CAPÍTULO 54
Ya ustedes saben que hacer para actualizar rápido, sorprendan y les traigo sorpresa.
—Quería decirte algo —habla para llamar mi atención, cosa que logra de inmediato.
—Dime —respondo mientras lo miro, pero sigo disfrutando de la comida.
—Te traje a este lugar porque aquí fue que me aceptaste como tu novio, así que decidí traerte nuevamente aquí para entregarte esto.
Pone en la mesa un sobre café el cual me indica que lo abra, cosa que procedo a hacer de inmediato.
Mientras voy leyendo los documentos, mis ojos se nublan, no puedo creer que Alan haya hecho esto.
—¿Esto es real? —pregunto para qué él me lo confirme.
—Muy real —responde.
—La has comprado —digo mientras me pongo de pie para acercarme a él.
—Yo te lo prometí, supe que esa fue la que te gusto, así que no lo dude y en el momento que hable con la agencia aceptaron mi solicitud.
—Aún no lo puedo creer.
Recuerdo cuando estuvimos visitando diferentes casas por toda la ciudad, cuando llegamos a estas me enamore de ella, solo había visto su entrada y ya me había imaginado toda mi vida en ella.
FLASHBACK
—Ninguna de las casas que hemos visto me ha gustado —digo cuando salimos de la cuarta casa que hemos visto el día de hoy «en lo que va del mes ya hemos visitado 10 casas, eso sin contar las que hemos visto por Internet».
—No te preocupes, ya verás que cuando encontremos la indicada te gustara con solo mirarla desde afuera.
—Eso espero, quiero que cuando nazcan los bebes ya hayamos conseguido nuestro hogar.
Nos dirigimos a la última casa que veremos el día de hoy, cuando la vi en los catálogos me pareció realmente hermosa; pero eso mismo pensé de las anteriores.
Entramos a una unidad residencial donde las casas están bastante separadas, pero cada una tiene su toque especial y único, me empieza a gustar esto.
—Llegamos —dice el agente inmobiliario que nos puso mi padre.
—Esto se ve precioso —digo cuando bajamos del auto, realmente es la casa más hermosa que he visto.
Entramos y empezamos a recorrer cada salón, mientras más veo más me enamoro de ella, efectivamente como dijo Alan, cuando viera la casa indicada me gustaría con solo mirarla desde afuera.
—La casa tiene seis dormitorios, uno de ellos queda en la primera planta, cinco baños, el área de la cocina es abierta, la cual te da acceso inmediato al comedor y también da salida al patio, por aquí tenemos dos salas y si miran por allí —señala una pequeña puerta —ahí hay una habitación la cual pueden ajustar a su gusto... —seguimos recorriendo la casa mientras el agente nos sigue describiendo cada lugar.
¡Quiero esta! Es lo único que está en mi mente en estos momentos. La casa puede parecer un poco exagerada, pero mirándola a un futuro es perfecta para nosotros cinco, los bebes necesitarán su espacio cuando crezcan.
FIN DEL FLASHBACK
—Yo sé, lo ilusionará que estabas cuando salimos de esa casa —dice —también yo estaba muy emocionado, me imagine a los niños corriendo por ese hermoso jardín, me imagine construyendo un pequeño parque para ellos donde se puedan divertir mientras tú los observas desde tu estudio, porque sí, la habitación extra será tu estudio.
Tiene todo calculado y eso me gusta, sabe perfectamente como será todo.
—Solo es cuestión de que tu firma esté en los documentos para finalizar la compra.
—Alan, esto es tan... —no encuentro las palabras para describir ahora mismo lo que siento.
—Esto es tuyo, nuestro, de los bebes, para siempre.
—Para siempre —repito sus últimas palabras.
Terminamos nuestra cena y como él lo dijo, firme los documentos donde se indicaba que la propiedad quedaba a nombre mío y de los bebes, esto ha sido realmente una sorpresa para mí.
Alan es el tipo que todas desean y no solo por su estabilidad económica, sino por la persona que es, por como lo da todo cuando se enamora, por como trata a las personas, por como cuida a su familia sin importar que y sobre todo por como ama, por cómo me ama, como hace para demostrármelo cada día.
—Estoy rendida —digo cuando caigo en cama.
—Ha sido un día largo para ti —dice Alan mientras se acomoda el pantalón de chándal.
—Y para los bebes también —acaricio mi vientre —pero también fue un día con una noticia excelente.
—¿Te gusto? —pregunta.
—Me has hecho la mujer más envidiable. ¿Sabías? —respondo.
—No creo —dice —solo quiero que seas la más feliz.
