Selfridge estaba en su escritorio leyendo los informes de la incursión ocurrida hace dos semanas, la conclusión de la misma le parecía increíble, un grupo de diez hombres logró detener durante un buen tiempo una incursión de Na'vis.

Parker no era soldado, pero sabía que hacer eso, tenía todo su mérito, por lo que estuvo dispuesto a recompensar a los hombres por su éxito.

De pronto se abrió la puerta, un hombre de uniforme militar apareció y se sentó en la silla al frente del escritorio, cara a cara mirando a Selfridge, con una mirada de regaño totalmente visible.

Era el comandante Falco, líder del SecOps, había llegado para una conversación "amigable" con su par de la administración aunque estos no se llevaran tan bien como se podría esperar.

-¿Qué quieres Falco?, no tengo tiempo para uno de sus arrebatos, tengo muchos informes que revisar y administrar-. Decía mientras se reclinaba más en su silla, su tono era el de un empresario habitual, simple, frio y desinteresado.

-Sabes que te advertí que esto pasaría ¿No es así?-. Dijo Falco, su tono de voz se hizo duro como el hierro.

Selfrigde se quedó mirando a Falco, su cabeza le recordaba la vez que este le había advertido que los Na'vi estaban volviéndose más peligrosos y que los mismos cada vez estaban acercándose más al perímetro de Hell'Gate, la respuesta a la problemática según Falco era sencilla como un militar la podría explicar: Matarlos a todos.

-Si-. Dijo con total desinterés pero en sus adentros estaba algo molesto y avergonzado, pero él era el superior de Falco, no debía mostrar debilidad porque si no este le destruiría- Pero también te respondí que esa opción no era adecuada. No voy a autorizar una eliminación total de los Na'vi si hay otros medios a nuestro alcance.

Falco se quedó mirando, sentía sus manos amaradas por las cuerdas invisibles de la burocracia, los militares y burócratas siempre han tenido una pésima relación, pero ello no significaba que no pudieran colaborar.

-Además, no sería bueno para nuestro informe en la Tierra-. Agrego Selfrigde, algo muy importante que Falco tendía a olvidar, la opinión pública siempre movía los hilos, y más en estos terrenos.

-Sabes bien que estamos en medio de una próxima guerra. Los Na'vi están reuniendo recursos y atacan a más de mis hombres. En poco tiempo alguien llegara y los liderara contra nosotros, ¿Quieres que suframos un asedio en estos momentos?- Reclamo Falco su voz estaba llena de energía reprimida.

-No-. Esa palabra le molestaba.

-No hay nada que los Na'vi puedan hacer más allá de unas simples escaramuzas y emboscadas pasajeras, esta incursión fue una excepción, nada más. No hay un líder que los lidere y no veo concentraciones de guerreros marchando contra la base. Solo quiero que todo esté tranquilo y que las operaciones continúen con la tranquilidad que siempre hemos tenido por ahora-. Aquel monologo le cerró las puertas a las pretensiones de Falco. Este se quedó callado, no podía objetar, debía callar o terminaría siendo despedido.

-Pero eso dependerá completamente de ti Falco. Si no puedes garantizarle a la empresa la seguridad que desea-. Dijo en tono amenazante, estaba dejando claro quien mandaba. –Me veré obligado a pedir tu dimisión del cargo de Jefe de Seguridad y dárselo a alguien más adecuado para el puesto. Creo que no debo recordarte que faltan dos años para que el ISV vuelva a Pandora, ¿O no?

Falco mantuvo su boca cerrada, no podía hacer nada másque seguir manteniendo sus operaciones como siempre. Para alguien como él. Elhecho de estar con sus fuerzas encerradas y sin actuar era como dar camino a lamuerte. Pero debía obedecer a su superior, no tenía otra opción.

Falco se levantó sin despedirse y se fue retirando mientras la puerta se abrió y estaba a punto de irse.

-Espera. Puedo estar en desacuerdo con una eliminación total de los Na'vi, pero una demostración de fuerza sería una buena advertencia para mantenerles a raya, ¿Puedes hacer algo al respecto?- Aquellas palabras fueron como música en sus oídos de Falco, tendría la oportunidad de luchar. Sus cuerdas se estaban aflojando.

-Tengo unas ideas bastante buenas-. Decía con gusto. La felicidad se le escapaba por las palabras –no te preocupes, yo me encargo de todo. Como siempre.

-Eso espero. Y más te vale que así sea. No quiero que vuelvas hasta que hallas arreglado este asunto Falco, retire-. Dijo Selfrigde, le había soltado la correa a su perro, ahora vería como esté actuaria.

Selfrigde sabía cómo controlar a los militares en gran medida. Ya había tratado con muchos antes. Todos actuaban así cuando se sentían amarrados o su correa les apretaba, siempre aflojarles o soltarles la correa debes en cuando, les haría nuevamente los perros fieles que buscaban. Falco no era la excepción, por lo que el mismo método se aplica para él.

Falco salió con una sonrisa a medio hacer. Selfrigde mientras, seguía con los informes y progreso de las operaciones de excavación. Despejo su mente y aparto el encuentro a un lado.

Falco se haría cargo de todo, por ahora.