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CAPÍTULO 19

Cuidados son los que sobran en este momento, todos han estado muy pendiente de mí y de una u otra manera logre hablar un poco con Miguel, trate de dejarle claro que él no tenía la culpa de nada, que no importa las disputas de los negocios entre ellos y mucho menos que no haya dicho nada antes porque fui yo quien se lo pidió.

Mi padre se ha ido porque le han surgido algunos problemas con la agencia, pero mi madre sigue muy al pendiente ayudándome en todo lo que puedo y por muy raro que parezca Alan a estando muy al tanto de todo lo que necesito e incluso me ha ofrecido trabajo en su empresa, obvio lo he rechazado, por el momento deseo estar tranquila.

Lo único difícil de todo esto es la recuperación emocional, no he podido salir de casa y mucho menos soy capaz de estar sola, ya que miles de escenarios se arman en mi cabeza creyendo que Lukas podría llegar; quedo libre el mismo día que lo agarraron, salió bajo fianza hasta que se pueda llevar el juicio aunque estoy segura de que su padre ha tenido que ver en su libertad, el poder y la plata hace mucho y aunque su padre tenía una muy buena amistad con el mío, su hijo siempre estará por encima de todo.

Me despierto muy asustada, sudando demasiado e incluso estoy gritando y todo es gracias a esas escenas que se repiten una y mil veces, no importa si estoy despierta o dormida me viven atormentando.

—Ya cariño, aquí estamos, no pasa nada —dice mi madre mientras me abraza.

—Madre, tengo mucho miedo, no creo poder superar esto —digo casi en susurro.

—Ya verás como todo pasara, aquí estamos para ayudarte —me da un fuerte abrazo muy reconfortante.

—¿Y si no logro superar todo esto? ¿Si me quedo estancada en esto? —digo con un hilo de voz, no sabía que estaba llorando hasta que sentí aquella humedad en mis mejillas.

—Cariño aquí nos tienes para ayudarte —suspira y hace silencio por un momento —además hemos decidido que sería muy viable que tomaras alguna ayuda extra, terapia psicológica, esto te ayudara a superar tus miedos.

—No estoy loca mamá —digo con un tono de voz divertida.

Sé perfectamente que esto sería la mejor ayuda que podría tener aparte de la de mi familia.

—Solo un poco cariño —dice mi madre soltando una carcajada —eres muy valiente, ¿Lo sabías? —pregunta.

—Claro, soy tu hija —terminamos nuestra conversación y decido dormir, mi madre se queda hasta que logro conciliar el sueño.

Joder, maldigo en mi interior, no puedo hacer nada, literalmente nada, este maldito yeso que cubre casi toda la pierna, este dolor en las costillas que impide que me enderece bien.

Estoy tratando de darme una ducha, pero con el pie así me es complicado, cuando logre alcanzar el jabón se me ha caído y no muy cerca para ser exactos.

—Madre —grito para poder llamar la atención de mi madre.

—¿Qué ha pasado? —pregunta un poco preocupada.

—Nada, solo que está lisiada, que tienes como hija, no puede ni alcanzar un puto jabón —me doy cuenta del error cuando veo el rostro de mi madre —lo siento, no logro adaptarme a esto —digo señalándole el yeso.

—No sabes lo que dices, ya verás que en menos de lo que crees estarás igual que siempre —dice mientras me entrega en jabón.

—No lo creo —suspiro y le sonrió, la tristeza es evidente en mi rostro.

Mi madre sale y yo termino mi baño, me pongo lo más cómodo que encuentro, estos días soy un desastre total en todos los sentidos posibles.

Mi padre ha llegado al igual que mis hermanos, estamos toda la familia reunida porque he decidido contar todo lo que ha pasado sin omitir ningún detalle.

—¿Cómo has estado? —pregunta mi padre, la misma de siempre.

—Bien, supongo —respondo —toca estar bien.

—Entonces Ava. ¿Cómo sucedió todo? ¿Cómo llegaron las cosas hasta este punto? —pregunta Danniel con el rostro totalmente serio, yo suspiro y empiezo a relatar todo.

Digo todo, desde que éramos una pareja «feliz» hasta lo que paso en mi apartamento, mi madre no ha dejado de llorar y preguntarse el porqué nunca se dieron cuenta, Miguel no dijo ni una palabra y casi todo el tiempo estuvo con la cabeza abajo; nunca mencione que él llegó a saber algo, estoy segura de que lo hubiera metido en un problema muy grande con nuestro padre.

—Eso fue todo —suspiro —siempre creí que nos amábamos, pero las cosas salieron muy mal.

—Hay que encontrar las pruebas suficientes, esto no se puede quedar así y mucho menos puede estar por ahí como si nada —dice mi padre.

—Padre, podemos tener mucho dinero, pero a la final el papa de Lukas tiene mucha influencia —suspiro —¿Lo sabes? No hay mucho que hacer.

—Si él tiene muchas influencias, nosotros también podemos conseguir las nuestras —dice Miguel un tanto enojado, no había hablado hasta ahora —tú consideras que como te dejo no es suficiente para que se esté pudriendo en una cárcel, su padre puede ser el mismísimo rey, pero de que ira a la cárcel ira.

—Lo único que quiero es que nunca más se acerque a mí, con eso estaré mejor.

Terminamos esta conversación tan larga y agotadora, mi padre me ha programado la sesión con la psicóloga esperando que por lo menos pueda estar mucho mejor y logre liberar estos miedos que me acompañan desde ese día.

Trato de continuar con mi vida de la mejor manera, pero estoy tan marcada que me es imposible, mi recuperación ha sido considerablemente rápida, ya me han quitado el yeso, pero sigo con mis terapias, aunque ya me falta poco y según los doctores me encuentro muy bien a pesar de todo lo que sucedió; llevo cinco sesiones con la psicóloga y aunque el principio fue un poco difícil ahora puedo expresarme mejor.

—Cariño. ¿Ya estás lista? —grita mi madre desde la sala.

—Me falta poco, madre —vamos a ver una casa, si esta vez comprare una casa, vendimos el apartamento a muy buen precio, también vendí mi auto y con los ahorros que tengo puedo darme el lujo de comprarme una casa.

—¿Necesitas ayuda? —pregunta mi madre.

—No, ya casi termino, dame cinco minutos —digo, al terminar bajo y me encuentro con mi madre y Luciana hablando plácidamente.

—¿Sabes en qué zona está ubicada la casa? —pregunta Luciana en un tono divertido.

—Lo sé —digo mientras la fulmino con la mirada.

—No veo problema con el lugar, es perfecto y estarás cerca de... —No termina de hablar, ya que Miguel nos interrumpe; la casa está literalmente a unos pasos de la casa de Alan, no sé a quién se le ocurrió, pero esa casa realmente me gusto.

—No sé qué tanto se demoran si siempre están iguales —dice Miguel mientras salimos.

—¿A Luciana la vez igual que siempre? —digo con diversión y veo como Luciana se pone cuál tomate en el instante.

—Luciana es hermosa, con cualquier cosa se verá hermosa —esta vez habla mi madre.

—¿Me quieres hacer quedar mal madre? Nunca estás de mi lado. ¿Soy tu hija? —pregunto fingiendo molestia.

—Tú eres la niña más hermosa, yo te cree y todo lo que creo es sumamente precioso, no hay comparación —dice mi madre mientras me abraza.

No nos demoramos mucho en llegar gracias a que no había mucho tráfico, además estas casas no están muy lejos de donde vive Danniel, literalmente está a quince minutos en auto; les había contado que Miguel vive en este mismo edificio, vive en tres pisos más arriba.

—Este lugar es precioso —dice mi madre mientras salimos al jardín.

—Es precioso, madre, pero se ve muy grande para mí —digo un poco desanimada; es muy grande para una sola persona.

—Pero lo puedes llenar de niños —dice mi madre, pero hace silencio al instante.

—¡Hijos! —pego un grito —madre, no considero que vaya a casarme y si no me caso con quien tendré niños.

—Hija, tú eres muy joven, además eres una mujer hermosa, no te puedes negar a tener una relación por los errores del pasado —dice ella mientras sujeta mis manos.

—¿Quién querrá estar con alguien tan jodido, marcado y tantas inseguridades como lo soy yo? —ya he hablado esto con la psicóloga, pero sigo teniendo estos pensamientos sobre mí.

—Cariño que nada de eso impida que vuelvas o puedas amar de verdad —dice mi madre alejándose un poco.

