Luciana no me dice nada en todo el camino y desearía que me dijera algo, como que todo está bien, que posiblemente Lukas si está fuera del país, que todo esto sea una simple broma de mal gusto.

La dejo en su casa, le agradezco por acompañarme y le insisto que no le cuente a nadie sobre lo que está pasando.

—¿Vas a estar bien? —pregunta.

—Estoy bien Lucí, seguro es alguien que quiere jugarme una broma —le digo brindando una sonrisa.

—Pero una de muy mal gusto —dice y continua —mira que perseguir a alguien, tomarle fotos las veinticuatro horas, enviárselas con notas extrañas es lo más acosador y aterrador que he visto.

—Seguro ya dejen de molestar, mira que no han vuelto a mandarlas y el número parece ya no existir.

—Llámame cuando llegues a tu casa, si no lo haces sabes que no podría dormir —se despide y entra a su casa, yo emprendo el viaje a mi hogar todavía pensando quien puede estar detrás de todo esto.

Llego a mi apartamento agotada, lo único que quiero es dormir, pero antes decido enviarle un mensaje a Lucí no quiero preocuparle más de lo que ya está.

Estaba muy cansada, dormí toda la noche e iba un poco tarde para el trabajo, solo tuve tiempo de empacar alguno de mis bocetos para poder mostrarlos el día de hoy, estaba realmente emocionada y deseando que me puedan escoger para hacer el retrato, lo disfrutaría mucho, ya que es una de las cosas que más amo.

Llegue un poco retrasada y todos estaba sorprendida, nunca acostumbro a llegar tarde y menos a mi trabajo, trato de ser muy puntual y dedicarle el tiempo justo a cada coso.

—¿Te paso algo? —pregunta Lucí un poco horrorizada —tú nunca llegas tarde a nada ni viviendo al otro lado del planeta, llegarías tarde.

—Termine agotada, estaba tan cansada mental y físicamente que me quede dormida toda la noche y hoy no tuve tiempo de nada, lo único que pude hacer fue empacar unos cuantos bocetos.

—Me alegra que hayas podido descansar, los bocetos los está recogiendo, Sonia —dice y me levanto a entregarle los míos.

—¿Tú vas a participar? —le pregunto a Lucí.

—Sabes que no soy de retratos, lo mío es más el arte oscuro —dice soltando una carcajada y todos nos miran.

—¿Crees que puedan escogerme? —le pregunto un tanto nerviosa.

—Eres la mejor en eso de retratos, nunca he visto a nadie que logre que en sus retratos se reflejen los sentimientos de las personas.

—Estoy muy emocionada y espero que me escojan, no necesito el dinero, pero me gustaría retratar la familia del jefe.

—El dinero me lo puedes dar —dice guiñando un ojo y yo sonrió.

—Tú no necesitas dinero, te vas a casar con mi hermano y él tiene tanto dinero que podrían mantener dos generaciones sin tener que mover un dedo —me mira y hace su gesto de negación y yo me dirijo a entregar mis bocetos.

Salimos a comer algo, ya que no aguanto más, no he probado un bocado desde ayer y muero de hambre, decidimos comer en el restaurante de la empresa, por el hecho de que gastaríamos menos tiempo y yo necesito reponer el tiempo que perdí con mi llegada tarde.

Estaba disfrutando de un documental cuando escuche mi teléfono, no quería contestarlo, pero la persona que estaba llamando era bastante insistente y me preocupe.

—Hola —digo sin percatarme de quien me está llamando.

—Mi dulce hermana, estás tan ocupada que no quieres hablar con tu querido hermano —dice Miguel con tono divertido.

—Miguel ebrio, eso debe ser que está celebrando algo muy grande —digo con el mismo tono divertido.

—¿Puedes recogerme? Estoy en mi bar y no tengo donde ir —dice esta vez con un tono triste y me preocupo al instante.

—¿Qué está pasando Miguel? Me estás preocupando.

—No lo sé, tal vez ha sucedido lo que temía, algo de lo que me estuve escondiendo hace mucho —me dice con el mismo tono triste.

—Ni se te ocurra salir del bar en ese estado, ya voy por ti —le digo mientras agarro las llaves de mi coche y me dirijo a la salida.

No tardó mucho en llegar al bar, es mitad de semana, por lo cual no hay mucha gente y lo agradezco, ya que salí con mis fachas de dormir y no me di cuenta hasta que baje del auto y el chico de la entrada me miro un poco raro.

—Señorita —me dicen al mismo tiempo los empleados de mi hermano.

—Vengo por Miguel, ¿Dónde está? —pregunto ingresando al lugar.

—Llego la niña de la familia Meyer —dice Miguel colgándose a mis hombros.

—Tuviste que beberte todo el alcohol de tu bar para llegar a este estado —digo un tanto irritada —vamos, no quiero seguir siendo el centro de atención gracias a mis fachas.

—Pero si te ves hermosa, con cualquier cosa estás hermosa —dice sonriente.

—Eso lo dices porque me ves con ojos de hermano, pero estoy segura de que ningún chico se fijaría si me ven así.

Lo monto en el auto con ayuda de alguno de los chicos del bar y me dirijo a mi apartamento, llegamos y Miguel está completamente dormido y maldigo, no tengo la suficiente fuerza para llevarlo y tampoco puedo dejarlo en el auto.

Le pido el favor al vigilante y le agradezco que me haya ayudado, sin su ayuda estaría debatiéndome en cómo podría llevar a Miguel hasta mi apartamento.

Lo dejé en una de las habitaciones y luego me dirigí a mi habitación, había quedado bastante cansada gracias a mi hermano, agradezco que mañana es mi día de descanso para poder hablar con él y que me cuente que le ha pasado y cuál ha sido el motivo de llegar a ese estado.

¿Qué si pude descansar? La respuesta seria no, estuve pensando toda la noche en la broma tan pesada que me está jugando y que aún no logro saber quién es, pensando en lo que he comenzado a sentir por Alan y me aterra demasiado tener estos sentimientos y lo peor que son para un hombre el cual no quiere nada serio.

Que irónico ya que fui la primera en decirle que de una follada no pasaría y aquí me tienen pensando toda la noche en él, pensando en que puede pasar entre nosotros si logra notar lo que estoy empezando a sentir por él.

Estoy sirviendo mi taza de café y muy perdida en mis pensamientos que no me percato que Miguel está frente a mí.

—Joder —grito mientras agarro mi pecho un poco sorprendida —estás terrible.

—Terrible y muriendo —dice mientras se agarra la cabeza —¿Cómo llegue aquí?

—Me llamaste para que fuera por ti, llegue a tu bar y creo que te tomaste todo el alcohol que había, para llegar aquí fue un largo trabajo —digo suspirando —me debes una explicación.

—Soy el dueño de los bares, pero nunca me atrevo a tomar de más —suspira y hace silencio un momento.

—Eso lo entiendo, lo que si no logro entender es que paso para que pudieras llegar a ese estado.

—Luciana —lo dice tan bajo que por poco no escucho.

—¿Qué te ha hecho Luciana? O ¿Qué le has hecho tú para que ella te dejara en ese estado? —le pregunto con los ojos entrecerrados y un poco de ironía.

—No siempre soy yo el malo —suspira y se lleva las manos a su cabello.

—Pero debes decirme que paso para poder dar el juicio o prefieres que le pregunté a Lucí —pregunto.

—¿Sabías que Luciana y yo hemos estado saliendo? —dice con un tono triste.

—No lo tenía seguro, pero lo sospechaba —mi amiga creyó ocultarlo, pero lo sospechaba, no disimulaban con sus miradas y cada vez que le hablaba de mi hermano sus ojos brillaban de una manera diferente.

—Nunca quise ocultar lo que teníamos, ayer estábamos en el bar y le insiste que por favor hiciéramos nuestra relación publica, que yo estaba dispuesto a hablar con sus padres de que quiero algo serio con ella —me dedica una sonrisa y veo como sus ojos empiezan a humedecerse —sabes, Luciana y yo estamos saliendo ya hace tiempo, pero ella insiste en no hacer pública nuestra relación, según ella porque no quiere que la vean como una simple trepadora que se acercó a los hermanos Meyer solo por su dinero, sé que ella no es de esas, pero ya me estoy cansando de no poder besarla libremente, tomar su mano en cualquier lugar y demostrarle todo lo que siento por ella ante el mundo.

—Debes entenderla, sabes que Luciana viene de familia con pocos recursos y eso es lo que piensa la gente de personas como ella, yo sé que Lucí no es así —digo tratando de hacerlo entender.

—Me estoy cansando Ava, no sé si pueda continuar con esto así, ya va un puto año y ella sigue con la idea de ocultar esto —me sorprendo, nunca creí que llevarían tanto, sospeche que esos se traían algo, pero no de tanto tiempo —estoy empezando a creer que ella de verdad no siente nada por mí.

—Dale tiempo, Miguel, Lucí te ama de eso, estoy segura, pero está llena de miedos e inseguridades, no te rindas con ella.

Paso toda la mañana y parte de la tarde hablando con mi hermano, pedimos comida a domicilio como siempre al terminar todo él se despide, no sin antes decirme que por favor no le diga a Luciana todo lo que me ha confesado.

