CAPÍTULO 21
—¿No se te olvida nada? —le pregunto a mi madre cuando nos subimos al auto de Danniel.
—No, no se me ha quedado nada, llevas repitiendo eso toda la mañana —responde ella.
—Madre, ella sabe cómo eres, no vez que son iguales, todo se les olvida —dice Miguel desde el puesto de adelante.
—Respeta a tu madre —dice mi madre en un tono divertido.
Sí que nos parecemos, no se nos olvida la cabeza porque la llevamos pegada, eso nos dice mi padre.
De tanto repetirlo se hace irreal, pero extrañaré tanto a mi madre, pero mi padre no puede estar más solo y ella necesita continuar con su vida, también sé que tal vez yo pueda continuar con mi vida y por fin dejar a Lukas en mi pasado.
—Espero que cuiden a su hermana —dice mi madre mientras se despide.
—Madre, yo sé cuidarme sola —digo mientras miro a mis hermanos.
—Tanto que mira lo que paso —dice Danniel que siempre habla tan directo sin omitir un solo detalle.
—Solo procuren que nada malo suceda, no quiero malas noticias, espero verlos en navidad.
Vemos como mi madre ingresa al embarque y decidimos salir del aeropuerto con dirección a mi casa.
A partir de ahora no estaré acompañada las veinticuatro horas como lo estaba con mi madre, pero lo que me da un poco de alivio es saber que Lukas no se puede acercar a mí.
—Llegamos —dice Danniel sacándome de mis pensamientos.
—Muchas gracias —digo mientras salgo del auto.
—¿Estarás bien? —me pregunta Miguel.
—Estoy y estaré bien, no pueden estar conmigo todo el tiempo y debo aceptar la realidad —respiro —además sé que él no puede acercarse a mí.
—Lucharemos hasta que este tras las rejas —dice Miguel —para que tú puedas estar tranquila, tranquila.
—No dudes en llamarnos si necesitas algo, cualquier cosa por mínima que sea —dice Danniel desde el carro.
—Ahí está quien no me quiere cuidar, preocupado por su hermanita —digo en un tono divertido.
—Como digas, no dudes en llamarnos —dice y arranca el carro.
Aquí estoy, sola en una casa inmensa donde quedo realmente perdida, amo como se ve y tiene todo lo que me gusta, pero creo que excedí con tanto espacio.
Está tan oscuro, el día se ha ido muy rápido y no hice nada productivo, salgo de mi habitación rumbo a la cocina, ya que me ha dado mucha hambre y pensándolo bien, no he comido nada desde la mañana. Me preparé mi especialidad, unos ricos sándwich con salsa de maíz, supongo que es lo único que me sale bien.
Estoy recogiendo el desorden que forme al cocinar cuando alguien toca la puerta, me sorprendo porque está un poco tarde y no espero a nadie, a menos que sean mis hermanos.
—Voy —grito desde la cocina —¿Quién es? —pregunto cuando llego a la puerta.
—Ábreme —escucho esa voz y la reconozco de inmediato.
—¿Qué haces aquí tan tarde? —le pregunto a Luciana mientras me hago a un lado para dejarla pasar.
—Son apenas las siete, no es para nada tarde —termina de entrar y veo que ha traído una maleta.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto cerrando la puerta.
—Voy a quedarme contigo unos días —estoy segura de que esto es obra de Miguel, aunque me gusta la idea, no quiero depender de ellos.
—No es necesario —camino hasta la cocina.
—¿Me estás echando? —me contesta un poco seria.
—No es eso, solo que no quiero que me vean como alguien que no puede estar sola y bien —respondo —no quiero depender de ustedes.
—Ava, solo quiero que me des posada, ya que están haciendo unos arreglos en mi apartamento —sé que miente, ese apartamento apenas lo habito y no creo que tenga tal daño.
—¿Por qué no fuiste donde Miguel? —pregunto.
—Somos novios, no esposos, además necesitamos nuestro espacio —responde mientras se acomoda.
