CAPÍTULO 44
Si no comenta me demorare un mes en actualizar... Mentiris, comente para que me den ganas de actualizar.
Los padres de Alan prepararon una cena con algunos integrantes de su familia y uno que otros amigos para dar la noticia de los bebes, reunión donde está invitada toda mi familia. Me alegra mucho que todos hayan tomado tan bien lo de los bebes y que se encuentren tan emocionados como nosotros.
Aún no he tenido la oportunidad de escuchar sus corazones, pero en mi próxima cita lo haré, y posiblemente sepamos el sexo porque estoy próxima a cumplir los cuatro meses.
Llevo mucho rato tratando de escoger un vestido el cual no me haga ver tan gorda «créanme que llevar tres bebes dentro de ti te cambia mucho y no solo emocionalmente» tendré que comprar más ropa, ya que prácticamente toda la de mi closet me queda pequeña.
Opto por llevar un vestido azul que principalmente era suelto, pero ahora se ajusta a mi figura haciendo resaltar mi culo que ha crecido junto con mi barriga, unos tacones no muy altos para no cansarme tan rápido y los accesorios que no pueden faltar.
Escucho el sonido de la puerta y sonrió al saber de quién se trata, desde que mis padres se mudaron a su casa, él ha estado todo el tiempo con nosotros, cuando no está cerca procura que alguien lo esté, dice que no estará tranquilo hasta que Dora y Lukas desaparezcan de nuestras vidas.
—Hermosa... —grita él desde la planta de abajo.
—Estoy en la habitación —lo siento acercarse a grandes pasos.
—Creí que ya estabas lista, vamos tarde —dice un poco impaciente.
—¿Es mi culpa? —pregunto un poco irritada.
—No he dicho eso, solo dije que vamos un poco tarde —sé que no lo ha dicho, pero lo sentí así.
—Si vamos tarde es por tu culpa.
—¿Qué tengo que ver yo de que tú no estés lista? —pregunta acercándose.
—Por qué nada me sirve y eso es tu culpa, con todo me veo gorda.
—No es mi culpa —dice mientras ríe, supongo que ya se dio de cuenta porque lo digo.
—Si es tu culpa, si no me hubieras embarazado, si hubieras metido solo uno, pero metiste tres —camino por toda la habitación con los tacones en la mano.
—Yo te veo igual, para mí estás perfecta, no cambiaría nada de ti, es más, te ves más hermosa que nunca.
—¿Lo crees? Pronto estaré más gorda —¿todas las mujeres embarazadas son así?
—No lo creo, estoy seguro... Además, mira ese culo que tienes, no puedo concentrarme en algo, él se lleva toda mi atención.
—Eres un pervertido, no me cambies el tema.
—Solo contigo mi amor, solo contigo.
—Te amo —me acerco y lo beso, pero me separo al instante, no queremos llegar más tarde.
Me pongo mis zapatos con la ayuda de Alan, ayuda que no necesitaba, pero él insistió, amo cada uno de estos detalles.
—Ahora, si estamos listo, vamos que necesitan a los anfitriones de la fiesta.
Nos subimos al auto y mientras el viaje continúa escuchamos un poco de música. No dejo de observar a Alan, como se contraen sus brazos cada vez que sostiene el volante. Sonrió como una tonta enamorada, pero eso es lo que soy.
Después de un largo camino y un tráfico infernal llegamos a la casa de la familia de Alan, todo tan hermoso como siempre, con una diferencia, que se nota que hay fiesta, personas por todos lados y unos arreglos florales divinos.
—¿No te parece que tu madre exagero un poco? —creí que iba a ser algo más sencillo, pero conociendo a Dahiana ya debía saberlo.
—Esto no es solo idea de mi madre —hago un gesto de pregunta, el cual entendiendo de inmediato —tu madre tuvo mucho que ver aquí.
—No sabía que mi madre tuviera tan buena relación con la tuya.
—Hay muchas cosas que no sabes, te sorprenderías.
—Lo único que me sorprendería es que Miguel y tú tengan una buena relación —digo mientras lo abrazo.
—Estoy trabajando en eso —me guiña un ojo mientras sonríe.
Con ganas de besarlo quede en el momento que salió Dahiana a recibirnos.
—Por fin están aquí —dice ella mientras se acerca.
