CAPÍTULO 36
Llego a mi casa y me dirijo de inmediato a mi habitación. Me dieron el alta dos horas después porque no tengo nada grave, según el doctor. ¿No hay nada más grave que un embarazo?
Entro a mi habitación y seguido de mí entra Luciana cerrando la puerta.
—No quiero hablar de eso —la corto antes de que inicie hablar.
—¿Entonces que vas a hacer? Ahora está creciendo algo dentro de ti y no es solo tuyo —dice mientras yo me pego más a mis almohadas.
—¿Qué quieres que haga? —pregunto un poco frustrada —que llegue ante él un mes después. ¿Alan vamos a ser papás? —aunque ya lo sospechaba no logro procesar que estoy esperando un bebe.
—No puedes hacerlo sola, cualquier cosa que quieras hacer debes hablarlo con él —dice Luciana mientras se levanta.
—¿Y si no quiere a él bebe? —suspiro —sabes que él está con Dora.
—Deberías hablar con él, hay muchas cosas que deben arreglar —dice mientras se acuesta a mi lado.
—Tengo mucho miedo —abrazo más mis almohadas, tengo mucho miedo, soy muy joven para tener un hijo.
—Es normal, te enteraste de que vas a ser mamá en un momento muy difícil en tu vida —acaricia mi cabello.
Iba a responderle, pero mis palabras quedaron en el aire cuando escuche la voz de mi madre.
—¿Estás embarazada? —se acerca rápido y me mira —¿voy a ser abuela? —limpia mis lágrimas.
—Madre... —no logro hablar, el nudo en mi garganta me lo ha impedido.
—Cariño, esa es una muy buena noticia —veo la alegría e ilusión en sus ojos.
—Madre, tengo mucho miedo —mi vida cambiará mucho.
—Cariño es normal, cuando yo me enteré de que estaba embarazada de Danniel llore mucho, estaba asustada, pero mira, ahora tengo tres —dice ella con una sonrisa.
—Sabes que Alan y yo no tenemos nada, seré madre soltera —mi llanto se intensifica al pensar que criaré yo sola a mi hijo.
Mi madre trata de calmarme. He pedido que no le digan a nadie hasta que me haga los análisis pertinentes y asegurarme que todo está bien. Cuando venía en el carro hable con la doctora para reagendar la cita para mañana a primera hora.
Mi madre salió luego de verme un poco más calmada y detrás de ella Luciana. Será una noche larga...
Sin creerlo bajé mi mano a mi vientre y empecé acariciar aquel pequeño bulto que se empezaba a notar. ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cuántos meses tendré? ¿Qué será? ¿Alan lo irá a querer? Muchas preguntas invadieron mi mente mientras estaba ahí acostada, acariciando mi vientre.
Creí que no lograría conciliar el sueño, pero fue todo lo contraria, caí en un profundo sueño, todo iba tan bien hasta que tuve esa pesadilla.
—¿Quién te dijo que yo quería tener hijos? —grita Alan con un poco de frustración —tienes que abortar, yo no quiero hijos y mucho menos contigo.
—¿Cómo me pides que haga eso? —me ha roto el corazón con sus palabras.
—Yo no te quiero y mucho menos voy a querer a ese bebe —dice alejándose de mí —entiende que para mí todo fue un juego —dice en un todo irónico.
—¿Por qué me haces esto? —le pregunto y él se ríe.
—Sabes que esto solo fue un juego —insiste en ello.
Empieza a alejarse de donde estoy y todo comienza a dar vueltas, trato de sostenerme de lo primero que veo porque siento como si me estuviera desmayando.
Escucho una risa que me saca del trance en el que estaba y al voltear está ella ahí, junto a Alan, trate de alejarme, pero ella fue más rápida. Todo paso muy rápido, solo logre sentir que me empujan haciendo que caiga a una carretera, veo unas luces, pero no logro pararme, regreso mi mirada a Dora y luego Alan, los cuales se ríen sonoramente por lo que acaban de hacer.
Me despierto muy asustada y lo único que hago es proteger mi vientre, todo se sintió tan real. Estoy sudando y llorando como niño, literalmente sentí que moriría junto con mi bebe.
Me levanto y observo por la ventana, todo está empezando a aclarecer y el sol está saliendo, eso me hace saber que ya ha amanecido, así que me dirijo al baño para organizarme, tengo la cita temprano con la doctora.