—Pero si puedes invadir mi espacio —le digo en un tono divertido —además pronto estarán casados.
—No estaré más de tres días para que estés tranquila —responde.
—Puedes quedarte el tiempo que quieras.
Terminamos nuestra charla. Luciana ha decidido que es mejor que durmamos juntas porque no quiere estar sola.
Que las personas estén tan pendientes de mí me agobia porque me hacen sentir como si ya no fuera capaz de cuidarme y sentirme bien conmigo misma, sé que es muy lamentable lo que me ha pasado, pero no veo necesario todo esto que están haciendo.
Me levanté muy temprano, de por sí no soy una persona que duerma hasta tarde, pero hoy me levante más temprano que nunca, así que decidí pedir algo para desayunar para que Luciana logre comer antes de ir a trabajar, no quiero ser la culpable de sus bajones de peso.
—Huele maravilloso —dice Luciana acercándose a la mesa.
—He cocinado todo esto para que no te vayas con el estómago, vació —digo y espero su respuesta.
—Ya quisieras tú —se ríe mientras se sienta —si no sabes cocinar un huevo ¿Cómo le hiciste para hacer tremendo banquete?
—Tengo mis trucos —le sonrió y comenzamos a comer.
Después de que Luciana se fuera a trabajar decidí entrar a mi cuarto de pintura y ver si me podía llegar algo de inspiración en el momento.
Al estar ahí recordé el cuadro que estaba pintando de Alan y decidí terminarlo, aunque no se para que, ya que quedara arrinconado como tantos que he hecho.
Cuando te dedicas hacer algo que te gusta, el tiempo pasa en un abrir y cerrar de ojos, eso me ha sucedido a mí, termine la pintura de Alan y siento que me ha quedado hermosa, como no si pinte el rostro de semejante hombre, tiene todo lo que una mujer desea, pero hay algo malo en él, no quiere una relación seria o eso era hasta hace poco.
Lo único que no me gusta de pintar es el reguero que hago, pero a la final eso vale la pena porque esto es lo que me mantiene tranquila, lo que logra alejar esos oscuros pensamientos y recuerdo de mí.
Tan metida estoy en lo mío que no me di cuenta de que Luciana estaba parada en el marco de la puerta observándome y no sé desde hace cuánto lo hacía, solo sé que me lleve tremendo susto.
—Joder —digo mirándola —así serás tú la que me mate.
—¿Yo? —me mira y se ríe.
—Si tú —la fulminó con la mirada.
—Alguien te está esperando, iba a dejar que subiera, pero al ver esa pintura no creo que quieras que la vea —dice en un tono de burla y se va.
Mierda, maldigo en mis adentros, no quería que nadie viera esta pintura, no quiero que alguien se haga ideas que no son y terminen involucrando personas que nada que ver y mucho menos en este momento.
Decido dejar todo como lo tengo y girar la pintura para que no se pueda ver, salgo de la habitación y la cierro con llaves, no quiero que la sabelotodo de mi amiga entre y vea mis cosas, ya ha visto mucho y eso es malo.
—¿Estabas muy ocupada? —pregunta Alan.
—Algo —digo mientras me siento en el sofá.
—¿Cómo has estado? —pregunta.
—Bien, he estado muy bien —respondo —¿Quieres algo de comer? —le pregunto.
—No, solamente quería pasar a saludarte y hablar un rato, pero veo que estás ocupada —dice levantándose de donde se estaba sentado.
—No —digo —ya he terminado lo que estaba haciendo —digo y alcanzo a ver una media sonrisa en sus labios.
—Los dejaré solos —dice Luciana, quien no había dicho nada hasta el momento.
El silencio en el que quedamos después de que Luciana decidiera dejarnos solos fue lo más incómodo que he vivido estos últimos días.
—¿De qué querías hablar? —pregunto rompiendo ese silencio.
—No sé, la verdad quería verte.
—Pero dijiste que querías hablar, ¿De qué quieres hablar? —vuelvo y pregunto.
—¿Has pensado en lo que te dije? —me pregunto y no me sorprende para nada.
—Alan, sabes muy bien lo que pienso, además me siento más cómoda, así —respondo —no estoy lista para iniciar algo con alguien, sabes que solo nos haríamos daño.
—¿Por qué te cierras? ¿Podemos intentarlo? —pregunta.
—Puedes respetar mi decisión, lo único que puedo ofrecerte es amistad, nada más.
Termino nuestra conversación lo más rápido posible, no quiero hablar más de esto y es mejor que se vaya para su casa y así poderme sentir más tranquila, sé que tengo sentimientos por él, pero no puedo atraerlo a mi infierno, nos destruiríamos mutuamente y no estoy lista para eso.
—Ava, ¿Por qué no aceptas a Alan? Es claro que sientes algo por él —dice Luciana.
—Sabes, puedo tener miles de sentimientos por él, pero no me siento prepara para esto, sabes cuanto ame a Lukas y todo lo que le perdone, me aterra tener que pasar por lo mismo —le digo a Luciana un poco cansada.
—Si no te arriesgas, no sabrás si él te quiere de la misma forma que tú lo puedas querer —dice mientras se acuesta —solo piénsalo.
Un nuevo día y último día de Lucí en mi casa. Hoy tengo terapia con la psicóloga y he decidido ir sola, aunque será la primera vez en ir sin nadie, no me preocupa.
—Hola, tengo una cita con Rossi —le digo a la chica en la recepción.
—¿Nombre? —pregunta y me dedica una sonrisa, le doy toda mi información y ella me hace pasar a una sala a esperar que la doctora me atienda.
Mientras espero decido leer un poco, aunque mis pensamientos están en otra parte, las palabras de mi madre, de Alan y Luciana me han rondado estas últimas noches.
—Ava —me llama Rossi y me saca de mis pensamientos.
—¿En qué piensas tanto? —me pregunta.
—No lo sé, para ser sincera, no lo sé —respondo.
—¿Te gustaría que habláramos de eso? —pregunta dedicándome una sonrisa, Rossi está en sus casi cincuenta años, pero sigue siendo hermosa.
Empiezo hablar y le relato todo lo que ha pasado estos días y lo que creo sentir por Alan, también le cuento el miedo que siento al suponer que si llegara a suceder algo serio entre nosotros me pasaría lo mismo que ha pasado Lukas.
Aparte de todo esto me atreví a contarle como comenzaron las cosas con él y de porque el miedo, probablemente se puede cansar de mí y de mi pasado y dejarme a un lado.
—Lo entiendo, ¿Pero si realmente quiere algo contigo? —dice Rossi.
—Tengo miedo, cuando estoy con alguien entrego todo de mí —digo como si hubiera tenido muchas relaciones en mi vida, he estado con vario hombres, pero nunca fue algo serio, además fue más como despecho porque todo pasa después de que terminara con Lukas.
—Si no te arriesgas, no lo sabrás —veo como anota todo lo que le digo —¿Alguien te trajo?
—¿Y si arriesgo y salgo peor? He venido sola —respondo.
—Eso quedará en tus manos, no puedes seguir cerrándote porque crearas muros que ni tú los podrás derribar, cambiando de tema es un avance que ya salgas sola.
—Hasta yo me sorprendí, aunque primero tuve un poco de miedo porque no tengo auto y me toco solicitar un servicio, pero me siento mejor y menos paranoica —digo mientras sonrió.
Hablamos un buen rato, me pregunto muchas cosas, cuando hablo con Rossi siento menos peso y creo poder manejar algunas cosas.
Cuando salgo de su consultorio voy más feliz gracias a que me ha dicho que he progresado mucho y que la ansiedad parece estar disminuyendo en gran forma.
¿No pudo llover en otro momento? Justamente tenía que llover hoy y cuando estaba saliendo de la clínica, coger carro en estos momentos será imposible y estoy segura de que la ciudad está vuelta caos, necesito mi carro urgente. Perdida en mis pensamientos, escucho la bocina de un carro y para mi sorpresa es el carro de Alan.
—¿Esperas a alguien? —pregunta desde el carro.
—No.
—¿Para dónde vas? ¿Puedo llevarte? —dice y no lo pienso ni un segundo, y me subo a su auto.
—¿Qué estabas haciendo aquí? —le pregunto.
—Iba pasando por aquí, sabes que mi empresa está cerca —lo miro y no le creo para nada.
—Mentiras —le digo en un tono divertido.
—Bien, me has pillado, sé que tenías terapia, entonces decidí recogerte —lo miro y niego con la cabeza.
—¿Sabes que esto es acoso? —digo, pero creo que no le ha sonado bien mis palabras porque su cara se transforma al instante.
—Lo siento si te estoy incomodando, no lo haré de nuevo —dice con su mirada fija en la carretera.
—Alan, no es eso —respiro —disculpa si te ofendí, solo trataba de molestarte.
No dice nada y se encarga de hacer de nuevo un silencio incómodo, no logro entender a este hombre me confunde con sus palabras y acciones. Llegamos y yo bajo del auto.
—¿Quieres pasar y tomar algo? —lo invito para agradecerle.
—Si no te incomodó —nunca le queda claro lo que digo o solo se quiere hacer el tonto.
Baja del auto y entramos a la casa, me dirijo a la cocina para poder hacer chocolate o mejor dicho calentar el chocolate de la mañana, no quiero incendiar mi cocina a esta hora.
—Toma, es lo único que tengo —le doy la taza y él le da un sorbo, pero al tratar de tomarla se quema.
—Tonto —le digo y me echo a reír.
—No es gracioso —dice —mira que me he quemado —decido soplarle los labios y no me doy cuenta de lo que he hecho hasta que nuestras miradas se encuentran.
—Lo siendo —digo retirándome de él.
—No te disculpes —dice y me ofrece sentarme a su lado.
—Cuéntame de ti —no quiero volver al silencio incómodo, así que decido que me cuento un poco sobre él.
—Que te cuento —se queda pensando y comienza a narrar un poco su vida —viví con mis padres hasta que tenía 24 años, tengo dos hermanos, una hermana mayor y un hermano menor, tengo 27 años y trabajo en la empresa de mi padre.
—Todo un niño rico —digo con diversión.
—Tú no te quedas atrás —dice —nunca te ha faltado nada y tu padre tiene muy buenos negocios.
—Tienes razón, tengo una familia excelente.
Nos pasamos hablando y él me cuenta varias cosas de su vida que se me hacen interesante, sin duda alguna Alan es el hombre que muchas quisiéramos tener en nuestras vidas; Así se fue el tiempo y Alan decidió marcharse, no sin antes dejar un beso en mi mejilla con esos suaves labios.
—Que descanses —dice.
—Igualmente. Alan —lo llamo antes de que termine de salir —¿Puedo pedirte un favor?
—Claro, lo que sea —responde.
—¿Estarás libre el fin de semana? —pregunto un tanto avergonzada.
—Para ti siempre —dice y lo noto muy coqueto.
—Necesito comprar un auto y tú podrías asesorarme, solo si puedes y quieres —le digo —tal vez después pueda invitarte a una comida.
—¿El sábado a la una? —pregunta sin darle respuesta a las mías.
—Nos vemos a esa hora —terminamos de hablar y entro a mi casa.
No sé de dónde saque el valor para decirle eso a Alan, ahora sé que el sábado tendré una cita con él, le puedo llamar cita porque después iremos a comer, le daré una oportunidad e intentaré de que funcione algo entre nosotros.
NOTA DEL AUTOR
He leído todos sus comentarios y no saben lo feliz que me hacen. Como lo dije anteriormente hoy tengan tres capítulos más uno especial y como lo prometido es deuda aquí está el primero.
COMENTE QUE SIEMPRE LOS LEO, AH TAMBIÉN DEJEN SU ESTRELLA COMO APOYO.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro