación al ver esos ojos rubí lleno de un intenso deseo, las pupilas estaban rasgadas como la de un depredador listo para comer y destrozar a su presa, ya estaba chorreando y ni siquiera habían empezado nada.
—L-la estarán cuidando ésta noche, tenemos la casa para nosotros solos… —el pecoso dijo en un murmullo, y tomó algo de valor para arrastrarse hasta la orilla de la cama, dejando que sus pies queden al aire casi tocando el suelo—. Hay que disfrutarlo ¿No?
El pecoso abrió sus piernas dejando ver sin pena alguna la ropa interior mojada a más no poder, su coño estaba empapado y caliente, pero sobre todo mojado. Izuku miró como el rubio caminaba hacia el embelesado, cayó de rodillas entre sus piernas, tomando una de sus pantorrillas y elevándola a la altura de su rostro.
—Oh, no tienes idea de cuánto lo voy a disfrutar. —Katsuki murmuró, amasó entre sus dedos la suave tela que se abrazaba contra las piernas del Omega como una segunda piel, pero en lugar de subir por ellas, bajó.
La boca del alfa se dirigió al pies del pecoso, estaba limpio y olía a su delicioso jabón de fresas, sus lindas uñas estaban recortadas y tenían un suave esmalte que las hacían ver brillantes. Katsuki bendecía mil y una vez a la persona que creó las medias cortadas a mitad de pie.
—K-Kacchan. —Izuku gimió cuando sintió como la lengua del rubio se paseó por entre los dedos de su pie, la sensación se multiplicó cuando Katsuki metió un par en su boca y los mordió levemente antes de chupar—. ¡A-ah!~
El pecoso gimió fuertemente arqueando su espalda, apoyó las manos en el colchón para no caer en el. Jadeó tembloroso, pero aún así, llevó su pie libre a la entrepierna del rubio para presionar la tienda de campaña que se formaba entre sus pantalones.
—Kat-suki, saca tu polla, anda. —Izuku ordenó con su voz melosa, y Katsuki cumplió, sacó de su boca los pequeños dedos del pecoso, llevó sus manos a la cremallera del pantalón para bajarlo junto a su ropa interior—. Tan dura, parece que va a explotar.
Izuku llevó ambos pies a la erección del rubio, la saliva que cubría los dedos de su pie derecho mojó más la polla del alfa, se mezcló al líquido preseminal. Katsuki soltó un gemido ronco cuando sintió como los dedos del omega se apretaban alrededor de la punta de su polla, y un suave vaivén no se hizo esperar, Izuku estaba masturbando a Katsuki, con sus pies.
—¿Te gusta, Kacchan? Para mí se siente bien, puedo sentir lo caliente y dura que está tu polla. —el pecoso ronroneó, sus pies se iban llenando cada vez más con el viscoso líquido preseminal, hacia que el trabajo fuera más fácil y pegajoso de una manera morbosa y excitante.
Katsuki se sostuvo de la cama mientras dejaba que los pies suaves del Omega hicieran lo que quisieran con su polla, gemía de manera ronca cada vez que la presión aumentaba, el tiempo de abstinencia le pasó factura. El rubio no pudo aguantar mucho más y terminó por correrse entre los pies del pecoso.
—Ah, mira este desastre. —el pecoso había puesto uno de sus pies en la punta rojiza de la polla para detener los grandes chorros de semen viscoso, al menos para no ensuciar tanto.
Izuku alzó sus pies pegajoso de semilla espesa, llevó el que más tenía y la presionó contra la boca del rubio, este la abrió y chupó todo de los dedos del pecoso, pasó su lengua entre sus dedos regordetes quitando todo rastro blanco que pudieran tener, era algo sucio comer su propia semilla, pero tambien era excitante. Ya estaba de nuevo duro y listo para otra ronda.
—¿Ya te divertiste, Deku? Es mi turno ahora. —Katsuki se levantó del suelo quitándose la camisa blanca y botando sus pantalones junto a su ropa interior lejos, se colocó sobre el Omega justo como había llegado al mundo.
Completamente desnudo, el rubio reclamó los labios carnosos del pecoso, quien solo se dejó hacer, fue recostado poco a poco en la cama mientras Katsuki seguía devorando su boca con hambre. Al estar sumergido en el beso no notó como sus manos erak alzadas sobre su cabeza y atadas con la corbata que Katsuki había tenido en mano antes.