Seguimos viendo la casa la cual cuenta con tres habitaciones, cuatro baños, dos hermosas salas, una oficina que probablemente utilizaré para mis pasatiempos, una cocina preciosa y un jardín que cuenta con una piscina, esta casa es preciosa al igual que espaciosa.

Hablamos con los chicos de la empresa que se encargaran de realizar los arreglos necesarios e instalar la seguridad de la casa, he insistido que toda la casa debe tener cámaras para sentirme un poco más segura, lograr saber quiénes entran y salen de ella, aunque esto es una zona privada y cuenta con muy buena seguridad.

Antes de regresar al departamento decidimos pasar por un centro comercial a hacer algunas compras, en casa de mi hermano no hay lo suficiente para una mujer como yo. Gracias a las terapias con la psicóloga me siento un poco más cómoda fuera de casa, sé que es muy poco probable encontrarme con él.

—¿Cómo te ha parecido la casa? —pregunta Danniel.

—Es preciosa, aunque la veo un poco grande para mí —digo —podríamos vivir todos y sobraría espacio.

—¿Cuándo te mudas? —pregunta.

—¿Me estás echando? —pregunto fingiendo molestia.

—Nunca echaría a mi hermanita a la calle, solo pregunto por qué también voy a vender el apartamento, es hora de conseguir algo más grande, mírate a ti, con solo veintidós años ya tienes una mansión —dice con un tono de felicidad y empiezo a sospechar cosas.

—No lo sé, me toca esperar que hagan los cambios que pedí —digo.

Terminamos nuestra conversación y mi madre me ayuda a llegar hasta la habitación, le estoy sumamente agradecida de que haya estado conmigo todo este tiempo.

—Madre, muchas gracias —digo en un tono de voz sumamente bajo.

—Cariño, no hay nada que agradecer, eres mi hija y siempre voy a estar contigo —me da un largo abrazo que me reconforta, ella debe volver a su rutina y me hará mucha falta, sobre todo estos abrazos.

—Me vas a hacer mucha falta.

—Puedes ir a visitarnos y nosotros vendremos más seguido, no los dejaremos solos, todavía son nuestros niños.

Todos se han ofrecido a ayudarme con la mudanza, aunque no tengo muchas cosas, si tengo que empacar cosas importantes como lo son mis cuadros, ¡mierda! Maldigo en mi mente, que Alan no lo haya visto, que Alan no lo haya visto, más bien que nadie lo haya visto, moriría al instante de pura vergüenza.

Al llegar al apartamento me freno en la puerta, me invade un miedo terrible y empiezo a temblar, Luciana nota que me esté dando un ataque de pánico y corre hacia mí.

—Todo está bien —dice mirándome a los ojos.

—Pensé que todo sería más fácil, que sería más fuerte —suspiro aguantando mi llanto —mira lo que puede hacer un simple recuerdo conmigo.

—Nadie dijo que sería fácil, pero a medida que pase el tiempo y con ayuda lograras superar todo —me da un abrazo y logro ver como mi madre se acerca.

—¿Todo bien cariño? —pregunta mi madre un poco preocupada.

—Todo bien mama, estoy un poco nerviosa, nada más —respondo para no preocuparla más.

Entramos al apartamento y me sorprende ver como todo está en su lugar, tan limpio y bien acomodado como si nunca hubiera pasado nada, no hay el mínimo rastro que indique que algo paso aquí.

Voy directo a la habitación que adapte para dibujar y envuelvo rápidamente el cuadro de Alan sabiendo que posiblemente alguien ya lo pudo ver.

Hemos pasado todo el día empacando, Tania ha sido muy amable en traernos comida, esa chica quiere ganar mi confianza a punta de comida.

Qué día tan largo y agotador, pero gracias a chuchito lindo hemos terminado de empacar todo, ya mañana vendrá un camión a llevarse todo hasta la nueva casa, la cual quedo realmente hermosa, han hecho cada arreglo tal y como lo indique.




NOTA DEL AUTOR

Aquí estoy nuevamente yo, les dejo este capítulo, ya que me dieron ganas de actualizar, no creo que pueda actualizar hasta la próxima semana, porque estoy finalizando semestre y ya se imaginaran como ando.

COMENTENMUCHO, ES LO ÚNICO QUE LES DIGO HOY.

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