CAPÍTULO 49
Sí comentan mucho, superando los comentarios del capítulo anterior les actualizo en la noche. Todo depende de ustedes.
—Tú dices que es como yo, pero yo creo que él bebe tres, será como tú, sea niño o niña, será un mini Alan —digo mientras entramos a casa.
—Yo solo espero que los bebés se parezcan a ti, que hereden tu belleza —dice.
—Yo quiero que las niñas sean como tú, que tengan el color de tus ojos y cabello, el niño puede ser más como yo.
—Insistes que serán dos niñas, estás muy equivocada, te vas a sorprender mucho —dice mientras deja unas cosas que compramos cuando veníamos.
—Eso no lo sabes, yo sé que tendré dos niñas, mi instinto de madre me lo dice —aunque a veces me entra la duda, pero quiero seguir pensando que tendré dos niñas, realmente quiero dos niñas.
—Como digas, yo seguiré creyendo que tendremos dos niños y que mi única niña será la más consentida y amada en este planeta —veo cómo destapa una Coca-Cola —además no sé cómo cuidar dos niñas.
—A eso es a lo que me refiero, dices que la consentirás y amarás, estoy segura de que donde sea una sola la agobiaras, sobrepasará los límites de la sobre protección, eso la abrumara —digo sin restarle un mínimo de importancia.
—Y seré igual, si llegan a ser dos, si él bebe tres, es niña será igual o aún peor —ahora me sorprendo más, qué va, no me sorprendo nada, este hombre se la pondrá difícil a cualquiera que se acerque a sus niñas.
—No hay remedio contigo, te imagino igual a mi padre —digo mientras niego con la cabeza.
—Será peor —dice mientras ríe.
Discutimos un rato más el tema donde él insiste que sea lo que sea amará a sus tres hijos por igual, que los protegerá con su vida y que nunca, pero nunca estarán alejados.
Alan prepara la cena mientras yo me doy una ducha, el día de hoy fue uno lleno de buenas noticias, donde pudimos liberarnos de uno de nuestros problemas; Aunque ahora queda el más tedioso, grave, peligroso y que me asusta de una manera terrible, porque no sé qué pueda pasar, que esté planeando o tenga ya planeado para dar su última jugada como lo había dicho, como siempre lo dice, que él será quien mueva la última ficha.
Salgo del baño envuelta en una bata con el cabello escurriendo, he mojado todo a mi paso, pero le restó importancia, caminó hasta la cama donde me siento y con cuidado e inició a peinar mi cabello, el cual está más largo de lo normal, como nunca lo he tenido y pienso que necesito un corte urgente.
Veo cuando Alan entra con una bandeja en la mano, y con el olor puedo deducir que hoy cenaremos en el cuarto y lo agradezco porque no quiero caminar más, estoy realmente cansada. Deja la bandeja en la mesita y luego se acerca hasta donde estoy y se agacha frente a mí.
—Realmente no había notado cuánto ha crecido —quita el nudo de la bata y acaricia mi vientre.
—Y lo que falta por crecer —respondo mientras acaricio su mejilla.
—Ustedes son lo más importante que tengo en estos momentos —dice para luego pegar su oído en mi vientre como si los bebes le fueran a responder.
—¿Crees que te responderán? —le pregunto en modo de burla, pero en el momento siento un leve, muy leve movimiento en mi vientre y eso me sorprende y a la vez me asusta, nunca había sentido algo así.
—No lo considero, estoy segura, ya Ian me respondió —dice él mientras sonríe.
—¿Ian? —pregunto un poco sorprendida, mejor dicho, muy sorprendida.
—Así se llamará uno de nuestros hijos, Ian. Cierto, ¿te gusta tu nombre? —nuevamente acaricia y besa mi vientre, pero no siento de nuevo el movimiento.
—Parece que a tu hijo no le gusta el nombre —digo tratando de ocultar una sonrisa, realmente a mí si me gusto ese nombre, Ian, es un nombre lindo.
—Tú qué dices. ¿Te gusta el nombre? —pregunta mirándome a los ojos.
—¿Qué significado tiene? —pregunto aún ya sabiendo la respuesta. Ian es un ser misericordioso, hombre inteligente y sagaz. Tiene un significado hermoso.
—Representa a los hombres inteligentes y sé que nuestros hijos lo serán, por eso es merecedor de llevar ese nombre —dice con un tono de orgullo.