Me miro en el espejo y mi vientre se lleva toda mi atención, creo que es paranoia, pero siento que creció más, lo siento un poco más abultado.
Me doy una ducha larga para luego salir y vestirme con algo ligero, me pongo un vestido azul de flores un poco holgado, unas zapatillas bajitas y sujeto mi cabello en una cola.
Bajo a la cocina y mi madre se encuentra ahí como siempre, esta vez no está en pijama, ya se encuentre totalmente arreglada y por supuesto que sé el por qué.
—¿Ya estás lista, cariño? —asiento y me acerco para besar su mejilla.
—Termino esto y nos vamos —solo permití que ella me acompañara, le dije a Luciana que la pondría al tanto de todo antes de contarle a los demás.
Mi madre termina lo que está haciendo mientras yo me como una fruta que ella ha picado para mí, podría decir que devore la fruta en segundos.
—Parece que tenías hambre —dice muy risueña, sé que está muy feliz por él bebe.
—No Recuerdo la última vez que comí todo —le dedico una sonrisa.
—Ahora debes comer muy bien, ya no comes solo por ti —me lo recuerda.
Cuando ya estamos completamente listas nos vamos, ella se sube al auto y yo arranco. Voy un tanto nerviosa, todavía no asimilo del todo que estoy embarazada.
El camino a la clínica fue corto, no había mucho tráfico y no estamos muy lejos desde casa. Mi madre baja y yo la sigo, ella va muy entusiasmada, pareciera que la embarazada fuera ella.
—Tenemos cita a las 8:00 am con la doctora Cecilia —digo a la recepcionista y ella empieza a buscar en su computadora.
—Puede esperar ahí —me señala una pequeña sala —la doctora la llamará cuando sea su turno.
Un tanto nerviosa me dirijo con mi madre a la sala, nos sentamos y ella, sujeta mis manos, me trasmite fuerza mediante ese gesto.
—Sabes que no estás sola —sonríe —todos te vamos a apoyar.
—Tengo un poco de miedo, no es lo que quería en estos momentos —sonrió —pero ya está aquí, debo aceptarlo —señalo mi vientre y mi madre vuelve a sonreír.
—Por Dios, tu padre se volverá loco —querrá matar a Alan.
Estamos conversando muy a gusto cuando me llama la doctora.
—Ava, ya puedes pasar —nos ponemos de pie y nos dirigimos al consultorio.
Entramos y ella nos indica que nos sentemos y procedemos hacerlo, mi madre nunca me soltó la mano, siempre ha estado pegada a mí, haciéndome saber que ella está conmigo.
—Bien, cuéntame todo, cuando hablamos no te entendí mucho —dice ella.
—Pues... Al principio no había caído en cuenta hasta el sábado que empecé a notar un pequeño bulto en mi vientre, pensé que era alguna inflamación de colon hasta que vi mi calendario menstrual y me di cuenta de que tenía tres semanas de retraso —empiezo a narrar todo.
—¿Dejaste de aplicarte la inyección? —pregunta ella.
—Eso es lo más raro, siempre la apliqué con regularidad —nunca se me ha olvidado algo así.
—Pero ella puede fallar y eso te paso a ti —dice ella sin más.
—Ayer estuve en la clínica y los chequeos indicaron que estoy embarazada —ella asiente.
—Ven, vamos a ver qué hay ahí —señala mi vientre y me dedica una sonrisa.
Me indica que me suba a la camilla y me levante el vestido hasta mis pechos, buena elección «la mi sarcasmo».
Aplica un gel muy frío en mi vientre el cual me hace estremecer un poco, luego lo esparce con esa máquina que ella llama transductor, lo empieza a mover por todo mi vientre y en su rostro se veía cada vez más la sorpresa y a la vez confusión.
—Todo parece estar muy bien —dice mientras sigue moviendo el transductor.
Sigue moviendo ese aparato por todo mi vientre hasta que lo deja justamente al lado de mi ombligo, ahí es donde veo como algo se proyecta en la pantalla.
—Mira —señala con su dedo un diminuto círculo en la pantalla —ese es tu bebe.
Ella se queda mirando un rato más la pantalla hasta que hace un gesto de confusión, vuelve y mueve el aparato hasta qué...