Cuando se dio cuenta ya era tarde, una sonrisa ladina se dibujó en el rostro del rubio, y antes de que pudiera quejarse fue volteado boca abajo en la cama. Katsuki hizo que sus manos quedarán por encima de su cuello y sus codos clavados en el colchón, su trasero fue alzado y manoseado pecaminosa mente.
—¿Kacchan? —murmuró el pecoso al no saber qué estaría pensando el rubio, un dedo se coló entre los tirantes de su ropa interior y tiró de ellos dejando que el elástico golpeara su piel—. ¡A-ah! ¡Oye!
Se quejó a medias, sintió como el alfa se movía por la cama y buscó algo en un cajón que estaba al lado. Después sintió como volvió al sitio de antes, dejó caer algo en la cama y el sonido metálico le hizo tragar saliva.
—¿Q-qué estás haciendo? —preguntó el Omega, sin embargo, no recibió respuesta alguna. Quiso moverse, pero una mano fuerte del rubio lo mantuvo en su lugar presionando su espalda.
—Quieto, te va a gustar, vaquita lujuriosa. —el aliento cálido del rubio pegó en su trasero, justo después sintió como unos dientes se encajaron levemente en uno de sus glúteos, no pudo evitar que un gemido lastimero escapara de sus labios por ello.
Un líquido viscoso se derramó sobre su espalda baja y trasero, no tenía que ser un genio como para saber que eso era lubricante. El lubricante se resbaló por sus piernas internas, y goteó a la cama, las manos de Katsuki manosearon por todas partes, regando el aceite parejamente en todo los lados de sus muslos y espalda, era como un masaje relajante y delicioso.
Le encantaba, eso hasta que las manos del rubio se quitaron de su piel, segundos después un dolor intenso se presentó en su trasero de manera cruzada, un fuerte azote sonó entre las paredes de la habitación e Izuku solo pudo ahogar un grito que estaba mezclado con gemido fuerte, el aire había escapado de sus pulmones y no pudo hacer ningún sonido coherente.
Katsuki le había pegado con su cinturón de cuero, y sus glúteos había sufrido un azote con ello. El pecoso no pudo reponerse, otro azote cruzado, casi de lado, entre su trasero sonó. Lágrimas se derramaron de los ojos del pecoso al mismo tiempo que los cruzaba.
Un pequeño chorro de lubricante cayó de entre sus bragas a las sábanas, sus piernas temblaban llenas de espasmos y su respiración se aceleró de sobre manera. La carne que antes era blanca y con un toque rosado, ahora estaba roja y con las marcas del cinturón en ella, el aceite hacía que la sensación de ardor y calor fuera más deliciosa, dolía pero también le gustaba dejarlo querer más.
—K-Kacchan… ¡Ah! —Izuku gimió fuertemente arqueando su espalda cuando otro azote un poco más fuerte que los demás pegó contra su trasero.
El pecoso estaba chorreando más y quería correrse pronto, pero no podía tocarse, quizás para eso Katsuki le ató las manos, quería tenerlo allí, necesitado y rogando por más. Lo peor del caso era que no tenía tantas barreras como para resistirse, y quería correrse, esa libertad estaba tan cerca que podía tocarla.
—¡P-por favor! ¡K-kacchan! —el Omega chilló y Katsuki solo sonrió con malicia, apretó la correa entre su mano antes de mover su brazo y hacer que la punta le pegara de nuevo a ese trasero jugoso.
Se miraba tan exquisito, el lubricante hacía que se viera brilloso, el color rojizo era tan apetitoso, como una fresa madura y fresca. Sabía de sobra lo que quería hacer el Omega, más bien, sabía lo que le estaba pidiendo y solo por el hecho de arreglarse tan sexy para el esa noche, se lo cumpliría ese día, sería generoso.
—Mi tierna vaquita. —murmuró el rubio con burla en su voz—. Tan sucia y desesperada, ¿Te gusta que te azoten con la correa, no? Que puta más descarada.