—Inteligente, sagaz y sentimental, es como una descripción de nosotros —complementó sus palabras.
—Mucho —dice poniéndose de pie —es mejor que cenes antes de que se haga más tarde —trae la bandeja hasta donde estoy.
Le agradezco con la mirada mientras como, realmente está delicioso, nunca me cansaré de decir que sus manos son mágicas, me hizo verduras guisadas con un trozo de salmón y una limonada que complementa perfecto la cena.
Nos levantamos desde muy temprano porque Alan tiene una reunión con los accionistas para cambiar algunos puestos en la empresa, gracias a los problemas que tuvo con Dora le toca realizar algunas modificaciones, aunque ha dicho que no quisiera mover a nadie de sus puestos, pero ya no confía en los que le dieron la espalda durante todo el proceso, que, aunque fue corto tuvo muchos contratiempos.
Decidimos ducharnos juntos, según él, porque así «ahorramos tiempo», pero creo que ha sido una de las duchas más largas que he tomado en toda mi vida, pero también debo decir que, de las más especiales y placenteras, sus caricias mientras enjabonaban mi cuerpo no la cambiaría por nada en el mundo.
—¿Qué tanto piensas? —preguntó y me llevo una tostada a mi boca.
—En mucho y nada —responde para después sonreír.
—Qué poeta.
—Un poco. ¿Quiero preguntarte algo? —dejó la tostada en el plato y lo miro un poco seria, me imagino que hablará del dichoso matrimonio, yo sigo considerando que, así como estamos, estamos bien —no te preocupes, no es sobre el matrimonio.
—¿Entonces? Debe ser algo serio por cómo lo dices.
—Serio e incluso más importante, creería que mucho más que el dichoso matrimonio como tú lo llamas —sonrió por sus palabras, realmente escucha todo lo que le digo.
—Me asusto o me alegro, dime para estar alerta —le digo fingiendo tranquilidad, me pone nerviosa lo que pueda decir.
—No sé, a mí me haría feliz y estaría más tranquilo, no sé cómo lo tomarás tú.
—Lo que te haga feliz a ti, créeme que también me hace feliz —acarició su mano mientras lo miro a los ojos.
—Quiero que vivamos juntos, quiero que nos mudemos a algo más grande, más cómodo para los bebés, para nosotros —sonrió al ver su nerviosismo, al decir esas palabras.
—¿Algo más? —pregunto.
—Sí, quiero saber qué opinas, si quieres.
—Me gusta mucho la idea, aunque ya prácticamente vivimos juntos, ¿no? —respondo agregando una pregunta.
—Sí, pero quiero quitar él prácticamente, además quiero agregar comodidad —parece que le ha gustado mi respuesta, tiene una sonrisa que adorna perfectamente su rostro.
—Podemos hablarlo con más calma y tiempo, me gusta mucho la idea de vivir juntos y no sabes cuanto disfruto despertar a tu lado, pero sabes que no es fácil vender y comprar una casa.
—¿Cómo qué vender?
—Sí, para comprar una casa deberíamos vender esta, la tuya y con eso comprar la otra.
—No, no tienes que vender tu casa.
—Como que no, una casa grande no vale cualquier peso, además dices que necesitamos comodidad, no tengo el dinero suficiente para algo, así —digo mientras recojo los platos.
—¿Quién dijo que debes gastar tu dinero? Si te estoy pidiendo esto es porque ya tengo todo calculado, no necesitas gastar y mucho menos vender tu casa.
—Pero... —no termino de hablar porque me interrumpe. Se ha vuelto común esto de interrumpirnos mientras hablamos.
—Pero nada, hermosa, esto es para ti, para nuestros hijos, para nuestra comodidad, quiero lo mejor para ustedes.
Este hombre cada vez sale con algo que logra enamorarme un poco más y no lo digo por lo de la casa, sino porque siempre nos pone primero, siempre quiere lo mejor para nosotros, quiere que estemos bien.
—Hablemos esto con más tiempo, ahora debes irte que ya vas tarde, se te está haciendo costumbre llegar tarde y todos piensan que es por mí.
—Tania dijo que no tardaría en llegar —dice mientras nos dirigimos a la puerta.
—Solo la acepto aquí en mi casa porque quiero salir, pero no sola —digo acomodándole la corbata.