—Debes tomarte las vitaminas al pie de la letra, sabes que tus defensas han estado muy bajas y podría afectarlos —dice entregándome la formula.
—No te preocupes Ceci, sabes cómo son todos en casa, no dejarán que les pase nada —dice mi madre mientras me quita la fórmula y la guarda.
—Si vas a tomar los controles aquí debes avisarme para así mismo agendar las citas, si te vas a ir de nuevo para la capital te puedo recomendar a alguien muy bueno y de confianza —dice Ceci.
—Aún no lo sé, yo te estaré avisando.
No siendo más nos despedimos de Ceci y nos dirigimos a una farmacia en la cual comparemos las vitaminas que me formulo la doctora.
—Ava —ya vamos en el auto cuando mi madre habla —debes hablar con él, él también es el padre.
—Lo haré madre, voy a hablar con él, debe saber que va a ser papá —sé que debo hablar con él, pero esa pesadilla me ha dejado un tanto preocupada —no le negaré nada.
—Sé que estará muy feliz —dice mi madre muy segura.
—No lo sé.
Llegamos a casa y la primera que nos recibe es Luciana, quiere que le cuente todo de una vez, pero la voy a dejar esperando, que se entere de todo cuando le digo a los hombres de mi familia.
—Debes esperar —digo y ella me fulmina con la mirada.
—Dijiste que me dirías a mi primero —dice un tanto irritada.
—Quiero que todos sepan la noticia al mismo tiempo, además, te prometo que te vas a morir.
Me alejo de ella y voy a mi habitación, voy a darme una ducha para estar lista en el almuerzo.
Me pongo un nuevo vestido y este me queda un poco más ajustado, pero no tanto, me pongo unas botas cómodas y esta vez decido llevar mi cabello suelto.
Me dirijo al comedor donde ya se encuentra toda mi familia, me siento y empezamos a comer. Mi madre preparó unas pastas con queso parmesano acompañado de pan de maíz, es la combinación perfecta.
—¿Dónde estaban esta mañana? —pregunta mi padre.
—Acompañe a Ava a una cita —responde mi madre restándole importancia.
—¿Qué se traen ustedes tres? —pregunta Miguel entrecerrando sus ojos, él aún sigue un poco disgustado por lo del juicio, pero ya se le pasará —ayer estuvieron muy raras.
—Ava tiene algo para decirles —dice mi madre, no se aguantó.
—¿Qué tienes que decirnos? Que sean buenas noticias —dice Danniel y yo lo fulmino con la mirada.
—No siempre traigo malas noticias —saco las imágenes de la ecografía que me dio la doctora.
Quise que imprimiera seis imágenes, una para mis padres, otra para Luciana y Miguel, Danniel y las otras tres serian para Alan, los padres de él y una para mí
—¿Qué es? —pregunta Miguel.
—Solo ábrelo —digo restándole importancia.
—No me jodas —dice Danniel levantándose y dirigiéndose hasta donde estoy.
—¿Es en serio? —esta vez pregunta Miguel.
—Sí —digo mientras unas lágrimas resbalan por mis mejillas.
—No llores —Danniel limpia mis lágrimas.
—¿Estás diciendo que seré tío? —pregunta Miguel, asiento y me abraza.
Mi padre llega a mí y al mirarlo tiene sus ojos cristalizados, me abraza fuerte y acaricia mi cabeza, se queda así por unos minutos y después me suelta.
—Estará rodeado solo de amor —dice mi padre dándome un beso en la mejilla.
—¿Miraron bien? —pregunto y ellos me miran confundidos.
—Son... —habla Luciana poniéndose de pie con cara de sorpresa, parece ser la única que ha mirado bien las imágenes.
NOTA DEL AUTOR
A pocos capítulos, quisiera publicarlo todo, pero aún me falta corregirlos, espero estén disfrutando de toda la historia.
Dos cosas para decir. Estoy muy feliz porque por primera vez inscribí a AVA en un concurso de Romance y maravillosamente hemos ganado el primer lugar y eso me tiene muy feliz, otra cosa es que apenas finalicé la historia, cambiaremos nuevamente la portada y otras cositas.
Que chuchito los bendiga.
COMENTE Y DEJE SU ESTRELLA. LOS AMO.
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