El rubio llevó su mano a la entrepierna del pecoso, presionando y frotando el coño del Omega aún por encima de la tela que estaba toda pegajosa, podía sentir lo caliente que era, eso solo lo hizo sonreír más. Sabía que si metía su polla en ese momento sentiría como si se estuviera quemando, era una de las cosas de las que nunca se iba a cansar.
Izuku gimió tembloroso ante el toque, su saliva hacia charco bajo su boca, pero no le importaba en lo más mínimo. Katsuki masajeó su clítoris por encima de sus bragas, con fuerza y sin compasión, pero lo que le hizo correrse fue una bofetada que resonó sobre su coño.
El pecoso rodó los ojos hasta casi ponerlos blancos, chorros y más chorros cayeron de su coño vestido a la cama. Izuku sentía que había sido la mejor corrida que tuvo hasta ese punto de su vida. Su trasero no daba para más, y Katsuki pareció entender eso, pues dejó de lado la correa y lo hizo voltear de nuevo boca arriba, teniendo cuidado con sus manos atadas.
—Mírate, eres un desastre por completo. —ronroneó Katsuki en voz baja, Izuku tenía los ojos desenfocados, un gran sonrojo lo cubría, también tenía las mejillas llenas de lágrimas y su mentón lleno de saliva.
Abrió con sorpresa un poco los ojos al ver como los pezones del pecoso mojaban el brasier que tenía puesto, tenía ganas de comer de ellos. Así lo hizo, se metió con suavidad entre las piernas del pecoso y se inclinó sobre él, se acercó al valle entre sus pechos y lamió.
Dejó una hilera besos mientras se dirigió a uno de los pezones, dio un pequeño beso por encima antes de morderlo suavemente y tirar de el, eso hizo que el pecoso se estremeciera y gimiera débilmente. Katsuki no quería quitar ese lindo triángulo de tela de ese delicioso pecho, pero tenía que hacerlo obligatoriamente.
Lo movió a un lado para liberar ese pezón rosado e hinchado, lo tomó en su boca y comenzó a chupar sin remordimiento, el líquido dulce y caliente llenó su boca. Katsuki llevó su mano al otro pecho del pecoso para apretarlo y jugar con el.
Izuku solo podía retorcerse en la cama, sus manos atadas sobre su cabeza no le dejaban agarrarse de nada y tocar nada, solo podía sentir como uno de sus pezones era succionado con fuerza y otro estaba apretado hasta el cansancio.
Era placentero pero al mismo tiempo frustrante, quería más, su interior se estaba apretando alrededor de la nada y Katsuki solo jugaba con su cuerpo. Le gustaba, no podía negar que era un masoquista de mierda.
—K-Kacchan, necesito más, por favor. —el pecoso gimoteó débilmente, sollozando y temblando—. Te quiero dentro, Kacchan.
Katsuki gruñó por lo bajo, siendo más como un pequeño arrullo para que el Omega dejara de llorar, el rubio dejó a regañadientes el pezón del pecoso, le encantaba esa deliciosa leche materna, pero ahora tenía que atender a su pecoso.
Una mano del rubio se posó sobre la mejilla del pecoso, quitando los rastros de lágrimas que tenía allí. Se irguió separándose del menor un poco, frotó un poco su polla contra el coño vestido del Omega, tampoco podía aguantar mucho más, quería entrar en ese delicioso agujero y llenarlo.
—Los condones siguen en el mismo cajón ¿No? —preguntó el rubio sin dejar de frotarse, recibió un asentimiento del menor rápidamente.
Katsuki se estiró lo mejor que pudo para alcanzar la mesita de noche al lado de la cabecera de la cama, abrió el cajón superior y sacó de allí un paquete de condones, era mejor esperar un poco antes de tener un segundo cachorro.
—Bien, ya hay que darle a la puta desesperada lo que quiere. —a pesar de sus palabras, Izuku no pudo evitar suspirar con deseo, sabía que el rubio tenía un lenguaje sucio a la ora del sexo desenfrenado, pero le gustaba, el pecoso disfrutaba al ser degradado de esa manera, en parte sabía que era solo por el calor del momento y no era en serio.
El envoltorio del condón fue roto ágilmente por el rubio, se lo colocó en un segundo y después echó a un lado la braga del pecoso, se quedó un momento deleitándose con esa vista del coño rosado y mojado, hilos transparentes se deslizaban desde su entrada.
Katsuki se lamió el labio inferior para después presionar su glande contra la entrada húmeda de Izuku, entró de una embestida haciendo que el pecoso volteara los ojos hacia arriba mientras que dejaba escapar un gemido lastimero y fuerte. El rubio empezó a mover sus caderas con fuerza y rapidez, mirando como el cuerpo del pecoso temblaba, incluso los pechos hinchados del menor se balanceaban.
—¡Oh, s-sí! ¡A-ahí alfa! —Izuku tenía una sonrisa desfigurada por el placer, era más una mueca de éxtasis. El pecoso trató de enredar sus pies alrededor de las caderas del rubio, aunque el fuerte movimiento no lo dejó hacerlo por completo.
El rubio solo lo sostuvo de las caderas mientras daba más embestidas con fuerza. Sus dedos estaban tan apretados que estaba seguro que al otro día tendría las marcas y le iban a durar por una semana entera, trató de inclinarse un poco para lamer el pezón que estaba sin cubrir por el brasier, solo logró chuparlo un poco, pues no quería perder el ritmo de las embestidas si se concentraba demasiado en la deliciosa leche materna.
Izuku solo podía gemir, le encantaba ser llenado por las polla de su alfa, aunque no la sintiera natural por completo, el látex que la cubría esa fastidioso y además no podría sentir la caliente y viscosa semilla derramarse dentro suyo. Aunque le faltaba poco para poder retomar las pastillas anticonceptivas, solo tenía que esperar a que su cachorra tuviera lo suficientemente mayorcita para dejar de tomar leche.
Katsuki lo hizo sentarse sobre su polla, pasó sus manos atadas atrás de su cabeza y utilizó la fuerza de sus brazos para hacerlo saltar cual conejo sobre su regazo, además ayudaba moviendo sus caderas hacia arriba para enterrarse más contra su coño, Izuku se quería correr se nuevo.
Lo hizo solo cuando Katsuki arremetió contra su interior manteniéndolo presionado mientras se corría en el condón, un par de dedos del mayor torturaron de nuevo su botoncito rosado hasta que estuvo chorreando con fuerza.
Casi de inmediato cayó a la cama, el rubio se sacó el condón usado y se puso uno nuevo, la siguiente ronda empezó igual que la anterior. Pronto el cuerpo del pecoso se llenó de mordidas, chupones y marcas de azotes con la correa o la mano del rubio, un condón tras otro fue dejado de lado, sucios y llenos de semen.
Al final, cuando el nudo del rubio se formó por tercera vez, ninguno de los dos pudo más. A Izuku le dolía su pobre coño, y sentía que no podía caminar bien por un par de días, Katsuki por su parte ya había descargado todo su estrés y además se sentía drenado, seco por completo.
—¿Quieres tomar un baño? —murmuró el alfa suavemente al pecoso, le acarició el rostro y tomó una de las manos besando su muñeca, en donde estaban las marcas que había dejado la corbata.
—Mmmm, no, yo quiero dormir. —bostezó el pecoso pegando su cuerpo más al de Katsuki para estar cerca de su calor—. ¿Sabes qué hora es?, Es la una de la mañana, estoy cansado y tengo mucho sueño. Mañana se limpia.
Katsuki se rió ante lo dicho por Izuku, le dio la razón mientras los arropaba bien. Le encantaba su pequeña familia, su Omega y el sexo siempre era alucinante con él, el rubio no pedía nada más en el mundo.
Esa noche durmió y descansó más de lo que lo había hecho en ese mes, al otro día despertaron casi al medio día, y a ninguno les importó.
El pecoso peleo un poco al tener su cuerpo dolorido, pero se sentía bien en parte. Después tuvo que caminar despacio al tratar de moverse de un lado al otro, sin embargo, no se arrepentía de nada.
(...)
Ah~
Dejé que un par de mis fetiches salieran a la luz. También cumplí con algunos pedidos. "Que Katsuki llegue estresado del trabajo y Deku le quite el estrés (algo así)". "necesito a un Deku en plena lactancia y con trajecito de vaca", "quisiera que hicieras un one shot en donde pasen fetiches de pies y golpes"
Akdkak, un poquito de todo, y me encantó escribirlo UwU
Espero que les haya gustado la mini historia. 🤺
Zaorycast. ✨✨
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