—Sabes que estaré atento a cualquier cosa, por más mínima que sea debes avisarme.
—Vete tranquilo que nada va a pasar y si pasa te prometo que serás el primero en saber —digo dándole un beso.
—Me voy, pero no tranquilo —me besa nuevamente y esta vez el beso se hace un poco más largo.
—Vas tarde —digo nuevamente.
—Nos vemos en la tarde, procuraré salir lo más pronto posible —dice mientras se despide nuevamente desde el auto.
—No creo que puedas salir temprano.
Luego de varias despedidas entró nuevamente a casa para arreglarme, Tania no demorara en llegar. Hoy quiero comprar algunas cosas para los bebés, no compraré mucho, si nos mudaremos lo mejor sería comprar las cosas más pesadas cuando tengamos la casa lista. Me emociona saber el sexo de dos de mis bebes, ya con esa información puedo comprar ropa, eso sí, lo quiero comprar en cantidad.
Hoy si me decidí a vestir con un vestido, aunque es un poco ajustado, me hace ver y sentir bien, decido usar unos zapatos planos para estar lo más cómoda posible, uso un bléiser para cubrirme un poco más. No me maquillo mucho, porque el maquillaje y yo no somos amigos y soy pésima en esto.
Bajo a la cocina por un poco de helado «mi mejor amigo en estos tiempos», mientras espero a Tania, respondo los mensajes que tengo, uno de ellos de Mateo; ha estado al tanto de todo lo que está pasando y a veces pienso que abuso de su confianza.
—Mañana estaré a eso de las 11 am en la casa de los Mendoza —respondo el mensaje mientras saboreo mi bola de helado de limón.
—Si no te sientes bien podemos cancelar la cita, ellos están dispuestos a esperar hasta que tengas los bebes —me responde.
—No te preocupes, el doctor ayer me dijo que estamos fuera de peligro, eso significa que puedo hacer mis labores sin ningún problema —respondo.
—No te sobre esfuerces, no quiero problemas con el celoso de tu novio —sonrió al recordar el día que Alan lo empujo solo porque me toco la cintura y no dejaba de sobar mi tobillo, lo que no se imaginaba era que Mateo es gay.
—Tranquilo que no tendrás ningún problema con el celoso de mi novio. Mañana cuando salga de casa de los Mendoza voy a la oficina para terminar de ajustar lo que necesitamos para los retratos de ellos y los próximos.
—Por eso no te quiero dejar ir, eres la mejor trabajadora que tengo, nos vemos mañana, cuídate.
Así finaliza nuestro intercambio de palabras por medio de mensajes de textos. Me llevo la última cucharada de helado a la boca y puedo decir que esta ha sido la mejor o la que más disfrute de las dos bolas que me serví. Mientras lavo la copa suena el timbre.
—Creí que ya no vendrías —digo mientras la abrazo.
—No me perdería una salida contigo y más si es para comprarle cosas a los bebes —acaricia mi vientre.
—Deberás empezar a comprar los regalos —digo sonriendo.
—¿No me digas que has ganado tú? —dice mientras toma Coca-Cola, qué obsesión con esa gaseosa, todos la aman y yo empecé a odiarla.
—No, pero sé que voy a ganar, así que desde hoy puedes iniciar con tus regalos.
Salimos de la casa y nos subimos a mi auto, hace mucho que no manejo y agradeciendo que no está Alan, tomo las riendas del volante de mi auto, supongo que si continuo así se me olvidara como conducir.
—Sí, quieres puedo conducir yo —dice Tania cuando ve que ya me subí en el puesto del conductor.
—Ni lo pienses, como voy muy pronto no sabré, ni cómo funciona un freno de manos —sonrió y le indico que entre.
—Como digas.
—¿Quieres escuchar música? —pregunto mientras comienzo a conducir.
—Viaje sin música sería un viaje muy aburrido, así que sí y yo escogeré —dice mientras conecta su celular al bluetooth donde se reproduce al instante Finding Hope.
Empiezo a tararear la canción y luego la canto junto con ella, parecemos un coro de una iglesia, pero mal entonadas. Si tuviera que vivir de la música moriría de hambre y opino lo mismo de Tania.
Se reproduce canción por canción, cada una de diferente género, diferente sentimiento, así se nos van los cuarenta minutos que tardamos en llegar al centro comercial, no sentimos mucho el viaje porque todo lo pasamos cantante como locas; o como diría Miguel, estábamos destruyendo obras de arte.
—¿Dónde quieres ir primero? —pregunta Tania mientras subimos al segundo piso.
—Quiero ir donde haya mucha ropa de bebe, tanta que no la pueda comprar toda —digo sonriendo.
—No deberías comprar en cantidad, y más porque los bebes crecen muy rápido y de seguro solo utilizaran la mitad de esa ropa por muy poco tiempo.
—No importa, quiero comprarles ropa por cada día del año, que tengan tres cambios al día, no me importaría gastar todo mi dinero —de verdad que todo esto me emociona mucho.
—Como quieras, después que no sepas que hacer con toda esa ropa te vas a acordar de todo lo que te he dicho.
—No importa, hay muchas fundaciones donde la podemos donar, ¿no crees? —digo con un tono de emoción.
—Si tú estás así no quiero imaginar a Alan, él será peor, vamos a gogo, ahí venden ropa para niños hasta los cuatro años —dice mientras continuamos nuestro andar.
Dejo que Tania me guié porque ella es quien sabe dónde está la tienda, cuando vamos caminando pasábamos por una tienda de ropa de hombre y una prenda en especial se lleva toda mi atención, una corbata color vino y solo puedo imaginar a Alan en ella, esa corbata adornando su traje gris el cual marca su cuerpo de una manera majestuosa. Continuo mi andar cuando Tania se detiene.
Entramos a esa enorme tienda de nombre gogo, tiene un cartel grande con su nombre «GOGO ROPA Y ACCESORIOS PARA BEBES», y pienso que la emoción se ha reflejado completamente en mi rostro, desde afuera todo se ve precioso, quiero entrar ya e iniciar a escoger toda la ropa posible.
—¿Qué te parece? —pregunta Tania cuando entramos.
—Majestuoso, de otro planeta, jamás había estado en una tienda como estás —digo.
—Aquí venden de todo, todo lo que necesita un bebe, mira allá, señala una cuna, la cual se ve preciosa, pero no es lo que quiero, no es como la deseo, he visto muchas, pero ninguna, por más hermosa que sean se parece a la que quiero.
—Está hermosa, pero no es lo que quiero —digo mientras me acerco a la cuna.
—Aquí venden de todo, además de eso pueden hacerte lo que buscas, solo es que le des la idea y ya ellos te lo harán —dice mientras miramos otras cosas.
—Lo tendré en cuenta. Ahora quiero ver la ropa, ropa para niño y niña.
Se nos acerca una chica la cual nos atiende muy amable y con una sonrisa en su rostro.
—Por aquí está el área de recién nacidos —dice Nicole, la chica, mientras nos señala la ropa exhibida.
—Mira lo precioso que es esto —le enseño a Tania unos diminutos pantalones, me imagino a Ian en ellos y lo veo precioso.
—¿Estás feliz? —pregunta ya sabiendo la respuesta.
—Esto me hace muy feliz. Mira estos —Dios, aquí todo es hermoso, levanto dos vestidos de color azul, los cuales hacen juego con los pantalones que llevo en la mano.
—Se verán preciosos con ellos, tienes muy buenos ojos para escoger ropa linda —dice mientras me enseña unas camisas blancas, tienen unas frases escritas y se me hacen muy tiernas, son muy parecidas a las que Alan llevo a casa el día que salí del hospital.
—Llevemos esas también, estos también —señalo unos conjuntos rojos y justamente son tres, como si estuvieran esperando por nosotros.
Seguimos mirando por mucho tiempo, cada vez me enamoro más y deseo que Alan esté aquí conmigo y me ayude a escoger lo que mejor les quedaría a nuestros hijos. Tania sigue escogiendo ropa, es la que más ha escogido «doble moral» decía que no podía llevar mucha y ella es la que ha llenado el carrito y casi todo con ropa de recién nacidos.
—Creo que ya es suficiente por hoy —digo llamando su atención.
—Me he emocionado y llené todo el carrito —dice sonriendo.
—Después de darme una sugerencia fuiste tú la que casi empaca toda la tienda —la chica que nos ha estado acompañado se ríe por lo que digo.
—Es que me gusta mucho esta tienda, hace algunos años estuve con alguien que pensé que era mi amiga, pero a la final no paso mucho, su bebe murió —mi cara se transforma al escuchar eso.
