CAPÍTULO 56
Comente mucho, con lo que quiera.
Pase un fin de semana maravillo junto a Alan, no pude resistirme a sus caricias y mi venganza se fue a la borda; como siempre estuvo al tanto de cada cosa que necesite; como el antojo tan repentino a medianoche, unas ganas inmensas de comer piña a esa hora, pero realmente no lo resistía así que mi hermoso hombre salió a esa hora en busca de piña para sus bebes, algo un poco difícil, pero no imposible, después de casi dos horas llego con dos piñas y tres rebanadas de estas.
Aún sigo agradecida con él, ya que estas reposan en mi refrigerador y las puedo degustar en cada momento, si me preguntaran si hay alguien mejor que Alan, mi respuesta sería un NO, lo diría sin ninguna duda.
Mañana dictan sentencia y estoy muy feliz, feliz porque nuestros abogados y el fiscal están seguros de que ganaremos ¿Cómo no? Se dieron las suficientes pruebas y argumentos hasta el último momento o, mejor dicho, hasta que ellos lo permitieron.
—¡Hermosa! —me habla Alan —tu madre dice que ellos llegaran al juzgado mañana.
—Le dije que no era necesario que estuviera, le había dicho que cuando acaba el juicio iríamos hasta su casa para celebrar.
—¿Crees que tus padres van a dejarte sola en algo tan importante? —pregunta.
—Claro que no, pero igual no estaré sola, tú estarás ahí, al igual que mis hermanos.
—No es lo mismo, creo que la compañía de tus padres en más relevante que cualquier otra.
—De eso no tengo duda, pero... —no termino la frase porque él me interrumpe.
—Pero nada, ellos son los primeros que deben estar ahí, otra cosa, mi madre también estará, mi padre no puede porque tiene una reunión, pero estará en el almuerzo en casa de tus padres —muchas personas estarán ahí, por lo que veo, pienso.
—Solo falta que vayan tus hermanos, mis cuñadas y mis compañeros de trabajo para que estén todas las personas que me rodean.
—No es mala idea, si tu jefe me cayera bien, créeme que lo invitaría.
—¿Estás loco? ¿Piensas que esto es una fiesta o algo por el estilo?
—Podría verse como un regalo para la celebración ¿No crees?
—Es más dame el número de esa tal Daren —dice mientras intenta agarrar mi teléfono.
—Para... —digo mientras forcejeo con él —estás loco realmente.
—Loco por ti hermosa.
—Bueno para, para... —digo entre risas por las cosquillas que ha iniciado hacer en mi cuerpo.
Me pongo de pie para ponerme mi pijama y poder descansar para el día de mañana, sabemos que traerá buenas noticias, pero al final de cuentas será un día bastante agitado y no es que hayamos descansado mucho el fin de semana.
—¿Ya pensaste el nombre que quieres que tenga nuestra hija? —pregunta Alan mientras se pone su pantalón de chándal.
—Sí, estos días este nombre ha rondado mucho mi cabeza, pero no sé qué te parezca a ti —digo mientras me subo a la cama.
—Dime, debe ser hermoso —dice mientras imita lo que acabo de hacer.
—¡Aria! —digo con algo de nerviosismo, no sé si le guste.
—Aria —repite el nombre —mi melodía —dice.
—¿Cómo es que te sabes el significado de cada nombre? —pregunto con asombro.
—Tengo mis secretos.
—¿Te gusta? —pregunto nuevamente.
—Es un nombre precioso, digno para un Zablah —dice con orgullo —un nombre muy digno para mi hija. Aria.
—Aria Zablah Meyer —digo casi que en un susurro.
—Eso suena hermoso, Aria Zablah Meyer —repite Alan mis palabras —mis hijos llevarán nombres únicos Ian y Aria.
—Solo nos falta un nombre —digo.
—Pronto lo sabremos, aunque ya le tengo el nombre a mi hijo, ya tengo el tercer nombre para mi tercer, bolita —dice mientras acaricia mi vientre.
—Ya no son unas bolitas, ahora parecen un frijol gigante —digo recordando la última ecografía, realmente han crecido mucho.
—Falta muy poco para que estén en nuestros brazos —acaricia y besa mi vientre mientras habla.
—En menos de tres meses estarán en nuestros brazos —digo, realmente es muy poco lo que falta.
