CAPÍTULO 52
COMENTEN MUCHO. 🥺🥺
Una flor completamente negra fue lo que recibí, al principio no vi nada malo en ella hasta que leí la dedicatoria que traía.
«Nos vemos pronto, no celebres cuando ganes porque todo se hace con un propósito y como lo he dicho hasta el día de hoy yo seré quien finalice esto, debo cobrar una vida y una venganza, tú eres la única persona que me sirve para cumplir mis objetivos. Cuando recibas 400 de esta y una especial llegaré yo y debilitaré donde no te imaginas, ese será el comienzo del fin».
Solo escucho cuando la caja cae en el piso, mis manos tiemblan y me siento un poco mareada. Se repiten una y mil veces esas líneas y la palabra fin, muerte y venganza en mi mente.
—¿Quién la envía? —pregunta Daren.
—Nadie —digo de manera cortante y empiezo a recoger mis cosas.
—¿Estás bien? —pregunta nuevamente ella.
—Sí —respondo lo necesario.
Detengo lo que estoy haciendo y camino por toda la oficina con las manos en la cintura, mis ojos se llenan cada vez más de lágrimas y no logro detenerlas.
—Es algo malo, ¿verdad? —insiste.
—Es más que malo, no sé qué voy a hacer.
Daren inicia a leer la dedicatoria y cuando finaliza me mira sorprendida, aterrada y hasta puedo visualizar miedo en ella.
—Llamemos a tu novio —dice.
—No —la detengo en el momento que agarra mi teléfono —no quiero preocuparlo más, mira que ahí dice que cuando lleguen 400 de esas, debo saber que voy a hacer mientras eso pasa.
—¿Estás bromeando? —pregunta —sabes que si él quiere puede enviarte las 399 rosas y empezar su dichosa venganza.
—Él no hará eso, sabe que se expondrá, lo conozco, dejará que yo me sienta tranquila para atacar.
—Con más razón, debes contarle a él y a tu familia, así pueden estar alertas a cualquier movimiento de él.
¿Por qué lo conocí? ¿Por qué me enamoré? ¿Por qué confié? ¿Cuál es la vida que debe vengar? ¿Por qué su venganza la cobrará conmigo? Una y otra vez me preguntó lo mismo.
Me despido de Daren ante su insistencia y una que otra súplica, quería acompañarme hasta mi casa, pero me negué.
Estoy decidida a contarle todo a Alan, así que voy directo a su oficina.
No sentí el viaje, estuve todo el tiempo metida en mis pensamientos, el conductor tuvo que llamarme más de una vez para que pudiera prestarle atención porque ya habíamos llegado. Le agradecí y bajé del auto.
Me paro frente a las puertas debatiéndome si entrar o no. Si entro como le diré todo a Alan, todo esto se complica cada día más, no veo la hora de poder estar tranquila, pero con esta advertencia es difícil recuperar la tranquilidad que perdí hace un tiempo.
—Pareces un fantasma ahí parado —dice Tania sacándome de mis pensamientos.
No sé en qué momento se acercó, mucho menos sé cuánto tiempo he estado aquí parada. La miro y por la cara parece totalmente sorprendida.
—¡Dios! Pero que te ha pasado —no entiendo su pregunta, pero posiblemente mis ojos deben estar hinchados.
—Nada —respondo e inicio a caminar.
—Tu cara dice lo contrario. ¿Ahora que te han inventado? —claro. Qué más podría deducir con mi llegada repentina.
—¿Alan está en su oficina? —le pregunto a la chica de recepción ignorando la pregunta de Tania.
Veo como la chica hace una llamada y luego cuelga para darme una información que no me ha servido de a mucho.
—El señor acaba de entrar a una reunión.
—Subiré hasta su piso y lo esperaré —digo para caminar hacia el ascensor.
—Si quieres puedo avisarle que estás aquí —dice Tania mientras me sigue.
—¡No! —respondo —esperaré hasta que termine, lo espera en su oficina.
—Pero parece que lo necesitas con urgencia —dice mientras el ascensor comienza su marcha.
—Dije que no, lo que vengo a decirle puede esperar —digo de manera cortante, pero me arrepiento rápidamente de haberle hablado así —lo siento yo...
—En tu cara y la forma en la que hablas se nota que no es nada bueno lo que vienes a decirle, solo espero que no afecte lo que tienen —dice antes de presionar un número en el ascensor.
No le respondo, estoy reprimiendo lo que siento en estos momentos, no quiero involucrar a nadie, pero es difícil, siento que todas las personas que me rodean se verán afectadas por todo esto.
Bajo del ascensor y entro de inmediato a la oficina de Alan, no miro a ningún lado, solo tenía como objetivo entrar a esa oficina y esperar hasta que él salga de la reunión.
Venganza y muerte, se repiten constantemente en mi cabeza. ¿Muerte? No recuerdo que alguien cercano a él haya muerto y menos que me involucre y la maldita venganza. Cuando Lukas y yo iniciamos nuestra relación no creí que tuviera malas intenciones, antes de ser pareja éramos amigos y siempre fue muy atento conmigo hasta cierto punto, hasta que la relación se consolidó o mejor dicho hasta que me enamoré perdidamente de él.
Mis piernas tiemblan y mis dedos duelen, no sé cuánto llevo aquí y mucho menos cuanto llevo mordiendo mis uñas a tal punto que han empezado a sangrar y doler, pero realmente es lo que menos me preocupa.
Alan ya llegó, pero aún no ha entrado. ¿Cómo sé que llego? Sencillo, su perfume y su voz la reconozco estando a distancia de mí, me levanto con la intención de salir y hacerle saber que estoy aquí, pero en el momento que lo hago la puerta se abre.
—¡Hermosa! —dice cuando me ve.
—¡Alan! —mi voz se escuchó rara, puedo jurar que está asustado por cómo me mira.
—¿Paso algo? ¿Los bebés están bien? —pregunta mientras se acerca.
—Alan —parece que es lo único que puedo decir, no sale otra palabra de mi boca más que su nombre.
—Puedes dejarnos solos —dice mirando a su secretaria, la cual se marcha de inmediato.
Hace que nos sentemos y agradezco, el temblor de mis piernas no ha podido parar, incluso ha aumentado ahora que lo vi.
—Él...
—¿Él qué? —pregunta al ver que no puedo mencionar nada más.
—Él vendrá por mí, me lo hizo saber, él vendrá y cumplirá su venganza —mis lágrimas salen desenfrenadas y humedecen mis mejillas a su paso.
—¿Lo viste? —Se para como si de un resorte se tratara —¿Cuándo se acercó? —pregunta mientras saca su teléfono.
—No se acercó directamente él. Hay un niño que estuvo preguntando por mí durante una semana, hoy cuando llegue a la empresa me entrego esto —saco la caja y se la entrego.
—¿Estás segura de que son de él? —pregunta antes de abrir la caja.
—Sí —no tiene su nombre, pero estoy completamente segura de que fue él quien la envió.
Destapa la caja y se queda en silencio mientras lee la dedicatoria que había en el interior de ella. En su rostro se nota el enojo que se está desatando en él. No me dice nada cuando finaliza de leer, se aleja de mí e inicia una conversación por su teléfono, no escucho muy bien lo que dice, pero logro notar que el enojo que tiene se lo quiere desquitar con la persona que está hablando.
—Nos vamos —dice mientras agarra sus cosas.
No me mira a la cara, solo se encarga que agarras sus cosas y las mías, sale y deja la puerta abierta para que yo lo siga. ¿Eso es lo que hará? ¿Ignorarme?
Le da unas indicaciones a su secretaria para después dirigirnos hacia el ascensor, tiene la mandíbula tensa y su vena en la frente resalta más que nunca.
—Iremos donde Miguel —es lo único que menciona para romper el silencio.
—¿Para qué? —pregunto.
—Él debe darnos una explicación o mejor, debe explicarte por qué estás envuelta en los problemas de él.
—Él no tiene nada que ver con esto.
—Tiene mucho que ver, por su culpa tú fuiste y eres el objetivo de Lukas, yo no te diré nada porque él es el único que tiene derecho a contarte todo, además no tengo mucho conocimiento sobre ello.
No digo nada más, sé que mi hermano no tiene nada que ver en estos. La venganza de Lukas debe ser por otra cosa, posiblemente hice algo con lo que lo ofendí, pero ahora no lo recuerdo, si, seguramente es eso. Nos subimos al auto y Alan inicia el viaje de inmediato, no quiere perder ni un segundo.
Sigo mordiendo mis uñas sin importante el daño que me estoy haciendo, pero es algo que no me importa en estos momentos.
—Deja de hacer eso —dice Alan sin apartar su mirada del camino.
Ignoro lo que dijo, pero él parece estar dispuesto en hacer que deje de morder mis uñas. Estira su mano la cual aparta la mía de mi boca sin ningún esfuerzo.
No tardamos en llegar al apartamento de Miguel, cuando entramos está él con Luciana, los cuales me miran como si me estuvieran ocultando algo, no lo sé, aún no quiero creer que mi hermano tiene que ver con todo esto.
—Siéntate —dice Luciana —esto tardará un poco.
Me siento en el sofá más cercano y Miguel se sienta frente a mí, susurra un «perdón» para iniciar su relato.
—No sé cómo empezar esto, nunca quise que estuvieras envuelta en esto, al inicio pensé que él había superado todo, que en realidad quería algo serio contigo.
Todos consideramos eso, yo creí, mis padres creyeron, Daniel creyó. Siempre quise tener una familia con él, ser una pareja como lo son mis padres, pero él fue destruyendo todo mediante pasaba el tiempo.
—Lukas, Luna y yo éramos muy buenos amigos, podría decir que los mejores —parece estar recordando algo.
—¿Luna? —pregunto, nunca había escuchado ese nombre.
—Luna era la hermana de Lukas, ella era menor que nosotros por un año, en todo estábamos juntos, éramos esos mejores amigos que en realidad parecen hermanos.
—No sabía que Lukas tiene una hermana —tantos años de conocernos y apenas vengo a enterarme de ella.
—Lukas tenía una hermana —dice —Luna murió hace dieciocho años, tú tenías cuatro años, supongo que por eso no la recuerdas.
—¿Murió? —supongo que la pregunta sobra, pero quiero saber qué paso con ella.
Miguel tiene sus manos en puño y parece estar dando todo de él para contarme esto.
—Luna se suicidó —dice y sus ojos se cristalizan y su voz se corta al instante, puedo ver dolor en su mirada.
—No sigas —digo, quiero evitarle ese recuerdo.
—No, debes saber todo, por qué Lukas quiere desquitarse contigo —dice —como ya te lo había dicho, éramos muy unidos, siempre estábamos juntos, pero un día yo empecé a distanciarme de ellos, la razón fue porque Luna empezó a tener sentimientos por mí, al principio creí que solo se trataba de cosas de niños, pero después todo se fue dañando, me acosaba, se hacía daño porque yo no aceptaba sus cosas o porque no estaba con ella, alejaba a las personas que se me acercaban.
—¿Qué decían sus padres? —pregunto.
—No les dije nada, no al principio, dije todo cundo, ya no había remedio cuando ya ella había acabado con su vida.
—¿Y tú que tienes que ver ahí?
—Lukas dice que ella unos días antes de morir le dijo que hacía todo esto por mí, que ya no podía seguir viviendo mientras veía como yo salía con otras chicas, que eso la dañaba y que yo solo la hacía sufrir. Eso fue después de que rechace sus sentimientos y me arrepiento hasta el día de hoy, si la hubiera aceptado ella aún viviría y tú no serías el objetivo de Lukas.
—Tú no tienes la culpa de nada, además eran niños, tenían 13 años, a esa edad no pensamos en esas cosas —digo.
—Pero ella se enamoró de mí, se enamoró como no creí, la hice sufrir con mi rechazo y por mi culpa acabó con su vida —nunca había visto a Miguel de esta manera, se nota que le duele recordar todo esto.
—No te culpes por algo que realmente no es tu culpa, ella era una niña que tomo una mala decisión por algo que pudo ser pasajero —me acerco a él y limpio sus lágrimas.
—Siento que, si es mi culpa, si la hubiera aceptado... —dice, pero lo interrumpo.
—Si la hubieras aceptado no estarías con Luciana, seguramente yo no estaría aquí y mucho menos hubiera conocido a Alan.
—Pero tú no estarías en peligro.
—Todo esto lo podemos superar, estoy segura de que no nos pasara nada, solo debemos estar atentos a cada movimiento de él —digo.
Miguel termina de relatarme toda esa historia que lo ha estado atormentando, nadie más sabia de las últimas palabras de esa chica, Lukas y Miguel eran los únicos, pero Miguel se enteró mucho tiempo después. Lukas nunca le demostró que el estar conmigo era para vengar la muerte de su hermana.
Lo único que sabía Miguel era que Lukas no era un muy buen hombre porque tiempo después de la muerte de su hermana su actitud empezó a cambiar.
Ya entiendo por qué Miguel siempre le advertía o estaba alerta a cualquier cosa, él en realidad siempre ha estado cerca de Lukas, pero en la sombra, aún siente que es su amigo, aunque Lukas piense todo lo contrario.
Estuvimos un rato después de hablar o mejor podría decirlo, después de la confesión de Miguel, realmente son muchas cosas por procesar, pero una de ellas es hacerle entender a Alan que mi hermano no tiene nada que ver con esto, él es una víctima al igual que yo.
Eran unos niños, Luna se enamoró de Miguel probablemente al ver como él la trataba, pero ese trato y aprecio era de hermanos, realmente mi hermano no sentía nada por ella, además eran solo niños, ella tenía 13 años, no creo que fuera amor lo que ella sentía por Miguel, pudo haberse obsesionado con él y como lo que recibió fue un rechazo pudo ser algo realmente duro para ella.
Vamos en el auto y ninguno ha mencionado palabra alguna, Alan este concentrado en conducir mientras yo voy concentrada en mis pensamientos. Iba tan concentra en mis pensamientos que no note en que momento Alan cambio la dirección del camino y llego a la casa de sus padres.
