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CAPÍTULO 34

—Vamos a dar como inicio la audiencia de imputación de cargos y acusación siendo las 8:00 am del día 30 de enero en el juzgado principal de la ciudad de Brisbane —dice el juez que llevara mi caso para seguido dar un golpe con su martillo —llamamos a la sala a los abogados del demandante y demandado.

Se levanta Javier y otro hombre el cual lleva un semblante sereno, yo lo primero que hago es mirar a Lukas el cual se encuentra con una sonrisa en su rostro, sigo mirando la sala y dos sillas atrás de él se encuentra su padre y su madre.

El juez empieza a leer el caso, mientras lo leé hace algunos gestos los cuales no logro descifrar, estoy super nerviosa y eso es evidente en como estoy moviendo mi pierna.

—Debes estar calmada para que puedas dar una buena declaración —dice Javier y yo trato de dejar mi pierna quieta.

El juez deja los papeles a un lado, mira a Lukas y hace gesto de negación, luego me mira y me dedica una sonrisa. Logro tranquilizarme un poco gracias al gesto que me dedica.

—El abogado del demandado puede ponerse de pie e iniciar el interrogatorio —dice el juez, y el abogado de Lukas se pone de pie al instante, me mira con su rostro serio, le susurra algo a Lukas y camina hacia mí, reservando una distancia prudente.

—Empecemos —dice poniéndose sus gafas y procede a leer unos papeles que llevaba en su mano —¿Cuánto tiempo duro su relación con el joven Lukas?

—Aproximadamente 5 años, ese fue el tiempo que duramos como novios oficialmente —digo y él continúa.

—Cuéntenos ¿Cómo era Lukas en el inicio de su relación? —pregunta.

—Al principio era bien, todo se veía bien —no digo nada más.

—¿Según usted cuando comienzo el maltrato? —a que quiere llegar con esto.

—Al año, creo, primero comenzaron los gritos, ya después llegaron los golpes y otras cosas, así fue pasando todo —dejo salir el aire que tenía retenido.

—¿Por qué no busco ayuda o se alejó de él? —pienso que estas preguntas están de más. Siento como mis mejillas se humedece y mi corazón empieza a latir más fuerte.

—Objeción su señoría —dice mi abogado al ver que no respondo nada.

—Puede cambiar la pregunta —dice el juez mirando al abogado de Lukas.

—Usted asegura que fue Lukas quien le causó el accidente en su apartamento en Canberra ¿Tiene algún testigo o pruebas? —pregunta y su rostro mantiene el aspecto que ha tenido toda la mañana.

—No tengo testigos. ¿Pero qué más testigos que yo? Como pruebas tengo sus mensajes, los vídeos de seguridad donde lo muestran saliendo y entrando a mi apartamento —digo y él da por finalizado su interrogatorio.

—Invitamos a la señorita Ava al frente para rendir su testimonio y declaratoria —dice el juez y yo paso de inmediato.

Me siento y empiezo a narrar todo, desde el primer momento, mis lágrimas no dudaron en hacer nuevamente presencia, pero eso no fue impedimento para contar todo, incluyendo lo último en el bar de Miguel.

Lukas también dio su testimonio y obvio, había cosas que nunca pasaron, algunas como el día que según el yo intente suicidarme porque él me iba a dejar. Es obvio que iba a inventar algo para salirse con la suya.

—Damos por terminada la sesión de hoy —dice el juez para así mismo volver a golpear su martillo.

Salimos de la sala y Lukas paso por nuestro lado dándome esa mirada y sonrisa que no abandono su rostro durante toda la mañana. Las cosas están difíciles, a veces dudo mucho en que podamos ganar este juicio.

Nos despedimos de Javier y regresamos a casa para descansar un rato, ya que le dije a mis padres que para el almuerzo los llevaré a un restaurante. Quiero que mi madre salga de la cocina un rato.

A decir verdad, el juicio estuvo un poco intenso gracias al abogado de Lukas, ni decir de su declaración. Fue un completo idiota ¿Cómo se atreve a decir que yo estoy obsesionada con él? ¿Cómo se atreve a decir que intente matarme porque él me dejaría? Nunca en mi vida he intentado suicidarme como él lo aseguro. Su declaración puede poner las cosas aún más difíciles.

—¡Madre! Los espero en el auto —digo para así salir de casa.

—Ya vamos, cariño —responde mi madre.

Cuando salen, se suben al auto y yo emprendo el viaje hacia el restaurante gourmet hot. ¿Un nombre peculiar? La comida de allí es deliciosa y, a decir verdad, es de los mejores restaurantes que hay en la ciudad.

—Llegamos —digo mientras apago el auto.

—No nos habíamos dado cuenta —dice mi padre en un tono divertido. Ya sé a quién salieron mis chistes.

—Muy gracioso, señor Meyer —digo al bajarnos del auto.

—Igualito a ti —sonríe y me tira un beso que esquivo y ellos se ríen al ver mi gesto.

Entramos al restaurante y nos llevan de inmediato a la mesa que ya había reservado. Todo está tan bien como siempre, estamos en una mesa que adaptaron para tres personas. De fondo se escucha una canción con un toque rítmico y puedo jurar que, aunque no entiendo su letra (ya que está en español) es alguna canción latina.