—Quiero que pase rápido el tiempo —lo dice como un niño cuando está a punto de recibir un regalo.
—Falta muy poco.
—Para mí se ha hecho eterno —responde.
—No seas impaciente, debemos aprovechar todo el tiempo que tenemos para la llegada de ellos, para que todo este y sea perfecto —digo un tanto ilusionada.
—¿Cómo qué? —pregunta mientras alza sus cejas.
—No seas pervertido, no estoy insinuando nada de eso.
—En ningún momento insinué algo así, al parecer la pervertida es otra.
Seguimos hablando mientras él se encarga de llenar de caricias mi vientre y solo eso me basta para conciliar el sueño, caigo como roca, pero duermo como un bebe; según mi madre debo aprovechar mis últimos días donde puedo dormir bien, porque cuando nazcan los bebes todo será muy diferente.
Esta vez me levanté primero que Alan, así que decidí preparar el desayuno, tenemos tiempo suficiente para hacer mi desastre y llegar a tiempo al juzgado. Pico un poco de fruta mientras dejo el pan en la tostadora; prepago, zumo de manzana «Alan ama este tipo de bebidas», también preparo, café y por último frito un poco de tocino «es lo más rápido y fácil que puedo hacer por el momento».
Organizo la mesa y pongo todo en su lugar, mientras termino de poner la mesa, veo como Alan baja las escaleras «lleva ese pantalón de chándal que cubre su tren inferior, mientras que su pecho no está cubierto por nada; con solo verlo mi imaginación vuela alto, no puedo resistirme a tener este tipo de pensamientos por ese hombre».
—¿Qué tanto ves? —pregunta cuando está frente a mí; no me había dado cuenta de que me perdí en mis pensamientos.
—¿No puedo ver? —pregunto —puedo ver lo que es mío cuando quiera —digo.
—Claro que puedes —responde —solo que tu mirada revela tus pensamientos pecaminosos.
Me abraza y paga sus labios a los míos.
—Saben a chocolate —dice cuando separa sus labios, pero continua con sus manos en mi cintura.
—Tal vez estuve comiendo un poquito —rueda los ojos y se aleja.
—Sabes que la doctora te prohibió el chocolate —qué alarmante.
—Lo sé, pero ella solo dijo en grandes cantidades y solo he comido un poco —no es cierto, comí más de lo que debía, pero realmente no podría resistirme un día más.
—Ava, es más por tu bien, sabes lo que causa el chocolate en tu presión.
—Solo comí poco, ya no volverá a comerlo, pero ¿sabes lo difícil que es dejar algo que tanto te gusta de un día para otro? —le pregunto mientras hago un puchero.
—No creas que con eso vas a convencerme —dice mientras se sienta.
—Deja la paranoia, nada nos va a pasar. Además, hace ya casi un mes que la doctora lo dijo y solo era por unos días para ver si eso era la razón de la presión baja.
—Aunque ella allá dicho que solo era por unos días, no lo comerás más, por lo menos hasta que nazcan nuestros hijos.
—Deja tus sermones y mejor come —ignoro lo que dijo.
Aunque yo trato de darle la menor importancia que se pueda al tema de la presión baja, Alan sigue insistiendo día a día; no solo fue el chocolate que me suspendieron, otros alimentos que contienen mucha azúcar como los maravillosos helados que me trae Dahiana también entraron ahí, pero solo por unos días.
—¿Qué crees que se me vea mejor? —le enseño a Alan un vestido largo y unos pantalones de mezclilla.
—Te ves mejor sin eso —dice —pero para tu comodidad, ¿los pantalones?
—No sabes nada de comodidad —digo —para mi comodidad el vestido, te aseguro que con este enorme vientre no podre poner el primer botón.
—No sé nada de eso, por eso dije que el pantalón, lo que no entiendo es para qué me preguntas, si ya sabes lo que te pondrás —dice mientras observa cómo me pongo el pantalón.
—Quería saber que pensabas, pero no vuelvo a preguntarte algo, así —le doy la espalda y me dirijo al baño.
—No he dicho que no puedas preguntarme, solo dije que para qué lo hacías —dice mientras me sigue.
—Es lo mismo, así que puedes estar tranquilo —lo escucho suspirar.