—Debió ser duro para ellas, yo no me imaginaría sin ninguno de mis hijos —digo sintiendo tristeza por aquella chica.
—No fue duro, ella fue quien lo provoco —veo tristeza, enojo y varias emociones en sus ojos —pero ya no hablemos de eso, fue una época dura para alguien que conozco.
—Terrible eso, como alguien puede hacerla daño a su hijo —nos acercamos a la caja y cambiamos nuestra conversación mientras nos facturan todo.
—Debes venir con Alan para que puedan escoger los accesorios y cosas que vayan a necesitar para los bebes.
—Son 50.000 dólares —dice la chica de la caja.
«Que ropa tan cara, compramos unas cuantas cosas y sumo todo eso»
Estoy a punto de sacar mi cartera cuando Tania me detiene.
—La primera parte de mi regalo —dice entregándole su tarjeta a la cajera.
—No deberías hacer eso —digo un poco avergonzada, no quiero que gaste tanto dinero —eso es mucho dinero.
—Es poco para el regalo que les tengo preparado.
—Me apena que gaste tu dinero así —las chicas nos miran sonrientes.
—Soy la tía y madrina, no me duele, gasta unos cuantos miles en ellos.
—Te daría el término de tía soltera y rica, pero eres la tía rica, pero no soltera, mi hermano supo elegir —no lo digo solo por el dinero, Tania es una mujer realmente especial.
Nos repartimos las seis bolsas, seis bolsas de solo ropa, ropa muy hermosa para mis bebes.
—Yo invito al almuerzo y no acepto un no por respuesta, pero primero entremos a aquella tienda que me gusto algo de ella —digo señalándole la tienda donde vi la corbata.
—¿La corbata color vino? —pregunta ella.
—Eres una gran observadora. Quiero dársela a Alan como un regalo por haber ganado el caso —sonrió de solo acordarme que nos liberamos de la loca.
Entramos a ella y no demoramos mucho, compre la corbata y de paso me la envolvieron en una caja muy bien, sé que a Alan le encantara y más a mí cuando se la ponga.
—Vamos.
—La comida de Allí es deliciosa y venden un Salmón muy jugoso.
—Lo que sea menos pollo —se ríe como si le hubiera dicho un chiste.
—Aun odiando el pollo.
—Solo un poco.
Entramos al restaurante y ordenamos lo que vamos a comer, todo el ambiente se ve muy tranquilo, con una música que te hace disfrutar aún más de él.
Estamos disfrutando nuestro almuerzo mientras hablamos de trivialidades, cosas que llegan y no duran mucho, porque cada vez hablamos de cosas diferentes.
Terminamos nuestra comida y realmente sí que estaba delicioso ese Salmón, creo no haber probado uno hecho de esa manera, tenía un toque ahumado con otro toque a pimienta y naranja, una mezcla de sabores realmente delicioso.
Pedimos de postre, dos bolas de helado dobles con salsa de chocolate y dulce de leche para compartir entre las dos.
—Esto está realmente delicioso —digo mientras llevo más helado a mi boca.
—Alan dice que Dahiana lleva casi todos los días helado a tu casa.
—Es un exagerado, solo lo ha llevado como tres veces y él ha resumido eso a todos los días.
—Dahiana te quiere mucho.
—Y yo a ella.
Mientras hablamos veo como el rostro de Tania se palidece en el instante, lo primero que pienso es que le ha caído mal algo, pero cuando escucho voces mencionar su nombre sé que no es nada de lo que pienso.
NOTA DEL AUTOR
¿Qué les parece el nombre del primer bebé? Yo realmente lo amé, y siempre ha estado en mi cabeza desde que Ava quedó embarazada.
Solo cumplieron la meta de los votos, pero se demoraron mucho :( espero que le den mucho amor a este capítulo para publicarles el otro mañana.
Iba a publicar temprano, pero el mocho de computador que tengo cada vez que escribía se tildaba, toco terminar el capítulo en el celular, espero no haya muchas faltas ortográficas.
Gracias a todos por disfrutar, comentar, compartir y recomendar el libro, he visto varias recomendaciones y me han dejado mensajes muy lindos y eso me apapacho el corazón y me llena de felicidad.
Que chuchito los cuide siempre. ❤️
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