Yoongi.

—¡Mira esto! —restregaba su boleta en la pantalla —Si soy un genio.

—Te recuerdo que la semana pasada decías que la vida escolar no era lo tuyo y que preferías morir siendo una tonta.

—Eso cambio, mira ahora soy una chica diferente, más lista y un genio.

Bailaba de manera loca y abrazaba uno de sus peluches agitandolo violentamente.

Yo estaba en una especie de ataque de risa, me tuve que cubrir el rostro porque se que mi rostro estaba totalmente rojo, en eso escuché que abrieron la puerta de mi habitación.

—Hyung, ¿Me regalarías un poco de loción?

 Cerré la laptop de golpe, agarrándome los dedos, solo haciendo una mueca.

—¿Estabas jugando con mini Hyung?

—¡Jimin!

—No te juzgo, es normal que uno quiera darse placer, eso puede explicar tu rostro rojo y sudoroso.

—Largo.

Salió alzando las cejas, y sonriendo de una extraña manera.

Abrí la laptop y Yari se cubría la boca aguantando la risa.

—Así que te manoseas, mientras hablas conmigo, siempre supe que eras un depravado Min Yoongi.

—Sabes que no es verdad, mocosa.

—¿Entonces para que me pongo pijamas tan cortas?

Es verdad no había notado que solo traía un shorts muy corto y una blusa de tirantes sin sostén.