CAPÍTULO 42
Chantajearlos sirvió de algo, así que espero muchos comentarios en los próximos capítulos.
ALAN
Salí como loco de la casa de Dora, no formulaba palabras y mi mente era un lío, con lo que me dijo me confundió y desoriento como ella quería. Ahora lo que más deseaba, era llegar lo más rápido a casa de Ava y que me explicara que era lo que estaba pasando, que desmintiera lo que había salido de la boca de Dora.
Puedo decir que me pase algunos semáforos en rojo, pero no me importaba nada de eso en estos momentos, estaba tan absorto en mis pensamientos que lo único que me hizo reaccionar fue el sonido de mi teléfono.
Mi madre, mi madre, me está llamando de seguro para decirme que Ava estaba bien.
—¿Cómo está ella? —fue lo único que salió de mí en ese momento.
—Ella no está bien, debes venir al hospital —responde mi madre y ahí me preocupo mucho más.
Si algo le sucedió es solo mi culpa, la expuse demasiado y dejé que Dora llegara muy lejos con su juego si atenerme a las consecuencias.
—¿En qué hospital está? —le pregunto a mi madre.
—Estamos en el industrial, era él más cerca —responde ella —además hay algo más que debes saber.
—¿Qué es? —pregunto.
—Eso lo sabrás cuando llegues —dice y escucho como alguien la llama —te espero aquí.
Joder... ¿Por qué no pudo decirme? Me dejo con estos pensamientos de mierda que traigo desde que salí de donde Dora.
Estaba a más de cuarenta minutos de ese hospital, pero no fue ningún impedimento para mí llegar en veinte minutos.
Voy entrando al hospital y justamente está mi madre en la sala de espera.
—¿Dónde está? ¿Cómo está ella? —le pregunto a mi madre —joder, todo esto es mi culpa, ella no estaría aquí si no se hubiera encontrado con Dora.
—Hijo, cálmate primero —dice mi madre —ella está bien, gracias a Dios no paso nada grave.
—¿Entonces porque está aquí? Si no le paso nada grave, debería estar en su casa.
—Alan, debes calmarte.
—Quiero verla. ¿Dónde está ella?
—Antes de verla debes saber algo.
—¿Está embarazada? —es lo primero que me salió, si no es eso, ¿Por qué tanto rodeo el de mi madre?
—¿Son tuyos? —pregunta ella.
—No lo sé, Dora me dijo que Ava nunca tendría mi hijo por culpa del accidente que le causo.
—Ella tuvo una amenaza de aborto, pero gracias a Dios llegamos a tiempo y ya están estables.
—Madre —un nudo en mi garganta no me deja hablar.
Por primera vez en mucho tiempo, me envuelvo en los brazos de mi madre y lloro como un niño, como un niño cuando pierde algo que aprecia demasiado.
Lloro mucho, si algo les hubiera pasado no podría vivir así, si ese bebe no es mío y le llegará a pasar algo por mi culpa Ava y su familia no me lo perdonaría y si él bebe es mío y le llegará a pasar algo por mi culpa yo no me lo perdonaría, ya perdí un hijo; no quiero perder otro.
—Ellos están bien.
—Si les pasa algo no podre perdonármelo.
—Déjame decirte que Dios te está recompensando por lo sucedido en el pasado.
—¿Por qué lo dices? —le pregunte.
—Ava tendrá tres bebes, tres bebes que estoy segura de que son tuyos, esa mujer te ama con todo su corazón.
—Míos, tendré tres hijos, ¿Estás segura de ello?
—Ella no me dijo nada, pero yo estoy segura.
Luego de llorar por un buen rato hasta el punto de que casi me deshidrato, entro a la habitación donde está a Ava, mi chica.
Ahí está mi hermosa chica, esa mujer que vi por primera vez en Canberra, esa mujer que desde el minuto uno se metió en mi cabeza y aún no ha salido ni saldrá de ella.
No tiene mucho color en su rostro y sus labios están un poco secos, se ve menos cachetona y sus brazos están mucho más delgados. Estoy seguro de que no se está alimentando bien, aunque haya pasado estos casi dos meses con sus padres, estoy seguro de que no se alimentó bien.
Me acerco más a ella y acaricio sus mejillas, suaves y con falta de ese color carmesí que incrementa cuando algo la avergüenza.
—Si supieras cuanta falta me has hecho —digo en un susurro y siento como se mueve un poco, pero no abre los ojos.
Es tan terca y a la vez tan ingenua, ¿Cómo supo Dora que ella ya estaba aquí? ¿Dónde se encontraron? ¿Qué fue lo que sucedió para que ella llegara hasta este punto?
Todo esto lo hablaré con ella cuando despierte. Me aparto y salgo de la habitación dejando a mi madre encargada y solicitándole que llame a Daniel y le cuente lo que ha pasado.
Me dirijo a la cafetería porque no quiero encontrarme con Miguel cuando lleguen, ya que estoy seguro de que él también vendrá y con lo que ha pasado estoy seguro de que tengo un gran problema con él.
Estoy revisando mi teléfono mientras me tomo el café que pedí. Un mensaje de David, mi abogado, el cual me ha dejado inquieto y un poco preocupado.
—Malas noticias Alan... ¿Tú estás loco o quieres hundirte más? Lo poco que habíamos avanzado lo acabas de joder. Necesito que me llames lo más pronto que puedas.
No tengo que adivinar de que se trata, esto debe ser un juego sucio de Dora y todo gracias a lo que paso el día de hoy, ya he llegado a mi límite y tendré que jugar igual que ella para terminar su juego.
—Ava ya despertó —este último mensaje de mi madre.
Me levanto de inmediato y me dirijo a su habitación sin importarme encontrarme con su hermano en el camino, solo pienso en verla y saber que todo está bien y lo más importante oír de su boca que los bebes son míos.
Abro de golpe la puerta y ellas me miran un poco sorprendidas, Ava tiene los ojos rojos y cristalizados, estoy seguro de que cree que le paso algo a los bebes.
Me acerco lentamente a ella con miedo de que me rechace, pero es todo lo contrario, me analiza de arriba abajo y luego posa sus hermosos ojos azules en los míos.
Su llanto se intensifica y lo único que puedo hacer es limpiar sus mejillas, acariciarlas mientras las seco, hace mucho no sentía la suavidad de su piel, extrañaba eso y no se imaginan cuánto.
—No llores —digo mientras acaricio sus mejillas.
—¿Y tú, por qué lloraste? —me pregunta y sé por qué lo hace, mis ojos deben estar rojos e hinchados por todo lo que he llorado este día.
—Porque por mi culpa estás aquí, por mi culpa te pusiste en riesgo —digo.
—¿Ellos, como están ellos? —me pregunta y sé perfectamente que lo hace por los bebes.
—Es mejor que el doctor te lo diga —habla esta vez mi madre y sale de la habitación.
Llora cada vez más y no puedo evitar llorar con ella, no me gusta verla así y mucho menos siendo yo el culpable. Esperaré que el doctor llegue y le diga el mismo que los bebes están bien. Intento abrazarla, pero el fuerte empujón de su hermano me lo impide.
—Quítate —grita el mientras me aparta.
—¿Están bien? ¿Cómo sucedió esto? —le pregunta Danniel, mientras trato de recomponerme.
—No estoy bien, los bebes... no sé nada de ellos —responde Ava con su voz entrecortada.
—¿Los bebes qué? Pregunta esta vez Miguel.
—No sé nada de ellos —responde.
—Si algo les pasa a mis sobrinos, considérate hombre muerto —dice Miguel señalándome.
No pude responder nada porque entró mi madre seguida del doctor y dos enfermeras, las cuales empezaron a revisar a Ava de inmediato.
—Señorita. ¿Cómo se siente? —le pregunta el doctor.
—Bien, yo estoy bien, solo quiero saber cómo están ellos —pregunta ella.
—¿Cómo están los bebes? —pregunta Miguel, quien se ve más alterado que yo, que presuntamente soy el padre «aunque yo sé que los bebes están bien».
Esperamos respuesta del doctor y se ve la ansiedad y angustia en el rostro de mi chica.
—Entonces doctor. ¿Cómo están mis hijos? —pregunta ella nuevamente.
—Tranquilos todos. Los bebes están muy bien, aunque estuvieron en peligro, los bebes y su esposa —dice él mientras me mira —pero ahora están fuera de peligro.
Sentí una corazonada y una felicidad enorme al escuchar al doctor llamar a Ava como mi esposa, mi esposa y madre de mis hijos.
—No es su esposa, no son nada —habla Miguel y daña mi imaginación.
—Lo siento —se disculpa el doctor —debe guardar reposo y cuidarse usted como a sus bebes, lo que tuvo fue una amenaza de aborto, aunque no sabemos las causas.
Dora esta vez llego muy lejos y su juego tiene los días contados, se podía meter conmigo cuantas veces quisiera, pero esto no se quedará así, estuvieron en juego la vida de Ava y mis hijos.
—Como diga doctor, estaremos pendiente de ella —dice Danniel esta vez.
—No se pueden quedar todos, que se quede una sola persona con ella —dice el doctor antes de retirarse.
—Yo me quedaré con ella, además debemos hablar —digo, pero me gano una fulminada de Miguel.
—No se preocupen, yo me quedaré con ella —haba mi madre —si algo sucede les avisaré.
Nadie dice nada y mucho menos nos movemos, pero lo mejor es que mi madre se quede con ella, así puedo saber si necesita o le sucede algo.
—Llamaré a Luciana, ella puede quedarse contigo —¿para qué? Ya mi madre dijo que se quedaría con ella, pienso.
—No, no hay problema en quedarme con Dahiana, además Luciana tiene días muy pesados y no quiero molestarla —habla Ava.
—Déjala, Miguel, deja que Dahiana se quede con ella, es muy buena compañía, además fue ella quien la trajo a la clínica —le dice Danniel a Miguel.
—Pero nos vamos todo, no quiero que tu amigo se quede cerca de ellos —dice mientras me señala la salida.
—Miguel, por favor —le dice ella antes de salir —sabes que ya habíamos hablado de esto —la fulmina con la mirada y veo como sale detrás de mí.
Ava se queda con mi madre mientras los tres nos dirigimos al garaje para abandonar el hospital, pero una idea ronda mi cabeza. No me puedo marchar de aquí sin hablar con Ava así que cuando nos subimos cada uno en nuestros autos salimos de ahí, pero yo me desvió regresando al hospital.
Entro a la habitación y sé que acabo de interrumpir la conversación que tenía con mi madre, alcance a escuchar donde decía que me amaba; que había vuelto para arreglar las cosas conmigo para contarme de los bebes, de mis bebes.
—¡Hermosa! Yo también te amo, tampoco puedo estar sin ti, te aseguro que si tú no regresabas seria yo quien iría por ti —digo mientras me acerco a ella.
—Miguel te mataría, es más, te matará —dice mientras sonríe.
—¿Crees que eso me importa? —digo cuando ya estoy cerca de ella —con tal de estar contigo moriría mil veces, iría hasta la china, entregaría todo de mí por estar contigo.
—No digas eso —acaricia mis mejillas.
—Es lo que siento, es lo que haría por ti.
—¿Y Dora? ¿Qué sientes por ella? Ella está embarazada, no puedes dejarla sola —pregunta.
Sus palabras y preguntas me descomponen, ella aún piensa que yo la engañe, nunca sería capaz de estar con otra mujer sabiendo que tengo la que desee todo este tiempo.