—¿Qué hacemos aquí? —es lo primero que pregunto antes de bajar del auto.
—Hoy nos quedaremos aquí —responde.
De la casa de Miguel salimos realmente tarde, no sé cómo paso el tiempo tan rápido allí.
—Quiero estar en mi casa —digo.
—No, hoy nos quedaremos aquí —vuelve a decir.
—Sabes que no me gusta estar aquí, por buenos que sean tus padres me siento incómoda —realmente no me gusta en una casa que no sea la mía.
—No discutiré contigo, hoy nos quedaremos aquí —dice sin más para bajar del auto y dejarme ahí.
Bajo después de él y paso por su lado como un rayo, realmente me molesta que no me tuviera en cuenta para tomar esta decisión, mi respuesta hubiera sido no, pero por lo menos me lo hubiera consultado.
Al entrar me toca poner mi mejor cara para no hacerle desplante a Dahiana la cual es la persona que nos recibe.
—¡Cariño! —dice ella llamando mi atención.
—¡Dahiana! —respondo de lo más normal posible.
—Me sorprende verlos por aquí —miro a Alan cuando ella dice eso, así que vinimos a incomodar a las personas sin avisar.
—Madre, queríamos venir solo que se nos hizo tarde —dice de lo más normal.
—Voy a subir a la habitación, me siento un poco cansada —digo para retirarme, no sin antes despedirme de Dahiana.
Ella pudo notar que no estamos del todo bien, por la manera en que nos hablábamos y el cómo nos veíamos. Yo solo quería llegar a mi casa, hablar las cosas con él para al final dormir abrasados como todas las noches, pero creo que esta no se va a poder.
Puedo imaginar que Alana si estaba enterada de que veníamos, ya que una de sus pijamas se encuentra doblaba sobre la cama, lista para ser utilizada por mí.
Alan no demora en acostarse junto a mí, rodea mi cuerpo con sus brazos y suelta un largo suspiro.
—Lo siento —dice en un susurro —lo siento por desconfiar de tu hermano, lo siento por traerte aquí sin importar lo que tú desees.
No menciono ni una palabra, dejo que él diga todo lo que tiene que decir, que saque todo lo que siente.
—No sabes lo asustado que estuve cuando leí esa dedicatoria, cada palabra me enojaba más que la otra, cuando leí la palabra venganza y muerte lo asocie con tu hermano, cuando Lukas dijo que él le prometió una venganza y la cumpliría —aunque él haya dicho eso yo nunca sospeche de mi hermano.
Levanto un poco su mano, la que me está rodeando el cuerpo y me giro, lo miro a los ojos y después lo abrazo, pego mi rostro a su pecho llenándome de su olor, esto era lo que necesitaba, un abrazo de él, parece entender mi gesto porque él también me abraza igual de fuerte.
—No quiero que vuelvas a pensar mal de mi hermano —digo con mi cara aun pegada a su pecho.
—Lo prometo.
—No quiero que vuelvas a tomar decisiones por mí.
—Nunca más.
—Tampoco quiero que creas, que tienes la última palabra y puedes llevarme donde quieras sin consultarme.
—Te lo prometo, nunca más tomaré decisiones como estas.
Es difícil creer cuando hace todo lo contrario, pero a la final estamos en constante aprendizaje y adaptación el uno del otro.
Así en esta posición nos quedamos dormidos, cada uno dijo lo que necesitaba y a la final nuestro enojo solo iba a afectar el cómo podemos salir de todo esto.
La semana se ha ido rápido y ya hoy es sábado, estamos terminando los últimos detalles para la cena de la noche, hoy daremos tres noticias buenas para nosotros, aunque dos de ellas ya la sabes, mi cumpleaños y el resultado de juicio de Alan contra Dora. La más importante es la de los bebes y seguramente es la que los hará más feliz.
Sé que nuestras familias estarán felices, pero también quedarán con la duda al igual que nosotros, ya que nadie sabe el sexo del bebé número tres, aunque yo insistía que sería niña, ahora tengo dudas sobre ello.
NOTA DEL AUTOR
Espero disfruten el capítulo y me cuenten que les pareció.
Ya saben que faltan muy pocos capítulos para que la historia llegue a su fin.
Lo siento de verdad, el capítulo estaba programado para publicarlo el viernes de la semana pasada, pero tuve muchos inconvenientes, uno de ellos que los dos computadores que tengo en casa andan raros, el uno se queda cargando y el otro se tilda cada que escribo una palabra.
Que Dios los bendiga siempre, gracias por leer la historia. ❤️❤️❤️
COMENTE, VOTE Y COMPARTA, LOS AMO.
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