—Créeme que lo soy, cada día más que el anterior —lo cursi de él se me ha pegado.
—Y a estas bolitas ¿Les ha gustado la sorpresa que le di a mamá? —le habla a mi vientre y enseguida siento el movimiento.
—¿Lo sentiste? —pregunto sabiendo lo obvio porque él tiene su cabeza encima de mi vientre.
—Ian será jugador de fútbol —dice sonriendo.
—¿Cómo sabes que es Ian?, pudo ser el reservado —«así he llamado a mi niño, el que aún sigue en la incógnita del sexo».
—No sé, pero a veces siento que es mi pequeña, no me preguntes por qué, pero siento que ella es quien responde cada que les hablo.
—Puede ser que tengan esa conexión que dicen tener los padres con sus niñas —muchos dicen que la conexión que tiene una hija mujer con su padre es algo extraordinario.
—Eso puede ser, que estemos creando conexión desde antes que nazca.
Alan acaricia mi vientre mientras hablamos de los bebes, de todo lo que nos espera a partir de hoy, hasta que logro conciliar el sueño, esto es lo que hace cada noche, su nueva rutina, hablarles a los bebes, besar y acariciar mi vientre.
Estoy próxima a cumplir los 7 meses de embarazo y mi barriga pesa demasiado, hay ocasiones en las que no logro estar mucho tiempo de pie, siento como si mis piernas fueran a explotar.
Hoy debo ir a la empresa a realizar un inventario porque la próxima semana estaré realizando una pintura, será la última en hacer durante mi embarazo, este será mi último trabajo en la empresa hasta que los bebes tengan seis meses.
—¿Puedes llevarme hoy a la empresa? —le pregunto a Alan, no me siento muy bien para manejar el día de hoy.
—¿A qué hora debes estar? —pegunta.
—No tengo hora exacta, pero puedo coger un taxi si crees que llegaras tarde a tu reunión —digo restándole importancia al asunto.
—No lo digo por eso, la reunión no es tan importante —responde —solo quería saber a qué hora debías estar.
—Solo debo ir a hacer el inventario de estos dos últimos meses, sabes que este será mi último trabajo hasta que los bebes cumplan los seis meses.
—Cuanto deseo que no vuelvas a trabajar allí.
—No sigas con lo mismo —digo.
Desde hace mucho lleva insistiendo en que no debería trabajar, que puedo hacer mis cuadros en casa, que no tengo la necesidad de estar todo el día en una oficina o de casa en casa; no me ha entendido que esto lo hago porque lo amo, porque estudie para trabajar esto, no para estar en casa haciendo nada.
—Sabes muy bien que no dejaré mi trabajo, ya bastante hemos hablado de esto —digo —así que no lo vuelvas a mencionar si no quieres un problema.
—Me sentiría mejor si dejaras ese trabajo —me irrita cada vez que toca este tema.
—¿Cómo te sentirías mejor? ¿Yo estando en casa cuidando de los niños? O mejor dicho yo en la cocina todo el día mientras tú llegas de tu trabajo; Alan, no te equivoques conmigo, cuando me conociste yo trabajaba y siempre lo he hecho, no me importa el dinero de otros, mis padres tienen mucho de eso y siempre me ha gustado trabajar así que no creas que porque tú lo dices dejaré de hacer lo que me gusta de la noche a la mañana —no sé cómo llegamos a este tema, pero de verdad que ha logrado que mi humor cambie de bueno a malo.
—No te enojes conmigo —dice mientras se acerca, pero retrocedo inmediato.
—¿Como no? Hablas de lo mismo casi que todos los días, eso perfectamente me hace entender que lo que pienso y creo te vale tres hectáreas.
—Te prometo que no hablaré más de esto, no te pediré nunca más algo como esto, si quieres trabajar toda tu vida lo aceptaré, aunque por dentro me muera, pero te lo juro que de ahora en adelante respetaré cada decisión que tomes.
—Ves cómo es de fácil —digo —así como yo no te exijo dejar tu trabajo, eso mismo debes hacer conmigo.
Lo que era un pequeño favor se convirtió en una conversación extensa y problemática, conversación que hemos tenido casi que todos los días estos últimos meses, pero sigo en mi posición, no dejaré mi trabajo, no dejaré de hacer lo que amo porque él me lo pida.
Luego de terminar algunas cosas nos dirigimos a la empresa, vamos hablando del juicio final y todo lo que nos espera después de ello; también hablamos de los arreglos que le haremos a nuestra casa «hablando de ella, mañana iremos con el arquitecto y un ingeniero para los arreglos que tenemos en mente».
