Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cuando surgió el amor

El amor siempre fue algo que yo era (y soy) incapaz de controlar. Aunque, es algo que le pasa a todos, pero yo nunca me sentí bien sin poder tener control sobre eso. Siempre llegué a detestar el cómo uno no tiene control sobre quién se enamora, porque siempre termino enamorándome de las personas incorrectas. Y digamos que es una mierda estar con el corazón roto. Por eso me esforcé en mantenerme alejada del amor, por un tiempo, porque sabía que era algo en lo que yo no funcionaba.

¿Y en qué funcionaba entonces? Según yo, en muchas cosas. Principalmente, para transmitir y usar mis habilidades de amor en mis amigas, porque sabía que a mí no me servían un carajo, pero quizás a ellas sí. También servía para hacer reír a mis amigos, prepararle los tragos a veces y… Para estudiar Veterinaria, que era lo único en lo que me sentía buena de verdad.

Estudiar me mantenía entretenida; el ambiente de la facultad, mis compañeros, las pocas amistades que había logrado hacer y con las que me quedaba dando vueltas en mi sede. En poco tiempo iba a volver a ese ambiente, pero ahora estaba de vacaciones. Verano. Digamos que estaba un poco estresada, pero porque todos los veranos tenía el mismo problema de que no sabía qué hacer con mi vida o porque algunas veces me sentía sola. Sin explicación alguna. Aunque siempre estuviera rodeada de gente, amigos, familia… Algo no estaba funcionando conmigo.

Mis días malos se veían arreglados de vez en cuando por mi mejor amigo; Mateo. Así como yo caía en su departamento como si nada con el resto de mis amigos, él hacía lo mismo en mi casa. Mi vieja nunca parecía tener problema en abrirle. Al menos me ayudaba a salir de casa y me obligaba a ir a merendar por Palermo para chismosear un toque o preguntarme cómo estaba y, en el último tiempo en el que empecé a alejarme de mis amigos porque no me estaba sintiendo bien, él seguía yendo a verme.

Recuerdo la mañana en la que había ido a casa a verme. La recordaba más que nada porque ahí fue cuando comenzó todo. El motivo por el que se está contando esto. Yo estaba en mi cama, coloreando un cuaderno de “Bobbie Goods” mientras escuchaba un podcast. Mateo había entrado como si nada a mi pieza, haciendo que me sacara los auriculares y lo viera con una cierta confusión. Habían pasado algunas semanas desde que no lo veía rondando por mi casa.

─ ¿Qué onda? ¿Qué haces acá? ─ había preguntado yo dejando de lado lo que estaba haciendo para ponerme de pie y saludarlo con un beso en el cachete.

─ Nada, venía a ver qué onda vos. ─ Mi mejor amigo me agarró con cuidado un mechón de mi pelo y alzó sus cejas. ─ ¿No te vas a teñir más el pelo?

Yo me reí un poco. Cuando me había conocido con mi mejor amigo, solía teñirme el pelo de negro y en ese estado me habían conocido la mitad de mis amigos, pero me había cansado un poco de eso, así que había empezado a dejarme el pelo rubio de nuevo. Cuando Mateo se había enterado que en realidad no era pelinegra, se había espantado.

─ No, ya me da una re paja ir a comprar tintura y todo eso. ─ cuando me senté en mi cama y volví a agarrar mis fibrones para seguir coloreando, Mateo me siguió con la mirada.

─ ¿Te da paja si te digo que quiero ir a desayunar a Palermo con vos hoy? ─ él juntó sus manos en forma de súplica y yo negué con la cabeza de forma divertida.

─ Bueno, dale… ─ suspiré un poco antes de empezar a revisar mi cajonera para ver qué me podía poner. ─ ¡Pero que sea rápido! Tengo cosas que hacer.

En realidad no tenía nada interesante que hacer, pero me gustaba hacerme la interesante.

Mateo y yo fuimos por Palermo y, como era habitual de nosotros, fuimos todo el camino hablando y riéndonos de pelotudeces. Lo principal de nuestras charlas eran chismes de nuestros amigos o de algunos de nuestros viejos compañeros de colegio que seguíamos en Instagram y por ello estábamos al tanto de sus vidas. Se notaba que los dos éramos víboras. Nos detuvimos en un lugar, después de haber dado cuarenta y cinco vueltas buscando dónde desayunar.

Mateo había pasado un buen rato hablándome mientras veía la carta y yo me limitaba a escuchar lo que tenía que decir para mí porque ya me había quedado sin tema de conversación, así que me concentré en ver en detalle lo que iba a ordenar para desayunar. Cuando finalmente decidimos y la chica que nos recibió se llevó las cartas, yo volví a ver a mi amigo y le saqué el cigarrillo de la boca antes de que pudiera prenderlo.

─ No sé cómo podés ser capaz de fumar sin haber desayunado siquiera. ─ negué con la cabeza, dejando el cigarrillo de mi lado de la mesa.

─ Un cigarrillo no le hace mal a nadie, Frolita. ─ me jodió él. Yo rodé los ojos.

Mateo era la única persona en el universo que me decía “Frolita” porque, cuando íbamos al jardín juntos, había dicho que mi nombre sonaba como eso. El resto de mis amigos, me decía (y me dicen) Fiore.

Cuando empezamos a desayunar, Mateo me empezó a contar algunas cosas de él de la facultad, sus viejos, su relación con su novia, hasta que decidió tocar un cierto tema en particular que terminó haciendo que lo viera fijo:

─ Che, en unos días es el cumple de Julián. ─ había mencionado él. Yo asentí dándole la razón.

─ Sí, ya sé. ─ alcé ambos hombros. Al ver su expresión, arrugué un poco la nariz. ─ Pasa algo…

─ No, no. O sea… ─ Mateo se tomó una pausa y suspiró. ─ No sé, Juli me dijo que estuvo intentando invitarte a su cumpleaños, pero no estuviste contestando nada.

En realidad, no le estaba contestando nada a nadie, pero ese era otro tema. El único de mis amigos que veía seguido era Mateo, pero porque era el único que, básicamente, me iba a despertar todos los días. El resto de mis amigos solían enviarme muchísimos mensajes, pero no sentía ánimo de responder. ¿Qué me estaba pasando?

─ Sí, me llegó el mensaje…. ─ me reí un poco nerviosa. ─ Me colgué en contestar nomás, pero… No estoy segura de ir.

─ ¡Daaaleee! ─ insistió mi amigo. ─ Pensalo bien. Los chicos, yo, vos… ─ me sonrió de lado. ─ Un boliche.

El boliche me terminó de convencer. Hacía un montón que no pisaba un boliche desde mis vacaciones con mis amigos en Villa Gesell. La idea de salir a bailar, no era mala. Me mordí un poco el labio y asentí con la cabeza después de un rato pensándolo.

─ ¿En dónde es la previa?

No me arrepentía tanto de haber aceptado. Ya me hacía falta volver a encontrarme con mi gran amor: la joda. Sólo me daba un poco de cosa volver a encontrarme con todas mis amigas a las que había estado ignorando por un tiempo, pero esperaba que supieran entender mis razones. Aunque, bueno, en realidad no había tantas razones.

Mateo y mi amiga Oriana fueron a buscarme hasta mi casa para que fuéramos los tres hasta el boliche. En el camino, Ori y yo veníamos hablando de algunas cosas de la facultad y Mateo iba detrás nuestro fumando en silencio. De vez en cuando, se acercaba para fastidiar a Oriana y robarle algún que otro beso. Ella lo regañaba por interrumpirla, pero siempre terminaban dándose besos a los que yo reaccionaba con alguna sonrisa.

Cuando llegamos a la entrada del boliche, distinguí a mis amigas entre la multitud cuando alzaron sus manos para saludarnos. Yo las saludé de la misma manera cuando me acerqué y recibí algunos abrazos y gritos de emoción de mis amigas.

─ ¡Amigaa! ─ había dicho Lara con mucha emoción mientras me estrujaba entre sus brazos. ─ ¡Tanto tiempo!

─ ¿Qué onda, desaparecida? ─ me jodió Josefina antes de despeinarme un poco. Yo le dí un empujoncito en forma de respuesta. ─ Ya estaba pensando que te habías ido a Rusia o algo.

─ No, tonta. ─ me reí un poco, negando con la cabeza. ─ Estuve… Un poco ocupada, pero todo bien.

Yo intercambié una mirada rápida con mi mejor amigo. Esperaba que no fuera a decir algo que me dejara en evidencia, pero Mateo sólo asintió con la cabeza y centró su atención en Oriana nuevamente.

Todas junto a Mateo nos adentramos en el boliche, después de haber hecho la fila, y empezamos a buscar entre la zona VIP la supuesta mesa que habían reservado Julián y mi amigo Fede para nosotros. Jos nos hizo una seña con la cabeza cuando logró verlos a Juli y a Fede. Tampoco era tan difícil reconocerlos, ya que eran la mesa más ruidosa de la zona VIP.

─ ¡Amigoo! ─ observé a Julián darse un saludo de manos con Mateo y después saludar con un abrazo a cada una de las chicas. Cuando se detuvo en mí, me abrazó con fuerza. ─ ¡Fioree!

─ Feliz cumple, Ju. ─ correspondí su abrazo y me reí con una cierta felicidad de volver a verlo. Me hacía falta esa energía suya.

─ Por un momento pensé que no ibas a venir, trola. ─ jodió él, antes de apretar un poco mi mano, haciéndome reír.

Julián empezó a presentarnos al resto de los chicos que estaban en la mesa. Había unos tres chicos que estaban fumando y tomando algunos tragos y se pusieron de pie rápidamente para saludarnos cuando Juli los empezó a nombrar.

─ Lucas, Maxi y Martín. ─ nos los presentó en general. ─ Son unos compañeros del laburo.
Cuando Martín me saludó,  no pude evitar sonreírle de forma amplía. Me sentí muy pelotuda por ser muy evidente en el hecho de que me había parecido lindo.

Era alto, de piel ligeramente bronceada, pelo oscuro y tenía una sonrisa coqueta que me estaba haciendo querer comerle la boca de una. Ojalá esté soltero. ─ pensé yo, jugando un poco con la tira de mi cartera.

No le podía sacar los ojos de encima. Mucho menos cuando fuimos todos a bailar. Tenía una energía, una seguridad que me estaba atrayendo por completo a su persona. Incluso sentí un poco de celos cuando ví que había sacado a una de mis amigas a bailar, pero Valentina no le había dado bola. ¿Por qué no me invitaba a mí?

A propósito, pasé a su lado luciendo mi vestido de fiesta rosa e intercambiamos una mirada rápida antes de ir hacia donde estaban Oriana y Mateo fumando. Mi mejor amigo me señaló con la cabeza cuando me vio acercarme. Yo me senté junto a Ori, la cual me dio un pequeño abrazo.

─ ¿Todo bien? ─ me preguntó ella. Yo suspiré un poco de forma pesada.

─ No sé… ─ respondí. ─ Le quiero caer al amigo de Juli, pero ni pelota.

─ ¿Martín? ─ Mateo se rió un poco antes de llevarse el cigarrillo a la boca.

─ Háblale, a ver qué onda. ─ Oriana me alentó un poco, dándome una sonrisa suave.

Nunca antes había tenido problema para querer algo con alguien, no sabía por qué estaba tan nerviosa. Definitivamente, estaba perdiendo de a poco mis habilidades de seducción en el boliche (ponele). Les dí una pequeña mirada a mis amigos y me puse de pie antes de dirigirme otra vez hacia donde estaban mis amigas y los chicos.

Cuando lo ví a Martín un poco distraído, me puse delante suyo y empecé a hacerle algunas señas para que me siguiera el paso. Era la primera vez que estaba invitando a un pibe a bailar, así que esperaba que funcionara.

De la nada, vinieron Mateo y Oriana y empezaron a darle algunos empujoncitos a Martín para que bailara conmigo y él terminó aceptando, sonriéndome con algo de diversión en su rostro. No pude evitar devolverle la sonrisa.

Por detrás, pude ver que Oriana me alzaba el pulgar arriba con emoción y Mateo me hizo una señal rápida de que me lo cogiera. Oriana le dio un zape por eso y se lo llevó a otro lado con ella.

Los dos nos quedamos bailando juntos toda la noche. Cualquier tema que sonaba Martín se lo sabía y yo le seguía el ritmo. Los demás nos alentaban y nos gritaban cosas haciendo que me pusiera un poco vergonzosa, de vez en cuando. Cuando finalmente se cerró el boliche y todo el grupo salió afuera, yo iba caminando junto a Martín viendo cómo Julián y Fede seguían bailando y cantando en la vereda. De seguro iban a seguir la joda en algún lado.

─ ¿Dónde el after? ─ había dicho Mateo mientras caminaba con un brazo encima de los hombros de Oriana.

─ Cállate, vos te tenés que levantar a laburar, pendejo. ─ se había girado Jos para gritarle. Mateo puso los ojos en blanco.

─ No sé, pero tengo que volver a casa. ─ comenté mientras veía mi celular.

Mientras los demás se subían a algunos autos, Martín tocó cuidadosamente mi hombro para llamar mi atención.

─ Si querés te llevo hasta tú casa… ─ se encogió de hombros. ─ Así no te volvés sola.

Disimuladamente me giré a ver a mis amigas, las cuales todas me estaban sonriendo y haciéndome señas para que le dijera que sí. Cuando volví a verlo, asentí con la cabeza.

─ Sí, dale. No hay drama.

Yo ya conocía esa propuesta, porque no era la primera vez que me la hacían. Apenas llegamos a casa, lo hice pasar y terminamos chapando con unas ganas. De un momento a otro, mientras me ponía en puntas de pie para pasar mis brazos detrás de sus hombros, terminamos acostados en mi cama. Pude escuchar que tenía la respiración muy acelerada. Yo estaba igual.

Cuando rompimos el beso, me quedé viéndolo un instante. ¿Estaba bien que me fuera a coger a un amigo de mi amigo? Ya fue. ─ fue lo primero que dijo mi cabeza antes de volver a besarlo.

A la mañana siguiente, me desperté cuando sonó mi alarma. Empecé a putear por lo bajo antes de abrir mis ojos y estirar mi brazo para apagar la alarma de mi celular. Me volví a cubrir con las sábanas y me giré a ver a Martín. Su brazo estaba sobre mi cintura y me abrazaba con delicadeza, así que sin despertarlo, aparté su brazo para levantarme y agarrar mi ropa interior que estaba en el piso y me empecé a vestir.

Cuando salí de mi pieza, me asomé para corroborar que no estuviera mi mamá. De seguro ya se había ido a laburar, así que no iba a tener problemas. Me giré cuando escuché a Martín sentarse en la cama y bostezar un poco. Tenía el pelo negro desordenado, lo cual lo hacía verse muy atractivo.

Le sonreí de forma suave.

─ ¿Querés desayunar?

Nunca había invitado a desayunar a ningún chico, porque todos se iban antes de que despertara, pero ahí estábamos Martín y yo; tomando café y comiendo algunas vainillas, viéndonos fijamente y riéndonos de algunas boludeces mientras hablábamos.

─ ¿En dónde trabajas con Juli? ─ me atreví a preguntarle.

Él bebió un sorbo largo de su café.

─ Trabajamos en una empresa que organiza eventos, yo empecé hace… Unos cinco meses, ponele. ─ dejó su taza sobre la mesa antes de agarrar otra vainilla. ─ Nos encargamos de las partes técnicas, más que nada.

─ Re bien… ─ respondí, encogiéndome un poco de hombros.

─ ¿Vos trabajas en algo? ─ Martín me sonrió un poco, haciendo que yo me pusiera un poco nerviosa.

─ Ponele. ─ me reí. ─ Mi mamá trabaja haciendo tortas, yo más que nada la ayudo con la decoración y eso… Algunas veces me paga.

Él asintió con la cabeza y empezó a recorrer con la mirada mi casa. Me sentí un poco nerviosa. Esperaba no haber sonado poco interesante por decir que no trabajaba.

─ Estudio, más que nada. ─ volví a hablar haciendo que sus ojos se centraran en mí de nuevo. ─ Soy estudiante de Veterinaria.

─ Qué lindo, yo también estudio. ─ comentó. Yo lo ví con cierto interés. ─ Soy estudiante del profesorado de Filosofía.

─ Ah, bien… ─ le sonreí antes de beber un poco de mi café. ─ Es raro imaginarte de docente, ¿sabes? ─ me reí con algo de malicia. ─ De seguro muchas de tus alumnas te van a tener ganas.

Martín me dio una patadita bajo la mesa, haciéndome soltar una rápida carcajada.
Cuando le había contado la situación a Mateo, más tarde cuando cayó en mi casa, él se empezó a burlar un poco de mí mientras revisaba mí heladera.

─ Bueno, es bueno escuchar que te fue bien. ─ se giró un momento para verme. ─ ¿Tenés pensado seguir hablándole?

─ Es que no sé… ─ me mordí el labio y empecé a removerme en mi sitio. ─ ¿Decís? Fue algo de una noche, nomás.

─ Aún así, podrías intentar, boba.
Me puse de pie cuando ví que Mateo estaba revolviendo demasiado mi heladera. Suspiré de forma pesada.

─ ¿Qué estás buscando, nene? ─ rápidamente lo agarré del brazo y lo saqué para cerrar la puerta.

─ Nada, quería ver si tenías alguna torta para picotear. ─ se rió de forma suave. Yo rodé los ojos y caminé hasta la alacena.

Abrí las puertas de la alacena y bajé algunos muffins que tenía mi mamá en algunas bolsitas y le dí uno a Mateo para que dejara de joder. Se lo comió de un bocado.

─ No estaría mal que pruebe, es verdad… ─ ladeé mi cabeza. ─ Pero tampoco me quiero arriesgar, no me quiero enganchar ni nada de eso.

Mateo se acercó un poco más a mí y posó sus manos sobre mis hombros.

─ Fiorella… Literalmente, me dijiste que Martín y vos cogieron… ¿Qué te puede dar miedo, pelotuda? ─ él chasqueó ligeramente la lengua. ─ Invítalo a salir como amigo. Si pinta, te lo comes y si no pinta nada, bueno… Sigan siendo amigos.

La propuesta de Mateo no era mala, aunque si me daba algo de miedo. Hacía mucho tiempo que no me juntaba con algún chico para chamuyar, así que… Sentía todo como si fuera una experiencia completamente nueva para mí.

Aún así, le hice caso a Mateo y terminé mandándole a Martín por Instagram para preguntarle si quería ir a tomar algo. Sólo me quedaba esperar su respuesta.

No voy a mentir, me pareció una eternidad lo que tardó en responder Martín. Estuve yendo y viniendo, salí ochenta mil veces de mi casa y estaba completamente pendiente de mi celular. Ya hasta me había arrepentido de haberlo invitado, pero después de unas pares de horas se dignó a responder:

Fiorella:
Holi, perdón si te jodo.
¿Querés salir a algún lado el viernes? 💗
Sino, no hay problema.

Martín:
Sí, obvio. ;)

Cuando leí su mensaje, solté un pequeño chillido de emoción que había asustado a mi vieja, quien estaba junto a mí en el sillón. Me miró un poco confundida, pero no me dio bola.

Al final quedamos en ir a tomar unos tragos después de que él saliera del trabajo. Martín pasó por mi casa y fuimos juntos en su auto hasta un barcito. Se me estaba complicando un poco hablar, pero por el hecho de que no sabía con exactitud qué decir. En un momento, me atreví a sacarle charla sobre sus viejos cuando los mencionó, pero habló de ellos muy por encima. Me dio a entender que se hablaban hasta ahí.

Yo bebí un largo sorbo de mi trago y sonreí un poco cuando me preguntó por mis viejos.

─ Mis viejos están separados, pero desde hace un montón… ─ me reí un poco. ─ Y antes de que lo pienses, no. Nadie cagó a nadie.

─ ¿Y entonces qué pasó? ─ se rió conmigo, apoyando su mentón en la palma de su mano mientras me veía fijo.

─ Bueno… Mi viejo se dio cuenta que no le gustaba la concha, eso. ─ Mi respuesta hizo que Martín se tapara la boca para no reírse. ─ Mi mamá lo entendió y bueno, él ahora vive en Londres y está casado.

─ ¿Lo ves muy seguido? ─ preguntó. Yo le hice una seña de “más o menos”.

─ Algunas veces viaja acá o yo viajo para verlo. ─ expliqué, viéndolo fijamente también. Me esforcé en no romper el contacto visual con él. ─ En dos meses voy a viajar para verlo, así que.

─ Bueno, espero que me traigas algo de Londres, entonces… ─ Martín me sonrió de forma amplía. No pude evitar devolverle la sonrisa como una tonta enamorada.

Después de esa salida, hubo otras varias y ya después nos empezamos a juntar con todos los chicos. Cuando empecé a tener juntadas con mis amigos de nuevo, cada vez menos recordaba por qué me había alejado, pero no pensaba tanto en esas cosas cuando estaba con Martín. Aunque nos mostrábamos cercanos, tratábamos de mantener un cierto límite, porque aún nos estábamos conociendo y ni siquiera se había planteado una conversación seria de qué éramos.

Cuando se lo dije a las chicas, mientras veíamos a los chicos jugar a la pelota, todas me vieron con algo de obviedad sobre el tema.

─ Fiore, se nota que le re gustas. ─ me había dicho Josefina, mientras le hacía una trenza a Oriana. ─ Sino, no actuaría como actúa con vos.

─ Sí, pero… ─ suspiré un poco. ─ Es que también me confunde el hecho de que… Todavía no me dio un indicio de si está buscando algo serio.

─ No lo veo como gato. ─ me respondió Lara. Estaba viendo fijo a su novio mientras jugaba. ─ Es como dice Jos, tiene una cierta forma de actuar con vos que con otras chicas no…

En cierto punto, las chicas tenían algo de razón, pero tampoco quería guiarme en eso. Había estado con muchos chicos como para tener la experiencia suficiente de que todos siempre en un comienzo eran lindos, atentos y super coquetos y cuando llegaba esa conversación de sí algo más iba a pasar, terminaban haciéndose los pelotudos. Aún así, decidí tener un poco de confianza sobre el tema. Me tenía una cierta confianza.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro