CAPÍTULO 31
—suéltala... —dice con su voz roca y a la vez muy enojado.
—¡Mierda! —digo lo más bajo que he podido hablar en mi vida. Mateo detuvo el masaje, pero su mano continua en mi pie.
—Joder, te dije que la sueltes —Alan se acerca y empuja a Mateo haciéndolo caer.
—¿Qué te pasa? —le digo intentándome ponerme de pie, hago una mueca de dolor y vuelvo a sentarme.
—Crees que no vi cómo te agarro, como te miraba —después de desaparecerse casi por dos semanas, viene a mi trabajo a montarme un espectáculo.
—Lo siento Mateo —digo cuando se pone de pie.
—No tienes que disculparte, no ha sido tu culpa. Supongo que tu novio se ha confundido —y sí que se ha confundido.
—Te llevaré a casa —dice Alan mientras me levanta como si de un bebe se tratara.
Me despido de Mateo y Daren muy avergonzada de lo que acaba de pasar. Alan me sube en el puesto del copiloto y se sube al auto. Se ve muy enojado, pero la enojada debería ser yo.
—No debiste hacer eso —digo rompiendo el silencio que traíamos.
—¿No? Te dije que él quiere algo contigo —ahora viene con unos putos celos que nunca había visto.
—Y yo te dije que te estabas haciendo ideas que no eran.
—¿Ideas? Vi cómo te hablaba, como te miraba y como tocaba tu cuerpo —está loco.
—Por Dios, Alan, Mateo es gay, entiende, GAY —grito con rabia la sexualidad de mi jefe para que deje de hacerse ideas.
—Lo siento —es lo único que dice y hace que mi paciencia se acabe.
—¿Qué siente? Haber desaparecido por dos semanas y regresar como si nada haciendo un espectáculo en mi trabajo —estoy cansada, pensé que confiaba en mí, pero aquí se ve que no.
—Ava tengo problemas que resolver y no quiero involucrarte en ellos —dice, pero yo no respondo.
El camino a casa lo sentí algo largo, algo no, más bien muy largo. Al llegar a mi casa no espero que Alan me abra, sino que bajo de inmediato, sin importarme mi tobillo camino, sin voltear a mirarlo.
—Cariño, puedes lastimarte más de lo que estas —dice mientras se acerca y me sostiene de la cintura.
—No deberías molestarte, puedes irte a resolver tus problemas —digo tratando de apartarme, pero él me sujeta más fuerte.
—Joder, solo quiero estar contigo, quiero pasar un rato contigo, pero al parecer tú no quieres —terminamos de entrar a mi casa y me siento en el sofá.
—Deberías irte —su olor me irrita. ¿Por qué todo el tiempo debe oler a esa puta?
—Quiero estar sola, me puedes dejar sola —insisto, pero él camina y no específicamente a la puerta.
Se agacha y me agarra el tobillo. Hago una mueca de dolor, realmente me duele, lo soba lento y pausado tratando de no hacerme más daño del que ya me hice.
—No es una fractura, pero deberías descansar —dice poniéndose de pie.
—¿Cómo sabes que no lo es?
—Tengo mis trucos —sonríe y ya me tiene a sus pies.
—¿Por qué haces esto? —solo quiero estar bien con él, pero con su repentino cambia no logramos nada.
—Cariño, hay muchas cosas que no te puedo decir ahora —quisiera que me las dijera.
—Quiero que confíes en mí. ¿Es tan duro? —solo quiero a él Alan, que ha estado estos últimos meses junto a mí.
—Yo confié en ti, solo que este tema es muy delicado y todavía no puedo decirte nada.
—Lo comprendo —digo levantándome del sofá, pero Alan me agarra de inmediato y me carga como si de un bebe se tratara.
Me lleva hasta mi habitación y me acuesta en mi cama, sale de la habitación, pero no se demora mucho en volver. Entra con una bandeja y la deja justo en mi mesita de noche.
—Debes comer algo —dice y luego acerca unas galletas con chocolate.
—No tengo hambre.
—Ava, debes comer para que puedas dormir —empiezo a odiar sus cambios. ¿Se puede amar y odiar a la vez?
—Solo comeré un poco.
Empiezo con el chocolate y solo me entra una galleta, mi apetito ha estado muy bajo estos últimos días.
—No comeré más —digo entregándole la taza.
—Está bien por hoy, pero mañana me encargaré de que comas bien —chuchito, ayúdame con este hombre.
Alan me ayuda con la pijama. Le dije que yo podía hacerlo sola, pero insistió. Para mi sorpresa hoy decidió quedarse conmigo y quien soy yo para negarme, además quiero pasar tiempo con él, hace dos semanas no pasábamos una noche juntos, y no lo digo por el sexo, sino porque quiero sentirlo junto a mí, sentirlo como antes lo hacía.
Caigo en un sueño profundo, llenándome de su rico olor, protegida por su abrazo, los cuales rodean toda mi cintura.
Hace días no dormía tan bien, cuando despierto Alan no está en la cama, pero siento movimiento abajo y eso me hace saber que no se ha ido, sonrió como tonta. Me pongo de pie teniendo mucho cuidado, aunque como dijo Alan ayer, no es algo muy grabe y el dolor ha disminuido notoriamente.
Salgo de mi habitación luego de haberme aseado un poco, no he terminado de bajar cuando Alan empieza a subir las escalas como un rayo.
—Debiste quedarte en cama —vuelve a cargarme como bebe y me lleva a la cocina.
—Huele delicioso —realmente huele increíble.
—Prepare beicon con panqueques para que hoy si comas todos —que intenso con eso de comer, está como mi madre.
—Lo intentaré.
Nos sentamos en el comedor y empezamos a disfrutar de lo que ha preparado, todo está como huele. Alan le va bien en la cocina comparado conmigo que soy un desastre.
—¿Qué quieres hacer hoy? —me pregunta mientras recoge los platos.
—¿No tienes que ir a la oficina? —me sorprende que quiera hacer algo sabiendo el problema tan grande que tiene.
—No, hoy pasaré contigo —de verdad me pone feliz que quiera pasar todo el día conmigo.
—¿Deberíamos ver alguna película? —digo mientras pienso que más podemos hacer.
—Perfecto, pediré la comida para que todo sea más cómodo.
Y así se va nuestro día, vemos películas toda la tarde. Alan estuvo muy pendiente de su celular y se le notaba algo tenso. Eso me irrito, pero a la final no quería dañar nuestro día, así que decidí no decirle nada.
Ya estamos en la cama listo para dormir, pero Alan recibe una llamada.
—Debo irme, surgió algo —desde la tarde sabía que no iba a pasar esta noche conmigo.
—¿El problema que no me puedes contar? —pregunta para ver si logra decir algo, pero es en vano.
—Algo así. ¿Nos vemos el domingo? —pregunta mientras termina de vestirse.
—No lo sé, ya tengo planes para ese día —no tengo ningún plan, pero no quiero estar con él.
—Te amo, no olvides que te Amo —repite las palabras que nos dijimos la última vez en casa de mis padres y sale.
Puedo parecer histérica, puedo estar pensando más de lo que debe ser, pero no creo que un problema de la empresa lo haga marchase a esta hora, tampoco creo que tenga problemas en su casa porque su madre no me ha mencionado nada, mucho menos Tania.
Voy camino al centro comercial, ya que aquí me encontraré con Luciana y Tania, no nos reunimos desde que llegamos del viaje y las extraño, además quiero preguntarle a Tania si ella sabe algo de lo que está pasando.
Hoy decidí usar ropa cómoda al igual que los zapatos, aún me duele un poco el tobillo y si hubiera traído tacones estaría ya en el piso.
—¡Aquí estamos! —dice Tania levantando la mano para que pueda verlas.
—Perdón por la tardanza, pero mi pie no me deja caminar más rápido —digo y ellas me miran un poco confundidas, no les he contado lo que me paso.
—¿Qué tiene tu pie? —pregunta Luciana mirándolo.
Les cuento todo lo que paso ese día, incluso se me ha escapado lo de la sexualidad de mi jefe, pero sé que ellas no le contaran a nadie más, aparte de mis hermanos.
Ordenamos lo que vamos a comer y Luciana nos cuenta como está llevando su relación con Miguel y de cómo se enamora cada día más de él. Yo me concentro en mi comida para luego hacerle una pregunta a Tania.
—Tania. ¿Puedo preguntarte algo? —bueno, ya serian dos preguntas.
—Sí, dime —dice muy animada.
—¿Sabes qué problema tiene Alan? —hace silencio y su expresión cambia. Lo sabía, algo raro está pasando.
—Y... Yo no sé nada —tartamudea al responder y eso termina de confirmarme todo.
—Mentirosa —no hay necesidad de mentir.
—Lo siento Ava, pero yo no soy la persona indicada para contarte esas cosas.
—Alan nunca me dirá nada, parece que no confía en mí —si Tania sabe, ¿Por qué no pudo confiar en mí?
—Él confía en ti, solo que... —hace silencio.
—No tienes que decir nada —digo y trato de cambiar el tema.
Terminamos de comer y yo decido irme para mi casa, quiero descansar, no he podido dormir bien desde que Alan me dejo sola esa noche y a eso hay que sumarle el dolor de cabeza y la acidez que me está matando.
Al llegar a casa dejo en la mesa unas bolsas y subo a mi habitación, pongo música y coloco a llenar la bañera. Voy a darme un baño y tratar de relajarme un poco.
No me doy cuenta de todo el tiempo que estuve aquí metida hasta que siento el agua muy fría, así que decido salir, me pongo una bata y me dirijo a la cocina. Para terminar mi día me preparo unos sándwiches de atún, se me ha antojado comerlos y no resisto.
Limpio el desastre y vuelvo a mi habitación, no demoro mucho en quedarme dormida y agradezco al rico baño que me di porque es el responsable en que mi cuerpo lograra relajarse.
Me desperté gracias a los rayos de sol que entraban por mi ventana, volteo y me llevo una gran sorpresa al ver la hora, creo que con todo lo que dormí logre recuperar el sueño de estos últimos días.
Mi domingo estuvo muy relajado, hablé un rato con mis padres y luego decidí organizar un poco la casa, no estaba muy sucia, pero esto me relaja un poco. Con Alan no hablo desde el miércoles que tuvo que irse a esa hora.
También pinte un poco, esta vez no fue un retrato de ningún hombre sexy, quiero hacerle un regalo a mi jefe, así que tome su foto de perfil en la cual aparece abrazando a su pareja y no hay regalo más preciado que este. ¿Por qué el regalo? Pronto será su cumpleaños y quiero regalarle algo que pueda tener para siempre.
Así se va mi día, siento que mi domingo se fue un poco rápido.
Nuevo día, hoy estaba súper animada, pero mis ánimos bajan cuando recibo un mensaje el cual no esperaba por estos días, creo que la audiencia se adelantó.
"Señorita Ava Meyer, el juzgado de la ciudad Brisbane solicita su presencia para rendir su testimonio frente al proceso del señor Lukas... se le solicita estar en día 30 de enero a las 8:00 am en la sala número 10. Su inasistencia será tomada a favor del señor Lukas. Recuerde que cada testimonio estará bajo juramento".
Mierda y más mierda, no pudo llegar cuando estuviera más tranquila, no ha pasado ni un mes desde el último encuentro con Lukas y no quiero estar frente a él.
Cojo mi celular y le marco a Danniel, mis hermanos podrán ayudarme a tranquilizar.
—Danniel —digo cuando escucho que contestan.
—¿Pasa algo? —pregunta un poco alarmado.
—No, solo que ya llego —digo muy bajo.
—¿Qué llego? No te entiendo.
—La citación ¿Estás en tu oficina? —pregunto.
—Sí.
—¿Puedo ir? ¿Podemos habar allí? —quiero que me dé un consejo.
—Claro, tengo toda la mañana libre.
—Ok, ahí nos vemos.
Me arreglo y me voy directo a la empresa de Alan, tal vez pueda encontrarlo allí y estar también un rato con él. Cuando llegue al estacionamiento me entra un nuevo mensaje, este mensaje me ha dejado en shock.
NOTA DEL AUTOR
¿Cuál es el mensaje que dejo en shock a nuestra querida Ava? Los leo.
Espero disfruten los tres capítulos que les traje y le den mucho amor, el próximo capítulo estará listo esta semana, así que disfruten mucho estos mientras llega el otro. :)
COMENTE Y DEJE SU ESTRELLA, LOS AMO.
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