—Muchas gracias, cariño —digo cuando voy a bajar del auto.
—Tú y tus malas costumbres —sé a qué se refiere, lo hice para ver que decía.
—¿Qué? —finjo no saber.
—Sabes que odio, que no te despidas.
Me acerco y le doy un casto beso, beso que para él no es suficiente, me sujeta de la nuca e intensifica el beso, mueve suavemente sus labios haciendo que nuestros labios creen una danza.
—¿Perfecto? —dice al terminar el beso mientras acaricia mi labio con su pulgar.
—¿Satisfecho? —pregunto mientras sonrió.
—No, pero es suficiente por ahora —dice seductoramente —cuiden mucho a su madre mientras no estoy —dice acariciando mi vientre.
—Mejor dirás cuida de los bebes —digo.
—Yo sé que ellos te cuidaran.
—Como digas —digo para no picarle la lengua.
Acaricia nuevamente mi vientre y me da un último beso para ahora si poder bajar del auto; saludo a todas las personas a mi pasa hasta llegar al ascensor, bajo en mi piso y voy directo a mi oficina.
No es mucho lo que tengo que hacer, pero me gusta que todo esté en orden y más cuando tengo que hacer uno que otro cuadro; luego de dejar todas mis cosas voy directo a la bodega donde inicio hacer cuentas y anotar lo que necesito para este último trabajo, todo mi día se va en eso que creí no era mucho.
ALAN
Llego a la oficina justo a tiempo. La pequeña discusión que tuve con Ava nos quitó un gran tiempo, pero aún insisto en que es mejor que deje su trabajo, no por lo que ella dice, sino que es mejor que ella trabaje, por su parte, trabajando allí, aunque ella no lo crea, le está regalando todo su talento a esa empresa.
—¡Señor! —llama mi atención la secretaria.
—Dime.
—En la sala de juntas ya se encuentran las personas, solo están a la espera de su presencia para comenzar la reunión.
Es obvio que me esperan sin mí no pueden hacer nada, además fui yo el que programo esta reunión.
—¡Buenos días! —saludo cuando ingreso a la sala.
Todos responden como un coro. Doy por iniciada la reunión y empiezo a decir mi punto de vista sobre lo que viene sucediendo en la empresa por causa de los cambios que se hicieron hace unos meses.
—Como bien sabes, los cambios que se hicieron fueron por el bien de la empresa; hemos tenido algunas perdidas por la retirada de algunos accionistas, por eso hoy traje este proyecto con el cual podemos recuperar y triplicar las ganancias de la empresa.
Mi secretaria empieza a repartir los documentos a cada una de las personas que se encuentran aquí. No creo que se resistan a este proyecto, lo hemos estudiado por un buen tiempo y es completamente viable para la empresa.
—Pero por lo que leo, ¿se debe hacer una gran inversión? —pregunta Antonio, a él nunca le parecen viables mis proyectos, desde que tome el mando de la empresa ha dicho que yo la llevaré a la quiebra.
—Sí, pero si ve no es mucho lo que aportara la empresa porque yo invertiré más de la mitad.
—Pero, ¿quién nos asegura que este proyecto será exitoso? Además, con tu inversión no es mucho lo que le quede a la empresa —con él todo es muy complicado.
—Antonio, si lee bien podrá ver que el dinero que estoy invirtiendo no lo tomaré apenas termine este proyecto, este dinero quedará en la empresa por un periodo determinado, el cual se indica ahí, además créame que si este proyecto no tuviera viabilidad no invertiría tanto dinero.
Con eso último se queda callado, realmente es mucho el dinero que pongo en juego, pero no tengo ningún problema con ella, ya que los futuros restaurantes en los diferentes hoteles serán un éxito.
Continuamos intercambiando algunos proyectos, por el hecho de que el mío no es el único, así sigue la reunión casi que por tres horas hasta que por fin finalizamos, teniendo unos accionistas satisfechos y seguros de que la empresa volverá a ser como lo era hace unos meses.
—Señor, alguien lo está esperando en su oficina —dice mi secretaria.
No tengo permitido que nadie entre a mi oficina durante yo no este, a menos que sea alguien de mi familia.
—¿Alguno de mis hermanos o mis padres? —pregunto y ella niega —¿mi mujer? —vuelvo a preguntar y ella niega.
—Es una mujer que nunca había visto —dice un poco nerviosa.
—¿Por qué la dejaste pasar? —pregunto un poco alterado —sabes que está prohibido pasar a mi oficina durante yo no este.
—Señor, yo le insiste en que no podía pasar, pero ella no me escucho o solo me ignoro porque entro a su oficina y lo único que dijo es que era una amiga suya y que usted sabía que ella vendría.
