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CAPÍTULO 27

Estoy con Luciana en el centro comercial escogiendo los regalos para mi familia y la de ella, el día estaba yendo de maravillas hasta que se le ocurrió a chuchito de que Dora debía estar en el mismo lugar y a la misma hora que nosotras.

—Pero miren a quien tenemos aquí —dice lavagirl destilando veneno. Trato de ignorarla, pero ella agarra mi brazo.

—¿Qué te pasa? —digo soltándome de su agarre.

—¿Estás disfrutando tus últimos días de felicidad? —otra vez con lo mismo ¿No se cansa?

—¿Qué es lo que quieres? —el jueguito que se trae me tiene cansada. No para de repetir que Alan es solo de ella, que esto y lo otro, bla, bla, bla. Me tiene cansada.

—Muy bien, sabes lo que quiero, ten presente que te vas a arrepentir, de meterte con Alan.

—Mucha la arrastrada —dice Luciana mientras se acerca a ella.

—Tú no te metas —sube el tono de su voz y las personas de nuestro alrededor nos miran.

—No estoy para tus juegos, puedes hacer lo que quieras con tal, Alan no caerá en tu jueguito —me volteo para seguir caminado.

—No digas que no te lo advertí —fueron sus últimas palabras. No tengo por qué tener dudas hacia Alan, él me ha demostrado muchas cosas y una de ellas es que puedo confiar en él.

Ya habíamos terminado nuestras compras y decidimos tomarnos unas copas de vino, según yo, para bajar el calentón del momento, no calentón sexual como desearía, el calentón que me dio por culpa de doña lavagirl.

—¿Le dirás a Alan lo que sucedió? —pregunta Luciana y estoy completamente segura de que no quiero dañar la navidad con pequeñeces.

—No, lo dejaré pasar esta vez —esta y las anteriores, ya perdí la cuenta de sus innumerables amenazas.

—¿Esta vez? Ava desde la primera vez que estuviste en la casa de tus suegros lleva amenazándote y diciendo que no serás feliz con Alan —que exagerada mi amiga. Aunque tiene toda la razón.

—No la creo capaz de nada, creo que está dolida porque Alan si formalizo algo conmigo y hasta me presento ante sus padres —quiero creer que esa es la razón.

Soy muy ingenua, siempre creo lo primero que me viene a la mente y en algunas ocasiones no todo lo que imagino es bueno, quiero pensar que Dora está dolida por el momento y que pronto se le pasara todo esto.

—No te confíes tanto, esa puede hacer lo que sea para que Alan caiga y poder separarlo de ti —no considero que me esté ayudando mucho en estos momentos.

—Todo será decisión de él.

¿Alan sería capaz de serme infiel? O mejor cambio la pregunta ¿Soy capaz de perdonarle una infidelidad? Tiempo después de formalizar nuestra relación le dejé muy claro lo que quería y esperaba de él.

Sabe que si los sentimientos que tiene por mí empiezan a desvanecerse debe hacérmelo saber, prefiero que las cosas lleguen hasta ahí, sin hacer que ninguno de los dos pase por un mal momento, lo mismo le dije, si mis sentimientos empiezan a flaquear o se espuman se lo haré saber.

Hoy estamos en casa de los padres de Alan, ya que la navidad y año nuevo la pasaremos con los míos, decidimos pasar estos dos fines de semana con ellos y distraernos un poco.

—¿Cómo te va en el trabajo? —pregunta Amador, el padre de Alan.

—Muy bien, aunque estas últimas semanas he tenido mucho trabajo, por lo que es final de año y estaré casi dos semanas de vacaciones —creo que he pintado más de lo que pinte en toda la carrera, Mateo se está cobrando los días que he faltado y los que faltaré.

—¿No te gustaría trabajar en la empresa? —no vi venir esa propuesta, pero ya le he dicho muchas veces a Alan que no quiero ni puedo trabajar para él.

—Papá, no sabes cuando he insistido, ella sigue negándose —yo sonrió y niego con la cabeza.

—Su empresa no tiene ningún puesto en el que pueda trabajar —digo mientras tomo un poco de vino.

—Por eso no hay problema, podemos adaptar un nuevo puesto, además nos vendrían muy bien tus pinturas para nuestros hoteles —son iguales, padre e hijo, son lo mismo.

—Puedo hacer todas las pinturas que necesiten, pero no puedo trabajar en su empresa —no quiero ser grosera y mucho menos parecerlo, pero en realidad la empresa de ellos no tiene ningún cargo en el que pueda aportar algo.

—Dejen de agobiarla, no quiere un puesto ahí y yo la entiendo —dice mi suegra, gracias chuchito que hay alguien que me entiende.

Luego de terminar la cena nos dirigimos al jardín y pasamos hablando toda la noche de temas que iban surgiendo. Hoy agradezco a Dios que lavagirl no se apareció, parece como si viviera aquí, las pocas veces que he venido me la encuentro y la verdad me incomoda mucho.

Nos despedimos de todos y nos marchamos hacia nuestras casas, estoy rendida, no he descansado muy bien estos días, pero todo vale la pena. En mi trabajo me está yendo super bien, las cosas con Alan van increíble y ni decir la relación que tengo con su familia y él con la mía, aunque todavía no me la llevo muy bien con la hermana de él.

Hoy ya es 10 de diciembre y podrán imaginar cómo está mi trabajo, con Daren vamos a la casa de los señores Mejía porque ellos han decidido que quieren una pintura en su casa. Primero creí que no era necesario mi presencia, pero a la final Mateo me indicio que debía acompañar a Daren porque se necesitaba pintar unos rostros y yo era buena en eso.

No pensé que me iría tan bien trabajando con Daren, ella parece una pasa, no lo digo porque sea vieja, al contrario, no pasa de unos 30 años, lo que pasa es que cada vez que estamos solas me hace la peor cara.

Llegamos a la empresa y Mateo nos felicita porque los señores Mejía quedaron muy satisfechos con el trabajo y el comportamiento de las dos, y aunque no me lleve muy bien con mi compañera, estoy segura de que hicimos un muy buen trabajo en equipo.

Los días han ido pasando muy rápido, hoy ya es 19 de diciembre y se supone que viajaremos mañana y no es que tenga todas mis cosas empacadas.

—Ava, cuando termines pasas a mi oficina —cruzo los dedos para que no me vaya a decir que mis vacaciones van a quedar canceladas, para mí y toda mi familia sería terrible.

—Si señor —respondo y trato de recoger lo más rápido que pueda los materiales para dejar todo en completo orden.

Antes de llegar a su oficina medito y recorro todos mis recuerdos para ver si hice algo mal o si me falta terminar alguno de mis deberes, pero nada me llega. Estoy jodida porque no sé qué paso o que hice.

—Pase —índico mateo después de que toco la puerta.

—¿Me necesitabas? —la pregunta sobra porque él fue quien me pidió que viniera a su oficina.

—Quiero darte un regalo —¿Regalo? Me repito esa palabra, pero más como pregunta, quedo muy sorprendida y probablemente se me note en mi rostro, ya que mi jefe no para de reír.

—No hay de que sorprenderse o preocuparse —saca una caja color negro de terciopelo y me la entrega —estoy muy agradecido contigo.

—No puedo aceptar esto —digo después de ver lo que se encuentra en ella. Es una cadena sumamente hermosa, la cual contiene una flor que está rodeada por diamante —no puedo aceptarlo, esto es carísimo.

—Ava, es un siempre regalo de agradecimiento, a Daren también le regalaré una —dice y esto me relaja un poco, que le dé a Daren significa que es por mero agradecimiento.

—En este caso, muchas gracias. No tengo ningún regalo para ti, pero cuando regrese te daré el tuyo —digo y me levanto.

—No tienes que darme nada, tu presencia ya es un regalo para mí —me confunde sus palabras.

—¿Nos vemos en año nuevo? Feliz navidad —digo y salgo de su oficina.

Por fin vacaciones, sé que no ha pasado mucho tiempo desde que inicie de nuevo mi vida laboral, pero créanme que ser pintora no es tan fácil, es un trabajo relajante, pero hay días en que no puedes descansar ni un momento. Igualmente amo mi trabajo.

Estoy terminando de empacar mis cosas y los regalos que compre hace unos días con Lucina, decidí darle un regalo diferente a Alan, él lo tiene todo y yo quiero darle algo con lo cual pueda recordarme.

Hace unos días desempaqué el retrato que había hecho de él y le hice unos retoques para poder dárselo como regalo de navidad, pero no se lo daré hasta que volvamos de Brisbane.

—¿Vas a llevar estos también? —Alan tiene en sus manos una de mis bragas y siento como mis mejillas se enrojece —sabes cómo me pongo cuando te las veo, son mis favoritas.

—Eres un pervertido —digo y le quito mis bragas.

—¿No te gusta? —se hace el serio, pero después suelta una carcajada —bien que te gusta que sea pervertido.

—¿Quieres que me las ponga? Giro las bragas en mis dedos y muerdo mi labio inferior.

—Y el pervertido soy yo —me agarra de la cintura y caemos a la cama.

—Nunca lo he negado —me subo a su regazo y me muevo un poco lento haciéndolo gemir, siento como su erección crece, pero decido bajarme.

—¿Qué haces? ¿Vas a dejarme así? —señala su entrepierna y yo me rio.

—Debo terminar de empacar, salimos a primera hora y aún me falta mucho.

Salgo de la habitación y bajo a la cocina por un poco de chocolate, está haciendo demasiado frío y quiero calentar nuestras barrigas con algo dulce y que mejor que un chocolate bien caliente con algunos malvaviscos.

Entro a la habitación con la bandeja y veo que Alan está sentado en una esquina de la cama con el regalo de Mateo y un rostro que lo único que trasmite en estos momentos es ¿decepción? ¿Rabia? ¿Preocupación? ¿Tristeza? ¿Celos? No sé.

—¿Quién te lo dio? —pregunta antes de que yo pudiera decir algo.

—Cariño, eso no es nada —la cagué al decir eso, su rostro se ha puesto totalmente rojo.

—¿Nada? Una cadena que vale más de 50mil dólares ¿Es nada? Y para acabar de ajustar "Ava, gracias por permanecer a mi lado y ayudarme en todo" —lee la dedicatoria. ¿Una dedicatoria? No me di cuenta de que la tuviera.

—Cariño, ha sido un regalo de mi jefe, se lo ha dado a todas sus empleadas —no veo porque el enojo, no hice nada malo.

—Ava, esto no es un simple regalo, estoy seguro de que espera algo más al darte esto —se levanta y camina hacia mí, retrocedo porque me asuste, se me vino el recuerdo de Lukas maltratándome —mírame, nunca te haría daño.

Su enojo y la forma en la que se acercó me asusto demasiado. Él me ha demostrado que no es como Lukas, pero el temor sigue en mi mente.

—Hermosa, nunca me atrevería hacerte daño, solo me enojé un poco. No me enoje contigo, sino con ese jefe tuyo —se acerca, pero esta vez no retrocedo —me imagine que era de él.

—¿Quieres que lo devuelva? —no debí aceptar un regalo tan caro.

—No. Es un simple regalo, además se lo ha dado a todas —acaricia mi mejilla y me besa.

—No quiero que peleemos por esto —digo y lo abrazo —nunca lo hubiera aceptado si solo me lo diera a mí.

—Hermosa, lo sé. Perdóname por haberme enojado —creo que todas las relaciones deberían ser así, nunca levantarse la voz, resolver las cosas de la mejor manera y ante todo nunca permitir un maltrato.

Hablamos un buen rato y nos tomamos nuestro chocolate que por obvias razones toco calentarlo nuevamente. Luego de tener todo empacado decidimos descansar porque teníamos que estar en el aeropuerto a las 7 am y no estamos muy cerca que digamos.

—Vamos tarde y todo es tu culpa —le digo a Alan mientras me subo al auto.

—Tú también lo querías —¿Es o somos insaciables? Aprovechamos cada momento que tenemos.

—No quiero perder el vuelo.



NOTA DEL AUTOR

Como lo prometido es deuda, aquí tienen nuevo capítulo de AVA. No me canso de decirles lo feliz que estoy al ver lo mucho que disfrutan de ella, he recibido comentario y mensajes muy lindos los cuales me apapacho el corazón.

Les había dicho que tenía sorpresa... Aquí va... Les traigo otro capítulo por la espera y en agradecimiento, espero le den mucho amor a estos.

COMENTEN Y DEJEN SU ESTRELLA PARA QUE LLEGUEMOS A MÁS PERSONAS. LOS AMO.


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