No creo poder aguantarme las ganas de preguntarle a Lucí de porque no quiere que nadie sepa lo que tiene con mi hermano, pero le prometo a Miguel que no le contaré a nadie y mucho menos le preguntaré a Luciana sobre lo que está pasando entre ellos dos.

Estoy muy emocionada porque hoy dirán quien hará el retrato de la familia del jefe, estoy tan nerviosa que no he parado de morderme el dedo gordo como de costumbre, esto lo hago cada vez que estoy nerviosa, confió en mi talento, pero aquí hay muchas personas que tienen un talento increíble y tienen más experiencia que yo.

—Si sigues así ese dedo no va a estar bien para cuando tengas que hacer el retrato —dice Luciana en un tono divertido.

—Estoy que me muero de los nervios —digo poniéndome de pie —¿Sabes cuánto me gusta hacer esto?

—Lo sé, por eso estoy segura de que serás la persona encargada de hacerlo —dice con una sonrisa, aunque noto esos ojos tristes que ha traído toda la semana, estoy segura de que es por lo que ha pasado con Miguel, ninguno de los dos ha tomado la iniciativa para solucionar este problema —¿Sabes que si ganas debes darme todo el dinero?

—Te daré todo el dinero con la condición de que me cuentes que te tiene tan triste y distraída estos últimos días —trato de que suelte la sopa con este chantaje, pero ella se inmuta y se queda callada - ¿Pasa algo en tu casa? - pregunto.

—En mi casa todo marcha a la perfección como siempre, aunque uno que otro problema que no se pueda solucionar... Lo que pasa es que... —se queda en el que, ya que Nancy, la secretaria del jefe, nos llama a todos los que estamos participando para el retrato.

En estos momentos siento que voy a vomitar todo lo que he comido en mi puta vida, los nervios me tienen al borde del colapso, estamos todos en una de las salas de junta esperando al jefe, ya que va a decir quien tendrá la oportunidad de pintar su retrato familiar.

—No saben lo feliz que me hacen, que quieran retratar a mi familia y el amor que nos tenemos, siempre he sabido que tengo los mejores artistas en mi empresa, pero ustedes me han dejado sorprendidos, todos son excelentes con detalles que los caracterizan a cada uno.

Todos sonreímos un poco tímidos mientras Arturo se pone de pie y empieza a sacar barios de nuestros bocetos mientras dice que le ha gustado de cada uno, me llega una tristeza enorme cuando termina con los bocetos de todos y no veo ninguno mío, tenía grandes ilusiones con este retrato.

—Hay una pintura que me ha llamado la atención en su totalidad, por eso la he dejado para lo último, esta pintura muestra todo lo que quiero ver el retrato de mi familia —dice tantas cosas, pero la verdad no escucho nada, estoy en el fondo de mi mente con la desilusión más grande, sé que la mayoría de ellos tienen más experiencia que yo y que todos tenían la ilusión de poder pintar esto tanto como yo —por eso he decidido que la persona que debe hacer nuestro retrato es la señorita Ava Meyer.

Escucho mi nombre muy a lo lejos y me percato que alguien me está tocando el hombro mientras me llama y me invade la pena al volver a la realidad y ver que todos tienen sus ojos puestos en mí.

—Si señor Aturo —digo un poco apenada.

—He decidido que tú serás la persona que realizaras nuestro retrato —me sorprendo y quedo en un estado de shock —para que sepas que ha sido mi familia la cual te ha elegido nuestra Picasso.

—En serio estoy muy agradecida con usted y su familia por brindarme esta oportunidad —digo aún en mi estado de shock —daré todo de mí.

—Solo espero que puedas hacerme un retrato como el que has hecho de tus padres.

Dice unas cosas más y elogia a todos los que participaron, nos ponemos de pie y nos dirigimos a la salida y todos los chicos me felicitan y me desean la mejor suerte y se los agradezco.

—Con esa cara estoy segura de que has sido tú la elegida —dice Luciana.

—No sabes lo feliz que esto.

Le cuento todo lo que paso en la sala de juntas y le digo que hoy quiero salir a celebrar al bar de mi hermano y no quiero un no por respuesta, hoy solo quiero celebrar con mi amiga y mis hermanos.

NOTA DEL AUTOR

El último del día, espero les guste, como siempre dejando las noticas, ya es costumbre y espero que comenten :) repito esto en cada capítulo, pero me es imposible no decirlo, quiero saber que piensan, ya que no sé si estoy haciendo esto bien.

Sin más que decir que chuchito lindo los bendiga y los deje seguir disfrutando de Ava... Se me olvidaba, el próximo capítulo lo publicaré cuando la historia logre 1k de lecturas, creo que no demorara mucho... comenten para que pueda pasar de estar así 🤧 a estar así :).