Quien sea que esté allí adentro me tendrá que oír, es una falta de respecto lo que acaba de hacer. Abro la puerta y me llevo una gran sorpresa, creí que le había quedado claro la última vez que intento comunicarse conmigo.
—¿Por qué hiciste eso? —pregunto con un tono de molestia.
—No hice nada, solo le dije a tu secretaria que era una amiga.
—Sabes muy bien que entre nosotros no hay ni un mínimo lazo de amistad.
—No te sigas resistiendo, llevo mucho tiempo tratando de hablar contigo y siempre me sacas el cuerpo.
—¿Por qué será Natalia? —pregunto con ironía —porque no quiero saber nada de ti, respondo a mi pregunta.
—Pensé que las cosas entre nosotros ya estaban resueltas, dijiste que me habías perdonado —dice mientras intenta acercarse.
—Que te haya perdonado no significa que me agrade tenerte cerca o saber de ti, como te lo dije la última vez que te acercaste a mí, no te quiero ver nunca más en mi puta vida —me exalto un poco, realmente Natalia me la vuela, lleva ya mucho tiempo en estas y me estoy cansando.
—Solo quiero ser tu amiga.
—se acerca a mí y me abraza al instante, se restriega por todo mi cuerpo hasta qué logro quitarla.
—No vuelvas hacer eso —digo furioso —conozco muy bien tus intenciones y para que te quede claro, yo no quiero ser nada tuyo, PARA Mí, TÚ NO EXISTES —digo esto último en un tono de voz bastante alto.
—No me hagas esto Alan —llora pretendiendo darme lástima, pero causa todo lo contrario en mí.
—Vete —abro la puerta y le señalo la salida —vete si no quieres que llame a seguridad y sean ellos quienes te saquen de aquí.
—No me rendiré contigo —dice mientras sale.
—Es mejor que lo hagas —es lo último que digo para cerrar la puerta fuertemente.
Es agotador discutir con ella siempre de lo mismo, no sé para qué volvió si según había conseguido un hombre, el cual le daba y complacía en todo lo que ella necesitaba.
Me dedico a responder correos y firmar algunos documentos que se necesitan para finalizar algunas compras, el resto de mi tarde se puede decir que fue tranquila, no hubo más visitas inesperadas.
Veo el reloj y sí que se ha ido el día rápido, decido enviarle un mensaje a mi hermosa mujer para proponerle una cena fuera de casa.
—¡Hermosa! ¿A qué horas terminas? —envió el mensaje, el cual me responde de inmediato.
—Me falta muy poco. ¿Vienes por mí? —pregunta ella.
—Sí, iremos a cenar a un restaurante cerca de tu oficina. ¿Te parece bien?
—Perfecto, porque tus hijos están un poco hambrientos —dice en su mensaje y yo solo río por él.
—Nos vemos en 40 minutos.
Recojo mis cosas y le doy unas últimas recomendaciones a mi secretaria para salir.
Me subo a mi auto y conduzco lo más rápido posible, pero sin exceder los límites.
Llego a la dichosa empresa y le aviso que ya estoy afuera esperándola, no tarda mucho en aparecer en mi campo de visión, abro mis brazos en señal de que la quiero rodear con ellos y ella gustosa lo acepta.
—¿Un día agotador? —pregunta mientras besa mis labios.
Se separa un momento, pero al instante vuelve a estar entre mis brazos. Huele sin ningún disimulo mi cuello y luego mi saco, maldigo interiormente porque posiblemente el olor de Natalia aún sigue en mí.
—Vamos —es lo único que dice y me sorprende, creí que sospechaba algo.
Caminamos hasta el restaurante donde ordenamos lo que vamos a comer, pasamos un buen rato entre risas y algunas pataditas de nuestros pequeños.
NOTA DEL AUTOR
Tarde, pero les actualicé, pensé que no iba a poder, pero aquí tienen su dosis.
Qué opinan... ¿Ava debe dejar su trabajo porque Alan se lo pida? Yo opino que no.
Vea, perdóneme la ortografía, lo revise muy poco, les prometo que pronto el libro mejorará en su totalidad.
Faltan muy, pero muy poquitos capítulos, solo que las actualizaciones son lentas porque como les dije anteriormente, los computadores de mi casa se enojaron conmigo y mi portátil es muy lento, así que estoy escribiendo desde mi celular. 😩
Comente mucho el capítulo 🥺🥺
Que Dios me los bendiga siempre. 🤭
COMENTE, VOTE Y COMPARTA, LOS AMO.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro