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CAPÍTULO 26

Últimamente, he tenido una mala racha con las personas. Mi trabajo iba tan bien hasta que regreso mi compañera Daren, esa chica me odio desde el primer día, no lo entendía hasta que me di cuenta de que era la mejor amiga de la recepcionista.

Como siempre rondan chismes de pasillo, que soy la preferida del jefe, que me da los mejores clientes, que soy una zorra, esto y lo otro. Solo tengo ojos para un hombre y este es mi amado novio.

Llevo casi tres meses con Alan y han sido los mejores, nadie me había tratado tan bien, lo repito una y mil veces, este hombre es todo lo que una mujer quiere y con quien desea estar, pero para lástima de ellas está conmigo y no pienso dejarlo fácilmente.

—Hermosa, no podemos cenar hoy, tengo algunos papeles por firmar y creo que llegaré pasado el tiempo, te aseguro que lo compensaré —al leer el mensaje de Alan se me viene una idea y creo que puede gustarle.

—No hay problema, tenemos mucho tiempo. ¿Estarás en tu oficina? —no sé mucho de su trabajo, pero puedo llevarle algo para que coma.

—Sí, nos vemos en la noche. Te quiero -—bien, lo sorprenderé, pienso.

Me limité hacer mi trabajo, hoy no tenía que hacer ningún retrato, así que hice un inventario de los materiales que necesito y me dirigí a la oficina del jefe para entregarle la lista y avisar que hoy iba a salir temprano porque no tenía ningún trabajo programado.

—Buenas tardes, señor Bustamante —digo al entrar a su oficina.

—Ava, ya te he dicho que me llames Mateo —dice e indica que me siente.

—Aquí le traigo el inventario de los materiales que hacen falta, también quería indicarle que hoy saldré un poco más temprano —ojalá no se le ocurra algo y quiera dejarme hasta tarde.

—¿Tienes planes? —pregunta mientras se pone de pie.

—Quiero sorprender a alguien.

—¿Novio? —pregunta.

—Algo así.

—Ya veo, no tengo ningún problema —dice.

—Muchas gracias, señor Bustamante —me despido y salgo de la oficina.

Antes de llegar a la empresa de Alan, entre a un restaurante y ordené dos ensaladas, cesar con adición de pollo, también llevo para tomar té de manzana. Llego al edificio y estaciono mi auto junto a el de él y me dirijo a entrar.

Llego a recepción y pregunto a la mujer de recepción por él, ella ya me conoce, así que le pido que no me anuncie, ya que quiero darle una sorpresa, le digo lo mismo a su secretaria y entro a su oficia sin tocar.

Mierda, maldigo al entrar a su oficina. Allí se encuentra la señorita lavagirl, entiendo por qué está ella aquí, pero no soporto verla cerca de Alan, no puedo confiar en ella.

—Hermosa, ¿Qué haces aquí? —la pregunta me ofende.

—Quería sorprenderte y traerte algo para que comas —me acerco a él y le doy un beso.

—Me has sorprendido, te agradezco que hayas venido —me devuelve el beso, pero esta vez lo alargamos un poco más.

—No sabía que estabas acompañado, solo traje para nosotros dos —miro a lavagirl y ella me sonríe, una sonrisa llena de hipocresía.

—No hay problema, Dora puede ir a comer algo mientras nosotros hablamos —Dora, así se llama lavagirl.

—Sí, no tengo ningún problema, regreso en media hora —dice ella y sale.

—Dora no está muy feliz de que esté aquí —saco las ensaladas y las dejo en la mesa que está frente a los muebles.

—Solo debo estar feliz yo —dice Alan mientras me abraza y besa mi cuello.

—No hagas eso —digo con una sonrisa.

—¿Por qué? —pregunta mientras lo vuelve hacer.

—Tú sabes por qué —me da un último beso y se sienta.

Mientras disfrutamos nuestras ensaladas hablamos de cosas triviales y le cuento de la llamada que me hizo su madre. Dahiana y yo nos la llevamos muy bien, nunca pensé que llegáramos a ser tan cercanas.

—Cariño le encantas a mi madre —dice tapando las cocas para poder botarlas.

—Me encanta tu madre, la aprecio mucho —Dahiana es un encanto, para ser sinceros me la llevo muy bien con la familia de Alan, a excepción de su hermana, ella me odia.

—Yo sabía que le ibas a encantar a mi familia —yo no estaba muy segura.

Estamos hablando cuando entra dora y se sienta a nuestro lado, ¿no podía sentarse en otra parte? No confió nada en esta mujer cuando Alan está con cerca es muy amable, pero cuando tiene la oportunidad de estar a solas conmigo repite que no me dejara ser feliz.

—Cariño me voy. ¿Nos vemos en mi casa? —pegunto.

—Yo te aviso cuando salga de la oficina —dice y me besa, un beso lento y con cariño.

Me despido de Dora y salgo de la oficina, hago lo mismo con su secretaria y le agradezco su amabilidad.

Llego a mi casa y me deshago de mi ropa mientras se llena la bañera, voy a relajarme un poco hasta que llegue Alan. Mientras me baño decido escribirle a Luciana, últimamente no hablamos mucho y realmente la extraño.

—¿A qué se debe este milagro? —dice ella de manera arrogante.

—Ya que Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma —digo y escucho su risa.

—Muy graciosa. ¿Cómo te va con Alan? —muy chismosa como siempre.

—Bien, más que bien, deberíamos vernos, tenemos que arreglar el viaje a Brisbane —ya estamos en diciembre y debemos estar en casa de mis padres antes de navidad.

—¿Podemos vernos el sábado? —repaso en mi mente si tengo algún plan, pero no aparece nada.

—Está perfecto, nos vemos en horas del almuerzo y decidimos todo.

Continuamos hablando de cosas que van surgiendo hasta que decidimos finalizar nuestra conversación.

Estoy todavía en la bañera cuando escucho que Alan entra, así que decido salir y ponerme un camisón y unas bragas lo más rápido. Hoy voy a hablar con él sobre el viaje a casa de mis padres, espero pueda viajar con nosotros.

—Hermosa, ¿Dónde estás? —grita desde la sala.

—Estoy en la habitación —respondo mientras termino de secar mi cabello.

—Aquí estabas —dice abrazándome.

—¿Pudiste terminar? —le doy un beso antes de que responda. Huele a lavagirl y eso me irrita —deberías darte una ducha.

—¿Huelo mal? —preguntas mientras huele su cuerpo.

—No, lo digo para que puedas relajarte un poco —huele a perra barata.

Mientras Alan se ducha terminaré de secarme el cabello y prepararé algo para que comamos mientras le comento lo del viaje. Chuchito ayúdame de nuevo.

—Que rico hueles —digo cuando Alan se acerca y me abraza.

—¿Eso quiere decir que si tenía mal olor? —¿Cómo le digo que no tenía mal olor, sino que me choca el olor de Dora?

—Cariño, tú siempre hueles delicioso, solo que la loción de Dora es un poco fuerte y queda impregnada en tu ropa —no quiero parecer celosa, pero no me gusta que pase mucho tiempo con ella y más por su pasado.

—¿Estás celosa? —sonríe y hace más fuerte su abrazo.

—Nunca.

—Huelo tus celos —por eso no quería decirle nada, no quería demostrarle que realmente estoy celosa.

—Solo que no confió en ella, eso es todo —paso mis brazos por su cuello y le doy un beso que empieza a subirse de tono, pero me separo porque necesito hablar con él.

Bajamos al comedor y yo sirvo el chocolate que hice y saco unas galletas que compre antes de llegar a casa, también saco unos malvaviscos porque a Alan le encanta el chocolate con ellos y con estos días tan fríos quedan perfectos.

—¿Sabes que navidad la paso con mi familia? —para ser sincera me da miedo que rechace mi invitación.

—Claro —responde mientras toma su chocolate.

—Me gustaría que vinieras conmigo —digo sin anestesia, dispuesta a ser rechazada.

—Creí que no me ibas a invitar —dice y me sorprendo —Danniel invito a Tania.

—No sabía cómo invitarte, pensé que rechazarías mi invitación —estoy muy emocionada de pasar navidad con Alan y compartir esa fecha tan especial.

—Mírame —veo directo a sus ojos —jamás rechazaría algo viniendo de ti, quiero compartir contigo hasta el mínimo momento —está de más decir que Alan es un hombre tan especial, le quiero demasiado.

—Viajaremos el 20, el sábado voy a comprar los tiquetes con Luciana —me paro porque ya terminé mi chocolate y voy hacia la cocina.

—Déjame los tiquetes a mí y no acepto un no como respuesta —cuando se le mete algo a la cabeza no hay como sacarlo, así que no diré nada.

Estamos ya acostados, pero mi sueño se ha ido fuera de casa y tal parece que Alan tampoco tiene intenciones de dormir.

Le acaricio el pecho y beso su mandíbula suavemente, bajo mi mano lentamente hasta llegar a su entrepierna, la cual ha empezado a endurecerse y eso me excita, me excita mucho que se ponga duro con mis carias y mis besos.

Me siento en su regazo y empiezo a besar sus labios, él acaricia mis piernas y no demora en llegar a mi sexo, acaricia mi clítoris y yo hago mis gemidos en sus labios. Me voltea de tal manera que quedo debajo de él, de un momento a otro estamos completamente desnudos.

Alan empieza a recorrer mi cuerpo con sus besos y caricias, chupa, muerde y besa mi seno derecho mientras con sus manos sigue estimulando mi sexo, me siento cada vez más húmeda y deseo que este dentro de mí ya, pero parece que tiene otros planes porque deja de complacer mi pezón y baja directo a mi sexo y sin espera lo beso.

—Aaaa... Mmm... Ah... Alan —gimo, siento como mi espalda se arquea pidiendo más.

—Me encantas, en todos los sentidos —se separa para hablar.

Alan es un maestro en eso de hacer sexo oral, puedo tener múltiples orgasmos mientras lo realizo y no me cansaría.

Alan para y lo miro un tanto intrigada, hoy no dejará que me corra solo con su lengua.

—Hoy no cariño, tengo algo mejor —me ha leído la mente, no digo nada porque entra en mí de una estocada y me hace gritar de placer y dolor, el dolor no dura, ya que es remplazado por solo placer.

Alan mueve la cadera lentamente y yo trato de llevar su ritmo, pero necesito más, más duro, más rápido, hoy no quiero hacer el amor, hoy quiero follar.

—Más rápido —digo y él ríe.

—¿Quieres más rápido? Ruégame —está jugando conmigo, sabe cuánto me gusta que sea rudo en estas ocasiones.

—Por favor, más rápido —me gira y quedo de rodillas dejando acceso a todo mi trasero.

Definitivamente, me va a desarmar, pero no importa, estoy disfrutando esto tanto como él. Siento como se contraen mis paredes vaginales y mis piernas empiezan a temblar.

—Aaaa... Alan, Mmm... Ah... —aumenta sus movimientos y agarra uno de mis senos y lo masajea a su antojo.

—Arg, siempre estás tan mojada y apretada, me encanta —no puedo aguantar más, siento como mis fluidos se desliza por mis piernas.

—Ava... Aaaaa —unas estocadas más y siento como Alan derrama todo su líquido caliente y espejo dentro de mí. Nos acostamos y yo quedo encima de su pecho.

Estamos agotados, pero no tanto para repetir unas tres rondas más de increíble sexo hasta quedarnos profundamente dormidos.

Me despierto y todo el sol pega en mi cara, Alan me está abrazando mientras yo tengo mis piernas rodeando parte de su cuerpo, es muy incómodo la posición que tenemos, pero no había sentido nada hasta que desperté.

—Joder, voy tarde —miro el reloj y son casi las 8 am, es la hora en la que ya debería estar entrando a la oficina.

—No vayas, quédate conmigo —dice Alan mientras abre poco a poco sus ojos.

—A este paso me van a despedir, no puedo faltar o salir cuando quiera —agarro mi toalla y entro al baño.

—Si te despiden puedes trabajar para mí —otra vez con lo mismo, ¿No se cansa?

—En tu empresa no hay nada para mí —estoy en la ducha cuando Alan entra y me abraza por detrás.

—Puedo crear un puesto donde sea efectivo lo que haces —besa mi cuello y acaricia mi abdomen, sé que voy tarde, pero realmente no me resisto a él.

—No puedes hacer eso —baja la mano con la que acariciaba mi abdomen y empieza a estimular mi sexo.

—Por ti puedo hacer muchas cosas —me gira y me besa dejándome sentir todo el deseo que tiene.

—Aaaaa, llego tarde —digo en medio de mis gemidos, pero es más fuerte el deseo.

Mi baño quedo en el olvido al igual que mi ida al trabajo. Al salir del baño tuve que llamar a la oficina e inventarme la excusa más tonta para poder faltar, claramente me tocara trabajar el fin de semana para compensar el día perdido.



NOTA DEL AUTOR

Espero disfruten este capítulo y lo llenen de amor, está un poquito corto porque no he tenido mucho tiempo. Les prometo que estaré haciendo las actualizaciones más seguidas.

Que chuchito los bendiga y cuide.

COMENTEN Y DEJEN SU ESTRELLA PARA QUE SIGAMOS CRECIENDO.

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