Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Quiebre

Sequé cuidadosamente mis lágrimas con mis manos y el maquillaje corrido con un pañuelito de papel que me había dado Lara. Sí, tuve que pedirle a mis mejores amigos que vinieran a buscarme porque me daba muchísima vergüenza comentarle a mi vieja lo que había pasado con Martín, así que Fede había aparecido con Lara en su auto y me había dicho que no había problema en que pasara la noche con ellos en su departamento.

Lara había viajado un instante conmigo en el asiento de atrás, haciéndome compañía, hasta que decidió ir en el asiento del copiloto, luego de que paramos en un kiosco para comprar unas latas de cerveza para tomar en el departamento de mis amigos.

Debía admitir que ver a mis dos amigos dándose miradas amorosas mientras Fede conducía, me había dado algo de envidia. ¿Por qué si una de mis mejores amigas era feliz, yo no podía serlo? ¿Qué estaba haciendo mal para que Martín me estuviera haciendo sentir mal? En parte, sabía que estaba exagerando, porque sólo habíamos tenido un ligero inconveniente hoy, pero... Aún así, mi cabeza había comenzado a llevarme de regreso a aquella noche en el boliche, cuando había visto a Martín dándose un beso con otra chica desconocida. De sólo recordarlo, me entraban ganas de vomitar.

Fede no se había quedado levantado hasta tan tarde porque tenía que irse a trabajar por la mañana, pero Lara se había quedado haciéndome compañía mientras estábamos sentadas en el piso del living. Ella abrió otra lata de cerveza bien fría y tomó un buen sorbo antes de mirarme fijo.

─ ¿Te sentís mejor? ─ me preguntó ella, con un tono suavecito. Lara siempre solía hablarle a todos con delicadeza, tenía un don que yo no tenía para hablar.

─ No estoy segura... ─ confesé. Jugué un poco con un mechón de mi pelo. ─ ¿Crees que exageré mucho la situación?

─ Sí te molestó, fue por algo... ─ señaló ella mientras negaba ligeramente con la cabeza. ─ Martín se portó mal, porque no pensó en cómo sus acciones podrían hacerte sentir a vos...

Lara se sacó la colita que tenía en su muñeca y comenzó a atarse el cabello con ambas manos.

─ Aún así... ─ prosiguió, sin dejar de verme. ─ La manera en la que le planteaste las cosas, no estuvo bien.

─ Obviamente que no... ─ me encogí de hombros. ─ Supongo que lo importante es que hablemos las cosas y listo.

Mis ojos vieron de arriba a abajo a Lara, desde que terminó de atarse el pelo hasta que volvió a agarrar su lata de cerveza para beber de esta.

─ Me sorprende que seas la única que esté de acuerdo con lo mío con Martín. ─ mi comentario la hizo reír de forma suave.

─ No te confundas, Fiore... ─ me corrigió. ─ Martín no me agrada para nada, y menos por lo que te hizo, pero si vos crees que perdonarlo fue lo correcto para vos... Yo lo voy a respetar.

El problema era que ya no estaba segura de sí había hecho lo correcto o no. Sólo asentí con la cabeza y bebí de mi lata de cerveza, al igual que mi amiga.

Cuando hablé las cosas con Martín, al día siguiente de haberme quedado en lo de Fede y Lara, no había sido nada sencillo, porque me había estado evitando por un buen tiempo hasta que fuí a visitarlo para ir a hablar las cosas.

Al ver lo arrepentida que estaba, no dudó en perdonarme, pero cuando llegó su turno de disculparse conmigo, me dio un simple "perdón" que me hizo sentir un poco tonta, pero decidí no decir nada al respecto. A lo mejor, sí estaba arrepentido, pero yo no podía verlo. Por lo menos, habíamos logrado seguir adelante, como si nada hubiera sucedido.

El problema era que, luego de haber "resuelto" las cosas, nuevamente habíamos discutido por más de una ocasión. Y sí, las peleas son cosas comunes de parejas, no son el fin del mundo de nadie, pero el problema era que Martín jamás me escuchaba y siempre hacía menos lo que yo pensaba y/o sentía. La peor parte, como era una tonta enamorada, se lo perdonaba todo el tiempo.

Aún así, la gota que acabó por rebalsar el vaso, fue en una juntada en la casa de Julián. La noche en la que sentí un quiebre entre Martín y yo.

Hacía un buen tiempo que nos reuníamos todos, como grupo, así que habíamos quedado en ir a beber un rato y a comer unas pizzas caseras que iba a hacer Fede en la casa de Julián. Todos habíamos ido, incluso Valentina, que usualmente se desaparecía por andar con algún chico. En un comienzo, habíamos pensado no ir con Martín, porque estábamos un poco extraños los dos, pero habíamos terminado aceptando porque Mateo me había insistido en que fuéramos a pasarla bien.

Aún así, me había dolido que, desde que habíamos llegado a lo de Julián, no nos habíamos dirigido la palabra en toda la noche, pero tampoco tuve mucho tiempo de pensar en eso ya que mis amigas me habían llevado hasta el balcón del departamento de Julián para conversar mientras Oriana y Jos fumaban. El resto las observábamos mientras bebíamos un trago de Fernet.

─ Me estuve empezando a hablar con un pibe, pero me parece medio chamuyero. ─ nos había contado Josefina. Todas las chicas la habían cargoseado para que hablara más de él. ─ Tipo, lo siguen muchas pibas que le comentan las fotos, no sé.

─ Yo si fuera vos, por ahí no paso. ─ dijo Valen antes de reírse de forma suave. Oriana se había reído con ella.

Sinceramente, no había podido prestar mucha atención a la conversación de las chicas. No porque no me interesara, sino porque tenía la cabeza en otro lado. Cuando había visto a Martín pasar cerca del balcón, le había dejado el vaso del que estábamos tomando a Lara y me había levantado para ir detrás suyo.

Los dos nos quedamos en el pasillo que llevaba hasta el baño y a la habitación de Juli, viéndonos fijamente por un momento.

─ ¿Todo bien? ─ conseguí decir, después de un instante en silencio.

─ Sí. ─ me respondió él, con una sonrisa algo incómoda. ─ Estaba ayudando a los chicos a cocinar las pizzas, pero... Soy malísimo con eso.

Yo me reí de forma suave y terminé negando con la cabeza.

─ ¿Qué decís? Si sos buenísimo cocinando. ─ me acerqué un poco más para darle un empujoncito en forma de broma y logré robarle una pequeña sonrisa.

─ Sí, puede ser... ─ Martín se encogió de hombros y dejó su teléfono en un estante que tenía Julián en el pasillo. ─ Voy al baño.

─ Dale... ─ lo observé entrar en el baño y cerrar la puerta. Suspiré un poquito.

Cuando estaba a punto de marcharme de regreso al balcón, la curiosidad me terminó ganando cuando escuché vibrar el teléfono de Martín. Si le revisas el teléfono, vas a quedar re tóxica. ─ me regañé a mí misma, pero antes de darle la razón a mi cabeza, ya tenía el teléfono en manos.

En cuanto lo encendí, me encontré una fotografía nuestra en el fondo de bloqueo. Era algo antigua, de cuando habíamos comenzado a tener nuestras primeras citas en el verano, pero a mí me encantaba. Aparte, había salido muy linda. Negué con la cabeza, luego de ver la foto. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué había sentido ese sentimiento de desconfianza como para haber querido revisar su teléfono? Martín me amaba, aunque tenía sus errores, al igual que yo. Y como si el universo me hubiera escuchado, su teléfono volvió a vibrar y me encontré con una notificación de Instagram. No cualquier notificación, sino un mensaje de una chica. ¿Quién era ella?

Acabé desbloqueando a gran velocidad el teléfono de Martín y me metí en su cuenta de Instagram para revisar sus mensajes. Tenía los chats con los chicos, que todo el tiempo le enviaban reels, y en los más recientes, los mensajes que le había estado mandando una tal Agustina. Ni siquiera me había fijado quién era, primero me había puesto a revisar de lo que hablaban entre los dos y había encontrado varias cosas que me habían terminado desagradando; Martín le enviaba cientos de mensajes amorosos, le hablaba de él y le enviaba muchísimas fotos suyas, al igual que ella. ¿Realmente estaba coqueteando con ella mientras estaba conmigo?

Levanté la vista cuando escuché a Martín abrir la puerta del baño. Antes de que pudiera preguntarme el por qué estaba con su teléfono, lo sostuve con fuerza y le señalé la conversación con aquella chica diciendo:

─ ¿Me vas a decir quién carajo es esta piba? ─ le pregunté, en un tono alto, haciendo que mi voz sonara con fuerza por todo el pasillo.

Mis amigas se habían asomado desde el balcón para escuchar lo que estaba pasando y había visto a Mateo y a Julián acercarse detrás mío.

─ ¿Por qué tenés mi teléfono? ─ en cuanto lo oí decir eso, sentí una necesidad de tirarme encima suyo y golpearle la cara.

─ No me cambies de tema, ¿me vas a explicar por qué te hablas con otra piba? ─ no pude evitar reírme con algo de enojo. Comencé a deslizar mi dedo sobre el teléfono delante suyo. ─ Me interesa saber por qué te coqueteas con otra mina todos los días. Tienen un montón de mensajes... Y siguen llegando más.

Antes de que Martín pudiera acercarse para sacarme el celular de la mano, me alejé un poco, chocando ligeramente con Julián y Mateo que estaban detrás mío.

─ ¿Vas a decir algo o te vas a seguir haciendo el otro? ─ insistí. Acabé revisando el perfil de la chica con la que se hablaba, sintiendo cómo la ira se apoderaba de mi cuerpo.

Tenía que ser una joda. O eso esperaba que lo fuera. Ya la había visto. La recordaba.
Era la chica que siempre me perturbaba mis pesadillas, la que siempre se aparecía por mi cabeza cuando tenía una discusión con Martín, la que siempre hacía su presencia cuando me sentía insegura conmigo; la chica del boliche.

─ Fiorella... ─ Martín me manoteó el teléfono para que dejara de verla y yo terminé dándole una cachetada que resonó con fuerza en su cara.

Me dí cuenta de que estaba llorando.

─ Encima tenés el descaro de seguir hablándote con la piba con la que me engañaste antes... ─ cuando estuve a punto de tirarme encima suyo para golpearlo con todas mis fuerzas, mis amigos me agarraron para que me detuviera.

Yo comencé a patalear como loca mientras veía a mi novio tocarse la mejilla enrojecida por mi golpe.

─ ¡No puedo creer que seas tan hijo de puta para hacerme esto, Martín! ─ le grité, forcejeando para que los chicos me soltaran. ─ ¡Yo te amaba!

Martín le dio una última mirada a los chicos y a las chicas que estaban asomadas, presenciando toda la escena, y se marchó del departamento de Julián. Juli y Mateo me habían soltado para ir detrás suyo, pero ya se había ido corriendo, como un cobarde.

Yo caí de rodillas al suelo, totalmente rendida y con los ojos llenos de lágrimas. Me cubrí el rostro con ambas manos cuando mis amigas se acercaron y se inclinaron a mi lado para ayudarme a ponerme de pie.

De la nada, se había asomado Fede y nos había visto a todas con confusión en su rostro. Lara se había acercado hasta él.

─ ¿Qué pasó? Las pizzas ya están... ─ Fede volvió a mirarme y después posó su mirada en Lara.

Ella se mordió el labio ligeramente y comenzó a llevarlo de regreso a la cocina.

─ Vamos a tener que comer un poquito más tarde, yo te aviso...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro