CAPÍTULO 32
Innumerables fotos empiezan a llegar a mi teléfono, no paran de llegar, mientras las veo siento como mis mejillas empiezan a humedecerse. Nunca espere esto de él, quería todo con él, pensé que era distinto a Lukas, pero me equivoque.
Salgo de mi auto, echa un mar de sentimientos y esta vez voy directo a la oficina de Alan, no toco, me salto ese requisito, cuando entro todo termina de derrumbarse. Esa imagen perdurará siempre en mi mente.
Está Dora abrazando a Alan, pero eso no es todo, se están besando. Esto confirma que las fotos no son mentira, quería creer que probablemente eran editadas, falsas, que Alan nunca me haría algo así.
—Felicidades —digo y se separan de inmediato, mi presencia ha dejado a Alan más blanco que el propio papel.
—Puedo explicarte... Las cosas no son así —dice Alan tratando de acercarse a mí.
—Ahorremos todo esto Alan, lo único que quería es que fueras sincero, pero ni eso pudiste —mi voz no me ha fallado, pero sé que no tardara —veo que logras lo que te propones —digo mirando a Dora.
—Ava, hablemos por favor —que irónico todo esto.
—Ahora tú quieres hablar y yo no —digo y salgo de la oficina —no me sigas, déjame tranquila —digo al ver su intención.
Justamente tuve que enterarme de esto en el mejor momento «lea mi sarcasmo». ¿No puedo merecerme alguien que me ame de verdad y me respete? Es lo único que me pregunto en estos momentos.
Llego a la oficina de Danniel y trato de estar un poco más calmada, no quiero que tenga problemas en su trabajo por cosas personales y sobre todo mías.
—¿Cómo te sientes? —dice acercándose y yo lo único que hago es abrazarlo.
—No lo sé, no logro asimilar todo esto. Sabía que tarde o temprano tenía que enfrentarlo —digo y me aferro más a él.
—Es mejor ahora, así nunca más podrá acercarse a ti.
—Eso espero.
Hablo un rato con él y luego decido ir a mi trabajo, quiero salir de aquí y olvidarme de todo por un tiempo, despejar mi mente para afrontar todo lo que se viene estos días.
Al llegar a la empresa lo primero que hago es ir directo donde Mateo, necesito comunicarle que debo irme y no sé cuánto tiempo demore en volver o si volveré.
—Adelante —escucho a Mateo cuando toco la puerta.
—¿Cómo estás? —ya había tenido tiempo de disculparme por el escándalo injustificado de Alan.
—Bien, pero no puedo decir lo mismo de ti, te ves terrible, querida —se acerca y acaricia mi mejilla.
—Eres muy observador —le dedico una sonrisa y nos sentamos.
Le cuento que debo irme y el porqué de ello. Si voy a abandonar mi trabajo lo más justo es que mi jefe sepa los motivos, además Mateo sabía algunas partes de lo que había ocurrido tiempo atrás.
Salgo de la oficina de Mateo y me dirijo al estudio a recoger algunas cosas que tengo allí. Pensé que todo iba bien, que mi vida estaba tomando un nuevo rumbo, que con Alan me iba a ir bien. Solo quería que fuera sincero y no pudo serlo.
Luego de salir de la empresa me dirijo a mi casa para empacar porque el viaje a Brisbane Danniel me lo programo para mañana en la mañana, quiero llegar lo más pronto para hablar con el abogado y saber si puedo ganar el caso.
Al llegar a la residencia noto que Alan aún no ha llegado, ya que su carro no se encuentra fuera de su casa. Entro a mi casa y empiezo a empacar, no empaco mucha ropa porque en casa de mis padres tengo lo suficiente, si llego a necesitar algo se lo haré saber a alguno de mis hermanos.
Estoy perdida en mis pensamientos mientras termino de empacar, el día de hoy fue como un balde de agua fría para mí, la citación al juicio, las fotos de Alan follando con Dora y para completar ellos besándose en su oficina. El sonido de la puerta me hizo volver del caos que tengo en la cabeza.
Bajo las escalas rogando que no sea Alan quien este tras ella. Miro por la mirilla y me llevo la sorpresa de quienes están tras ella, está Miguel con Luciana, así que decido abrir de inmediato.
—¿Cómo estás? —es lo primero que dice Miguel cuando entra y me abraza.
—Bien, supongo que bien —no quiero mentirle, pero no quiero que sepa que el verdadero motivo de mis lágrimas es Alan.
—Sabes que no tienes que preocuparte por nada, nosotros estaremos contigo y ganaremos este caso —eso espero.
Luciana no dijo nada hasta que llegamos a la sala. Miguel decidió ir por algo para comer y Luciana se quedó conmigo y no tardo en empezar con su interrogatorio.
—¿Qué te pasa? —no quiero responder así que no digo nada —tú no solo estás así por la citación.
—Es complicado —es lo único que permito que salga de mi boca.
—¿Lukas te está amenazando? —pregunta algo aterrada.
—No... él no tiene ningún tipo de contacto conmigo —digo y ella suspira.
—Cuéntame que te tiene así, esa mirada dice que no estás así por la citación —ella me conoce muy bien.
—Alan... —digo y mis lágrimas comienzan a salir.
—¿Qué te hizo Alan? —esta vez no es Luciana la que pregunta, es Miguel y no se ve para nada contento —¿Qué te hizo Alan? —vuelve a preguntar y siento como si la historia se estuviera repitiendo.
—Nada —Miguel agarra su cabello con un poco de frustración y veo como sale de la casa hecho una furia.
—Mierda... —digo levantándome del sofá, esto no va a salir bien —Miguel, por favor —digo y él se detiene —terminamos, eso fue lo que paso.
—¿Por qué? —pregunta regresando a la casa.
—Todo empezó mal, sabíamos que esto no funcionaría —el nudo en mi garganta se intensificaba, terminamos por un engaño, porque él no fue sincero, pienso.
—Se veía que te quería —yo creía lo mismo.
—Fui yo quien lo termino, fui quien termino todo —digo sin más.
Sé que Luciana no está creyendo nada, pero trata de mantenerse al margen de todo esto, ella sabe lo impulsivo que es Miguel y lo que puede llegar hacer.
Ellos decidieron quedarse para acompañarme temprano al aeropuerto, así que no tuve ningún inconveniente, además les entregué las llaves de mi casa para que me la cuiden. No sé cuándo regrese.
Me levanté muy temprano, no pude dormir nada, esto de dormir un día sí y el otro no me va a cobrar factura muy pronto, la gastritis me está matando, cuando termine todo esto iré al doctor para que me recomienden algo efectivo.
Estoy en el aeropuerto despidiéndome de ellos, Danniel no vino porque tenía que hacer algo temprano en la oficina, pero prometió que estaría allí antes del juicio.
—Espero poder hablar contigo y me cuentes como pasaron todas las cosas, eso de que todo empezó mal y no funcionaban, no me las creo —dice Luciana mientras me abraza.
—Te lo contaré cuando esté lista —digo y me separo de ella.
—Nos vemos en una semana —esta vez habla Miguel.
—Los estaré esperando.
Luego de despedirme me subo al avión, estoy muy cómoda porque Miguel ha cumplido su palabra de que los hermanos Meyer solo deben viajar en primera clase.
Traté de dormir, pero no fui capaz, todo el vuelo estuve pensando en lo que ha pasado, las imágenes de Alan regresan a mi mente torturándome.
ALAN
Desde que recibí esa llamada no he podido estar tranquilo, la muerte del padre de Dora me dejo helado, aún más lo que estaban exigiendo para que sus acciones siguieran siendo parte de la empresa.
Cuando descubrimos eso, nos pareció absurdo, mis padres no estuvieron de acuerdo y decidieron apoyarme en la decisión que tomara. La empresa está bien estos días, pero si Dora decide retirar sus acciones sería una gran perdida.
—Sabes lo que tienes que hacer para que mis acciones continúen en tu empresa —a veces siento que todo esto es obra de ella, estoy seguro de que el señor Simón nunca haría algo así.
—No me casaré contigo, yo puedo solucionar esto sin tener que estar contigo —digo y ella se ríe. ¿Qué le parece gracioso?
—Sabes que es la única opción que tienes —dice y sale de mi oficina.
Las únicas personas que saben de esto son mi familia y Tania, a ella le rogué que no le dijera nada a Danniel y mucho menos a mi querida Ava, mi mujer, el amo de mi vida.
Llevo casi dos semanas tratando de encontrar alguna solución, algo que me ayude con esto, pero no logro conseguir nada, he perdido varios negocios gracias a las mañas de Dora, no puedo dejar que ella gane.
Esto me está trayendo muchos problemas, uno de ellos con Ava tuvimos una discusión porque ella piensa que le oculto algo, si le oculto algo, pero no es lo que piensa, por el momento no puedo decirle nada, pero no quiero que piense que no confié en ella.
Ese día de la discusión fue algo grande porque cuando llegué por ella a su trabajo, su jefe la estaba sosteniendo de su cintura, fui un completo idiota en empujarlo y hablarle así, pero mis celos fueron más grandes.
Luego de esa pelea pudimos arreglarnos, aunque sé que ella está dudando mucho en estos momentos, eso es lo que menos quiero, que ella dude del amor que siento por ella.
Decidí citar a Dora a mi oficina y dejarle claro que no me casaré con ella, que puede retirar o vender sus acciones en el momento que desea, pero ella fue más astuta.
—Te llamé aquí para informarte que puedes retirar, vender o incluso regalar tus acciones en el momento que quieras —ella sonríe como si no le importaran mis palabras.
—Estás muy tranquilo, te aseguro que esa tranquilidad pronto se te acabara —dice muy segura y yo me levanto.
—¿Qué has hecho? —sé que es capaz de hacer cualquier cosa por conseguir lo que quiera.
—Lo que debí hacer hace un tiempo —dice y se acerca a mí. Me besa, eso me sorprende que no logro reaccionar al instante.
Cuando quise reaccionar ya ella había entrado, había presenciado todo y en su cara solo podía ver dolor, decepción y mucha tristeza. Maldije en mi interior, sé que la he cagado, he destruido a la persona que amo.
—Felicidades —habla ella cuando termina de entrar a la oficina
—Puedo explicarte, las cosas no son así —quiero explicarle, quiero decirle que no todo es como parece, pero ella no lo permite.
—Ahorrémonos todo esto Alan, lo único que quería es que fueras sincero, pero ni eso pudiste —su voz falla y eso me llena de ira, me frustra ser el culpable de sus lágrimas, de su dolor. Yo solo quería hacerla feliz —veo que logras lo que te propones —dice mirando a Dora.
—Ava, hablemos por favor —digo acercándome a ella.
—Ahora tú quieres hablar y yo no —me dice y sale de la oficina —no me sigas, déjame tranquila —solo puedo ver odio en sus ojos. No quiero que ella me odie.
No la sigo, le doy su espacio, espero poder hablar con ella mañana, quiero que todo se calme así que regreso a mi oficina hecho una furia. Agarro a Dora del brazo y la saco de mi oficina.
—No creo que hayas ganado en esta —le digo y ella vuelve a reír.
—No estarás conmigo y mucho menos con ella, no creo que te perdone después de todo esto —me enseña su celular y veo innumerables fotos de ella y yo, pero son fotos muy antiguas, fotos de antes de conocer a Ava.
—No pienses que con esto la voy a perder, ella es todo lo que quiero y es con la única persona que estaré —termino mis palabras y cierro la puerta en su cara, no la dejo continuar.
Me desespero, pero enseguida trato de tener calma, tengo que buscar como arreglar esto, como volver hacer que Ava confié en mí y se quede junto a mí, que sepa que no le he fallado y nunca lo haría, ella es todo lo que quiero.
No regrese a mi casa, me dirigí a casa de mis padres y les conté todo lo que paso. Mi madre insistió en que ella hablaría con Ava, pero viendo como están las cosas, el único que puede hablar con ella soy yo.
No dormir en toda la noche pensando como arreglar las cosas con ella. Me dirigí temprano a la oficina para hablar con Danniel y contarle todo, no quiero que crea que le he hecho daño a Ava y mucho menos que crea que ella ha sido solo uno de mis juegos.
—Danniel —digo cuando entro a mi oficina, pero él, por el contrario, me recibe plantándome un golpe en la cara que me hace tambalear.
—Déjame explicarte todo —digo mientras limpio la sangre que sale de mis labios.
—No. Mierda, Alan, te lo advertí desde el primer momento que plantaste los ojos en ella. Te dije que ella no, pero lo primero que hiciste fue follártela y ahora la has dejado como el imbécil de Lukas —es verdad lo que dice, pero me enamoré de ella —sabes, aunque ella no me dijo nada, yo sabía que eras el culpable de su sufrimiento. ¿Sabes lo duro que es verla sufrir? —sus palabras taladran mi corazón.
—Las cosas no son así, no me compares con él —digo algo frustrado.
—No tienen nada de diferente —dice y sale de mi oficina.
No me ha dejado explicarle nada, me ha dejado con la palabra en la boca. Llamo a Tania rápidamente porque ella es la única que me podrá ayudar con Danniel, ella puede decirle toda la verdad.
—Eres la única que me puede ayudar con él, de lo demás yo me encargo —digo después de haberle contado todo.
—Solo puedo ayudarte con Danniel, recuerda que Miguel es peor y con él nadie te podrá ayudar —sé que Miguel es capaz de matarme.
—Lo sé, pero debo intentarlo, no la quiero perder —digo dejando salir un largo suspiro.
Termino la llamada y salgo de la oficina con dirección la casa de Ava, voy habar con ella y esperar que me escuche.
Llegue tarde, muy tarde, se ha ido con esa imagen sobre mí y siento que la he perdido, he perdido al amor de mi vida.
NOTA DEL AUTOR
Disfrute y perdóneme por hacerlos sufrir.
No siendo más, que chuchito los bendiga, proteja y los llene de vida para que sigamos disfrutando de AVA.
COMENTE Y DEJE SU ESTRELLA PARA QUE SIGAMOS CRECIENDO, LOS AMO.
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