Soledad.
—Te noto rara.
El rostro de Kairi mostró confusión por la repentina oración empleada por Terra. Extrañada de la forma en que enfatizaba las palabras.
— ¿Rara?—la comisura de su labio se deformó en una mueca. Seguido se volteó para encarar al mayor, deseosa de explicaciones.
Las grandes manos de Terra se perdieron detrás de su espalda, entrelazadas.
—Sí, rara. Extraña, diferente, anormal; hay muchos sinónimos, pero lo que importa es el significado. ¿Sucede algo malo?
De inmediato, la fémina negó. Continuaba sin entender la razón de su comportamiento y se preguntó si ese hombre era siempre así; el lazo entre ellos era prácticamente inexistente, sólo se conocían de vista y pocas veces intercambiaron palabras, todas sus conversaciones fueron en grupo, acompañado de amigos que de alguna forma, los conectaban.
—Yo... estoy como siempre—balbuceó, no porque no se creyera a sí misma, sino que desconocía cómo actuar.
—Tienes razón. Estás como siempre y eso es malo.
Kairi agitó la cabeza de un lado a otro, ¿qué propósito se supone que tiene esta conversación?
— ¿Malo? Define malo.
—Algo que no está bien. Así de simple. Y dándote mi sincera opinión, esa descripción es perfecta para ti—pausó, en ningún momento perdiendo su estoica expresión. Sin embargo, hizo un gesto con su brazo derecho, moviéndolo a su costado en una curva— ¿Cómo estás?
Los labios de la pelirroja se entreabrieron, e inconscientemente, dio un paso hacia atrás. Quizás tenía miedo de sus intenciones, y si estas resultaban ser ciertas, estaría lista para huir.
— ¿Cuál es tu propósito? ¿Por qué me hablas? Fácilmente te puedo tachar como un desconocido. Eso eres.
Y por primera vez desde que inició esa conversación, una gentil y débil sonrisa decoró los labios del castaño; tan pequeña que era fácil no notarla. Pero ella sí lo hizo, y eso la confundía aún más.
— ¿Cómo estás?
—Responde mi pregunta—refunfuñó, por alguna razón, le costaba controlar las emociones negativas, llevándola a activar todas sus defensas.
Por sí acaso, sólo por sí acaso.
—Tú responde la mía. ¿Cómo estás?
— ¡Estoy bien! ¡Estoy como siempre!—el grito salió por sí solo, como si tuviera mente propia y se cansara de mantenerse escondido.
—Si dices que estás como siempre, entonces no estás bien.
— ¡¿Y eso qué significa!? ¡Dime! ¿¡Qué significa!?
¿Acaso eso era dejar salir la ira? Era un sentimiento tan horrible y asqueroso, quizás porque no estaba acostumbrada a liberar sus emociones negativas.
Pero algo tenía claro. Si él no paraba de hablar, ocurrían dos cosas: O lo golpeaba o escapaba. Por el bien de ambos que sea la segunda.
Terra dio un paso adelante y ella por inercia dos hacia atrás. Una corta pero profunda respiración fue tomada por parte del varón.
—Riku y Sora se han ido de nuevo, ¿no?—Kairi inevitablemente jadeó al escuchar la mención de esos nombres y de manera que se hizo usual, no pudo evitar apretar su mandíbula—. Juntos, los dos, solos, teniendo múltiples aventuras y a ti dejándote atrás—ella apretó sus puños—. Quieres ir con ellos, pero no te atreves a decir nada. Quieres formar parte de sus vidas, pero temes estorbar. No lo demuestras, pero en el fondo te sientes triste y solitaria. Has llegado al punto en que olvidaste quién eres y qué deseas ser, que ahora sólo te limitas en complacer a los demás con la esperanza de que no te abandonen—la chica agachó la cabeza—. Pero sigues incompleta.
Y se odió, odió cada parte de ella por dejar que alguien con quien no compartía ningún lazo haya descubierto con tal facilidad algo que ni siquiera ella sabía o más bien, ignoraba, encerrándolo como un criminal. Todo eso, eran sus emociones y deseos. Algo que la definía; más que sin embargo, creyó innecesario.
Movió levemente su pie derecho sobre la arena de la playa de Islas Destino, dejando una marca. Sólo poco después, tuvo el valor de alzar la vista para encontrarse con la mirada del castaño. Una mirada tan fría, seria e inquisidora; pero que aún así, ocultaba tantas emociones agradables.
— ¿Qué es lo que quieres de mí?—su voz salió rota.
—No pido mucho—Terra retomó el intento de cercanía, Kairi no hizo ningún esfuerzo por alejarse—. Lo único que quiero es ver a la auténtica Kairi. Una mujer que es capaz de hacer lo que pide su corazón, una mujer que es capaz de ser su propia persona. Un ser humano completo.
La pelirroja agitó la cabeza a sus costados. Quizás, sólo quizás, tal vez supo por una vez a qué se refería.
—Yo... por favor, continúa—pidió en un quedo murmullo. No tenía la fuerza mental para resistirse, quería llegar hasta el final y aplaudirle al director por su obra.
—Has olvidado quién eres, Kairi. Eso es malo, no está bien. Sin embargo, es lo usual para ti, lo normal. Esa normalidad es abominable e insípida—otro paso adelante. La fémina no reaccionó ante ello, ida en las palabras del hombre—. ¿Estás segura de que quieres ser una portadora de la llave espada? ¿O lo haces para evitar quedarte atrás? ¿Cuándo ha sido la última vez que has mostrado tus emociones? ¿O te has quejado de esas veces en las que tus amigos se van sin ti?
—Están mal—interrumpió torpe y de sopetón el monólogo del castaño—. Esas emociones están mal.
—Molestia, tristeza, envidia...—susurró Terra, de tal forma que sólo ellos pudieran escucharlo—. Ninguna de esas emociones son exclusivamente de la oscuridad. Tú eres quien decide si convertirlas en un pecado, o, usarlas como algo bueno, que te permita crecer. Eso es ser humano, y no está mal que seas uno.
Las manos de Kairi se encontraron, jugueteando nerviosas entre sí. Nuevamente, la cobardía se apoderó de ella y huyó a la penetrante mirada del mayor. Temía que siguiera hurgando en su alma.
—Humana...—susurró—. Emociones como esa, no las quiero. Si eso me hace humana, no quiero serlo.
Por favor, vete.
Deja de huir.
—Olvidar quién eres es la forma perfecta de convertir tu corazón en una prisión. ¿Estás segura de querer un destino así?
Ella mordió su labio. Quizás, y sólo quizás, no quería que él se fuera. En el fondo, sabía que necesitaba de alguien que le dijera la dolorosa verdad y colocara sus pies en la tierra.
El mundo de los sueños siempre fue hermoso para los ignorantes. Los que estaban conscientes de la realidad, sabían que era una total pesadilla.
— ¿Qué es lo que ofreces?
—Propongo que te vayas, lejos de aquí, de tus amigos y lo que conoces. Todo con tal de que puedas descubrir quién eres en realidad y qué es lo que quieres.
Una propuesta tentadora. Pensó mientras mordía su labio.
— ¿Qué es lo que dices? La respuesta está en ti, perfectamente puedes ignorarme y seguir como siempre, viviendo una vida que no se siente como tal—él extendió su diestra.
Ella miró esa mano que le ofrecía una puerta a tantas oportunidades, a un mundo desconocido. Había tantas cosas por dejar atrás; pero tal vez, no era una mala idea.
Terra sólo era un conocido, un extraño. No obstante, se permitió tomar esa mano y buscar consuelo en esos brazos. La primera lágrima se perdió en la arena, y por primera vez en tanto tiempo, el atardecer fue testigo de cómo esa chica liberaba en llanto, todo su sufrimiento.
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¡Uh, hola! Finalmente encontré la inspiración necesaria para hacer este One-Shot. Y es que sigo sin tener una razón concreta, pero este ship me enamora.
Como pudieron notar, esto no tiene ningún tipo de romance. Aunque si me conocen lo suficiente sabrán que yo no me concentro mucho en hacer algo como tal jsjsjsjs
Este fic prácticamente refleja mis sentimientos hacia Kairi y lo que creo es la esencia de su personaje. Alguien que olvidó quién es, más concentrada en complacer a otros y no a sí misma. Terra sería ese empujón —dependiendo del contexto. Incluso puede ser nuestra propia conciencia diciéndonos que no estamos bien y dejemos de lastimarnos— que todos necesitamos para darnos cuenta de lo que necesitamos y apartar lo que no.
Recuerden, un ser humano sólo está completo cuando es su propia persona.
Eso es todo, ¡Selemi se despide!
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