—¿Tú aún piensas que te engañe? —pregunto.
—Yoo... —la interrumpo.
—No te imaginas toda la mierda que he pasado, créeme que jamás se me ha pasado por la mente, engañarte ni hacerte daño, eres la mujer que quiero, eres la persona que me saco del hueco en el que estaba, la mujer que me hizo creer de nuevo en el amor, la única mujer que necesito en mi vida.
—Las fotos, el beso, las llamas y salidas, todo eso me hizo dudar, siempre mantenías con ella, su aroma estaba impregnado en ti cada que nos veíamos.
-—Créeme que si hubiera querido estar con Dora ni siquiera me hubiera acercado a ti —digo acercándome nuevamente a ella.
—Sabes por todo lo que pase.
—Nunca te haría algo así, ya te dije que eres la única mujer a la que amo y con la única que quiero formar una familia —no miento con ninguna de mis palabras.
—¿Él bebe de Dora? No puedes abandonar un hijo —como podría abandonar algo que no existe.
—¿Le creíste a la loca? —pregunto —desde que inicie contigo nunca me he acostado con otra mujer y menos con Dora.
—¿Las fotos?
—Sabes que nunca me quito esto —le enseño la pulsera que compro en esa salida, esa pulsera que desde que ella la puso en mi mano nunca me la he quitado —puedes ver que en ninguna foto salgo con ellas, tampoco tengo esto —subo un poco mi camisa para que vea el tatuaje que me hice hace un tiempo en compañía de ella.
«Tonta e insegura, todo eso le juega muy mal».
—No te voy a negar que las fotos son reales, pero todo eso pasó hace más de dos años, no pensaba en conocerte y mucho menos consideré que me iba a enamorar hasta los huesos de ti.
—Lo siento tanto —dice mientras trata de abrazarme —te hice pasar por mucho.
—Hermosa, no tienes la culpa de nada, solo hay una culpable y pagará todo esto.
Toma mi rostro en sus pequeñas manos y me acaricia lentamente, cierro los ojos mientras disfruto de su tacto.
—Estás tan delgado —dice y yo sonrió.
—Tú estás igual, creí que por estar con tu familia estarías bien.
—Ojalá, nunca deje de pensarte ni un segundo —acerco mi rostro al de ella.
—Pero sigues siendo la misma chica de la que me enamore, te amo incluso más que antes.
Rompo el poco espacio que nos quedaba y planto mis labios en los de ellas, no me muevo esperando su reacción, pero no dice nada; al contrario, abre un poco su boca y así puedo darle un mejor beso.
Nuestros labios se sincronizan por un rato, nos separamos a falta de aire, pero nuevamente vuelvo a beso, me hacía tanta falta esto.
Me aparto nuevamente de ella y sonrió. Separo un poco la cobija que la cubre y poso mi mano en su vientre, un pequeño bulto me recibe y sé que son mis hijos, mis ojos se nublan y en estos momentos ya no lloro de tristeza, ahora lloro de alegría; Dios me ha recompensado después de tanto tiempo y esta vez a triple.
—Son tus hijos —dice ella.
—Míos —repito.
—Nuestros.
—No sabes lo feliz que me haces en estos momentos.
Luego del alta y arreglar de nuevo las cosas en su casa decido marcharme para dejarla descansar y así poder arreglar un poco el mierdero en el que me termine de hundir.
NOTA DEL AUTOR
¿Qué tal el punto de vista de Alan? Estaba un poco indecisa en subir este capítulo, pero una amiga me dijo que estaba muy lindo y que le diera la oportunidad.
Cada vez me siento más nerviosa, aún no quiero dejar ir la historia, cada vez me enamoro más de lo que escribo y me satisface mucho que ustedes la disfruten.
Como dije, hoy vienen tres capítulos y el 44 está divino, no veo la hora que lo lean.
COMENTE, VOTE Y COMPARTA, LOS AMO.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro