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Love & pain

POV Narradora...

- ¿Te dolió?- preguntó el tricolor al oído de su acompañante a quien abrazaba de la cintura.

- Para nada...- respondió en un susurro.

Ambos chicos estaban en la cama recostados y acurrucados el uno con el otro. Yami tenía a Yugi abrazado de la cintura mientras Yugi miraba a la pared con una mirada inexpresiva. Y ciertamente ¿podían culparlo? Después de todo su día había sido confuso.

- Gracias- susurró el chico.

- ¿Porqué?- respondió el otro confundido.

- Sólo... gracias- y tras decir eso se dió la vuelta y se acurrucó en el pecho del mayor.

Los cuerpos desnudos bajo las sábanas aún estaban encandilados, las mentes de los tricolores estaban en blanco pero, el ambiente era confuso. ¿Qué se supone que debían sentir?

Estaban engañando a sus parejas, habían tenido sexo en la cama donde Yugi y su esposo dormían, Yami ni siquiera había hablado con Tea todavía y Yugi no le había dicho a su mejor amiga que su esposo estaba con él. Aún así... sus corazones latían a mil por el simple hecho de estar al lado del otro sintiendo su cálido cuerpo.

- ¿Crees... que deba irme?- habló Yami rompiendo el silencio que se había formado.

- ¿Quieres irte?- cuestionó el otro sin verse a la cara.

- Me refiero... a irme del lado de Tea...- un silencio se formó entre ambos. Yugi no sabía ni qué responder.

- Aún sientes algo por ella... no creo que debas irte de su lado.

- ¿Cómo puedes saber que siento algo por ella?

- Si ya no sintieras nada, no hubiera sido necesario que te acostaras conmigo para que la dejaras. Lo hubieras hecho desde hace mucho o la hubieras engañado con cualquiera. Y hablando de ella... deberías llamarla.

- ¿Ahora?

- No llegaste a dormir... debe estar muy preocupada, a fin de cuentas es tu esposa ¿No?

- Pero ahora estoy contigo...

- Pero yo soy tu amante... ella es la esposa.

- Yugi...

- Lo sé... perdón, no quise decirlo así. Pero hablo en serio, háblale.

- ¿Ahora? ¿Estás seguro?- en ese momento, el celular de Yugi sonó y este se enderezó para tomarlo.

- Muy seguro... Además debo responder.

- No lo hagas... Déjalo pasar...

- Diga...- Yami suspiró y Yugi se levantó de la cama, se colocó la playera que estaba tirada en el suelo y entró en el gran closet que tenía la habitación, un pequeño pero a la vez gran cuarto donde guardaban gran cantidad de ropa tanto de Yugi como de su esposo.

Yami se levantó de la cama colocándose los pantalones y tomó su celular que estaba en uno de sus bolsillos.
En ese momento recordó que estaba descargado, por lo que decidió usar el teléfono de la casa de Yugi. No creyó que le importara, así que bajó a la sala de estar para tomar el teléfono. Marcó el número de su casa y esperó.

- ... ¿Yugi? ¿Sabes algo de él?

- Hola Tea...

- ¿Yami? Idiota ¿¡Dónde carajos estabas!?

- Pasé la noche en casa de un colega del trabajo y vine a visitar a Yugi hace una hora. Mi celular se descargó y por eso no te hablé. Además creí que estabas molesta y no querías hablar conmigo.

- Idiota, ¡Claro que estoy molesta! No llegaste a dormir anoche, ¿Sabes cuántos escenarios pasaron por mi mente? Creí que tendría que ir a buscarte en algún hospital o peor.

- Estoy bien, ya, no me pasó nada ¿ok?

- Espero que vengas en camino.

- De hecho, ayudaré a Yugi con unas cosas así que creo que no llegaré temprano hoy.

- ¿Que no tiene pareja que le ayude?

- Jaden está de viaje de negocios Tea. Por favor, Yugi es amigo de ambos, debo ayudarlo. Es cuestión de mover algunas cajas del ático y eso...

- Bien. Por lo menos sé que estas bien... Vuelve con cuidado ¿ok?

- Ok amor, te amo. Bye- y colgó.

- Espero que no esté enojada conmigo por mentirle en la mañana- habló el tricolor bajando las escaleras.

- Le dije que había venido a tu casa hace una hora. Ella cree que pasé la noche en casa de un colega del trabajo.- poniendo más atención miró el atuendo del tricolor. Ropa discreta y lentes oscuros.

- ¿Saldrás?

- Sólo 20 minutos. No tardaré. Si gustas quédate, ve la tele o come algo. Estás en tu casa.

- Gracias pero... ¿No quieres que te acompañe?

- Debo hacer un mandado personal así que prefiero ir solo.

- Oh... De acuerdo.

Yugi sonrió y salió del apartamento. Tomó el elevador hacia el primer piso y salió casi corriendo del edificio.
Se dirigió hacia un parque que estaba cerca de ahí y caminó a la orilla del lago buscando a alguien.

- Señor Muto.- el chico volteó y se topó con un hombre alto, con una gabardina puesta y lentes oscuros.

- Señor Kizawa...- saludó y tomó el sobre que le extendían.- su depósito está hecho. Agradezco su trabajo.

- No tiene porqué. Después de todo las noticias no son gratas.- sus palabras fueron comprobadas en cuanto Yugi abrió el sobre y miró las fotografías en su interior.- Lamento ser yo quien le entregue ese sobre. Pero para eso me contestó. Debo irme. Espero su siguiente decisión sea correcta.

Y sin más, el hombre se fué.

Ya habían pasado casi dos horas desde que el tricolor se había ido y Yami se estaba comenzando a preocupar. Se supone que sólo se iba a ir por 20 minutos.

Finalmente escuchó la manija de la puerta y miró cómo el tricolor entraba con un sobre en la mano.

- Volví- dijo.

- Creí que sólo saldrías 20 minutos. Me comenzaba a preocupar.

- Lo siento, mi mandado demoró un poco más de lo que había planeado.- mintió- ¿Quieres comer? Pediré algo.

- No gracias, ya debo irme. Quiera o no, Tea me espera.

- Bien, es comprensible... Emmm... Gracias... Por lo de anoche y hoy en la mañana...

- No... Fue nada... Creo... - ambos se habían avergonzado un poco pero ya que más dabs- Bien... Dejé algo en la cocina para tí... Yo me voy.- avanzó hacia el chico y depósito un beso en su mejilla para después abrir la puerta.- Espero verte pronto...

- Creo... Que sería bueno.

Ambos sonrieron y Yami salió del apartamento cerrado la puerta tras él.
La sonrisa de Yugi desapareció en un instante y se dirigió a la cocina.
Ahí se encontró un pequeño pastelito con mermelada de fresa sobre él formando la frase "I love you"
Yugi finalmente se quitó sus lentes oscuros dejando ver la irritación en estos. Durante las 2 horas que había estado ausente había estado llorando en silencio en una banca alejada de todo en el parque donde le habían entregado ese estúpido sobre que aún sostenía con enojo y dolor.

- ¿Porque tengo que llorar... Cuando finalmente me vuelvo a sentir amado?

Soltó al aire en un susurro. Susurro que sólo escuchó la rosa roja que estaba al lado del pastel con una pequeña tarjeta qué decía "No permitas que llueva en tus ojos de nuevo"

Yugi sólo pudo sonreír ante tales palabras pero a su vez, lamentaba no poder cumplir esa petición, pues ni bien la leyó, la lluvia torrencial volvió a sus joyas amatista haciendo que lloveria a cántaros durante el resto de la tarde, hasta que finalmente sus ojitos inchados no pudieron más y decidió irse a dormir por lo que quedaba del día.

Continuará...

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