—Bien, con el vestido te ves perfecta, marca todo tu cuerpo, te ves jodidamente sexy, se resalta de una manera descomunal tu trasero, no quiero que nadie te mire, mucho menos ese... —corta esa palabra y continua —no sé si pueda resistir todo el día mientras mueves ese jodido trasero por todos lados sin poder tocarlo —sonrió cuando acaba de hablar.
—¿O sea que estás celoso de un simple vestido? —entrecierro los ojos y lo miro.
—¡Dios! ¡Eso no es un simple vestido! —suspira pesadamente, entra al baño y trata de rodear mi cintura —esto es lo que me pone celoso —acaricia mi trasero —esto aún más —sube hasta mis pechos —¡Dios! Todo de ti me pone loco.
—Sabes que por más que miren tú eres el único que puede tocar todo lo que quieras —me giro y lo miro a los ojos —además si vamos a hablar de lo que nos ponemos, tendría que impedir que salieras así —halo su corbata acercándolo a mí —tu cuerpo envuelto en ese traje no me deja pensar en otra cosa.
Se ríe como si lo que acabo de decir hubiera sido un chiste.
—No creas que lo que dije es un chiste, es lo que siento y para que sepas me estoy plantando el remodelar todo tu closet por otra ropa.
—Puedes hacer lo que quieras con mi ropa, igual seguiré viéndome guapo con lo que me ponga.
—Con lo que estoy imaginando no, te aseguro que con lo que quiero ponerte la mujer con aroma a frutilla no se volverá acercar a ti nunca más —abre sus ojos como plato al mencionar eso.
—No entiendo de que hablas —se separa rápidamente de mí haciéndome dudar, es claro que sabe de lo que hablo y más por su actitud —debemos irnos para que lleguemos a tiempo.
—Tenemos el tiempo suficiente Alan —digo antes de que salga del baño.
Yo sé que Alan algo me está ocultando y ahora más que nunca lo he confirmado, ese olor a frutilla me hace imaginar cosas que no quiero; es obvio que no es de un hombre y de su secretaria, mucho menos, estoy segura de que ese aroma lo sentí en alguien, pero no logro recordar de quien era.
—Tus padres ya llegaron al juzgado al igual que tu abogado —dice mientras conduce —ese abogado tuyo es muy eficiente.
—Mis padres madrugaron más de la cuenta —sí que lo han hecho, el juicio inicia a las nueve y son apenas las ocho —Javier es el mejor abogado que puede existir.
—De pronto la ansiedad, sabes que todos estamos así.
—Sí, pero no para llegar una hora antes —me río de solo pensar en la cara de mi padre al levantarse.
El camino al juzgado fue casi igual que siempre; el tráfico terrible, pero la música y nuestra conversación lo hizo menos largo.
Llegamos al juzgado justo quince minutos antes; al entrar a los primeros que vimos fue a mis padres junto con Javier y el abogado de Alan; pude ver a los padres de Lukas a lo lejos y no pude evitar recordar a Luna. ¿Cómo sería ella si aún viviera?
—Un poco más y llegan tarde —dice mi madre mientras me abraza.
—Justo a tiempo, tú llegaste más que temprano —digo al separarme.
—Es mejor estar temprano que tarde.
—¡Mi niña! —se acerca mi padre y me abraza —¿Preparada? —pregunta.
—Más que preparada —digo sonriente.
—¡Muchacho! —saluda a Alan con un apretón de mano y sonrió; no va a dejar de llamarlo así.
—¡Suegro! —dice Alan con una sonrisa; sonrisa que le devuelve mi padre.
—Vamos, ya es hora de entrar —habla Javier.
Entramos a la sala pasando junto a los padres de Lukas los cuales nos saludaron como si no estuviéramos a punto de enviar a su querido hijo a pasar unos largos años en la cárcel; creerán que aquí pasara lo mismo que en Brisbane, pero están muy equivocados.
Cada uno tomo asiento muy cerca de donde yo estaré, yo seguí a mi lugar junto con Javier y David, los abogados que me están representando por el momento.
No he sido capaz de mirar a Lukas a los ojos directamente, aunque a los demás les haga saber que no tengo miedo, a mí no me puedo mentir, tengo miedo de que pueda pasar algo o de que Lukas esté planeando algo terrible, algo que no tenga reversa.
—Buenos días a todo —habla el juez llamando la atención de todas las personas que estamos en la sala —siendo el día 10 de junio damos inicio al juicio final contra el señor Lukas Williams.
Veo como se levanta el fiscal, le entrega unos documentos para volver a su puesto. Uno de las personas del jurado se levanta y se dirige hasta el estrado y comienza a leer lo que decidí todo el jurado.
—De acuerdo a lo que se expuso en los casi dos meses de juicio, todo el jurado llego a la siguiente decisión; primera, el señor Lukas Williams atento contra la vida de la señora Ava Meyer, el jurado dice sí; El señor Lukas Williams amedrentó, secuestro e intimido a la señora Ava Meyer, el jurado dice sí; El señor Lukas Williams retuvo a la señora Ava Meyer manipulando con imágenes de sí misma en situación vulnerable, el jurado dice sí; la señora Ava Meyer manipulo información y atento contra la vida del señor Lukas Williams, el jurado dice no; el señor Lukas manipulo e infringió normas de la ley en su primer juicio contra la señora Ava Meyer, el jurado dice sí —la mujer deja de leer los documentos para mirar al juez —el jurado halla culpable al señor Lukas Williams de todo lo mencionado anteriormente.
La mujer baja del estrado y regresa a su puesto; esta vez es el turno de hablar del juez. Lee por un momento los documentos que le paso el fiscal anteriormente.
—Luego de un trabajo e investigación extensa, de escucharlos a ustedes, sus testigos y ahora ultimo la decisión del jurado; se llegará a la decisión de... —no continua porque el abogado de Lukas lo interrumpe.
—Antes de que dicte la sentencia, mi defendido quiere ofrecerles unas palabras a todas las personas que hay aquí —dice el abogado.
—Sabe que no importa lo que diga nada cambiara, ya está tomada la decisión —dice el juez.
—Eso lo sabemos, pero él quiere ofrecer unas palabras sinceras —de sinceras no creo que tengan nada, deben ser sus sartas de mentiras, como siempre.
—Aunque esto no esté permitido, le daré cinco minutos —dice el juez y me parece lo peor que ha dicho hasta el momento.
—¡Buenos días a todo! —dice Lukas mientras se pone de pie —yo sé que he hecho muchas cosas que no merecen perdón, que he actuado injustamente contra Ava, por eso hoy quiero pedirle perdón ante todos y espero que ella pueda perdonarme, realmente estoy arrepentido de todo lo que he hecho en su contra —dice y ahí es donde lo miro a los ojos, en ellos solo puedo ver mentiras, rabia, rencor, una mezcla de muchas cosas menos perdón —espero algún día puedas perdonarme —dice eso último regalándome una sonrisa que me hace entender que nada de lo que dijo es real o sincero.
El juez lo escuchó atentamente, pero en ningún momento lo miro a la cara, solo se encargó de escuchar la sarta de mentiras que acaba de decir Lukas.
—Sin más retrasos o impedimentos procedo a leer la sentencia —mira a las dos partes y luego mira nuevamente los documentos.
Me carcomen los nervios, no sé en qué momento mis piernas iniciaron un movimiento desenfrenado y mis uñas fueron a parar a mi boca; Javier me aprieta levemente el hombro y me da una sonrisa reconfortante. Miro hacia atrás donde están todos a la expectativa del futuro de todos en esta sala.
—El señor Lukas Williams es sentenciado a 128 meses de prisión —dice para finalizar golpeando su martillo.
Todo el aire que retuve por no sé cuánto tiempo salió fuertemente. Giré hacia donde estaba Alan y lo vi sonriendo, igual estaban mis padres; ahí supe que habíamos ganado, que todo esto había acabado, que por fin mi vida sería normal.
Javier me felicita, pero no le presto mucha atención porque mi vista está fija en Lukas, sonríe como si él hubiera ganado y en un fugaz momento llegan a mi mente las palabras escritas en esa dedicatoria.
«No celebres cuando ganes porque todo es con un propósito y como lo he dicho hasta el día de hoy yo seré quien finalice esto».
Él lo sabía, él sabía que yo ganaría el juicio.
NOTA DEL AUTOR
¿Qué tal el nombre de la bebé?
¿Lukas realmente se arrepintió o planea algo?
A poco capítulo del final, qué nervios. 🥺🥺
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