VI
Suki se sentó a oscuras en el patio trasero de la casa de hospedaje con las estrellas visibles en el firmamento. Luego de lo sucedido en el baile solo quería estar sola con sus pensamientos, y los jardines eran sitios que amaba desde que comenzó a pasar grandes horas de sus días en los del palacio real con Zuko, su familia y los patos tortuga.
El solo hecho de convocar sus recuerdos con el señor del fuego hizo que las lágrimas volvieran a brotar de sus ojos y recorrieran sus mejillas como lo habían hecho desde que se separaron. Le dolía pensar en la idea de haber perdido la buena relación con su amigo por un arrebato. ¿Cómo podría seguir siendo su guardaespaldas luego de esto?
Se mantuvo llorando hasta que el candelabro ubicado en la división entre la casa y el jardín se encendió como por arte de magia. Volteó de inmediato, encontrándose con la última persona que quería ver en ese momento parado en el umbral con una mirada de tristeza.
—Hey —dijo el señor del fuego sin moverse, forzando una triste sonrisa en sus labios.
—¿Zuko? No sabía que estabas aquí —comentó con una voz tan débil que casi parecía un susurro, limpiándose lo más rápido que pudo las mejillas—. ¿Dónde está tú escolta?
El señor del fuego giró su cabeza en todas direcciones y luego se encogió de hombros.
—Si fui lo suficientemente hábil deben seguir en el baile.
—No deberías haber hecho eso —suspiró bajando su mirada hacia su vestido—. Es peligroso.
Zuko no se inmutó por el leve regaño, caminó hacia donde estaba la líder de su guardia, sentándose a su lado. Suki pareció un poco incomoda con la cercanía del chico, mas no lo manifestó. Los dos se quedaron en silencio, sumergidos en sus propias ideas.
—Yo, lamento haberme sobrepasado —habló Zuko rompiendo el mutismo—. No debí haber intentado besarte.
—No fue tu culpa —contestó Suki obligándose a verlo por un corto, pero doloroso momento—. Yo también quería besarte...Y todavía ahora quiero hacerlo.
El señor del fuego la miró sin estar seguro si había escuchado bien, la sorpresa reflejada en su rostro y una leve incredulidad en sus labios. La guerrera Kyoshi sumamente apenada por su segundo arrebato de corazón en un día, bajó la mirada a su atuendo, dispuesta a salir de ahí a la primera oportunidad.
—Entonces, por favor, por favor, permíteme hacerlo —pidió el chico tomando una de sus manos con una de las suyas, al tiempo que usaba la otra para que levantara su rostro y lo mirará directo a los ojos.
—¡No, no puedes decir eso idiota! —exclamó ella comenzando a llorar, retirándose del contacto y levantándose para darle la espalda.
—¡¿Por qué?!
Suki se estremeció y sintió su corazón romperse al escuchar el dolor y la tristeza en la voz del maestro fuego.
—Deberías estar pensando en un compromiso con una joven noble, no con una plebeya del reino tierra —Se atrevió a decir volteándolo a ver, limpiándose las lágrimas con la manga del vestido.
—Suki, por favor, no me vas a decir que crees en toda esa tontería de las posiciones sociales o sí.
—¡No, pero es así como funciona y lo acepto! —gritó molesta—. Sobre todo cuando puede poner tu vida en peligro.
—¿De qué estás hablando?
—Zuko, sabes tan bien como yo que todavía hay mucha gente que piensa que eres débil por escoger la paz entre las cuatro naciones en vez de la supremacía de tu pueblo. Incluso después de años de asumir el trono los intentos de asesinato no cesan por completo —mencionó intentando recuperar alguna pizca de su destrozada compostura—. Ahora solo imagínate lo que sucederá si tienes una relación con una campesina de otro reino.
—No eres una campesina, eres una guerrera valiente y leal. La persona en quien más confió en este mundo —comentó volviendo a tomar sus manos. Ella se tensó, sin embargo no se alejó—. Y aunque lo fueras, no me importaría en lo absoluto. Suki me gustas, estoy dispuesto a arriesgarme a cualquier dificultad con tal de que estés a mi lado. Por una vez quiero ser egoísta y ponerme antes que cualquier persona, antes que mi nación.
—Zuko...
—Suki —El señor del fuego se acercó a la guerrera Kyoshi presionando su frente con la de ella—. Arriésgate conmigo.
—Yo...
Zuko no permitió que dudara. Cerró el espacio entre ellos, besándola por primera vez. Suki soltó un gemido de sorpresa, sintiendo una sensación ardiente ante el contacto de sus labios, despertando cada parte sensible de su cuerpo. Era como si el señor del fuego llevara su elemento en su cuerpo y muy pronto cedió a la sensación tan excitante y maravillosa.
—¿Qué dices? —preguntó Zuko al separarse con voz ronca, sus ojos dorados centrados en los azules de ella.
—Si...
Los dos se volvieron a alcanzar, sonriendo y riendo en el proceso. Ahora parecían estar radiantes, sin una pizca de dolor en sus cuerpos. Mientras se besaban cayeron al pasto, y posteriormente terminaron acostados en el follaje sin querer volver a levantarse nunca más.
Cuando el resto de las guerreras Kyoshi entraron alarmadas al hogar de acogida buscando a sus jefes, quedaron estáticas al verlos en el jardín semidesnudos, besándose. Zuko y Suki sabían que no había marcha atrás, y no les importaba. Estaban dispuestos a arriesgarse y confrontar cualquier adversidad que se les presentara.
Fin.
Nota de autor final:
Estoy de vuelta tras mucho tiempo :D
La verdad es que no hay un motivo de peso por el cual estuve tan ausente. Es solo que tener mis clases por distancia de una carrera que ocupa tanto el uso de la Pc (Programación). Al final ya no tenía ganas de seguir enfrente de la computadora para escribir, de ahí mi inactividad. Pero bueno, ahora que son vacaciones, intentare traer al menos algún escrito.
Respecto a la historia. Bastante pelusa, lo sé. En realidad se me alargó más de lo esperado. Pero bueno, estoy satisfecho con el resultado. Estos dos, la verdad es que se han convertido en una de mis parejas favoritas tras su interacción en los comics, y mi opinión sobre su unión solo se refuerza más con la gran teoría de la comunidad sobre el padre del segundo hijo de Toph (Suyin). El cual tiene toda la pinta de ser Sokka.
En fin, ese no es el asunto de hoy.
Sin más que decir. Nos vemos en un siguiente escrito.
Saludos :D
Pd: Créditos de la imagen inicial a su respectivo autor. Esta genial por cierto.
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