—Mucho tráfico y uno que otro inconveniente —dice Alan mientras me mira.
—Su hijo llego muy tarde —Dahiana lo mira un poco sorprendida, ella sabe que su hijo es muy puntual
—Inconvenientes, pero nada de qué preocuparnos —camínanos hasta la sala donde se encuentran casi todas las personas.
Se van acercando uno por uno a saludarnos y siento que me asfixian, hace mucho no estaba rodeado de tantas personas.
Los padres de Tania son de los últimos en acercarse y los únicos en darnos un obsequio físico, doña Raquel me ha entregado unos dijes muy preciosos, según ella es un tipo de protección para los bebes, aunque no creo en esas cosas se lo he agradecido.
Alan inició una conversación en un grupo de amigos, los cuales solo hablaban de números y estadísticas, lo cual me pareció aburridor «si hablaran de letras y pinturas estaría completamente emocionada, pero los números no son los míos». Me retiro con la excusa que voy por algo de beber.
Llego hasta una mesa donde me reúno con las chicas, hace mucho no tenemos tiempo para nosotras y realmente las extraño, más que todo a Luciana.
—Casi que no te sueltan —dice Luciana en un tono divertido, ya veo que se le están pegando los chistes de mi hermano.
—Aún no me han soltado, me escapé —vamos a ver hasta dónde llega.
—Te han domado, no, me ha regresado a mi amiga —se limpia una lágrima imaginaria.
—Como que adoptaste los malos hábitos de Miguel —esta vez soy yo la que sonríe —son tal para cual, unos malos contadores de chistes.
—Tú deberías ayudarme un poco —dice Luciana mirando a Tania, quien se ha estado riendo todo este tiempo.
—No la ayudes en nada, si intervienes te aseguro que no serás la madrina de ninguno de mis hijos —una buena jugada.
—No he dicho nada, sabes que siempre estaré de tu lado —dice mientras acaricia mi vientre.
—Estás amenazando mucho, vamos a ver si cuando quieras follar con tu galán podrás encontrar quien te los cuidara —Luciana siempre se sale con la suya, pero hoy no la dejaré.
—Tienen dos abuelas, tres tíos que gustosos se quedarían con ellos. Sonrió porque esta es mi victoria.
—¿Dos? Son cuatro tíos contando a Alana —dice Tania y mi rostro se contrae de inmediato.
—A ella no la quiero cerca de mis hijos, ella es la mejor amiga de Dora, imagínate que le dé mis hijos a Dora —un frío recorre mi cuerpo, aunque ella sea la hermana de Alan, no la quiero nunca cerca de mis hijos y más si están solos.
—Puede que cambie, mírala que está sola en esa mesa —señala la mesa donde Alana ha estado desde que llegamos.
—No quiero confiar tan fácil en las personas, mira que siempre que confió me pasa lo peor.
—Puedes intentarlo, tal vez con ella pueda ser diferente —dice Luciana esta vez.
—¿Y si no lo es? —pregunto con un miedo enorme.
¿Si ella es como todos los que llegan hacerme daño? ¿Si ella aún es amiga de Dora? Tengo miedo de que algo le pase a mis bebes, pero debo aceptar que es hermana de Alan y así como yo quiero que la relación de él con Miguel mejore, posiblemente él quiera lo mismo para Alana y yo.
—Tal vez le dé una oportunidad, pero estaré atenta a cualquier señal —digo poniéndome de pie.
—¿A dónde vas? —preguntan las dos al mismo tiempo.
—A interactuar con mi cuñada. ¿No querían eso? —digo mientras me alejo, le ruego a chuchito que no vaya a comportarse igual que siempre.
A pasos lentos y no muy seguros de mi parte me acerco hasta la mesa donde se encuentra Alana, está completamente sola y con la mirada hacia la nada. No se ve muy contenta, roguemos que sea imaginación mía.
Llego hasta su mesa con más ganas de devolverme que de sentarme junto a ella.
—Si no quieres estar junto a mí, nadie te impide a irte —empezamos mal.
—Solo quería hablar contigo, pero parece que la que no me quiere tenerme cerca es otra —hago, él amague de irme, pero ella me detiene sujetando mi brazo.
—Quédate —dice mirándome a los ojos, cosa que nunca había hecho.
Me siento y de inmediato aflojo un poco mis tacones y masajeo un poco mis tobillos, aunque no son muy altos, me están matando.
—Te ves incómoda con ellos —dice mientras señala mis zapatos con la boca.
—Créeme que si por mí fuera me hubiera puesto unos tenis —digo sonriendo.
—Espera un momento.
Se levanta y veo como se aleja, no creo que le haya incomodado algo, además me dijo que esperara. No demoro mucho en llegar, en sus manos traía unas sandalias muy lindas y como si de un milagro se tratara parece que son mi talla.
—Creo que con esto estarás mejor —dice mientras me ofrece las sandalias.
—Estaré en deuda contigo —digo mientras recibo las sandalias.
—En deuda estoy yo contigo —dice mientras baja de nuevo su mirada —me deje llevar porque no quería que mi hermano sufriera igual que en el pasado.
—Considero que ninguna queríamos que pasara eso.
—Pensé que solo Dora podía hacerlo feliz —hago un gesto de desagrado —pero lo que estaba haciendo era hundirlo.
—Pero todo eso nos sirvió, nos ayudó para estar ahora así.
—Cuanto quisiera haberme dado la oportunidad de conocerte desde la primera vez que él nos habló de ti.
—Yo quisiera haberlo conocido hace mucho tiempo, pero supongo que el tiempo es justo y te da todo en el momento indicado.
—Creo que debería disculparme por todo lo que hice, yo fui quien le aviso a Dora que ya estabas en la ciudad, por mi culpa mis sobrinos... —sus palabras me tocan mucho, no sé si está siendo sincera, pero le daré una oportunidad.
—Podemos iniciar desde cero, no te aseguro que pueda confiar mucho en ti —sonrió para aligerar lo que dije —pero podemos intentar tener una buena relación.
—Es difícil confiar en las personas y más por todo lo que te ha sucedido —dice ella.
—Sí, pero no imposible.
Nuestra conversación fluyo de una manera que nunca imagine, siento que tengo mucho en común con esta mujer, es igual de ingenua o más que yo, es mayor que yo, pero al escucharla hablar siento como si la mayor fuera yo.
—Quien las viera diría que son amigas de toda la vida —llego a interrumpir nuestro momento de «amistad», me estaba contando una de las tantas historias de Alan.
—Puede ser que en un futuro seamos amigas, ¿verdad Alana? —digo sonriéndole.
—Quiero ver eso —dice Alan mientras me ofrece su mano para pararme.
—Así como yo quiero ver que Miguel confía nuevamente en ti.
—Un golpe muy bajo —escucho como su hermana se ríe y es la mejor escena que he visto de nosotros tres desde que nos conocimos.
—Tal vez algún día se gane mi confianza nuevamente —habla Miguel y todos nos sorprendemos, no lo habíamos visto.
—Eres como un fantasma... no creo que él necesite tu confianza, ya tiene la mía —con mi confianza le basta.
—Caes muy rápido, deberías haberlo hecho sufrir un poco más, lo quería ver arrodillado ante ti —dice en tono de burla.
—Créeme que ya lo ha estado —digo guiñando el ojo.
—Por Dios, no hagas que lo odie toda mi vida
—tendrás que convivir con él toda tu vida.
—Eres muy mala, me estás cambiando por él —señala a Alan y más me río.
Mientras seguimos en nuestra tonta actuación llegamos al comedor donde ya estaba la mayoría de los invitados esperándonos.
Empezamos a cenar tocando diferentes temas, por supuesto teniendo a los bebes en la mayoría del tiempo como el centro de atención, una velada mágica.
La cena iba tranquila, charlas, risas e historias iban y venían, todo iba tan bien hasta que cruzaron esas cuatro personas la puerta, dos de ellas no pensé verla nunca más.
NOTA DEL AUTOR
Yo amo la conexión que tiene Ava con sus hermanos, sobre todo con Miguel.
Lo prometido es deuda, así que tres capítulos, espero los hayan disfrutado y le den mucho amor.
Por lo que todos vinieron, el adelanto que rondaba todas las redes, tres capítulos en un día, hace mucho no hacía esto y para ser sincera me quedaré otro rato escribiendo las ideas que tengo en estos momentos para no perder el hilo, eso según yo.
Que chuchito los bendiga siempre, muchas gracias por el apoyo...
COMENTE, VOTE Y COMPARTA, LOS AMO.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro