El sueño de Bruno
Bruno cayó de espaldas, la cara de Mirabel cambió. Esta se asustó un montón y se puso a agitarlo.
Mientras, Bruno está teniendo un sueño, como una visión mientras dormía.
Bruno se encontraba en un vacío absoluto, todo estaba negro a su alrededor. De repente, Alma apareció frente a él.
— Mamá... Perdón, por mi culpa vas a morir en dos días, soy un inútil...
— Nunca más digas esas, por lo menos bajo mi presencia hijo mío - le puso una mano en el hombro -, nuncs harás nada mal... Cuando te culparon no pensé en tí, solo en el pueblo. Además, nadie puede culparte por utilizar tus dones, con los que naciste.
— ¿Dónde estamos? — Bruno no entendía nada, pero se alegraba de ver a su madre sana.
— Pues... Eso no debe preocuparte ahora. Escucha bien lo que debo decirte por favor... Puede que sean mis últimas palabras contigo...
— Por favor madre, no diga esas cosas... — Bruno estaba volviendo a entrar en trance, en el que acababa de salir.
— Verás Bruno, - Bruno se concentró en sus palabras, no podía olvidarlas, no debía hacerlo pasase lo que pasase, podrían ser las últimas que le dijese — Mirabel es la sucesora de la magia, gracias a ella Antonio tuvo su poder. Ella cuidará a partir de ahora del encanto y de todo el pueblo. Ahora debo irme, pero no para siempre... Ya nos veremos en persona, hijo mío...
En ese momento Alma empezó a desaparecer ante los ojos de su hijo. Bruno no sabía cómo reaccionar ante las palabras de su madre, pero de repente el lugar vacío desapareció y se despertó en el bosque.
— ¿¡Bruno!? - dijo Mirabel asustada, con la lágrimas en los ojos —. ¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado?
Bruno se incorporó y le contó todo el sueño que acababa de tener. Mirabel le escucho interesada y sorprendida.
— Pero, ¿ahora ya estás mejor?
— Sí, sí, pero creo que no debería tener más visones..., solo como precaución.
— Estoy de acuerdo, anda vamos, tenemos que encontrar esa flor... ¿cómo dijiste que se llamaba?
Bruno aún no había dicho el nombre y Mirabel estaba empezando a extrañarse.
— Ahh, el nombre. Pues, creo que algo como Bulpeun... Pero no me acuerdo muy bien...
— Se lo podríamos haber preguntado a Isabel, es raro que no nos la hubiera dicho...
— Bueno, vamos a seguir... "To, toco madera" — dijo mientras tocaba la corteza de un árbol, Bruno seguía siendo como era antes.
Al cabo de un rato, cuando la noche estaba empezando y nuestros protagonistas estaban cenando, un tangara pequeño apareció con un pequeño trozo de papel entre sus patas.
— Gracias, seguramente vendrás de parte de Antonio, ¿no? — le dijo Bruno, el tangara asintió con su pequeña cabeza y se fue volando mientras entonaba una serenata.
Bruno leyó el papel y se lo pasó a Mirabel, ambos debían despertarse pronto y aligerar el paso si querían salvar a Alma.
"Mirabel y Bruno, soy Antonio.
La tía ha dicho que la abuela no va a aguantar mucho tiempo más con vida, por favor, no tardéis hablando con ese amigo vuestro.
Si sigue sin mejorar, os mandaré a mi guajar para que os traiga de vuelta.
Muchos besos de parte de todos."
Debían darse prisa, la vida de Alma estaba colgando de un hilo.
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