Llega el chico que nos atenderá y toma nuestra orden. Mis padres pidieron langosta en salsa de mantequilla, perejil y limón, yo, por el contrario, pedí una pizzeta de zucchini, jamón y queso, para acompañar nuestra comida pedimos unos mojitos que son una de las mejores bebidas del lugar. Mientras esperábamos nuestra comida hablamos un poco de lo que paso en la audiencia. Todo iba también hasta que mi madre hizo la pregunta...

—¿Las cosas no están bien con Alan? ¿Verdad? —estoy segura de que mis hermanos ya los pusieron al tanto de lo que paso.

Es evidente que algo sucede, llevo varios días aquí, no he atendido sus llamadas y cuando se contacta con mi madre digo que le devolveré la llamada, cosa que nunca sucede.

—Creo que el amor no es para mí —digo mientras finjo una sonrisa.

—Pero... —suspira mi madre —¿Qué paso? ¿Qué te dijo? -pregunta mi madre mientras mi padre nos observa.

—No quiero hablar de eso, quiero terminar este lío en el que estoy, ya después abra tiempo para hablar de eso —digo para terminar este interrogatorio.

Llega nuestra comida y nos disponemos a comer. Se instaló un silencio un poco agobiante, pero tengo muy en claro porque es. A mis padres, no, a mi madre le agrada mucho Alan, puedo apostar que le agrada mucho más de lo que le agradaba Lukas.

Terminamos nuestro almuerzo. Nos dirigimos nuevamente a casa, desde el interrogatorio de mi madre todo ha estado en silencio. Llegamos a casa y nos bajamos del auto, yo no entro a casa, sino que me dirijo a mi lugar de paz, donde puedo pensar con claridad.

¿Ustedes tienen un sitio así? Ese sitio donde pueden ser ustedes mismos, donde se sienten seguros y en paz. Mi sitio es aquel que está cerca y a la vez lejos de casa, ese sitio que te regala una vista hermosa.

Recuerdo que no había traído a nadie hasta la fiesta de navidad, lo traje a él, compartí mi templo por así llamarlo. Ahora estando aquí no dejo de pensar en él, hasta este sitio me lo recuerda... Mi mente se puso en blanco por un momento, quede mirando hacia la nada, todo era tranquilidad hasta que mi teléfono sonó.

He estado evitando a Alan estos días, no quiero oír sus explicaciones, mentiras, no quiero hablar con él. Miro mi teléfono y me llevo una sorpresa por quien me hablaba.

—¡Cielo! —exclama la persona del otro lado de la línea. ¿Se preguntarán quién es? Es Dahiana, la madre de Alan...

—Señora —digo en forma de saludo.

—Te he dicho que no me llames, señora, me haces sentir vieja —dice y yo rio por sus ocurrencias —¿Cómo estás? Me enteré de que estás en las audiencias y pronto será el juicio —ella es muy diferente conmigo, siempre está muy al pendiente de mí, a comparación de cómo era la madre de Lukas. Esa señora siempre me odio.

Hace un tiempo le conté a los padres de Alan lo que me había ocurrido en mi anterior relación. Ellos no me juzgaron, lo único que hicieron fue apoyarme en lo que fuera necesario y lo que vaya a necesitar, ya que según ellos esto sería un proceso largo.

—Regular... —suspiro —realmente se está haciendo difícil, hoy tuve la primera audiencia y todo fue muy agobiante, me la puso difícil —digo algo resignada.

—No te preocupes, verás como todo saldrá bien y por fin podrás estar tranquila —ella como siempre tan animadora.

—Eso espero, quiero por fin estar tranquila —estaba agradeciendo que no me había hablado de Alan hasta que lo hizo.

—Cariño... Yo sé que no debo meterme en esto —suspira algo cansada —pero deberías escucharlo, hay muchas cosas que debes entender.

—No puedo —lo único que se escuchan son nuestra respiración.

—¿No lo amas? —¿Por qué creería que no lo amo?

—Lo amo. Por eso no puedo hablar con él... Estoy segura de que apenas lo escuche, perdonaré todas sus mentiras —una lágrima rueda por mi mejilla —no puedo escucharlo.

—Puedes darle la oportunidad por el amor que aún sientes por él —no lo sé, realmente ya no sé qué quiero.

—Por el momento no hablaré con él —digo y ella da un largo suspiro.

—Te entiendo.

Trato de cambiar el tema al preguntarle por el resto de la familia, así logramos hablar un poco más sin volver a entrar en el tema de Alan.

Estos días han sido difíciles, ayer tuve la audiencia del juicio oral y las cosas están difíciles, Lukas trajo evidencias donde justificaba algunas de sus acusaciones, evidencias que no sé dé donde saco, pero que el juez las acepto sin importarle lo que yo dije.

Hoy llegan mis hermanos para estar mañana en el juicio final, estamos rogando que le den una buena sentencia y que él nunca más pueda acercarse a mí.

Estos días que estuve por ahí me enteré de que el juez que lleva el proceso es muy amigo del papá de Lukas, esto nos hace las cosas un poco complicadas porque cualquiera se puede vender.

Estaba casi profunda cuando sentí un peso encima, ya podría imaginar de quien se trataba, pero debía asegurarme. Me giro y me quito la cobija "cabe resaltar que estaba arropada de pie a cabeza".

—Mierda Luciana, me vas a matar —digo mientras la muevo con mis pies.

—Qué exagerada, amiga —dice ella y se acomoda junto a mí.

—¿Llegaron hace mucho? —pregunto para así mismo sentarme.

—Hace como dos días, estabas tan profunda que nadie pudo despertarte —se ríe y yo le lanzo una patada que la tiro de la cama.

—Qué graciosa —me levanto y le extiendo la mano, pero después la quito, gesto que hace que vuelva a caer.

—Me las pagarás —se levanta y yo empiezo a correr por toda la habitación —si te alcanzó estás muerta —una sonrisa sonora sale de mí gracias a sus ocurrencias.

—Nunca podrás —giro y le saco la lengua. Parecemos unas niñas con este juego.

Se frena en seco y me mira de arriba abajo y de abajo arriba, me está escaneando con esa mirada. Yo camino hacia el baño, pero ella me llama.

—Ava —su voz se escucha diferente.

—¿Qué? —digo en tono divertido para ver si arregla la cara que acabe de poner.

—Estas... —se queda en el estas y niega con su cabeza.

—¿Estás qué? —digo para que continúe.

—Lo siento por lo que te voy a decir, pero estos días en casa te han hecho provecho, estás más caderona y ni decir de tu barriga —esta vez se ríe —¡joder! Tiene panza, la señorita que siempre tendría la barriga plana —la fulminó con la mirada y me dirijo al baño.

—No estoy panzona —grito desde allí y solo escucho una carcajada de parte de ella.

Me miro en el espejo y es cierto lo que acaba de decir Luciana, mis caderas están un tanto más grande de lo normal, siempre he sido delgada, pero no mucho, así que no noto mucho los cambios en mi cuerpo porque generalmente no son muchos.

Dejo esto atrás y me doy una ducha lo más rápido posible. Me pongo un vestido rosa el cual me queda algo holgado, esto lo acompaño con unas sandalias bajas. Luego de estar lista salgo de mi habitación y me dirijo a la sala donde están todos reunidos.

—¿Estamos celebrando algo? —pregunta Danniel.

—Que tienen a la hermana más linda del universo —que cursilería, pero, en fin. Ellos se ríen por lo que acabo de decir, pero mi madre me apoya.

—Cariño —mi madre llama a mi padre —podemos tener otra, pero que nos salga igual —mi padre ríe y niega con la cabeza.

—El molde se dañó en el momento que ella nació —dice mi padre.

—Menos mal, te imaginas otra como ella -dice Luciana —el mundo sería un caos.

—¿Eres mi amiga? —entrecierro los ojos y la señalo con mi dedo.

Todos se ríen por la discusión que se formara, no pararemos hasta que nos cansemos o una sé dé por vencida. Este ambiente es muy agradable porque pasamos de charla en charla todo el día, no mencionamos nada de lo que está pasando y estoy segura de que es para que pueda estar calmada en el juicio de mañana.

Me despido de todos, ya que me siento algo cansada, he dormido toda la tarde, pero aún tengo sueño, creo que es por las desveladas de los días anteriores.

Entro a mi habitación y me quito toda la ropa quedando únicamente en ropa interior, antes de meterme a la cama voy al baño para asear mis dientes. Mientras me cepillo me veo en el espejo.

Analizo todo mi cuerpo con más profundidad, lo que ha dicho Luciana me ha dejado pensativa. Me posiciono de lado y logro ver un pequeño bulto en mi vientre y creo que he empezado a pensar cosas que no son.

Acaricio esa parte de mi cuerpo y en ese preciso momento recuerdo que no me ha bajado desde que estoy en casa.

Me asusto, me asusto mucho. Corro y agarro mi celular y voy directo a la aplicación en la cual manejo las fechas de mi periodo.

¡MIERDA!




NOTA DEL AUTOR

¿Ava gana o pierde el caso? ¿Bebe o enfermedad? Quiero leer sus teorías.

Creí que no iba a poder actualizar 😩 estoy terminando semestre en la universidad y les cuento que no me está quedando tiempo para nada, logre terminar un trabajo de investigación y aproveche el tiempo para publicarles y que no se vayan a quedar esperando capítulo.

Como ven estoy publicando los fines de semana y un día a la semana (el día de la semana será sorpresa), como les había dicho ya vamos llegando al final y eso me apapacho el corazón porque nos vamos a despedir de AVA, pero les aseguro que podrán seguir disfrutando de esta historia.

Me perdonan por los errores que encuentren porque no tuve mucho tiempo para revisar y corregir.

No siendo más, que chuchito los bendiga y llene de salud para que podamos seguir disfrutando de AVA y muchas cosas más.

COMENTEY DEJE SU ESTRELLA PARA QUE SIGAMOS CRECIENDO, LOS AMO.

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